domingo, 30 de enero de 2011

PARRAFOS FINALES

En general son muy importantes, hoy en día, los primeros
párrafos de un texto de ficción. Sea una novela o un cuen-
to, la gran oferta de posibilidades que han provisto la tec-
nología y la electrónica, con la aceleración de la impacien-
cia y la consecuente merma de la tolerancia a la frustra-
ción, exigen que el lector se sienta atrapado por el autor
desde la primera línea.
Tampoco, aunque en menor escala, faltan los lectores que
deciden cortar por lo sano y evitarse la lectura de una no-
vela que puede resultar tediosa o aún de un cuento que no
conduzca a nada novedoso, y que se dirigen de inmediato
al último párrafo del texto. Pueden hacerlo creyendo que de
esa manera tendrán mejores elementos para decidir si em-
prenden la fatigosa tarea de leer todo el asunto. Aunque es
cierto que en muchos casos, una vez leído el final, sentirán
que ya no es necesario tomarse tanto trabajo para enterarse
de lo que ya saben.
Para facilitar la tarea de los escritores, que tampoco tienen
tanto tiempo que perder, he escrito una serie de párrafos fi-
nales. Si de su lectura resulta que alguno de ellos despierta
algún interés en un potencial lector, tendré presente la posibili-
dad de escribir el resto.

1. "Ella le sonrió. Nunca habían estado tan cerca antes. Él le
acarició ligeramente el rostro y la besó. En ese momento sonó
por segunda vez la bocina del tren y se multiplicaron los silba-
tos. El vagón se sacudió y sus vidas se apartaron brúscamente."

2. "El animal, según le parecía, lo miraba con atención.
¿Era a él? Lejos sonaba una música apagada. Le pareció que
esa mirada le recordaba a alguien a quien no quería ver. El
animal, entretanto, comenzó a acercarse. Todo lo que sabía
cesó de funcionar. Los hechos iban a explicarse por sí solos."

3. "El río seguía su curso con plenitud. El aire era joven y el día
se extendía, fragante. Pero él yacía muerto."

4. "Se escuchó gritando órdenes. Vio, desde su elevada silla, có-
mo esos hombres-vasallos corrían a retransmitir sus terribles ór-
denes a los demás. A la pasada intentó verse por última vez en
el espejo de bronce, pero éste lo repelió."

5. "Estaba feliz como una gata. Y no entendía porqué los gatos
no se revolcaban de felicidad."

6. "Un estado que no fuese el de valor o el de la falta de valor,
deseó para sí, como una posible bienaventuranza."

7. "Dejó de escribir la carta, finalmente. "De todos modos, ya no
se escriben cartas", se justificó. Pero sin dejar de sentir que es-
taba contribuyendo a la gran desdicha del mundo."

8. "Los nativos le abrieron paso entre las bestias. Todavía daba
vueltas en el aire la violencia de lo que acababa de ocurrir.
El olor de la pólvora, de la sangre, del sudor de hombres y bes-
tias. Miró a su alrededor y no reconoció a nadie. Hizo como
que no tenía nada que perder y dio el primer paso hacia casa."

9. "El Emperador, que debía ser inmutable, se encuentra inquie-
to. Los cascos de los numerosos caballos ingresando al patio
mayor del Palacio, aunque sosegados por los numerosos sa-
lones que se interponen, llegaron a sus sensibles oídos como
si estuviesen saltando directamente desde una gran altura al
interior de su recinto. Sólo faltaba saber si eran sus victoriosos
súbditos los que llegaban, o si la manga de los bárbaros había
arribado al fin desde sus insondables lejanías."

"Permanecieron así, de a ratos echados sobre el bote, de a ratos
sumergiéndose en el mar. El bote giraba y cabeceaba en la co-
rriente y ellos hablaban o se reían o se quedaban pensando.
Axel dijo: 'El bote y nosotros: el mar, como el mundo, pasa
de largo. Nos ignora por completo. Es como una secreta lec-
ción: lo único que tenemos es esta amistad.'"

10. "Caminaron varias horas por las callejuelas estrechas que
conducían al zoco. Y se fueron perdiendo por el camino. Ale-
jándose tanto uno del otro como cada uno de sí mismo. Hasta
perderse para siempre, extranjeros entre extraños."

11. "Cuando era chica, hacía mucho, mucho tiempo -una ráfa-
ga pasó por su expresión- solía subirse a esos árboles. Eran
los mismos árboles que habían crecido y ella, mirándolos ver-
dear en el viento, pensó que era una bella idea la de creer que
había crecido tanto como ellos."

"La casa vacía. La puerta de calle se entreabrió, empujada por
el viento. ¿Era obra del viento? Un segundo empujón terminó
de abrirla de repente."

12. "El hombre estaba ya muy lejos. Se dio vuelta y levantó un
brazo como despidiéndose. Pero ya nadie le veía."

13. "Le acarició la sonrisa. La sonrisa se transformó, casi im-
perceptiblemente. 'No se debe tocar una sonrisa', se dijo. 'Lo
que tocamos se transforma, siempre'."

"El cesto estaba volcado. La serpiente no se veía por ninguna
parte."

14. "Las aguas habían seguido subiendo toda la noche. Pare-
cía, además, que habían venido para quedarse. Sentados sobre
el techo, cerca uno del otro, vieron cómo algunos muebles es-
capaban flotando por las ventanas, como prisioneros liberados."

15. "Escribiendo se iba olvidando de todo. ¡Era fantástico! ¡Es-
cribiendo! Como si fuese gritando cada vez más fuerte, como
si fuese desangrándose cada vez más rápido."

"Se vio en el espejo, dormido. Pero... si estaba dormido, ¿cómo
podía verse? Pensó eso, pero no pareciéndole prueba de nada.
No quería que ninguna preocupación lo despertase."

16. "Y si sentía que el mundo había sido inventado para ella,
o a costillas suyas, o para contrariarla, ¿qué? Al arrojarse con-
tra sí mismo, sólo se recibe la ráfaga del abismo. Una mano
invisible choca contra la otra mano, invisible a su vez."

17. "Leyó: 'el tornado alzó a un niño de ocho años, arrojándo-
lo a 200 metros, en un campo, con heridas leves'. Dejó el dia-
rio. Iba a encender un cigarrillo, ¡con cuánto placer! Apagó la
radio que apenas se oía. El café humeaba sobre la mesa. Sin
pensar en nada, salió al jardín."

"El hotel ya estaba semivacío. En lugar de tomar el ascensor,
caminaron por escaleras y pasillos, hasta llegar a su habitación.
Él deslizó la tarjeta magnética, mirándola. Pero ya hacía mucho
tiempo que Lil no le devolvía las miradas."

18. "Se sentía sola, completamente sola, más sola de lo que ja-
más se había sentido. Y lloraba y se dijo "¡Me siento tan horri-
blemente sola!", y algo de la frase o de cómo la pronunció, la
hicieron reír entre las lágrimas."

La cantidad de finales de obra que se podrían escribir en una
tarde es innumerable. Interrumpo acá, para no aburrir al posible lector: alguien que pasaba y se detuvo a leer, como se lee un
cartel en la calle. ¿Para qué querría recordarlos? 
¡Ah, la distracción, qué bálsamo! ¿Quién quiere hoy traccionar
aunque sea una raicita de algo? ¡Quién sabe lo que podría
arrastrar!


sábado, 29 de enero de 2011

DEL CHINO: "GRILLOS", UN TEXTO DE YÜAN HUNG TAO

YÜAN HUNG TAO es un poeta chino de la Dinastía Ming.
Nació en 1568 y murió en 1610.

GRILLOS

Una vez leí un libro por Chia Ch'iu-ho llamado el Clásico de
los Grillos. En suma, el libro dice que aquellos insectos que
nacen sobre tierra y pasto son débiles de cuerpo, mientras
que aquellos que nacen sobre baldosas y piedras serán fuer-
tes de cuerpo. Aquellos nacidos en lugares donde el follaje
es ralo y el suelo delgado, o donde las baldosas y las piedras
bloquean el acceso de la luz solar, serán viles de espíritu.
También, que los grillos blancos son inferiores a los negros.
Los negros son inferiores a los rojos. Los rojos son inferiores
a los verdes. Los mejores de todos son los "cabeza de cáña-
mo blanco" con cuellos verdes, alas doradas, y oro y plata
rayando sus frentes. Después vienen los "cabeza de cáñamo
amarillo". Y finalmente, aquellos de tintes dorado-púrpura-
negro. En términos de forma, los mejores tienen gruesas ca-
bezas y cuellos, largas piernas, y cuerpos de anchas espaldas.
Inferiores a éstos son los grillos de cabezas y cuellos angos-
tos, piernas finitas, y muslos magros.
Los insectos sufren de cuatro tipos de enfermedad: "Cabeza
alzada", "antenas colgantes", "pies-tropezantes", y "mandí-
bulas gastadas". Si el grillo contrajese alguna de estas enfer-
medades, se volvería inservible.
Los nombres de los grillos incluyen: Muela Blanca, Tironeador Verde, Panza Amarilla, Cabeza Roja, Perro Púrpura, Soga Ama-
rilla, Impermeable Bordado, Azada Viviente, Faja Oriental Do-
rada, Alas Dorsales Rectas, Alas Púrpuro-doradas, Cabeza-de-
Cuervo, Lámpara de Papel-engrasado, Bordado de Tres Piezas,
Luna de Campana Roja, Frente Fragante, y Campana de Hom-
bros Moteados. Y hay muchos más como estos, demasiado nu-
merosos como para mencionarlos a todos.
En cuanto a cómo alimentar a los grillos, use perca kuei, la par-
te carnosa de las castañas de agua, insectos "raíz roja", insectos
"articulación rota" e insectos "hombro de poste". Estos debe-
rían ser cuidadosamente hervidos con castañas y arroz común.
El grillo puede ser mantenido saludable como sigue: para las
mandíbulas desgastadas, dele mosquitos que contengan algo
de sangre; para la fiebre, use las hojas puntiagudas de los bro-
tes de arvejas; para los desórdenes excretorios, use camarones
hembra; para el mareo, báñelo con té hecho de las hierbas
ch'iung de Szechwan; para las heridas por mordedura, moje
el área afectada con una mezcla de orina de niño y caca de
lombriz.

Fuente: "The Pilgrim of the Clouds", Poems and Essays from
Ming China by Yüan Hung-tao and his Brothers. By Jonathan
Chaves. Weatherhill, 1978.

                                         Un pariente del grillo.

MNESIS

Resulta ser que la memoria parecía cosa simple.
Acaso la más simple de las funciones mentales superiores.
Juicio, pensamiento y esas cosas.
Ahora veo a la memoria como un cordel. Acordarse es el
cordel que recorre el tiempo desde el ahora en dirección al
pasado. El alpinista tiene un cordel, el buzo tiene un cordel.
Y entre las cosas de las que hay que acordarse, está el acor-
darse de quien es uno. Cuando decimos "yo", también estamos
acordando. Porque para que haya en efecto ese "yo", es nece-
sario un otro que lo reconozca o convalide como tal. De hecho,
el "yo" se genera precisamente del corte entre "yo" y "no-yo".
Por otra parte, ya es cosa aceptada que el "yo" es bien pero
bien imaginario. Un juego de espejos que, si ha fallado en su
generación, hará que el sujeto no logre reconocerse como "yo"
y se siga buscando eterna e infructuosamente en esos indes-
cifrables "otros" que son los espejos. 
Ronald Laing contaba un ejemplo muy interesante para ilus-
trar la cuestión del "yo y el no-yo". Decía, este antipsiquiatra
inglés de los 60 y 70 ("El yo dividido" es su obra principal), que
todos llevamos, con la mayor naturalidad, saliva en la boca. Pe-
ro que si escupimos esa saliva en un vaso, ya no queremos be-
berla del vaso. Nos da asco. Dentro de la boca es "yo", fuera de ella, ya es "no yo". A lo que agrega William Miller en "Anato-
mía del asco", sin referirse a Laing, que "una manera de descri-
bir la intimidad (y/o el amor) es como ese estado en que se rela-
jan o quedan en suspenso algunas reglas del asco".
La memoria me hace creer que "yo" soy "el mismo yo" (un
verdadero absurdo, en cierto sentido) que era siendo un niño pequeño. "Desde que tengo uso de razón", dice la gente, mez-
clando razón y memoria.
La memoria me otorga un rasgo fundamental para mi creen-
cia de ser "yo mismo": la continuidad. Siempre puedo tirar del
cordel (en realidad, cordeles diversos, que 'traen' personas di-
versas, pero que se me parecen) y 'encontrarme'. Podría decir-
se que cada uno es el funámbulo de la cuerda-soga de su me-
moria.
*
Como casi todos, cuando era chico, mi referente literario era
Emilio Salgari. No conocía ni su nacionalidad, ni su biografía,
cosas que no sólo no resultaban necesarias, sino que podrían
haber sido un verdadero obstáculo para la lectura de sus his-
torias de Sandokán y Yáñez. ¿Qué hacía un italiano contando
las hazañas de un corsario malayo, si él nunca había estado
cerca siquiera del sudeste asiático? Pero Salgari lograba cau-
tivar la imaginación, nos hacía VER sus historias. (No reco-
miendo a nadie releerlo. No lo soporta. Nos encontraríamos
con el choque de nuestra memoria contra el empobrecimiento
que fue sufriendo Salgari mientras crecíamos.)

El incendio se había despertado. Leía todo lo que encontraba,
o mejor dicho, lo que estaba a mi alcance. No distinguía géne-
ros ni siglos, nacionalidades o estilos.
Hasta que en una librería de usados que le pertenecía a Aldo
Pellegrini, me topé con los libros de poesía que editaba en
aquellos buenos tiempos Fabril. Según mi memoria, cuya con-
fianza en sí misma alcanzaba dosis interesantes en ciertos te-
mas, mi vida literaria comenzó cuando conocí los "Poemas"
de Fernando Pessoa y de Henri Michaux. En eso, la memoria
concede: no sabe ni le importa mucho, cuál de los 2 conoció
primero. Pero de lo que sí está segura es de que se trata de
los autores "Inaugurales": nada sería igual después de leerlos.


Guardo los libros. Ya son unos cuantos. Pero mi mente, como
la de un autista, identifica cuales faltan y la memoria regresa a
ellos como la lengua al agujero de la muela arrancada.
Por haberlos guardado es que me enfrento ahora conmigo
mismo, podríamos decir. Porque estaba seguro de que 1° ha-
bían llegado Pessoa y Michaux, y luego el resto. ¿Y qué me di-
cen las fecha escritas en la primera página de esos libros? Me
desmienten, con pruebas, me ponen en ridículo. ¡Mi historia
con la literatura, derribada por unas pequeñas anotaciones
numéricas!
Pessoa y Michaux, en efecto, con días de diferencia, octubre
y noviembre del '71. Pero resulta que la notable edición que
hiciera Emecé de los "Diarios 1910-1923" de Kafka está fe-
chada el 16 de febrero de 1968. ¡Tres años y medio antes!
(En esos tiempos, Argentina era el centro editorial de habla castellana de todo el mundo. Emecé publicó, en los años 40
y 50, la Obra Completa de Kafka, en bellísimos ejemplares.
Tiradas de 14.000 ejemplares -verdaderos 'ejemplares'- de "América", 20.000 para "El Castillo"; ¡los Diarios, traducidos
por J.R. Wilcock!).



La "Antología poética" de Ezra Pound, también por Fabril, con versiones de Viola Soto, que dicho sea de paso, son las me-
jores que yo haya conocido, la tengo desde diciembre del '68 también. Desorden general. A la basura con mis construcciones 'histórico-literarias'.



Por supuesto que carece por completo de relevancia lo que
estoy contando. ¿A quién podría interesarle el orden crono-
lógico de mis lecturas?
Es la sorpresa lo que importa. Constatar que la memoria cons-
truye bastante antojadizamente lo que tomamos como funda-
mento propio. Nuestros pilares están cambiados de lugar.
¿Cuántas otras cosas me habrá hecho creer esa traviesa?

Hay un proverbio inglés que me encanta porque juega iróni-
camente con el saber popular, ése que se considera del lado
de la verdad porque sólo cree viendo. Dicen los ingleses:
"Ver es tan sólo creer, pero sentir es estar seguro".

Lo cual nos lleva a la memoria afectiva. No importan tanto
las fechas, después de todo. Esos cuatro autores han atravesa-
do mis edades, sin perder nada. Por el contrario, crecen inter-
minablemente. Aunque conservan intactas sus indivisibles
magias, en mí forman una sola persona.
Ya sé que no me alcanzará la vida para leerlos más y más a
fondo.
Y retornan los versos de Pound al respecto:
"What thou lovest well remains, the rest is dross
What thou lov'st well shall not be rept from thee
What thou lov'st well is thy true heritage". (Canto LXXXI)

Pienso que los grandes poetas tienen una gran memoria aso-
ciativa. Que es éste rasgo el que produce el genio. Aunque
hay diversas clases de genios. Pound es un caso de geniali-
dad asociativa, en cambio Michaux es un caso de genialidad
imaginativa y Kafka un caso de genialidad autointerrogativa
y Pessoa es un caso de genialidad metafísica. Estoy jugando.
No intento explicar la genialidad.

Por el camino se agregó Paul Bowles a los que siento co-
mo los escritores irreemplazables (para mí, claro). Y, después,
W.G. Sebald, cuya muerte en plena producción sufrí como la
de un familiar muy querido. Son los de toda la vida, para toda la vida.

O mientras no se corten los cordeles (o se acabe la cuerda)
de mi traviesa memoria.


                                   Michaux, según Dubuffet


El morocho de Praga.


                                    Bowles, fotografiado por Nutting

                                          Sebald fotografiado por Scholz

                                                      El viejo Ezra en Venecia, donde se
                                                     halla enterrado.


                                                       Ultima foto de Pessoa (1935), tomada
                                                       por A. Ferreira Gomes.

miércoles, 26 de enero de 2011

DESMEMBRADOS



Con el gas de la conciencia a llama baja
como se anda esos años sin conocer todavía
cuánta llama o cuanta flama o cuanto gas suelto
o cuanto gas ficticiamente calmo
tenemos en depósito, o de acceso inmediato,
o depositado en un lejano reservorio interior
que 'pierde',
pierde en lugar de acumularse,
se gasta sin haberse usado.
O bien, cuántas fuentes externas de gas harán conexión
con nuestras instalaciones,
o bien, cuánto de nuestro inerte combustible
se quemará en intensivas jornadas por venir.
Esa clase de operaciones escapan a nuestra conciencia,
que cree desconocer la neutralidad,
aunque practique formas casi constantes de
preocupanulación
y toda clase de picopiensoteos.

Gas fuerza, gas debilidad.
Acaso estamos montados sobre una plataforma de neutralidad
que absorbe cuanta realidad entra al sistema,
des-gas-tando su propio gas sin conciencia.

Si el gas, por otra parte, fuese justamente conciencia,
entonces habría que decidirse por tenerlo encendido.
Se quema y al quemarse, abre nuevos pozos ocultos
de un yacimiento cuyas prolongaciones
nos sorprenderían por su extensión.
Pero como dicha extensión rebasaría por todas partes
las fronteras de lo que conocemos como nuestro territorio,
nuestro país, nuestro yo duramente tallado en el agua y en la arena
que fijar intentamos;
y ese territorio no cedido, y defendido no ya a toda costa, porque también
estamos hechos del gas de la pérdida, el inmedible, irremediable,
el que circula fuera de nuestra atareada y perezosa atención,
el que nos aleja las costas a medida que avanzamos,
sin duda nos sentiremos desmembrados de nosotros mismos.

"Desmembrado el poder del antiguo imperio asirio -¿quién se
acuerda de eso?- se formaron entonces los reinos neobabilónico
y medo. A los medos iranios se los llamó persas. Decir "persas"
es decir Darío, y decir "Darío" trae de la cola a su hijo Jerjes...
y la conquista de Grecia."

¿Cuánto gas hizo falta para eso?

¿Dónde estábamos 'nosotros', entonces?

Desde muy temprano se conocen las manivelas de nuestros reguladores.
Pero otra cosa es lo que logramos hacer con ellas.

sin realmente creer que...

Un par de manijas
un aparatito olfatorio,
alguna vela
¿a viento o a gas?
Ah, eso que parece un timón
brújulas amontonadas, distintas, inconexas.
Instrumentales vagos, desconfiados;
sistemas de transporte interior, e intero-exterior,
y hasta extero-interior
que permanecen ensombrados, helicoidantes,
escarbatientas, soñiámbulos.

Todos esos sigilosos siglos:
gas en pérdida
minuciosa y constante.

Apelar al gas de reserva
al gas del recuerdo, entonces.

Hasta donde podía ver (o saber)...

¡En marcha, en marcha!
En ese gran desorden
en ese nuncaestamospreparados,
¡En marcha!, ruge,
nos esperan nada menos
que los fantasmas, los sosías,
las pantallas, los seudónimos,
las ilusodistracciones,
las promesodecepciones,

y el futuropasado

el tocamirarnos,
el olerbesarnos,

¿ilusión verdadera?,
¿espejismo logrado?

y no lo obtendrás por la vía
de apagar al otro
no lo obtendrás

este entrar y salir
el fugaz ser-en-vos

aunque seaunavezsola
aunque apenas exista
tu sonrisa entrevista
como brisas y sombras

y sin realmente comprender
del todo nada

esa vida esa muerte
que consumando su nada
nos arropan y arrollan



martes, 25 de enero de 2011

4 POETAS MEDIEVALES COREANOS

La poesía coreana guarda una larga (milenaria) tradición.
Desde los cantos más tempranos, de los festivales religio-
sos y de la agricultura, hace 2000 años hasta nuestros días,
la poesía ha sido hecha para ser cantada, en Corea.
Originalmente las versiones escritas de esos cantos se hacía
en chino (como ocurriera también en la poesía japonesa), y
recién a comienzos del período Choson se creó el alfabeto
coreano, alrededor del 1400.
Son 4 las formas más relevantes de su tradición poética:
El HYANGGA, o "cantos nativos",
el CHANGGA o "poemas largos",
el SIJO o SHIJO: "melodías comunes",
y el KASA o "versos".

Los más importantes son los 2 últimos. El SIJO, compuesto
de 3 versos, corresponde a la tradición confuciana y el KASA,
un par de siglos posterior, de 4 líneas, recibe la influencia
del budismo.


1. MI INTENCIÓN

Viviendo bajo la techumbre de paja junto al arroyo,
Estoy pleno de dicha con la luna blanca y el viento fresco.
No llega ningún visitante, pero los pájaros de la mañana
                                                                                 gorjean;
Ubico mi cama entre los bambúes, me acuesto y leo.

KIL CHAE (1358-1419)


2. LA CABAÑA DE UN MONJE

Donde la huella diverge al norte y al sur de la montaña,
El polen de pino, empapado de lluvia, se esparce.
El monje regresa a la cabaña con agua de una fuente,
Y una tira de humo azul colorea una nube blanca.

YI SUNG-IN (1349-1392)


3. VISITANDO LA CASA DE UN AMIGO

Las nubes de otoño están tristes sobre las apacibles montañas;
Las hojas que caen, sin sonido alguno, tiñen de carmesí el
                                                                                         suelo.
Detuve mi caballo junto a un puente para preguntar el camino,
sin darme cuenta de que me hallaba en la escena de un cuadro.

CHONG TO-JON (1337-1398)


4. UN PESCADOR

Las montañas se alzan sobre montañas y el humo de los valles;
El polvo del mundo jamás puede tocar a las gaviotas blancas.
El viejo pescador de ningún modo está indiferente:
En su bote, él posee a la luna que está al oeste del río.

SONG-KAN




BIBLIOGRAFIA

1. Sung-il Lee: The Moonlit Pond: Korean Classical Poems in Chinese. Copper
Canyon Press, 1997.
2. Sung-il Lee: The Brush and the Sword: Kasa, Korean Classical poems in prose.
Cross Cultural Communication, 2009.
3. Kim Jong-gil: Slow Chrysanthemum: Classical Korean Poetry in Chinese. Anvil
Press Poetry, 1987.
4. Jaihuin J. Kim. Classical Korean Poetry. More than 600 verses since the 12th
Century. Assian Humanities Press, 1995.
5. Peter Lee. The Columbia Anthology of Traditional Korean Poetry. Columbia
Univ. Press, 2002.




También se puede consultar la estupenda antología de Keith Bosley: Poetry of Asia,
Five Millenniums of Verse from Thirty-three Languages. Weatherhill, 1979.


lunes, 24 de enero de 2011

EL MINISTERIO DE LA PACIENCIA

                       "La paciencia trae rosas", este viejo, buen proverbio,
                                se me ocurrió cuando recientemente ví gotas de nieve.
                                   Robert Walser. Snowdrops, Selected Stories.

Hubiesen querido constituir ejércitos para su mejor ejer-
cicio, ejércitos de la paciencia, ordenados en filas, cua-
dros, jerarquías. Después de todo, se trata de contrafuer-
zas, casi podría decirse 'las únicas contrafuerzas con las
que cuenta o debería contar una sociedad humana'.
Eso es lo que dicen y se dicen sus miembros. Y repiten
el refrán popular: "Con todas sus paciencias ordenadas..."
al que parece faltarle algún predicado, y que se conjuga
a duras penas con el dicho oriental: "La paciencia busca
el orden como el caracol al trébol".
¿Es la ciencia de la paz? Sugiere la idea de un cultivo, pe-
ro no se han dado a conocer todavía sus sembradores.
Casi ni se los menciona porque, al parecer, un rasgo escen-
cial de su tarea es pasar desapercibidos. Y lo han consegui-
do. Muy raramente se logra identificar a uno de sus activos.
(Es conocida la saña con que se ataca en ciertas sociedades
a los que se colocan en el lugar de amables prestadores de
paciencias.)
Cuando se reúnen lo hacen de una manera que recuerda las
sociedades secretas. Lo cual vuelve paradójica su antigua
aspiración a un Ministerio de la Paciencia, que hoy repre-
sentaría una risible pretensión. Es pensable, por lo menos,
que algunos de sus líderes abogaban por la imposición for-
zosa de su cualidad más preciada.
Aún así es inocultable su tarea. De no ser por ella, una in-
mensa calamidad surcaría el mundo como una ola siniestra.
Pero seguramente cada vez se necesitan más sembradores.
Y seguramente el aumento de las sillas vacías en sus reuniones
lleva a sus autoridades a reforzar el discurso de la necesidad
imperiosa de reclutar nuevos miembros.
Tal vez en algunas ocasiones hasta se exasperen un poco.
¿Quién sabe si pueden, además de sembrarla, practicarla?
Si cuando observan disminuir semana a semana, reunión
tras reunión, la cantidad y el entusiasmo de los participantes,
no necesitan consumir la escasa paciencia que la sociedad
autoriza para su uso personal.
Si la aceleración de los tiempos, el maltrato del mundo, el
asedio de los intemperantes y de los fastidiados, los irritables
y los violentos, y la bestialidad que cada día extiende sus domi-
nios, no incidirán en la fuerza de sus convicciones.
Tal vez estemos próximos al develamiento de éste -y de mu-
chos otros- dilemas.

ELEGIDAS

Entre todas las fotos de P. B.
que Cherie Nutting publicara en su libro
"Yesteday's Perfume: An Intimate Memoir
of Paul Bowles",

ésta es la que me gusta más.


Y entre las 100 fotos preferidas de Henri Cartier-Bresson,
la que me sale elegir es ésta
de Helen Levitt,
tomada en E.E.U.U. en 1940.

Pero cuando quise saber un poco más acerca
de lo que elige lo elegido,
me encontré con ciertas dificultades.



Y todo esto me dejó pensativo por un buen rato



Pensé que era muy improbable que algún día pudiéramos
entrar en el cuarto "interno" de lo que elige, gusta, prefiere,
saborea y decide.
Y también, que si alguna vez pasábamos y esa puerta
estuviese abierta, haríamos muy bien en seguir de largo.

domingo, 23 de enero de 2011

RELATO DE UN DIOS MIRRENO

...la parte honda del mar, que lo arranque de cuajo y lo
tire en alguna otra parte; este reino es mío, le dije, mío y
no admito que me vengan mares de otras partes y el muy
imbécil me empieza a hablar de "leyes naturales" y yo lo
paro en seco, vos viste cómo soy yo: "¡No te hagas el cul-
to conmigo! Sacame ese mar ahora mismo." Y el tipo se ha-
ce el preocupado, que dónde va a poner un mar y yo que
ese problema tendría que haberlo pensado antes del asunto
del fluido y él que las cosas se le fueron de las manos y que
los deshielos y no sé qué otra sarta de idioteces... Así esta-
mos, rodeados de Dioses ineptos y teniendo que hacernos
cargo de sus iniquidades. ¡Antes era otra cosa! Antes nos
reuníamos los Dioses Mayores una vez cada trillón de
años y fijábamos las reglas y teníamos ordenado el gran
caos. Y ahora, estos diosecitos jóvenes, con sus 'ideas', con
su nuevo diseño de las "leyes universales", ¡la física, la quí-
mica, la matemática! ¿Quién permitió que se les diera exis-
tencia? ¿Dónde están las madres de estos rapaces? El uni-
verso ya no es lo que era, nuestra obra se ve amenazada.
Ya se rehúsan a cumplir nuestras órdenes los astros. Veo
cómo se avecinan concatenaciones de hechos que llevarán
al desastre. Una sustancia negra sorberá nuestras almas gi-
gantezcas, y todas esas "leyes" tomarán el poder y dominarán
al universo llevándolo a su total destrucción... ¡Que al menos
no se diga entonces, de cara al abismo, que yo no se los había advertido!
¿Ya sacaste ese mar? ¿Has visto que no era tan difícil? ¿Que
tuviste que excavar agujeros para escurrirlo al centro del pla-
neta? ¡Qué me importa! Nadie te pidió explicaciones. Yo doy
órdenes para que sean cumplidas. Nada más. Mientras este
mundo sea nuestro, las cosas se harán a nuestro modo.

ENVEJECER, EN AVINDHALA

Con letras menudas escriben sus deseos.
Todos los rostros ya descifrados
de sus letras menudas
y chingadas,
mordidas, pinzadas.
Envuelto en muchas menos hojas, su vacío.

Vivimos tan lejos de las costas, los ancianos.
"Ya-no-habremos", en idioma Avindhalá.
Enaislados, desimismados. Viejos para el viaje.
¿Cómo se sabe? Anhelos viejos- fuerzas ajenas.
Comidos por la vejez o, ¿quién sabe?, por las vejeces.
Hasta el tiempo puede envejecer, imitándose.
La luna puede envejecer, la mirada,
la estofa del corazón, ya estrujada.
"Te fui ser", se dicen con un poquito de espanto.

Era joven. No lo sabía. Se es joven en el pasado.
¿Y la vejez, cómo es que se sabe?
¿Quién vino y desembarcó?
Ah, ése era nuestro gran asunto.
¿Ocultos acumuladores de cansancio? ¿De desistimiento?

Pero el alba, desnuda,
aún se arroja en tu cuarto.

martes, 18 de enero de 2011

DEL AMOR -UN CATALOGO




Del amor se ha dicho demasiado. Pero no lo suficiente.

Es porque no puede decirse. Se da vueltas a su alrededor,
se describen sus fenómenos de superficie. Tal vez llama-
mos con el mismo nombre a demasiadas cosas.  El amor
desafía, justamente, los límites, las nominaciones. Rebasa
las fronteras entre conciente e inconsciente, confunde los
lugares entre yo y otro, mezcla interior y exterior -o inti-
midad y extimidad.
¿Sólo nos amamos a nosotros mismos a través del
amor? ¿Es sólo una curva narcisista que enhebra al otro?
Es un fenómeno complejo. Es mucho más que eso. El amor
implica el cuerpo, el cuerpo encierra un goce. Si "lo esen-
cial es invisible a los ojos",  entonces el goce es un esencial. 
Ciertos amores van más allá del narcisismo, porque el aman-
te, al amar, declara su pérdida, su falta de ser. Como dice Po-
mmier: "Pasión de lo imposible, su amor se aferra a un cuer-
po al cual pide que testimonie por el ser: en ese sentido es
siempre carnal y este rasgo lo distingue de la amistad".
El amor es en parte imaginario (y narcisista) pero es, además,
simbólico y construye culturas y sociedades.

De modo que todas estas citas en su intento de decir el amor,
son sólo un juego. Un juego muy serio, como el de los chicos,
claro.
Porque el amor se escapa entre todas las palabras, como una sombra -tal como aparece descrito en más de uno
de estos fragmentos- pero también como el suave fantasma 
de luz que corre entre la hierba.
¿Porqué la relación entre el amor y la naturaleza? (Ninguno
de los 2 permanece quieto). Es posible que se deba a que
sentimos que sentir es nuestra naturaleza. O la naturaleza
de un sujeto. Porque el amor se da en los cuerpos, con todo
su salvaje desconocido.
Marguerite Yourcenar: "No le temo a los fantasmas, por-
que no tienen un cuerpo".

Y así, sentir 'amor' nos completa, incompletándonos. Por-
que amar-pide-amor, sin falta.
Arrastra imágenes -no hay amor sin rostros- alza impresio-
nes a su paso por nosotros: 'sabías agitar la fronda de mi
cuerpo/ como una tormenta amable y amenazante'.

Es parte del Gran Engaño, sin el cual la Nada de la existen-
cia y de sus esfuerzos interminables, aparecería sin decora-
do, con el rostro vacío de la muerte.
Y, tal vez por eso, se "muere" de amor, se "muere" por
amor o por su falta.
Inicio estas notas con un poema de John Updike que creo
inédito en castellano, y cuya sensibilidad nos hace entrar
en el tema sin tanta torpeza, sin romper nada.

LA BENDICIÓN

El cuarto se oscureció, se oscureció hasta que
nuestra desnudez era una forma del gris:
entonces irrumpió la lluvia,
y nosotros estábamos amparados, bendecidos,
sostenidos en un mundo de elementos
que nos mantenía justificados.
En todo el amor que yo había sentido antes por vos,
en todo ese amor,
no había ningún amor
como ése que sentí cuando empezó la lluvia:
cuarto velado, envolviendo torrente,
la delicadeza de tu garganta,
la bendita delicadeza.
J. UPDIKE

¡Oh dolores del amor
Cuánto os necesito y cuánto os amo!
R. DESNOS. A la misteriosa. Las tinieblas.

Y ser cruel es fácil, basta con no amar.
Victor SKLOVSKI

Es estupendo que te ame un neurótico, da seguridad. Sabes
que no se le va a pasar, una idea fija resistente a todos los
embates de la vida.
Claudio MAGRIS

La profesora y el discípulo se hallan frente a frente, de
hombre a mujer. Entre ellos, algo ardiente, un muro inex-
pugnable. El muro impide que uno de ellos pase al otro la-
do y le chupe la sangre al otro. La profesora y el alumno se
cocinan en su propio amor y en las ansias de más amor.
Entretanto, bajo sus pies borbota la cacerola con el guiso
cultural que nunca acaba de hacerse, un guiso que ingieren
en pequeños bocados placenteros, su alimento diario, sin el
cual ni siquiera podrían existir, y del guiso siguen brotando
enormes burbujas.
Elfriede JELINEK

Hete aquí que acaba de despertarse
bajo el viento mágico de mi alma
al ver tus tobillos, oh mujer,
un violento amor nacido del instante.
SAGA DE KORMAC

Para Jeanne no soy sólo tierra, cuando me estrecha en sus
brazos es cuando se halla más próxima al cielo. Soy la pie-
za escencial en su religión de mujer. Una falsa santa Teresa
no ama más a su Jesús. Soy para ella el vínculo de sus go-
zos, de sus dolores, de sus sacrificios, de sus encarnizamien-
tos. Pero también sé que, en mí, ama alguna otra cosa más
allá de mí.
P.D. LA ROCHELLE

A la siesta, estirado en su lecho, ronronea con las patas ex-
tendidas. Vino temprano esta mañana, y se va a quedar todo
el día porque ayer se dio la gran vida. Está más cariñoso
que de costumbre: está cansado. Lo quiero: él anula esa dis-
tancia que a cada despertar renace entre el mundo y yo.
J. GRENIER

Dame la mano un momento. Toma la mía. Eso es, así.
Aprieta con fuerza. Hacía tiempo, creíamos que el tiempo
obraba en nuestro favor.
R. CARVER

El deseo constante de morir, y de seguir resistiendo,
sólo eso es el amor.
F. KAFKA

La gran, la única originalidad del amor es que hace la
dicha indistinta de la desdicha.
E. CIORAN

Finalmente así es el amor:
una herida incurable
que cada vez aguanta menos que la rocen;
pero también un espejismo
del que la mirada sólo se desprende al final de todo
antes de que volvamos el rostro
hacia la pared vacía.
Quizá nos llegue, añade la irónica esperanza
una palabra en una carta el día después de nuestra muerte.
K. VENNBERG

Acaso el amor sea todo lo que queda en nosotros de la in-
fancia.
Joe BOUSQUET. En "Actas surrealistas". 

He bebido un vino de nieve
amo a una mujer de nieve.
De nieve son el jinete y el caballo
que ahora te llevan la carta hasta tu puerta.
W. ASPENSTRÖM

Jamás sucederá. Bien lo sabes. Entonces ¿qué? ¡Escríbelo,
maldito seas, escríbelo! ¿Para qué otra cosa sirves?
James JOYCE. Giacomo Joyce.

No me identificaré sino con el amor de quien me haya es-
cogido entre todos los seres pasados, presentes, y futuros;
masculinos, femeninos, los del aire, los de la tierra, los
del cielo. ¡Y aún de más allá -puesto que existen otros
planetas!
Marina TSVIETAIEVA

De repente, a Mary le embargó la sensación de que tendría
que elegir, que, aun sin saber a quién amar, era muy impor-
tante elegir. El amor se elige como una creencia, una fe, un
lugar, una caja para el corazón a la que poder llamar, como
un fantasma en una casa.
Lorrie MOORE. Como la vida misma.

¿Porqué el que está verdaderamente enamorado reclama
la continuidad, la vida eterna de las relaciones? Porque la
vida es dolor, y el amor gozado es un anestésico: ¿Quién
quiere despertarse en medio de la operación?
C. PAVESE

Aquello que se ama inspira. Ser amado equivale a inspirar,
a hacer al prójimo inventivo, generador de imágenes, de de-
ferencias, de astucias, de supersticiones, de violencias.
P: VALERY

Soy un barco
sin viento.
Tú eras el viento.
¿Era ése el rumbo que yo debía tomar?
¡A quién le importa el rumbo
con un viento así!
O.H. HAUGE

El amor no es la señora que amas, son las cartas que le en-
vías.
A. COHEN

Proust escribe del amor que es "el tiempo hecho sensible al
corazón".
De A., que quizá fue Alberto, Proust llegó a decir que era
una "gran diosa del Tiempo", lo que quería decir es, me pa-
rece, que se le mantuvo, pese a sus esfuerzos, inaccesible,
desconocida, que iba a escapársele. A toda costa, empero,
quería él encerrarla, poseerla, "conocerla" y decir que 'que-
ría' es poco: hasta tal punto el deseo era fuerte, extenuante,
que se transformó en la causa de la pérdida.
G. BATAILLE

Quería particularmente a un árabe y pensé que la libertad
para su raza sería un regalo aceptable.
T.E. LAWRENCE

Stendhal decía que el amor produce "nuevas perfeccio-
nes en la persona amada a cada giro de los acontecimien-
tos". En nuestros días produce asimismo nuevas preocu-
paciones.
J. CARTWRIGHT

Mi padre me sostuvo entre sus brazos y me meció como si
tuviera tres años, como hacía cuando yo tenía tres. Lo oí
llorar. Sentí, por primera vez, el amor que una persona pue-
de tener por alguien a quien no conoció, por un extraño que
de pronto se vuelve cercano. El amor exaltado que sentía por
el extraño visitante colmaba la sala. Entonces, como un anhe-
lo que no había experimentado hasta esa noche, hasta esa
brava y tierna noche en nuestra sala, en ese pueblito escondi-
do, deseé conocer algún día el amor de una persona sin impor-
tar cuán amarga pudiera ser su pérdida.
William GOYEN

El amor nos indica que la cercanía es pura apariencia.
AL-HALLAY (s.IX)


Hemos estado solos demasiado tiempo, amada; es terrible-
                                                                          mente tarde
Para los punzados pies sobre las aguas y no debemos morir
                                                                                     ahora.
¿Te has preguntado porqué todas las ventanas del cielo fue-
                                                                               ron rotas?
K. PATCHEN

Al mismo tiempo, el amor me enardecía. Me consumí de
amor en el vacío, como en presencia de una mujer desea-
ble y desvestida, pero inaccesible. Sin poder expresar si-
quiera un deseo.
G. BATAILLE

A través del mundo existe ese
amor, cuando quieras, despierta
a medianoche, cuando
el mundo se entrega. Ven.
L. NUMMI

Los mayores [los viejos, los ancianos], como Proust,
                    tienden siempre
A pensar el amor como una farsa subjetiva;
Cuanto más aman, más solos se sienten.
W.H. AUDEN

Locus Solus [de Raymond Roussel] me aconseja una vez
más que tema la admiración y que busque el amor, misterio-
samente comprensivo.
J. COCTEAU

Ya no merece besos mi boca.
Si aún me amas, por amor no ames:
me traicionarías conmigo.
R. REIS (F.P.)

Dejó de amar a una mujer. Y el desamor trajo este largo
tiempo de la calma, de las largas reflexiones apacibles.
A. CHÉJOV

La cama se vuelve un hogar secreto dentro de una casa abier-
ta y visible, y amamos a la mujer que nos espera allí senci-
llamente porque está a mano. Allí ella está disponible a todas
las horas de la noche, pero hay que volver a casa; por lo tanto
se la ama. Se ama a lo seguro, se ama sobre todo a lo que es-
pera, a lo paciente.
Joseph ROTH. La cripta de los capuchinos.

Al anochecer, el amor despierta
                                                  -aunque sus sombras,
vivas por la ley del sol,
                                                ahora se aletargan
y se desprenden del deseo.
W.C. WILLIAMS

Simone Weil: Uno de los más deliciosos placeres del
amor humano: servir al ser amado sin que éste lo sepa.
Pienso en esta pregunta: ¿Acaso te concierne si te amo?
que yo atribuía a Jean Cocteau y que hace poco encon-
tré en Nietzsche. Cierto que Nietzsche cita esta frase co-
mo un completo absurdo.
M. TOURNIER

Mi amor maravilloso como la piedra insensata
G. SCHEHADÉ

Amo el día en nuestros cuatro ojos
lo invisible de estas flores
el ombligo de las palabras
E. LINDEGREN

Amor mío no hay nada de lo que amamos
Que no huya como la sombra
G. SCHEHADÉ

porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe porqué ama, ni  lo que es amar...
F. PESSOA

Amor consiste en advertir que, a pesar de uno mismo, se
ha cedido al otro lo que sólo era para uno mismo.
P. VALERY

Lesbia me maldice siempre, pero no deja de hablar de mí:
¡que me maten si Lesbia no me quiere! ¿Porqué lo digo?
Porque lo mismo pasa conmigo.
Diariamente la maldigo; ¡pero que me maten si no la quie-
ro!
CATULO

La ciencia busca todavía: el amor ha encontrado.
H. MILLER

Aún cuando tengo una lámpara, y el fuego,
estrellas, luna y el sol que me dan luz,
A menos que mire en los ojos de ella,
Todo es noche negra.
BHARTRARI

Cruza las manos sobre la rodilla, oh compañera
que no tengo ni quiero tener,
cruza las manos sobre la rodilla y mírame en silencio.
A esta hora en que no puedo ver que tú me miras,
mírame en secreto y en silencio
y pregúntate a ti misma
-tú que me conoces- quién soy yo.
A. de CAMPOS  (F.P.)

En la montaña
la presa moribunda
me miraba con los ojos de mi amor.
Indios PAPAGO

Enamorarse es crear una religión cuyo dios es falible.
J.L. BORGES

¿Quién, pues, sino el Amor, ideó el tormento?
Amor es el nombre invisible
Tras de las manos que tejieron
La camisa de llama insufrible
Que al poder humano mantiene sujeto.
Sólo suspiramos, sólo vivimos
Por fuego o fuego consumidos.
T.S. ELIOT

El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su
amante que su libertad.
M. PROUST

Da lo que no da.
G. EKELÖF

Los que saben no están a la altura de los que aman;
ni los que aman a la altura de los que se deleitan.
CONFUCIO

O es simplemente la medianoche de un cuarto no com-
                                                                           partido.
Conteniendo mi aliento por temor de haberlo perdido.
Inmóvil y temeroso de moverme,
Sólo sabiendo que de algún modo te has ido de mi lado.
Yazgo aquí, preguntándome cuál de nosotros 2 ha muerto.
P. VIERECK

Desde 3 lados amenaza el sufrimiento a  los humanos:
desde el cuerpo, desde el mundo exterior y desde los
vínculos con otros seres humanos.
S. FREUD

Notaba que él sufría, que escondía algo vivo y doloroso
en su alma, y que ella sólo podría ayudarlo usando de to-
la la pasividad que dormía en su ser.
C. LISPECTOR

Los misterios del amor
crecen en las almas
pero su libro es el cuerpo.
J. DONNE

Hay que amar mucho a los hombres. Mucho, mucho.
Amarlos mucho para amarlos. Sin esto, no se los puede
soportar.
M. DURAS

Y el corazón me llenaba todo el cuerpo.
J. RHYS

En esta vida hay dos tragedias: que no nos acepte el ser
querido, o que nos acepte. Esta última es la peor.
O. WILDE

Justo cuando había aprendido a vivir sin él
se me vino a la cabeza la idea:
Yo a este hombre no renuncio.
Y las sábanas estallaron en flores.
"Esta es la realidad", dijo
y los sueños empalidecieron.
Tal era pues la fuerza tras las miradas
que durante años educadamente
nos habíamos lanzado mutuamente.
E. KILPI

El amor es un castigo. Somos castigados por no haber
podido quedarnos solos.
M. YOURCENAR (un personaje de 'Alexis')

¿El arte de amar? Saber unir a un temperamento de vam-
piro la discreción de una anémona.
E. CIORAN

Que nada es lo que fue
Sólo yo sigo siendo el mismo
amándote desesperado.
M. AUB

La mujer que amé se ha convertido en fantasma.
Yo soy el lugar de las apariciones.
J.J. ARREOLA

Amor se fue:
Mientras duró de todo hizo placer.
Cuando se fue
Nada dejó que no doliera.
MACEDONIO

Lo más triste del amor no es que no dure siempre,
sino que la desesperación que produce se pueda olvi-
dar tan pronto.
W. FAULKNER

Cómo decir
esto de otra manera.
Trato de ver tu mirada.
Pero en tus ojos se destruye
siempre tanto de mi luz
rápidamente
como la luz.
C. WESTERBERG

"¿Quién sabe si la quiero?"
Esta duda me ha acompañado durante toda mi vida, y
hoy puedo creer que el amor que va acompañado de
semejante duda es el verdadero amor.
I. SVEVO (un personaje de 'Zeno')

La frase terrible de Albert Cohen: "El amor se ha ido.
Hay que festejarlo."
F. GIROUD

El amor no necesita de analistas, sino de poetas.
STENDHAL

Hasta cuando dormimos cada uno de nosotros
continúa velando por el otro
Y este amor más pesado que el fruto maduro de un lago
P. ELUARD

He sido amada por algo extraño que me ha olvidado
D. BARNES

Un amor verdadero lo vuelve a uno semejante a la mujer
amada. Es por eso que conocí a 3 mujeres en mi vida y a
3 hombres distintos dentro de mí. Escribir la historia de mi
vida sería representar la construcción y la decadencia de 3
hombres, y las concesiones realizadas entre ellos.
W. BENJAMIN

El amor en el hombre no es más que agradecimiento por 
el placer que se le ha dado, y nunca nadie me había dado
tanto placer como M.
Michel HOUELLEBECQ

Las mujeres son amorosas y los hombres son solitarios.
Se roban mutuamente la soledad y el amor.
R. CHAR

... la brutalidad y el amor no se hallan más distantes una
del otro que las 2 alas de un gran pájaro multicolor y mudo.
R. MUSIL

Amar sin reservas mentales es un lujo que se paga, se paga,
se paga.
C. PAVESE

Pero acuérdate de que el amor no es de nadie, de que
en tu corazón de carne no hay nadie, de que el sol no
pertenece a nadie; ruborízate al contemplar el cenegal
de tu corazón.
R. DAUMAL

Para esto ya había inventado Platón su fórmula mágica:
"El amor está en aquel que ama, no en aquello que es
amado".
C. NOOTEBOOM

Lo que echamos en falta no lo perdemos nunca.
Al que hemos amado lo echamos en falta siempre.
No perdemos nunca al que hemos amado.
Al que hemos amado lo amamos siempre.
C. ANDERSON

La imagen de mí mismo que intento crear en mi propia
mente para poder amarme, es muy distinta de la imagen
que intento crear en la mente de otros para que me amen.
W.H. AUDEN

No te sonrías sola
como una verde montaña
con una nube flotando a través.
La gente sabrá que estamos enamorados.
SAKANOE

Quitarle el miedo para siempre, a caricias...
P. HANDKE

Tómame, tejido como estoy de necedad y dolor.
F. KAFKA

le amó y el amor vino a cuajarle la sangre y el misterio
C. LISPECTOR

Yo espero desde hace años que naufrague el navío del que
estoy enamorado. Yo aspiro a este naufragio, aspiro al fin
trágico de mi existencia.
R. DESNOS

El amor llegó, y el amor me dijo:
la noche puede ocultar tu esencia, tu raíz
pero no puede ocultar -una chispa
esa chispa vive en tu más íntimo rincón
-y arde, fuera de la noche.
O. SJÖSTRAND

Si alguien me hubiese dicho que la ausencia de otro me ha-
ría dudar de la existencia, ¡cómo me habría burlado!(...)
Existir, ¿qué quiere decir eso?
Quiere decir estar afuera, sister-ex.
M. TOURNIER

Es mi suerte la triste y no vuestro amor el inconstante
compadezco al abanico abandonado
y no oso censurar al viento otoñal.
HSU TSUNG LU (s. XV)

Cuando terminó mi primer amorío, escribí este poema:
                               No supe
                               no supe
                               no supe
Me dediqué entonces a sentirme infeliz.
J. RHYS

Werther no es perverso, está enamorado: crea el sentido,
siempre, en todas partes, de nada, y es el sentido el que lo
hace estremecerse: está en el incendio del sentido.
R. BARTHES

De tus labios calientes brota mi alma.
L. BLAGA

Pero no me ames tanto, no me ames tanto. ¡Me haces da-
ño! Deja que te ame yo. ¿No sabes que amar demasiado
nos puede traer mala suerte a los dos? Es como a los niños
a quienes se acarició demasiado cuando eran pequeños:
mueren jóvenes. ¡La dicha es una monstruosidad! Aque-
llos que la buscan deben ser castigados.
G. FLAUBERT

No hay amor del cual amor no proceda
ex ánimo
y no puede ergo en sí deleitarse
sino sólo en el amor que de sí proceda
UBI AMOR IBI OCULUS EST
(donde el amor, ahí el ojo está)
E. POUND

Llegará un día
en que pensarás en mí
y llorarás, amor mío.
Indios MENOMINEE

lo amado
amado está
J. GELMAN

Como el hijo pródigo de la parábola de Rilke, creo que
no amé nunca "para no poner a nadie en la terrible si-
tuación de ser amado".
D. ROMERO

Pequeño corazón angustiado, antes tenías que haberme
retenido. Mi soledad, ¡me la has quitado! Me has arran-
cado el esparadapo. Has abierto mis cicatrices.
H. MICHAUX

El amor quiere salir de sí, confundirse con su víctima, co-
mo el vencedor con el vencido, y, con todo, conservar
privilegios de conquistador.
CH. BAUDELAIRE

tu más leve mirada fácilmente me abrirá
aunque me haya cerrado a mí mismo como dedos;
me abres siempre pétalo por pétalo como la primavera abre
(tocando diestramente, misteriosamente) su primera rosa
E.E. CUMMINGS

Si alguien todavía es capaz de comprender las razones que
le indujeron a amar a una persona en determinado momen-
to de su vida, es aquel que sigue enamorado de ella; un
amor extinguido es siempre absolutamente incomprensible.
M. CHABON ( un persnje de "Mundo modelo")

Quiero escuchar a tu corazón atentamente
Y en tu remota intimidad transformarme.
E. LÁSKER-SCHÜLER

Lleno de tu amor, prefiero loco
volverme con tanto corazón
a idiota sin ninguno.
J. DONNE

RÉPLICA A JESÚS
Y todo aquel que se exige amar a cualquiera
engendra un asesino en su propio cuerpo.
D.H. LAWRENCE

Este es el trazo que trazo alrededor de tu cuerpo
                                                    amado y perdido
Para que cercada seas mía
Este es el canto de amor en que te hablo
Para que al escucharlo seas mía
Este es el poema: engaño de tu rostro
En el cual busco la abolición de la muerte
S. de MELLO BREYNER

De nuevo amo y no amo
y deliro y no deliro
ANACREONTE de TEOS (530 a.C.)

Todo el mundo parecía preocupado (se trata del Terror
Stalinista) por lo que le sucedería al amor. Supongo que
siempre será así, siempre nos parece que han llegado
los últimos días del amor.
SHOSTAKOVICH (según Bioy)

Pero sólo ahora lo sé bella mía
muy amada
mía
que siempre nos las arreglaremos siempre
en cualquier circunstancia
y que por lo tanto no saldremos nunca
adelante.
G. BASSANI

Un amor sin dirección que había olido la carne de un
                                                                             niño
que se moría por leer lo desconocido del deseo.
M. DURAS

La amo
como el insecto nocturno
ama la luz.
G. APOLLINAIRE

PORTADORES DE PALANQUÍN
Ligero, oh ligeramente lo llevamos
Se mueve como una flor en el aire de nuestro canto,
resbala como un pájaro en la espuma de la corriente,
flota como una sonrisa entre los labios de un sueño.
S. NAIDU

Tal es la herida del amor: una abertura radical (en las
"raíces" del ser), que no llega a cerrarse, y por la que
el sujeto fluye, constituyéndose como sujeto de ese
fluir mismo.
R. BARTHES

Cuando se mira las mejillas de la Señorita Benjamenta, no
se desea seguir viviendo, porque se tiene la sensación de
que la vida ha de ser un tropel de despreciables vulgarida-
des.
R. WALSER (el persnje de 'Jakov von Gunten')

si no me amas no he de ser amado
si no te amo a tí no he de amar
el batido de palmas rancias en el corazón otra vez
amor amor amor golpe del viejo émbolo
moliendo el inalterable
suero de palabras
S. BECKETT

El amor florece,
florece,
y después se deshoja.
V. MAIACOVSKI

La proposición es simple. El mundo se divide en dos ca-
tegorías: quienes creen que el propósito, la función, el
acompañamiento y la melodía principal de la vida es el
amor, y que todo lo demás -todo lo demás- es únicamen-
te etc.: y aquellos otros, esos numerosos desdichados, que
creen fundamentalmente en el etc. de la vida. Para quienes
el amor, por muy agradable que sea, no es sino una pasa-
jera agitación de la juventud, el parlanchín preludio a la
obligación de cambiar pañales, pero no algo tan sólido,
inmutable y fiable como, digamos, la decoración del ho-
gar. Ésta es la única división entre las personas que cuen-
ta.
J. BARNES (un persnje de 'Amor, etc')

Nuestros universos nacen en el silencio
que está en nosotros y fuera de nosotros
como en dos vasos comunicantes.
H. VORONCA

"El amor es un accidente de la atención", escribió Ortega
y Gasset. Comentó Borges: "Qué cierto. Y que poco pare-
cido a Ortega. Un hombre que ha descubierto eso debe de
haber sufrido mucho".
BIOY

Tan enredada está mi razón, mi Lesbia, por tu culpa,
y por seguirte a ti está tan perdida,
que ya no podré estimarte por muy bien que te portes,
ni por muy mal que te portes dejaré de quererte.
CATULO

El amor es el fracaso del Inconsciente, es la puesta en
jaque del deseo.
J. LACAN

Ciertamente, entonces sonreíste.
Desde ese instante permanezco inmóvil y maravillado,
tratando de recordarte con aquella sonrisa.
A. ICHIRO

-"Al final de la vida hay que rellenar una especie de inven-
tario de dolores, un formulario tan largo como un docu-
mento del gobierno, sólo que es un inventario de uno mis-
mo. Categorías interminables. 1°, causas físicas, como ar-
tritis, cálculos biliares, espasmos menstruales. En la sigui-
ente categoría, orgullo herido, traición, estafa, injusticia.
Pero los apartados más crueles se refieren al amor. La
cuestión, entonces, es la siguiente: ¿porqué insisten todos?
Si el amor destroza, y sus estragos se ven en todas partes,
¿porqué no ser sensato y renunciar a tiempo?
"- Por anhelos inmortales... o simplemente porque se espe-
ra un golpe de suerte."
S. BELLOW (2 persnjes de 'los que mueren por desamor')

Estamos siempre juntos,
en alguna parte dentro de nosotros nuestro amor nunca
puede huir.
E. LINDEGREN

Hay quien busca el amor de una mujer para olvidarse de
ella, para no pensar más en ella.
J.L. BORGES

Sólo se ama lo que no se posee enteramente.
M. PROUST

El amor es la guerra civil de los nacidos
QUEVEDO

¿Qué podemos amar que no sea una sombra? Murieron
ya los sueños sagrados de la infancia y la naturaleza
también, la que me amaba...
A. PIZARNIK

El amor que sufro es una enfermedad vergonzante
G. APOLLINAIRE

Recházame, Gala: el amor que no atormenta
aburre: pero Gala, no me rechaces demasiado.
MARCIAL

¿Puede haber algo más bello que la exaltación amorosa,
escabrosa al principio, montañosamente hacinada luego,
y al final allanada, aliviada, alisada por la sensatez y la
sensibilidad?
R. WALSER

"¿Cómo se puede amar a este Dios?", le preguntaban a
Lutero. Y él contestaba: "¿Amarlo? pero si yo lo odio".
P. LEVI

A veces me acuerdo de ese soneto de Petrarca, es un frag-
mento de amor, donde él navega, describe las contradiccio-
nes del amor, y en el último verso dice: "tiemblo en verano
y ardo en invierno".
J. GELMAN

Me hace tanta falta el verte
como la sal al guisao,
como la ropa al encueros,
como el agua a los sembraos.
A. DELGADO

No se escoge la propia iniciación sentimental.
M. TOURNIER


Soy una especie de mal amado. Es exactamente esto, y
siento que no puedo ser agradable para nadie y que todos
me pesan. A pesar de mí mismo, cualquier cosa que diga,
digo con los ojos cosas que nadie desea oír y me enojo
conmigo porque les digo.
L. TOLSTOI

Te llamaré Mi Sublime Cómplice, por esa complicidad y
ese entendimiento "de fondo" que sólo nosotros conoce-
mos y que las almas simples llaman amor.
A. TABUCCHI

En el amor sabio cada cual adivina el ser enaltecido y se-
creto del otro, y al negarse a creer en el mero ser cotidia-
no, crea un espejo en el que el amante o la amada ve una
imagen que luego copia en la vida cotidiana.
W.B. YEATS

Me parece que todo el problema del amor radica en lo si-
guiente: para ser felices necesitamos seguridad cuando re-
sulta que para estar enamorados necesitamos inseguridad.
La felicidad se basa en la confianza mientras que el amor
exige dudas e inquietud.
F. BEIGBEDER

Una manera de describir la intimidad (y/o el amor) es como
ese estado en que se relajan o quedan en suspenso algunas
reglas del asco.
W.I. MILLER

Le dije a mi alma, permanece tranquila, y aguarda sin
                                                                             esperanza
Pues la esperanza sería esperar en el extravío; aguarda sin
                                                                                     amor
Pues el amor sería amor del extravío.
T.S. ELIOT


Había llegado a la conclusión de que yo podía amar a una
muchacha sin sentir el más leve deseo. Eso constituía pro-
bablemente la más insensata pretensión que se haya dado
en la historia de la humanidad. Sin darme cuenta, pretendía
ser -y pido perdón, amparándome en mi natural tendencia
a la hipérbole- el Copérnico de la teoría del amor.
Y. MISHIMA (un persnje de 'confesiones de 1 máscara')

dice una canción de estas islas, "el amor es como una nue-
cesilla/ no se puede comer si no se rompe".
C. MAGRIS

-¿Qué es el amor? ¡Si es muy sencillo! Amor es todo aque-
llo que eleva, amplía y enriquece nuestra vida, hacia cual-
quier altura o cualquier abismo. El amor es tan poco pro-
blemático como un automóvil. Lo único que da problemas
son el conductor, los pasajeros y la carretera.
F. KAFKA

Fui a la escuela primaria en Whitechapel, donde aprendí el
inglés como en sueños, por así decir de la noche a la maña-
na, porque me enamoré de mi bellísima y joven maestra,
Lisa Owen, y leía cada palabra de sus labios, y camino de
casa repetía continuamente, pensando en ella, todo lo que
había escuchado de su boca a lo largo del día.
W.G. SEBALD (un persnje de 'los emigrados')

Lo que bien amaste permanece,
el resto es escoria.
Lo que bien amaste no te será arrebatado,
lo que bien amaste es tu verdadero legado.
E. POUND (Canto LXXXI)




Otros textos vinculados: