domingo, 31 de marzo de 2019

EL MUSEO DE LA MUERTE

                                                    "A menos que a partir de nosotros
                                                    tenga lugar el futuro
                                                    somos muerte solamente."
                                                                   D.H. Lawrence


 Una guerra que con la misma facilidad con que se me
había vuelto material y natural, ahora se me olvidaba a
grandes saltos

 Ese lugar en el que habían acumulado 
  los muertos
 Algunos cajones colgaban todavía de los garfios
con los que o bien los iban metiendo 
o los habían estado arrancando de la tierra gris
que era imposible pensar que albergase algo

 Con sogas gruesas y peludas, las maderas hinchadas
y curvadas por la humedad
como si todos los muertos hubiesen engordado 
en sus cajones

 Era una escena de perpetuidad
porque allí nadie trabajaba ni había
personal alguno en las garitas u oficinas
sin puertas ni ventanas
abandonadas

 Pero al acercarnos pudimos apreciar que eran muy pocos
los 'afortunados' que todavía ocupaban un cajón
o lo que quedaba de él -como si estos tuviesen al menos
     algo-
mientras que todo el terreno de por sí completamente
desparejo
estaba sembrado de cuerpos cuya rigidez, cuya
variedad de posiciones de la muerte
convertía este museo en una obra 
de arte involuntaria, la mayor que hayamos
visto y, salvo por algún prodigio de la naturaleza,
la mayor que veríamos en el resto de nuestras vidas

 Todos esos cadáveres parecían formar parte
de un conjunto -como si se dijera:
"el real museo de la muerte y de sus alrededores"

 Porque muchos de ellos se notaba, a pesar
de que casi todos estaban desnudos parcial o totalmente,
que no eran soldados ni ninguna clase de combatientes
 tampoco estaban en filas o apilados en cualquier orden

 Era un enjambre de cuerpos en algunos lugares
y, en otros, cuerpos sueltos, como si se hubiesen
caído al ser transportados en alguna clase de vehículo
para transportar cadáveres
cuerpos más largos, cuerpos de niños

no hablamos aquí de los sonidos
-que merecerían un interminable relato, porque
había diversas maneras del ulular, de sordísimas sirenas,
el sonido de la niebla y del humo mojado,
de los vacíos de los sonidos-
ni mucho menos de los olores
o del resto de las sensaciones
que se entremezclan a la vez que se desgarran
 y cuya parálisis
parecía afectarlo todo excepto la facultad
de pispear apenas
que adquiere el ojo humano
cuando lo mirado supera
-amplia, muy ampliamente-
la capacidad de absorción
del material visual

Y por cierto cundían los desniveles del terreno
los fosos amplios
se alternaban con los frustros
sin terminar
  como si en determinado momento
se hubiese interrumpido toda la compleja operación
de traer y enterrar
y como si hubiese dejado
de importar no sólo
cómo se llevaba a cabo esa operación
sino que también su propósito general
se hubiese extraviado
  en medio de tanto extravío

Y la gran quietud que se había instalado
antes de que llegásemos nosotros
-no había pájaros, ni gatos, ni perros,
ninguna traza de humanidad-
logró permanecer
y los únicos movimientos correspondían
a las ratas
y al invisible pero cierto
trabajo de moscas, polillas, escarabajos,
avispas, hormigas y gusanos

que mucho después supe que un científico
había bautizado como "las escuadrillas de la muerte"

(no había por dónde entrar a ese espacio
no había tampoco por dónde salir
se podía acercarse o alejarse
cuando se podía
porque este museo también convoca
a ciertos estados de la mente
destinados
por cierto
justamente
a aislarnos del exceso de realidad)

Ahora pienso:
¿qué clase de luz ilumina un lugar como ése?
¿qué clase particular de pasos se dan en un territorio
    tomado por cadáveres?

Promesas, anhelos, rencores, aflicciones,
placeres, ideas, deberes...

Ninguna vana reflexión abría sus alas

Tal vez hubiese resultado siniestro su aleteo-

Yacen sobre ciudades hundidas
y son los cimientos de ciudades por venir
El porvenir, en efecto, ¿con qué hilos no deja de tejerse?
¿Con qué otros hilos podría contar 
que con los hilos de la muerte prometida,
que son los hilos de la vida misma?

Allí era muy difícil conservar
la idea por tanto tiempo acariciada
   de la muerte como alivio, por ejemplo

como fin de las penas y del amplio abanico
de los sufrimientos humanos

No, el museo de la muerte semejaba la refutación
definitiva de esa idea
así como de muchas muchas otras 
que habíamos tenido
o que nos habían enseñado a tener

Hay, probablemente, que atesorar
   los sueños mientras se puede tenerlos
                  (se susurra sin darse cuenta)

Lo que resultaba monstruoso
 en ese ámbito
era precisamente lo que nos sostenía
en el otro (tentación de decir,
absurdamente, 'el nuestro'):
las caricias 
en todas sus formas
su señal

el lenguaje cargado al máximo 
de inanidad
y de sentido
de las caricias

y solamente
eso

sábado, 30 de marzo de 2019

BARRIOS MENTALES

 digamos (¿para simplificar un poco?) que había un solo
libro. uno solo para tener, para comprar, para pedir pres-
tado, para leer. uno solo.
 digamos (¿para jugar un poco?) que ese libro se llamase
de una manera simple pero a la vez indescifrable si se in-
tentase traducirlo
 por ejemplo, que en inglés fuese algo como "there, there"
 ¿"ahí, ahí"?
 ¿"ahí ahí"?
 ¿"bueno, bueno"?
 ¿"algo así"?
 el presunto lector de un sólo libro 
queda entre embrujado y atascado en el título
 por más que lee y avanza las páginas, el título
 vuelve a retraerlo al principio, como si cada intento de lec-
tura fuese en realidad un intento de escapar del título que 
lo mantiene maniatado
 atrapado como un chicle pegado al cerebro (en lugar del
zapato... y ahí viene, claro: "pero qué... ¿tenés un zapato
en la cabeza?"
 escucha decir a una de esas voces interiores que fueran de
otros y que sólo precisan de un leve empujón para soltar su
grabada y única cancioncilla
 para después apagarse
 en algunos casos para siempre; si no vuelve a surgir un
empujoncito, un toque preciso con el bordecito del taco,
en ese barrio de la mente
 sí, la mente es como calles, con amplias secciones que
uno siente que por prevención o rechazo, no recorrerá
nunca
 su superficie está siempre en ciernes
 es una ciudad que en realidad no está     todavía
y tal vez nunca

 digamos que el lector de ese único libro
 se siente
 un poco más cerca del borde de la muerte
 no de la muerte como al final del camino,
 sino de la muerte como al costado del camino,
 a los dos costados del camino
 y arriba y abajo del camino, también
 (como si el mármol gastado dejase ver su interior de car-
                  mesí)

cuando el vehículo ara al haber perdido la huella 
en un camino de tierra
puede pasarse lo que queda de rosca
buscando esa huella
que tal vez no es que la haya 'perdido'
como creía,
sino que se terminó,
que no existe más

se había terminado esa huella y
entre como venía y la noche,
no había manera de darse cuenta
de que la huella en verdad
se había acabado
aca-ba-do

la noche árida
-noches, también, de terciopelo-
pero noche de yuyales ásperos
sólo habitados por indiferentes alimañas

el pulso, el pulsar
de esas páginas de vida
que corren como un guión invisible
que el viento hace pasar
las páginas, ¡cuidado! demasiado

deprisa
o bien hacia atrás
a raudales
o demasiado despacio
clavado en un párrafo
que no se llega a leer
por el idioma desconocido
o la letra borroneada
o el velo de las lágrimas

no, tampoco es la historia de tu vida
-que es un libreto inhallable

es el pasaje del mundo al mundo
el mundo pasa a través 
tuyo
(y de los otros, claro)
pasa... sin cambiar de estado
el mundo, indiferente como los yuyales
y como sus alimañas
y como el resto de la noche
y las estrellas
y los olores y sonidos
que vuelven tan inocentemente creíbles
sus decorados

no, no es que estás solo
sino que sólo estás
cuando te das cuenta de esa soledad
de ese botón desabrochado
o faltante
que desata el raudal de la pérdida
la hemorragia de realidad
¡a la que no le interesa ni podría interesarle
si es o no fatal!

el raudal
rauda
se diría
si lo inorgánico fuese también un lenguaje
un lenguaje para apagar al fin
los destellos que arden, las fogatas
lejanas del cuerpo, los recuerdos crudos
y los cocinados
la batería completa de artilugios
para seguir pensando y creyendo
pensando y creyendo
que se existe
que hay algo, hay alguien
en lugar de la película muda
que rueda en un cine inexistente
de un barrio ilocalizable

sí, me tomo esto, me fumo esto otro
conversamos,
apaciguo, revierto, despejo
suelto al fin el botón
el tornillo la clave
el armisticio 'secreto'
el eco de la infancia
la tela que simula eficazmente 
¡y cuánto!
ser un camino
una línea
dirigida
de trazos


NOTA (NECESARIA)
Este es el tipo de textos que no me gusta escribir.
Pero lo único que elijo es si ponerlo en la página o no.
Se dirá que es elección suficiente.
Sí, pero tengo que vérmelas con el desvelado que lo escri-
bió.
Este apuesta al sentido oculto y perdido. Algo así como
que "el texto sabe".
Y lo respeto.
Si yo no le diera existencia, ¿quién podría hacerlo?
Después de este texto, dictó otro.
A ese no estuve dispuesto a darle el mismo lugar.
Y estoy seguro de que más de uno coincidirá conmigo.
Elegir los textos se puede decir que es una tarea endiablada.
Fíjense sino qué quería que publique:


 EL DESEO


Deberá permanecer en el lugar del deseo
ya que no podrá lanzarse de él.
En el punto álgido y preciso
en el que el deseo encendido
debe permanecer para no arder en dolor puro.
Deberá ser el arco y la cuerda
extendidos al máximo,
y la flecha que vibra
sin vuelo,
soportando-tensión-imposible

"fui como hierbas -y no me arrancaron"
 fui como flecha -y no me arrojaron.

No, no podemos darle lugar a semejante sinsentido.
Nos disculpamos con Pessoa, y callamos.



domingo, 24 de marzo de 2019

SEMILLARES: EL CATÁLOGO DE TODAS LAS DEMÁS COSAS. PARTE I



 El que subraya, el que guarda, el que recoge, como frutos
de las ramas, el que conserva (hay conservas de frutos), el
que cree que arroja semillas, el que repara (intenta), el que
insiste, el que rema para no ahogarse- todavía.
 El que cree que las palabras dicen algo, el que subsiste en
ello. Aunque ya esté advertido.



 Pensaba en la misteriosa permanencia de las cosas en la

corriente nunca quieta de la vida. Pensaba que, viviendo
con ellas, uno acaba dejando siempre algo como una lige-
ra mano de pintura, el tinte de ciertas emociones destina-
das a decolorarse, bajo el sol, en recuerdos.
Alessandro BARICCO. Tres veces al amanecer. 
Y en la página siguiente agrega: "Pensaba en la misterio-
sa permanencia del amor, en la corriente nunca quieta de
la vida."
Encuentro una suerte de 'respuesta' en algo que leo más
tarde el mismo día: "Wittgenstein lo ha aclarado: no es má-
gico cómo es el mundo, sino que lo sea." Roberto Calasso:
La ruina de Kasch, el magnífico paseo por la historia de
Talleyrand por el cual nos conduce este maestro.  

se sumían por fin en una eternidad que ya no podía nada
contra ellos.
 Henri MICHAUX. Adversidades, exorcismos.

Viento del mar
     de noche,
en una isla
Marguerite YOURCENAR. Los treinta y tres nombres de
Dios.

A pesar de tantos atractivos la isla está despoblada,
y las pequeñas huellas de los pies, reconocibles en la orilla,
se dirigen todas, sin excepción, al mar.
Wislawa SZYMBORSKA. En A. Beneyto, "16 Poetas Pola-
cos"

Descreí de todos los dioses ante una cómoda que habría 
      [que ordenar,
Miré a los ojos a todos los destinos, mientras me distraía
      [oyendo pregones,
Y mi cansancio es un barco viejo que se pudre en la playa
      [desierta,
Y con esta imagen de cualquier otro poeta cierro la có-
      [moda y el poema.

Como un dios, no ordené ni la verdad ni la vida.
Fernando PESSOA. Ficciones del interludio.

Otra pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago pri-
mero en inglés y luego lo traduzco al español. Y yo les digo
que sí, que, por ejemplo, los versos "Siempre el coraje es
mejor, / nunca la esperanza es vana, / vaya pues esta milon-
ga, / para Jacinto Chiclana" se ve en seguida que han sido
pensados en inglés; se notan, inclusive, las vacilaciones del
traductor.
Jorge L. BORGES. En María E. Vázquez. Borges, sus días
y su tiempo. (Para mí, las mejores entrevistas con Borges)

la escena de El pájaro canta hasta morir cuando la anciana
tía de la protagonista le grita al espléndido sacerdote del
cual está enamorada (Richard Chamberlain, nada menos)
y éste la desaira: "¡Maldigo a tu Dios que puso sentimientos
jóvenes en cuerpos viejos!"
Juana LIBEDINSKY. English breakfast. El pensamiento
británico hoy.


 EL ARTE, LA ESCRITURA

Buscar lo común que no sea semejante. Así el poeta puede
decir: "una golondrina apuñala el cielo" y hace de la golon-
drina un puñal.
Georges BRACQUE. Cit. por G. Sucre en Revista Plural,
N° 38. (También dice Bracque: "Es la precariedad de la o-
bra lo que sitúa al artista en posición heroica.")

El artista siempre está empezando. Cualquier trabajo artístico
que no es un comienzo, una invención, un descubrimiento, es
de poco valor.
Escribió Ezra POUND en 1918.

La vergüenza de ser un hombre, ¿hay acaso alguna razón me-
jor para escribir?
Gilles DELEUZE. Crítica y clínica.

Escribo únicamente para exaltaros
Oh sentidos oh queridos sentidos
Enemigos del recuerdo
Enemigos del deseo//
Enemigos de la pena
Enemigos de las lágrimas
Enemigos de todo lo que todavía amo
Guillaume APOLLINAIRE. Antología (Visor)

Estas notas diarias
son migajas
para volver a encontrar el sendero
en el bosque de los años.
Pero vendrán los pinzones
a borrar las huellas, 
a picotear migas,
 a seguir la pista,
a comerse la carretera,
a devorarte.
Valerio MAGRELLI. Vetas y Naturalezas. (Es el poema 
completo.)

El arte es la negativa gigantesca, el gran rifiuto, el nyet impe-
recedero, o llamémsole la incapacidad, incluso el fracaso, de
tomarse las cosas como son o aceptar la vida como es, a la gen-
te como es, los acontecimientos como vienen.
André ACIMAN. Homo irrealis.

El motif es insignificante [...] Lo que quiero representar es lo
que hay entre el motif [tema] y yo.
Claude MONET

La expresión de que no hay nada que expresar, nada con que
expresar, nada a partir de lo cual expresar, ningún poder de
expresión, ningún deseo de expresión, junto con la obligación 
de expresar.
Samuel BECKETT. Proust.

me acordé de los versos de un poema de Dunbar que habíamos 
leído ese año en clase; "Cantamos, pero, oh, el barro es mezqui-
no/ bajo nuestros pies y a lo largo del camino." Las palabras y 
las canciones ayudan a que uno se olvide de sí mismo durante 
un tiempo, pero nada más.
Nyck DYBEK. Bajo el cielo de Greene Harbor. 

Escribir más bien para cortocircuitar
Henri MICHAUX. Frente a los cerrojos.

Los libros, cuando valen, son reservas de vida. Se podrían
comparar con acumuladores eléctricos.
Giorgos SEFERIS. Días.

La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende
por su calidad de incandescencia.
La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea
sólo habitable por los imbéciles.
Aldo PELLEGRINI. En Rev. Poesía=Poesía, N° 9.

En una carta de mayo de 1871, Rimbaud explica que la poesía
aspira a la videncia de lo desconocido por medio del desarre-
glo de los sentidos. Advierte que es un error afirmar "yo pien-
so, deberíamos decir me piensan". Escribe: "yo es otro" (je
est un autre). Advierte que una cosa implica creerse poeta y
otra ofrecerse como instrumento de la poesía. Reconoce que
acontecer elegido por la poesía supone desconcierto y sufri-
miento.
Marcelo PERCIA. Sujeto fabulado I. Notas.

¿Tiene alguien, a finales del siglo XIX, un concepto claro de 
lo que los poetas de épocas poderosas denominaron "inspira-
ción"? Si se conserva un mínimo residuo de superstición, re-
sultaría difícil rechazar de hecho la idea de ser mera encarna-
ción, mero instrumento sonoro, mero "medium" de fuerzas po-
derosísimas.
Federico NIETSZCHE. Ecce Homo.

La poesía es el diario de un animal marino que vive en la tie-
rra y anhela volar por el aire.
Carl SANDBURG. Antología.

Dibujar es la conjunción del movimiento y el habla. Para mí 
el dibujo es la mano que habla.
A. LEROI-GOURHAN. Las raíces del mundo.

Después que había escrito bien en la noche del domingo al
lunes -habría podido seguir escribiendo toda la noche y el día
y la noche y finalmente salir volando...
Franz KAFKA. Cartas a Brod.

Lo único que se puede hacer por alguien que quiere escribir
es comprarle una máquina de escribir.
James CAIN. En 'Confesiones de escritores'. Por supuesto que
este consejo ha quedado obsoleto. Hoy, si le compraras una ta-
blet o una computadora portátil, lo distraerían mil cosas de la
tarea de escribir.

La escritura está hecha del rechazo de todos los demás lengua-
jes.
Roland BARTHES. Cómo vivir juntos.

¡Que´gran ventaja, tener el alma vuelta del revés!
Al menos se escriben versos...
Fernando PESSOA. Poemas de Alvaro de Campos.

Podríamos emplear una abreviación paradójica y decir que un
escritor tiene dos cometidos. El primero es crear su propio es-
tilo, y el segundo, destruirlo. El segundo es más difícil y lleva
más tiempo.
Anna SWIR. Cit. por S. Heaney, 'La emoción...'

Belleza sumada a piedad: esta es la máxima aspiración que se
puede alcanzar para definir el arte
Vladimir NABOKOV. Cit. por R. Calasso, 'K'.

¿Querés ser feliz y escribir?
Michael ONDAATJE. The Cinnamon Peeler

Poesía ¡te hacen bien las tormentas!
Osip MANDELSTAM. Al habla alemana.

Trepidante o quieta, respira. Si ahogás o asfixiás esa respira-
ción, el arte parte. Conservarla con vida: retirarte.
RR

escribir en general es esconder,
sustraerle a la realidad algo
cuya ausencia sentirá.
Valerio MAGRELLI. Ora serrata.

Para escribir, primero tengo que perderme, sentirme perdida.
Y pueden pasar años hasta que algo surge, despierta.
Inger CHRISTENSEN. En Rev. Urogallo N° 106.

la experiencia amorosa aparece como una forma subalterna,
en cierto modo atrofiada, incapaz, de la experiencia creadora,
como una degradación de la misma... y queda como algo no
conseguido, no dominado, y, comparado con el orden superior
de ese logro, como algo no permitido.
Rainer M. RILKE. Testamento.

Cuando escribes, no tienes sentido del ridículo. Te identificas
con lo que dices y hasta después de unos minutos no lo advier-
tes. Si escribes, debes hacer como si estuvieras solo en la Tie-
rra, como si fueses una parte del absoluto. Si no, ¿qué interés
tiene?
E.M. CIORAN. Conversaciones.

La escritura sería la mirada distante de aquello que alguna vez
miramos de cerca; una escena grabada que se ha perdido en el
tiempo.
Cristina SISCAR. Tierra que anda.

He elegido la creación para escapar al crimen. ¡Y me res-
petan! hay un malentendido.
Albert CAMUS. Carnets.. (En otra parte: "el escritor con-
denado a la comprensión. No puede ser un homicida.")
Se parece a lo que ha escrito alguna vez Luc Decaunes:
"La fatalidad de la poesía es ser una fuerza del bien".

Extraño, misterioso, quizás peligroso, acaso liberador
consuelo del escribir: el abandonar las filas de los asesi-
nos. 
Franz KAFKA. Diarios. (K. siempre lo dice mejor)
También escribió: "No tengo en mis manos la facultad
de escribir. Va y viene como un fantasma."

Para aquel que se empeña en dar expresión a su parte inter-
na, el arte no es algo pertinente a las ciencias humanas, sino
algo físico como las huellas digitales.
Gottfried BENN. Cerebros.

Estoy persuadido de que una Musa es una mujer muerta, inac-
cesible o ausente; de que la estructura poética -como el ca-
ñón, que es sólo un agujero rodeado de acero- sólo puede
basarse sobre lo que no tiene y de que en última instancia só-
lo podemos escribir para llenar un vacío o al menos para si-
tuar, en relación con las partes más lúcidas de nosotros mis-
mos, el lugar donde este abismo inconmensurable bosteza en
nuestro interior.
Michel LEIRIS. Cit. por J. Hawkes, 'Travestía'.


no hay prisión más dura que la de escribir versos,
¿qué es la poesía, si es que tiene algún valor,
sino una frase que los hombres pueden pasar de boca en
                          boca?
Derek WALCOTT. El reino del caimito.

Describir nuevas variedades del mal y del bien -he aquí la
magna tarea del escritor.
(...)
La poesía, aquel pequeño grano de éxtasis que cambia el
sabor del universo.
Adam ZAGAJEWSKI. Contra la poesía.

La grandeza de los poetas consiste en captar intensamen-
te con sus palabras lo que no han conseguido entrever si-
no débilmente en su espíritu.
Paul VALÉRY.

El poeta es un joven a quien su madre lleva a exhibirse 
frente a un mundo en el cual es incapaz de entrar.
Milan KUNDERA. El arte de la novela.

En cuanto a los poetas, ¿será verdad que dictan la ley a su
época? Sabe Dios. En todo caso, a mí no me lo parece. An-
tes pienso que son instrumentos con que la época toca su
melodía, arpas eólicas en las que canta el viento.
Hjalmar SÖDERBERG. El Doctor Glas.

El arte es una cosa que, aunque esté hecha por manos de
hombre, brota de una fuente más profunda de nuestra alma
y yo descubro en la habilidad y el saber técnico en relación
al arte, un rasgo que me recuerda lo que se calificaba de in-
disciplina en religión.
Vincent VAN GOGH. Carta a Van Rappard, en 1884.

FÁBULA DEL ACTO DE ESCRIBIR
Para poder escribir expulso de mí a la desesperación.
Escribo para expulsar de mí a la desesperación.
¿No habría que abandonarse del todo a la desesperación
     para poder escribir?
¿No habría que renunciar del todo a escribir para expulsar
     a la desesperación?
György SOMLYÓ. En O. Paz, "Versiones y diversiones".

La idea es elegíaca. Una poesía
de cosas perdidas o a punto de ser perdidas.
(...)
El concibe la poesía 
como un destrozado cántaro de cristal de roca,
su más que lenguaje no en la forma
sino en la intriga de sus versos, el destrozo,
la inhabilidad.
Robert DUNCAN. Selected Poetry. 1950-1956.

 En el Louvre, adonde Alfred Natanson me lleva a ver los
David, los Velázquez y las naturalezas muertas de Chardin:
confundo huevos con cebollas. Nada de eso me apasiona.
 Cuando salimos veo un mirlo negro de pico amarillo solo
en medio de una mancha de sombra que cae sobre el pasto
verde: eso es pintura.
 Todos los castaños han abierto sus hojas como sombrilli-
tas de una tarde.
Jules RENARD. Diario íntimo.

Yo soy un pintor "más allá de la pintura"... la pintura no me
interesa.
Giorgio de CHIRICO. Cit. por I. Calvino, en "Crucigramas".

Sí, sí,... Soy un amateur, y quiero ser un amateur. Jamás re-
leo mis poemas; huyo de ellos como huye el criminal del si-
tio del crimen. Si algún día los publico, será para deshacerme
de ellos.
Valery LARBAUD. Obras escogidas de A.O. Barnabooth.

distribuyendo aquellas tierras 
               entre tu propia carne
pero entregando al poeta el tercio
                más rico
a cambio de una muerte inmortal.
Federico GORBEA. En el activo puente.

Los poetas son cárceles. Los trabajos son los convictos que
escapan. 
Jean COCTEAU. Cit. en "The Poet's Notebook".

La poesía es el trabajo impagado del espíritu, del fondo per-
dido, una especie de acción en el saco de arena; unilateral,
estéril y sin compañero: ¡evoë!*
Gottfried BENN. Doble vida y otros escritos autobiográficos.
* ¡evoë! es un arcaísmo, una exclamación que implica ebrie-
dad y entusiasmo o locura violenta.

Fantástico sentir cómo el poema crece
mientras voy encogiéndome.
crece, ocupa mi lugar.
Me desplaza.
Me arroja del nido.
El poema está listo.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

Peligroso escribir
como si hubiera una dirección fija, 
nosotros y nuestros poemas protegidos:
la vida individual, protegida
poemas, ideas deslizándose 
en el aire, inocente
Adrienne RICH. Oscuros campos de la república,

Lo que se necesita para la poesía es un cuerpo y una voz. No
tiene que ser un gran cuerpo o una gran voz. Pero idealmente
debe ser tu cuerpo, y debe ser tu voz.
James FENTON. Manifiesto de Manila.

Es difícil
enterarse de las noticias en los poemas
Sin embargo todos los días los hombres mueren misera-
           blemente por falta
de lo que en ellos se encuentra.
William Carlos WILLIAMS. Cit. por W. Ober, en "La in-
fección de Boswell".

La noche podrá venir
A soplar sobre mis párpados
El silencio podrá tener
Atado todo mi aire
Pero no antes
De que haya lanzado a los cuatro vientos
Mi canto de muerte
Y plantado en la frente del tiempo
Mis banderillas de oro.
A. PERRIER. (Poeta de Suiza). Hora de poesía N° 67/8.

Era una broma ya clásica, cuando los amigos les pregunta-
ban (a mis padres) qué estaba haciendo yo, contestar: 
"¿Qué hace?... Escribe", con el tono de quien estuviera di-
ciendo: "Está loco, se pasa todo el día haciendo tortitas de
barro."
Henry MILLER. En Revista Sur 294, año 1965.

Seguramente todo el arte es el resultado de que uno haya
estado en peligro, de haber atravesado una experiencia has-
ta el fin, hasta donde nadie podría ir más lejos.
Rainer M. RILKE. Cartas sobre Cézanne.

artista sólo es quien sabe convertir la solución en un enigma.
Karl KRAUS. Noches.

Entonces, escribir es el modo de quien tiene la palabra como
anzuelo: la palabra pescando lo que no es palabra. Cuando
esa no-palabra -la entrelinea. muerde el anzuelo, algo se es-
cribió. Una vez que se pescó la entrelinea, con alivio se po-
drá arrojar la palabra fuera. Pero cesa la analogía: la no-pa-
labra, al morder el anzuelo, la incorporó. Lo que entonces
salva es escribir distraídamente.
Clarice LISPECTOR. Aguaviva.

Mi poesía es un instinto animal que me ha llevado, después
de años de experiencia vivida y dominada, a no hablar más
que a mí mismo y para mí mismo, como la flor del verano
de Shakespeare, que para ella sola vive y muere.
Maurice BLANCHARD. En Revista Poesía=Poesía 7

Entonces esta idea del poema: menos intratable que la vi-
da, permite que uno lo empiece de nuevo.
Gilbert LÉLY. En "Los arcanos mayores de la poesía surrea-
lista".

Escribir durante toda la vida, enseña a escribir.
No salva de nada.
Marguerite DURAS. Esto es todo.

No se puede "escribir poesía" (sólo describirlo deprisa, al
ritmo que el poema se dicta a sí mismo).
Sándor MARAI. Diarios 1984-1989)

La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defien-
de por su calidad de incandescencia. 
La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no
sea sólo habitable para los imbéciles.
Aldo PELLEGRINI. En Poesía=poesía.

Después de que había escrito bien en la noche del domingo
al lunes -habría podido seguir escribiendo toda la noche y 
el día y la noche y finalmente salir volando...
Franz KAFKA. Cartas a Brod.

Todos saben que Mallarmé, convencido de que "el mundo
existe sólo para terminar en un hermoso libro", persiguió
toda su vida el proyecto de un libro absoluto en el que el
azar -le hazard- debía ser eliminado por completo de todo
el proceso literario.
Giogio AGAMBEN. El fuego y el relato.

Es la divisa de un antiguo linaje francés, los Beaumanoire,
que en el fondo es la divisa de todos los artistas: "Bois ton
sang, Beaumanoire", bebe tu sangre, Beaumanoire. Es de-
cir, para el artista: si sufres, ayúdate; eres tu única reden-
ción y tu dios; si tienes sed, debes beber tu sangre. ¡Bebe
tu sangre, Beaumanoire!"
Gottfried BENN. Cit. por R. Calasso, "Los cuarenta y nue-
ve escalones".

La poesía, con su ruptura de la uniformidad semántica y fo-
nética, es la mayor tentativa de revivir esa libertad articula-
toria, ese paraíso del que fuimos expulsados por el idioma
que hablamos.
Fabio MORÁBITO. El idioma materno.

Cuando escribes, no tienes sentido del ridículo. Te identifi-
cas con lo que dices y hasta después de unos minutos no lo
adviertes. Si escribes, debes hacer como si estuvieras solo
en la Tierra, como si fueses una parte del absoluto. Sino, 
¿qué interés tiene?
E.M. CIORAN. Conversaciones.

Toda persona que escribe tiene que ser, en sí y de por sí,
pretenciosa, porque si no, no podría hacerlo. Un timorato
o alguien que se deje convencer no podrá escribir ningún
libro, como no sea un libro lamentable.
Thomas BERNHARD. Conversaciones con Krista Fleisch-
mann.

quizá todo artista serio es un estafador
Thomas MANN. Krull.

Una nube blanca cuelga sobre la cima
de una montaña verde más allá del lago.
Quien mira y se admira de la escena,
no tiene que malgastar ni una palabra.
GENRO. En N. Senzaki/ R.S. McCandless. La flauta de
hierro, Antología de 100 koans zen.

Ni Dios, ni el hombre, ni la sociedad, ni las "obligaciones"
astutamente elucubradas... Sólo la presencia continua de
nuestra muerte nos obliga a una profunda creación artís-
tica.
Imre KERTÉSZ. Yo, otro. Crónica del cambio.

La teoría es un falso problema para el artista; la teoría no
le interesa sino en la medida en que puede incorporársela
a su sangre.
Witold GOMBROWICZ. Los humano en busca de lo hu-
mano. 

la generalidad que se le concede al escritor desde hace si-
glos, felicitándole sin fin por el hecho de convertir lo huma-
no en individual, es, en realidad, una terrible servidumbre:
¿cómo alabarse de la exigencia impuesta por la propia ma-
terialidad del lenguaje? El problema del escritor es, por el
contrario, encontrar una particularidad última a pesar del
instrumento general y moral que le ha sido dado.
Roland BARTHES. El susurro del lenguaje.

A W.B. Yeats le preguntaron por qué reescribía sus poe-
mas una y otra vez, y él respondió: "No estoy rehaciendo
los poemas. Es a mí mismo a quien estoy reconstruyendo".
Moshe CASPI. Entrev. en Clarín Cultural, 20/7/97.

Cuando me preguntan qué escribo, sin plantearme cuestio-
nes propias de la teoría de la literatura, contesto: un texto.
¿Y qué tipo de texto? Un texto bueno. Todo escritor desea
crear un buen texto.
Ryszard KAPUCINSKI. El mundo de hoy. (También dice:
"En todo lo que hago intento hablar con mi propia voz,
una voz personal, amortiguada. No sé gritar.")

Hay una cosa superior a todas las demás, el Arte. Un libro
de poesía vale mucho más que un ferrocarril.
Gustave FLAUBERT. Cuaderno íntimo.

El arte no es más que una manifestación distraída de la in-
teligencia.
Fernando PESSOA. En una carta a Torga.

La condición creativa es una condición de alucinación. Has-
ta que no ha comenzado es -obsession, hasta que no ha ter-
minado es -possession.
Marina TSVIETÁIEVA. El poeta y su tiempo.

Darle forma a la vida... eso es lo que hace un escritor. Eso
es lo que lo hace tan difícil.
Jean RHYS. Conversaciones con escritores.

El arte es lo que ayuda a salir de la inercia.
Henri MICHAUX. Emergencias, resurgencias.

Belleza sumada a piedad: ésta es la máxima aproxima-
ción que se puede alcanzar para definir el arte. Donde 
hay belleza hay piedad, por la simple razón de que la 
belleza muere siempre, la manera muere con la mate-
ria, el mundo muere con el individuo.
Vladimir NABOKOV. Cit. en Roberto Calasso: K.

El papel del escritor no consiste en decir lo que todos po-
demos decir, sino lo que somos incapaces de decir.
Anais NIN. Diarios.

Cuando el hombre llega a ser plenamente consciente de su
fuerza, su papel, su destino, es artista, y desiste de su lucha
contra la realidad. Se convierte en traidor de la raza humana.
Henry MILLER. La sabiduría del corazón.

los poetas están tan lejos de la poesía como casi los juris-
tas del derecho o los guías de montaña de las nubes
Adam ZAGAJEWSKI. En la belleza ajena.

 Es terriblemente importante que un escritor tenga su edad,
que no sea ni más joven ni más viejo. "¿Qué debo escribir 
a los 64 años?", pero nunca "¿Qué debo escribir en 1940?"
W.H. AUDEN. Conversaciones con escritores.

Después, recuerdo... (adopto a mi pesar el estilo que con-
vendría si alguna vez escribiera este libro... este libro que
no existirá, pues, ¿no vale más vivirlo?
Victor SEGALEN. René Leys.

Estoy convencido de que escribir en prosa no debería ser
diferente de escribir poesía; en ambos casos es búsqueda
de una expresión necesaria, única, densa, concisa, memo-
rable.
Italo CALVINO. Seis propuestas para el próximo milenio.

Ayer por la noche, en casa de Suzanne Tézenas, veo a Hen-
ri Michaux. Me habla del padre Pío. Asistió varias veces a
su misa. Impresión extraordinaria: el padre Pío habla con
Dios, para él, Dios está aquí. Al cabo de tres días se fue,
por miedo a convertirse. "Mi camino es muy otro, me con-
fiesa. Soy un artista. Tengo mis experiencias personales."
Mircea ELIADE. Fragmentos de un diario.

El escritor es aquel que juega con el cuerpo de su madre: 
para glorificarlo, embellecerlo, o para despedazarlo, llevar-
lo al límite de aquello que del cuerpo sólo puede ser reco-
nocido: iría hasta el goce de una desfiguración de la lengua,
y la opinión lanzará grandes gritos pues no quiere que se
"desfigure la naturaleza".
Roland BARTHES. El placer del texto.

No puedo escribir mientras estoy ansiosa o espero solucio-
nes, porque en tales períodos hago todo lo posible para que
las horas pasen; y escribir es prolongar el tiempo, es dividir-
lo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una
vida insustituíble.
Clarice LISPECTOR. La legión extranjera.

Mientras se soporta no escribir, no se está obligado a hacer-
lo. Rilke dice que no se tiene derecho sino cuando se está
obligado.
Thomas BERNHARD. Tinieblas.

como el poeta Valéry, creo que fue él, afirmó, la obra nunca
se acaba, sino que se abandona.
John BANVILLE. El mar.

Quiero escribir una oración limpia como un hueso. Ésa es
la meta.
James BALDWIN. En conversación con George Plimpton.

El artista perfecto existe en Madame Bovary, en la escena 
bufa en la que Emma y León, enardecidos, en pleno frenesí
de los cuerpos, se ven arrastrados a una visita guiada de la
catedral de Ruán, enviscados en la charla del bedel: "Ésa
es -dijo majestuosamente- la circunferencia de la campana
grande de Amboise. Pesaba cuarenta mil libras. No había
otra igual en toda Europa. El operario que la fundió se mu-
rió de la alegría."
Pierre MICHON. Cuerpos del rey.

La verdadera poesía nunca es realmente malentendida o des-
cartada porque su base está en el placer. Las explicaciones y
teorías son malentendidas, los placeres ora se tienen, o no.
Robert PINSKY. Talking with poets.

Un arte en el que probablemente superamos a todas las otras
sociedades de la historia es el de la cocina. (Es el único arte
considerado sagrado por el Hombre Trabajador).
W.H. AUDEN. La mano del teñidor.

En pintura lo encuentro en Matisse, a veces, bajo una forma
muy humilde, vibrante, muy refinada, insólita, muy cercana
a la cosa más concreta. Parece que quisiera decir que ya esta-
ríamos todos en el paraíso si no fuéramos los primeros agen-
tes de nuestro infierno.
Philippe SOLLERS. Visión en Nueva York.

En los años '60, refiriéndose a la abstracción, el crítico Cle-
ment Greenberg declaró: "Para un artista de vanguardia, ya
no es posible hacer un retrato". Greenberg provocó así la res-
puesta de un pintor, Willem de Kooning, que le devolvió la-
cónicamnte su mensaje de manera invertida: "No es posible
no hacer retratos".
Jean ALLOUCH. Erótica del sueño...

Soy más escritora que ser vivo, que alguien que vive. En mi
vivencia soy más escritora que alguien que vive.. Así me veo.
Marguerite DURAS. El mundo exterior. También en este li-
bro dice: "Es interesante la diferencia entre gente que publi-
ca y escritores." También: "Cuando se escribe es preciso aban-
donarse, no hay que controlarse, es preciso abandonarse por-
que no lo sabemos todo de nosotros mismos. No sabemos lo
que somos capaces de escribir". "Debemos confiar en ese des-
conocido, uno mismo." "No somos más distintos de los grie-
gos, de los egipcios, de la gente de la Edad Media que de
quienes no escriben." "Cómo decirlo sin pretensiones: dis-
pongo del lenguaje -debo tener cuidado."

Estoy absolutamente cansada de la literatura, sólo la mudez
me hace compañía. Si todavía escribo, es porque no tengo
nada más que hacer en el mundo mientras espero la muerte.
La búsqueda de la palabra en la oscuridad.
Clarice LISPECTOR. La hora de la estrella.

es el utsuroi japonés: especie de plusvalía enigmática dada
por la escritura.
Roland BARTHES. La preparación de la novela.

artista sólo es quien sabe convertir la solución en un enig-
ma.
 Karl KRAUS

 Porque el verso lo es todo, si se escribe.
Stéphane MALLARMÉ. Prosas. 

La neurosis es un mal menor: no en relación a la "salud",
sino en relación a ese "imposible" del que hablaba Batai-
lle. "La neurosis es la miedosa aprehensión de un fondo
imposible". Pero ese mal menor es el único que permite
escribir (y leer).
Todo escritor dirá entonces: "loco no puedo, sano no que-
rría, sólo soy siendo neurótico".
Roland BARTHES. El placer del texto.

Y escribir tampoco creo que sea trabajo. Durante mucho
tiempo lo creí, desde luego. Pero ahora afirmo que es un
no trabajo. Es alcanzar el no trabajo.
Marguerite DURAS. Los ojos verdes.

Las musas son la tradición literaria. 
Víktor SHKLOVSKI. 

el oficio de escritor es aprender a escribir
Jules RENARD. Diarios.

Uno puede preguntarse cuál es el propósito de la escritura,
suponiendo que haya alguno: es el instante creador mismo
en que algo se produce fuera del tiempo, el cual ya no
puede ser acumulado.
Ernst JÜNGER. Conversaciones con Julien Hervier.

la poesía es forma, y todo el juego consiste en el galanteo y
la seducción. Uno puede contar con todos los aparatos del
mundo, pero lo único que se necesita es algo como -no sé
qué. un lazo... una cosa muy delicada para atrapar gamos
salvajes.
Lawrence DURRELL. En: Confesiones de escritores.

En nuestro primer almuerzo (con T.S. Eliot), me preguntó
qué quería hacer en la vida. -Ser poeta. -Puedo comprender
que quiera escribir poemas, pero no acabo de entender lo
que quiere decir con "ser poeta" -objetó.
Stephen SPENDER. Un mundo dentro del mundo.

Toda persona que escribe tiene que ser, en sí y de por sí, pre-
tenciosa, porque si no, no podría hacerlo. Un timorato que se
deja convencer no podrá escribir ningún libro, como no sea
un libro lamentable.
Thomas BERNHARD. Un encuentro: conversaciones.

Tu trabajo consiste en hacer algo que el lector aún no tenía.
Y esto no significa simplemente el lector perezoso.
Robert PINSKY. Talking with poets.

Lev Tólstoi no habría escrito Guerra y paz si no hubiese
sido un artillero. (...) sin cruzarse con el hecho no-estético,
no se puede crear nada.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

Cuando dicen "el poeta escucha la voz de la Musa", es ab-
surdo si la naturaleza de la Musa es inespecífica. Pero si se
mira más de cerca, la voz de la Musa es la voz del lenguaje.
Es mucho más mundano que como lo estoy diciendo. Bási-
camente, es la reacción que uno tiene a lo que uno escucha,
a lo que uno lee.
Joseph Brodsky. Conversations with JB.

De la discusión con otros hacemos retórica, pero de la discu-
sión con nosotros mismos hacemos poesía.
William B. YEATS. Rosa alquímica.

la proposición de Mallarmé sobre el trabajo del poeta que 
según  él consistiría en esculpir, durante toda la vida, su
propia tumba.
Jean ALLOUCH. Erótica del duelo.

Cuando digo algo, inmediata y definitivamente pierde todo
su importancia; cuando la escribo, también la pierde, pero
en cambio adquiere una importancia nueva.
Franz KAFKA. Diarios.

Sin embargo, yo era muy mal poeta.
No sabía ir hasta el fin.
Blaise CENDRARS. Poesía francesa contemporánea. (La
de Fausto)

Es la obra del artista... la que inventa al que la ha creado,
al que se supone la ha creado. Los "grandes hombres" a
los que veneramos son obras tardías de una literatura me-
nor.
Friedrich NIETSZCHE. Contra Wagner.

Pues ya que se ha de escribir, que al menos no se aplasten
con palabras las entrelíneas.
Clarice LISPECTOR. La legión extranjera. (Para mí, uno
de sus mejores libros)

Cuando me siento particularmente bien, de buen humor,
muy lleno de vitalidad, entonces no escribo, no tengo nin-
guna gana de escribir.
Thomas BERNHARD. Tinieblas.

No se escribe porque se tenga algo que decir, sino que se
tienen ganas de decir algo.
E.M. CIORAN. Desgarradura.

Escribir como un perro que escarba su hoyo, una rata que
hace su madriguera.
DELEUZE/ GUATTARI. Kafka, por una literatura menor.

Ah! porque ser artista significa estar mortalmente enamora-
do, incurable, apasionada, pero también salvajemente y sin
casamiento
Witold GOMBROWICZ.

el carácter esencial de la literatura es tratar lo todavía no
manifestado como existente
Ernest BLOCH.

Escribir es no poder evitarlo, es no poder escaparse de ello.
Atañe al individuo solo (...) Ser para sí mismo su propio ob-
jeto de locura y no volverse loco por ello. Eso podría ser la
desdicha maravillosa.
Marguerite DURAS. Los ojos verdes.

Esta trampa saludable, esta finta, este engaño magnífico,
que nos permite entender la lengua como algo ajeno al po-
der, en el esplendor de una revolución permanente del len-
guaje, yo lo denomino, por mi parte, literatura.
Roland BARTHES. Incidentes.

Supongo que hay un estrato hondo, tras las fuentes de la
creación, donde el arte aún no está escindido en géneros.
Soma MORGENSTERN. Huida y fin de Joseph Roth.

 Escribir se vuelve entonces, para Léautaud, una delicada re-
petición de la vida, que sirve para inhumarla para siempre, 
con sutil pathos ceremonial. Lo que está escrito está sepulta-
do, éste es el presupuesto de su obra.
Roberto CALASSO. Los cuarenta y nueve escalones.



2- MUJERES

Hay que amar mucho a los hombres. Mucho, mucho. Amar-
los mucho para amarlos. Sin esto, no es posible, no se les
puede soportar.
Marguerite DURAS. La vida material.

Claro, mi Dios es femenino, porque el Cielo
Es el impulso generoso, y se contenta
Con alabar lo que es bueno. Y todo
Esto lo he conocido a través de las mujeres.
Allí donde los hombres la luz trágica del poeta resintieron,
El espíritu -que es la Mujer- acarició mi alma.
Patrick KAVANAGH. (Irlanda, 1904-1967). Collected
Poems.

Había algo de desnudo y seductor en estos panes que las
hacendosas manos de las mujeres, de las que nada, excep-
to los ojos, quedaba al descubierto, compartían. "Esto pue-
do darte, tómalo con tu mano, estuvo en la mía."
Elías CANETTI. Las voces de Marrakech.

Ella se había entregado a todo lo que vive, participando de su misterio. Y dispuesta a ser la criada de cada cosa, se ha conver-
tido en la señora de todo...
Aleister CROWLEY. Cit. por John Harrison en 'El curso del corazón'.

El problema de las mujeres estas [Se refiere a las mujeres que 
tuvo] es que se dieron cuenta de que yo quería demasiado poco. 
Las mujeres están dispuestas a todo si piensan que eso es lo 
que uno quiere.
Lars GUSTAFSSON. Muerte de un apicultor.

Una mujer no muy diferente de la llamada Flora de Leonardo, 
del Museo de Berlín.
Walter BENJAMIN. Sueños.

el denominador común que tengo con todas las mujeres es el
de ser una actriz. Pienso que todas las mujeres se ven obliga-
das a ser actrices y las actrices hacen lo que se espera que ha-
gan todas las mujeres, sólo que nosotras lo hacemos más a
fondo.
Delphine SEYRIG. Durante el rodaje de India Song, de Mar-
guerite Duras.

Ella está a mi lado de pie, pálida y fría, vestida de las sombras 
de la nave pecadoscura, su fino codo en mi brazo. Su carne e-
voca el estremecimiento de aquella cruda mañana velada de 
bruma, antorchas apresuradas, ojos crueles. Su alma está afli-
gida y querría llorar.
James JOYCE. Giacomo Joyce.

Directamente, del agua
humeante, salen a la nieve.
Los rosas, los blancos Renoir 
palidecen junto a ellas./
¡Qué hermosura! Esos hombros,
esas amplias espaldas
como metal fluido,
luminoso.
Andrei VOZNESENSKI. En 'Poesía rusa del siglo XX'.

Sabe que lo cansa y tiernamente le asegura: soy tuya.
Adolfo BIOY CASARES. Guirnalda con amores.

Sus pechos... zangoletean bajo su blusa.
Jessica HAGEDORN. Comeperros.

"No tengo nada", decía, como dicen todas las mujeres en
todos los países.
JUAN C. ONETTI. Cuentos completos.

¿Qué tienen las mujeres en la cabeza, exactamente? Acep-
tan con tanta facilidad los términos del juego... A veces, 
cuando se miran desnudas, de pie, a un espejo, se ve en 
su mirada una especie de realismo, una fría evaluación de
su capacidad de seducción, que ningún hombre podrá al-
canzar jamás.
Michel HOUELLEBECQ. Plataforma.

Tiene en su estudio un retrato de ella, ampliación de un di-
bujo al carboncillo: un tipo de muchacha sencilla y huraña
y piadosa y sensual, no muy distinta de la buena Catalina
de Bora.
Seguro que era la mujer que le convenía. ¡Qué lástima que
se muriera!
Hjalmar SÖDERBERG. El Doctor Glas.

"Qué suerte tienen las mujeres con que te enredás", solía de-
cirme una amigam "le descubrís misterio a cada boluda..."
Edgardo COZARINSKY. La tercera mañana.

cuando las mujeres dejen de leer, la novela morirá
Ian McEWAN. En J. Libedinsky: English Breakfast.

No vemos ningún médico, ni un solo hombre en el hori-
zonte. Quizá es mejor así, a la vista de esta multitud de
mujeres vestidas de negro, con el rostro ansioso y salva-
je, acurrucadas en la sala de espera. 
Michel TOURNIER. El árbol y el camino. (Y sigue: "la
medicina, como la etnografía, tiene que feminizarse, Y
yo añadiría: como la fotografía, pues todo lo que en ella
hay de indiscreto, y hasta de agresivo, se tolera mejor
en el acto de fotografiar si viene de una mujer.")

Dos mujeres. Una cuando sola es exactamente la misma
que cuando está en compañía, la otra en compañía exac-
tamente como es cuando está sola. La última se sostiene
mal en público, la anterior se pone un vestido de noche
en casa sola. Uno no debería casarse con ninguna de las
dos.
Paul VÁLERY. The Viking Book of Aphorisms.

Ella dijo: "¡He seguido siendo amiga de todos los hombres
que he amado!", y yo pensé de inmediato: "Bueno, ¡a mí
no vas a hacerme esa cochinada!"
Peter HANDKE. El peso del mundo.

En Francia, las mujeres muy bellas viven en un gueto parale-
lo, protegidas del acoso de los plebeyos por barreras invisi-
bles. Aquí te las llevas a tu casa a pares o en racimo.
Frédéric BEIGBEDER. Socorro, perdón. (Hablando de Ru-
sia).

A decir verdad nunca antes he conocido un egoísmo natural
como ése, tan completamente vivaz y soberanamente incons-
ciente, un egoísmo tan animal... Ella es la caricatura del ideal
que yo venero."
Friedrich NIETZSCHE. Cit. por P. Sollers en "Una vida divi-
na". La mujer en cuestión, por supuesto, es Lou Andreas Salo-
mé.

La inmoralidad del hombre triunfa sobre la amoralidad de
la mujer.
Karl KRAUS. Aforismos. Revista Vuelta N° 13.

La fantasía la inflaman las mujeres a las que les falta, preci-
samente, fantasía.
T.W. ADORNO. Minima moralia.

En su libro de penitencias, De Poenitentia Decretorum, el
obispo Burchard de Worms describe una práctica medieval
en la que las mujeres ponían un pequeño pez vivo en el
centro de su ser. Al morir el pez, lo freían y lo daban de co-
mer como afrodisíaco a un galán.
(¿Fuente?)

Me siento responsable de la carne de esta mujer, pues me
desgarra dulcemente como lo hacen otras cosas que son
mías. Me estremece la dulzura de su presencia; cuando me
sienta temblar se volcará como la hoja de un árbol sacudido
por el viento y dejará que yo vea el lado vacío de sus ojos.
Yukio MISHIMA. Confesiones de una máscara.

Se la ama como a una mujer que inspira dudas.
Friedrich NIETZSCHE.

La mujer sería más encantadora si fuese posible caer en sus
brazos sin caer en sus manos.
Ambrose BIERCE.

Es posible no pensar en las mujeres, del mismo modo que no
pensamos en la muerte.
Cesare PAVESE. Diarios.

Ella se parecía a esas aguas profundas cuyos remolinos igno-
ramos.
VIZIR PTAHHOTEP. Enseñanza sobre las mujeres. 2000 
a.C.

Y había en ella algo dramático y obstinado, como si hubie-
se sido el centro de un remolino...
Djuna BARNES. Una noche entre los caballos.

Sóniechka aportaba a su vida en común una falta de expe-
riencia sublime y sagrada
Liudmila ULÍTSKAYA. Sóniechka.

Todo lo que es ambiguo es femenino. Todo lo que ya no es
ambiguo pertenece al orden masculino. Esa es la verdadera
diferencia sexual que no está en el sexo ni en la biología.
Jean BAUDRILLARD. La seducción.

Los aires encantadores y que constituyen la belleza, son
El aire hastiado/ el aire fastidiado
El aire aturdido/ el aire descarado
El aire frío/ el aire de mirar hacia adentro
El aire de dominación/ el aire de voluntad
El aire perverso/ el aire enfermo
El aire gatuno, puerilidad, indiferencia y malicia mezcla-
das.
Charles BAUDELAIRE. Diarios íntimos.

Esa mujer tiene un poder mágico:
sabe pasar sin mí.
Yo quisiera saber pasar también sin mí.
Valerio MAGRELLI. Ora Serrata Retinae.

¡ah! ¡cómo el ácido cuerpo de la mujer sabe manchar un tra-
je en el lugar de la axila!
St. JOHN PERSE. Antología poética.

La mujer preferible es la más alta cuando se levanta y la más
voluminosa cuando se sienta.
Poesía árabe clásica.

Pues de haberme rozado ella con la mecha de su mirada, yo
habría volado por los aires como un depósito de municiones.
Walter BENJAMIN. Calle de mano única.

James [Joyce] la odiaba porque ella no había comprendido 
su aventura espiritual. para Joyce, su progenitora represen-
taba lo peor de la mujer irlandesa: cómplice de la Iglesia
Católica, represora del pensamiento libre y del progresismo.
La llamaba "la fregona de la Cristiandad".
César MOLINA. Regresar de donde no estuve.

Milena Jesenská, esa mujer maravillosa, tan digna de Kaf-
ka, en el campo de concentración de Ravensbrück: "Ay, si
pudiera estar muerta sin tener que morir..."
Imre KERTESZ. Diario de la galera.

A la mañana siguiente veo que Stasia baja la escalera del
brazo de Alejandrito. Ambos me sonríen..., yo estoy desa-
yunando en la planta baja. Sé que Stasia acaba de cometer
una enorme tontería. La comprendo. Las mujeres no come-
ten las tonterías como nosotros, por ligereza y por desidia,
sino cuando son muy desgraciadas.
Joseph ROTH. Hotel Savoy.

Tolstoi es un maestro, un hombre con un rencor visceral hacia 
las mujeres. Por primera vez Tolstoi no ha sido descrito como 
aquel santo que nunca fue.
Viktor SHKLOVSKI. Viaje sentimental.

La mujer se priva de todo, hasta de sí misma
(¿?)

Ella fingió no darse cuenta. Era como una lagartija: sólo
su cuello palpitaba.
James SALTER. Anochecer.

la poesía me viene de mi madre, como todas mis demás
desgracias.
Marina TSVIETÁIEVA. Una dedicatoria.


MENSAJES

toda la noche será aurora
Maurice HENRY. En A.P. "Antología de la poesía surrealis-
ta".

era la misma felicidad que visitaba al príncipe Myskin un
momento antes de desvanecerse víctima de una ataque de
epilepsia.
Pietro CITATI. La paloma apuñalada (Sobre Proust)

El Príncipe de Balkh, Ibrajim Adham, perdido en el desier-
to mientras cazaba, persiguió a un venado mágico, que se
dio vuelta hacia él y preguntó: "¿Has nacido para esto?"
L. Wilson y N. Pourjavady. The Drunken Universe (Poesía
sufí)

Sus brillantes armaduras relucen como las armaduras medie-
vales.
¿Y qué es lo que dicen?
EMPEZAMOS DE NUEVO, NO NOS RENDIMOS.
Lars GUSTAFSSON. Muerte de un apicultor.

La pasión vino y la pasión me dijo:
la noche puede esconder tu alma, tu raíz
pero no puede esconder - una chispa
-esa chispa reside en tu cuarto más interior
- y relumbra, más allá de la noche
Östen SJÖSTRAND. En la antología de poesía sueca
The Forest of Childhood.

Adentro había un papel en el que leyó: "El cielo tiembla y
la tierra tiene miedo y los dos ojos son hermanos".
Paul BOWLES. El tiempo de la amistad.

Chateaubriand a Ampere en viaje a Grecia en 1841:
"Despídame del monte Himeto, donde he dejado abejas,
del cabo Sunium donde escuché a los grillos... Pronto ten-
dré que renunciar a todo. Aún vago por ahí a través de mis
recuerdos; pero se borrarán... No encontrará usted ni una
hoja de los olivos, ni un grano de las vides que he visto en
el Ática. Añoro hasta la hierba de mi tiempo. No he tenido
fuerzas para dar vida a una brizna."
Cit. por Albert Camus, en Carnets.

Coloco la flor de ceniza
en el vaso lleno de escarchada negrura
Paul CELAN. Amapola y memoria.

Otra vez haced las señas más claras señores lectores: cuan-
do íbamos a salir con la presente revista parecíame que las
señas eran las de salir. Por qué las hacéis como que no las
queréis, diremos imitando a Sor Juana Inés de la Cruz.
Macedonio FERNÁNDEZ. Cit. por Germán L. García, en
MF, la escritura en objeto.

Al cabo de 10 mil, 100 mil otoños,
No tendrás otro premio que el inútil
De la inmortalidad
TU FU, hablándole a LI PO. Segunda Antología de la Poe-
sía China. 

los brotes de hojas nuevas duermen muy juntos esperando
la señal
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.

(acerca del interlocutor -del artista-) Es intercambiar seña-
les con Marte. Para llegar a su destinatario legítimo, estos
versos tal vez necesiten tantos siglos como los necesitan
las luces de las estrellas para alcanzar a sus vecinas.
Osip MANDELSTAM. Cit. por G. Picon. Las líneas de la
mano.

Locus solus [la obra de Raymond Roussel] fiscaliza la lite-
ratura toda y me aconseja una vez más que tema la admiración 
y que busque el amor, misteriosamente comprensivo.
Jean COCTEAU. Opio. Crónica de una desintoxicación.

"Aquí está mi mensaje", dice, hace una pausa y sonríe:
"Todo empeora". 

Paul BOWLES. Conversations with PB.

TARJETAS POSTALES DESDE LUGARES LEJANOS

1
Recuperaremos nuestro viejo asombro
2
En L. el agente fúnebre tenía una juguetería al lado de su
lúgubre negocio.
3
En el desierto de P. vimos muchos pájaros negros grandes
que, según dijeron, eran los fantasmas de sus ancestros.
4
En D. una niñita desnuda nos sirvió grandes porciones de
nieve de lima.
5
En Z. nos topamos con un sordomudo que pintaba caras
de muñecas.
Charles SIMIC. Cornell's Notebook.

La mucama golpeó la puerta y él vio colgar el sobre de
las tablillas de la persiana, comenzó a percibir cómo destila-
ba en la penumbra, en el aire sucio, su condición nociva, su
vibrátil amenaza. Lo estuvo mirando desde la cama como a
un insecto, como a un animal venenoso que se aplastara a
la espera del descuido, del error propicio.
Juan C. ONETTI. Cuentos completos.

No puedo dormirme
Por el resplandor de la luna llena.
Pensé haber oído aquí y allá
una voz que llamaba.
Desesperanzadamente respondo "sí".
Al aire vacío.
TZU YEH. Women Chinese Poetry.

Un gran editor me escribió: "Siento la mala noticia [mo-
ría, enfermo de Sida]. Si alguna vez bajas al centro, cena-
mos juntos. Invito yo."
Harold BRODKEY. Esta salvaje oscuridad.

El profesor Pérsikov no leía periódicos ni iba al teatro. Su
mujer lo había abandonado, fugándose en 1913 con un te-
nor de ópera y dejándole una nota que decía: "Tus ranas me
producen náuseas y una repugnancia insoportable. Por su
culpa seré desgraciada toda la vida."
Mijail BULGÁKOV. Los huevos fatales.

CANTO SEMANG A LA MUERTE
Vete primero,

Yo iré después.
No envíes lluvia,
no envíes tormentas,
no envíes ni rayos ni truenos.
En C.M. Bowra. Poesía y canto primitivos.

Su madre era una mujer muy extraña. Recuerdo que una 
vez estábamos en Key West y Ernest (Hemingway) reci-
bió un paquete enorme y pesado de parte de ella. Adentro
había una torta grande y bastante aplastada. La madre ha-
bía agregado una cantidad de cosas incluyendo la pistola
con la que se había matado el padre de Hemingway. Ernest 
se sintió terriblemente turbado.
John DOS PASOS. En Confesiones de escritores.

(Un letrero, sobre el mostrador, en un bar -Fadool's Coffee
Shop) YO SÉ QUE USTED CREE QUE COMPRENDE
LO QUE PIENSA QUE ACABO DE DECIR, PERO NO
ESTOY SEGURO DE QUE USTED SE HAYA DADO
CUENTA DE QUE LO QUE ACABA DE ESCUCHAR
NO ES LO QUE YO QUERÍA DECIR.

Alfredo BRYCE ECHENIQUE. Crónicas.

el aire fresco y salado soplaba a nuestro alrededor y la ma-
rea se precipitaba a la luz del atardecer, deslumbrante como
una apretada bandada de caballos, por debajo del puente y
río arriba, con tal fuerza y rapidez que, a la inversa, se po-
día creer que se iba en un barco hacia el mar.
W.G. SEBALD. Austerlitz.

Déjame tu sonrisa
a manera de perpetua guardiana,
Berenice.
Olga OROZCO. Cantos a berenice. (Sí, en el título, escribe
este nombre -que era el de mi madre- con minúscula.)





ANIMALES
 

En la Montaña Papago
la presa moribunda
me miraba con los ojos de mi amor
Canción de los Indios PAPAGO.

El animal está en el mundo como el agua en el agua.
Georges BATAILLE

El hombre es un animal encerrado en la parte de afuera de 
su jaula.
Paul VALÉRY. Moralidades.

CANCIÓN DEL OSO
Mi zarpa es sagrada
todas las cosas son sagradas
Indios SIOUX

A la orilla del mar,
risas: han pescado el pez que habla.
Pero dice
cosas archisabidas.
Ernst MEISTER

Largos bigotes y lágrimas de hidrógeno
he aquí al animal feroz que desespera a los mecánicos.
Benjamin PÉRET

las mariposas de 5 metros de largo se quiebran 
como los espejos
Tristan TZARÁ. Poemas.

La mariposa es un animal instantáneo inventado por los
chinos.
Salvador ELIZONDO.

semejante a un animal de los bronces Shang, que incluye en
sí a otros muchos animales
Roberto CALASSO. Las ruinas de Kasch.

Las grullas domésticas, alzadas sobre sus largas patas, zan-
quean la plaza central con paso rítmico, satisfechas de los 
grandes charcos que se forman ahí, de esa especie de pisci-
nas en las cuales se revuelcan batiendo el agua con sus alas.
A veces dejan escuchar ese grito detonante que les ha vali-
do el nombre de pájaros trompeta.
Jacques LIZOT. El círculo de los fuegos.

Fino y vivo como uno de esos ciervos que aquí llaman sam-
bhur, en los que, según dicen, prefieren encarnar los espíri-
tus de la creación.
Claire DELAURE. El triunfo de los elefantes.

La abeja bhramarah ese insecto que lleva
la letra "r" dos veces
en su nombre
Michael ONDAATJE. Escrito a mano.

Una cosa curiosa que le conté a Isaacsson, la otra semana por teléfono:
La muerte de un enjambre se siente casi como la de un solo 
animal. Es una personalidad lo que se echa de menos, casi co-
mo si fuera un perro, o por lo menos un gato.
Pero la muerte de una abeja lo deja a uno completamente frío; 
se barre y a otra cosa.
Lars GUSTAFSSSON. Muerte de un apicultor,.

He aquí lo que dice Estrabón: "Entre los cuadrúpedos de Esci-
tia, el más notable es el kolos; ese animal de tamaño interme-
dio entre el carnero y el ciervo; es blanco y mucho más rápido
que el ciervo en la carrera. Cuando bebe, absorbe por las ven-
tanas de la nariz gran cantidad de agua que le queda en la ca-
beza y le sirve para sostenerse durante varios días en desiertos
donde no hay nada de agua".
Jan POTOCKI. Viaje a las estepas. (Estrabón: geógrafo griego,
ca. 60-21 a.C.)

Vi un perro, el más triste de todos, se balanceaba sobre las
piernas y caminaba encorvado y serpenteante como un rep-
til. En el lomo y sobre los hombros tenía llagas abiertas y 
trataba de morderse retorciéndose hacia atrás.
Werner HERZOG. Conquista de lo inútil. (También: "Hoy 
al amanecer los pájaros abogaban por la continuidad de la
Creación.")

eran mirlos de las Molucas, lo roían todo, el papel, la madera
e incluso las paredes de las casas.
Patrick MODIANO. Calle de las tiendas oscuras.

Animales que viven del aire: el Ahuti, el Hulpalim. El pá-
jaro Govith.
Gustave FLAUBERT. Cuadernos.

Todos tenemos idéntico espíritu, pero, con todo, lo más
extraño son las vacas, ningún otro ser vivo está tan lleno de
espíritu y vida, la ubre que se dobla de savia y la fecundidad
y el vientre que tienen en el que caben cuatro estómagos y 
dentro de todos ellos hay vida, y sus ojos que entienden y
perdonan casi todo, y la piel que se estremece de alegría.
Las vacas, las vacas han sido revestidas de fuerza espiri-
tual.
Torgny LINDGREN. Agua y otros cuentos. (¡Excelentes
cuentos!)

Según el cartel, lleva 23 millones de años nadando en las
aguas del planeta. Puede alcanzar una longitud de cuatro 
metros y medio y un peso de 200 kilos. Es el pirarucú.
(Del Amazonas). La tribu de Uaiá conoce su historia. Es-
te pez fue un guerrero castigado por los dioses, al que en-
contraron fulminado por un rayo que le había atravesado
el corazón. Mientras aún estaba con vida, lo arrojaron al
fondo del río, donde se transformó en un pez con grandes
escamas.
Sé que la hembra pone sus huevos en un nido al fondo del
gran río y se ocupa de que salgan las crías. En cuanto estas
nacen encuentran alimento y protección en la cabeza del
padre. ¿Por qué se parece eso a una extraña religión?
Cees NOOTBOOM. Cartas a Poseidón.

Entre los animales, en la garganta cruel de la belleza, el
maestro del acecho es sin dudas el pez llamado rape, que
deja abierta su extraordinaria boca oscura en el fondo de
la penumbra del agua.
Pascal QUIGNARD. Morir por pensar.

Unos gorriones se agruparon junto a los barrotes de la re-
ja. Gritaban y agitaban las alas.
Andreas contempló los pájaros y sonrió. Sonreía benigna-
mente como un abuelo que ve jugar a sus nietos. Jamás ha-
bía prestado atención a los gorriones. Ahora le parecía co-
mo si tuviese que saldar una deuda con ellos. Con gusto 
les habría arrojado migas de pan.
Joseph ROTH. Rebelión.

Ferecrates (438 a.C.) describe un Jauja que parece estar ba-
jo tierra. Entre los muchos manjares con los que la gente 
se agasaja ahí hay "tordos asados, preparados como fiam-
bre, que volaban alrededor de nuestras bocas rogándonos
que los comiéramos.
Howard PATCH. El otro mundo de la literatura medieval.

El león está hecho de cordero digerido.
Paul VÁLERY. 

Pensaba en un verso de Whitman: "Yo quisiera vivir sólo
con animales. Son tan plácidos y tan contenidos en sí mis-
mos, ninguno tiene la demencia de querer ser el dueño de
las cosas."
Silvina OCAMPO. En A. Carrera, "Teoría del cielo".

Isaac Singer es quien acercó la cuestión del exterminio de
los judíos a la matanza de los animales. "para los animales,
Treblinka dura eternamente". (¡!)

Linneo se apartó con horror de los Anfibios, considerándo-
los una banda repugnante y desnuda.
W.H. AUDEN. Poesías escogidas. (Visor)

Es a los animales a quienes odiamos sobre todo: ¡qué no
daríamos por privarlos de su mutismo, por convertirlos al 
verbo, por imponerles la abyección de la palabra!
E.M. CIORAN. Desgarradura.

 "Pálidas colinas de gato", otro piensa, "menudos y crueles
gatos pescadores indochinos".
 Nicolás PEYCERÉ. Additamenta.

La foca juega en los círculos de espuma blanca de los
                    acantilados,
cabeza lacia y brillante, hija de Llyr,
ojos de Picasso.
Ezra POUND. Cantos. (Pertenece al Canto II.)

Para empezar, los loros son humanos; al menos etimológi-
camente. Perroquet es un diminutivo de Pierrot; parrot 
viene de Pierre; perico es un derivado de Pedro. Para los
griegos, su capacidad de hablar era uno de los elementos
utilizados en la discusión filosófica en torno a las diferen-
cias entre el hombre y los animales. Eliano informa que 
"los brahmanes les honran más que a ningún otro pájaro".
Julian BARNES. El loro de Flaubert.

Padre criaba unos zorzales muy raros, de pico azul y pecho
moteado, que silbaban un solo trino largo al amanecer y
luego callaban durante todo el día.
Tomás Eloy MARTÍNEZ. La mano del amo.

Luciérnagas con ideas brillantes
y murciélagos como embajadores a propulsión
y la mantis, como policía de kaki,
y las peludas orugas de jueces
examinando de cerca cada caso.
Derek WALCOTT. El reino del Caimito.

Alondras estridentes se quiebran contra un espejo y desde
entonces son frutos que cantan el Aleluya. Sus gargantas
transparentes se han vuelto puntos negros perdidos en el
marfil de las vértebras. Un grito de vidriero las devolvió a
su plumaje de cristal.
Maurice BLANCHARD. En A.P. "Antología de la poesía
surrealista".

le colocaban al Inca, señor principal y a su mujer principal,
unas plumas de un pájaro que se llama pilco, que son de co-
lor de tornasol.
Cristóbal de MOLINA. Ritos y fábulas de los Incas.

o mariposas que en la orilla del mediodía
se apresuran, sin mojarse al avanzar
Emily DICKINSON. Poemas.

Son los pájaros de Georges Bracque: más cerca del orden
que del género; prontos a reunir en un mismo trazo la cepa
madre y el avatar, nunca híbridos y no obstante milenarios.
Saint John PERSE. Revista Plural N° 38.

la garza estampa su jeroglífico en la tablilla de húmedo ba-
rro
Derek WALCOTT. Cit. por Brodsky. Revista Vuelta N° 16.

se hizo enviar desde la India un caballo de pura sangre de
la raza kathi, cuyas orejas rizadas lo distinguen de los de-
más.
Ian BURUMA. Mientras se juega el partido.

El suelo de los perros de caza. No es que duerman: sólo
esperan la caza y esa espera se parece al sueño.
Franz KAFKA 

Sirena: supuesto animal marino, leemos en un dicciona-
rio brutal.
Jorge L. BORGES. El libro de los seres imaginarios.

cayendo como caen los cerdos
en el olvido...
Thomas BERNHARD. Ave Virgilio.

Las teorías pasan. La rana permanece.
Jean ROSTAND.

y el grito del pavo en los bosques en llamas
Robert DESNOS. Antología de la poesía surrealista. (Visor.)

El oso polar resulta sorprendentemente blanco en medio de
ese decorado caótico, aunque yo sé que su pelaje no es blan-
co sino transparente para poder captar mejor el escaso sol
del norte.
Cees NOOTEBOOM. Cartas a Poseidón.

Ir hacia los gatos, esos chalados, esos locos, esas pandillas
de gatos, de increíble y cruel belleza
Marguerite DURAS. Escribir. Sigue así: "En los cemente-
rios siempre los hay al acecho de no se sabe qué aconteci-
miento de naturaleza indescifrable, excepto para ellos, los
gatos, sin dueño. Perdidos:"

Soy un perro de caza. Mi nombre es Karo. Odio todo y a
todos. Odio a mi amo, el cazador; lo odio a pesar de que,
persona dudosa, ni siquiera se lo merece.
Franz KAFKA. Carta a mi padre.

veloces golondrinas 
de alas duras, como de hierro fundido
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.

Mosca
come con los mejores
Proverbio FILIPINO. En W.S. Merwin. The Asian...

y los mosquitos gimen sus mantras vespertinas
Derek WALCOTT. El reino del caimito.

...pero las hembras de camello son en realidad muy mansas
y nunca muerden. Los machos muerden, en especial cuando
están en celo, e infligen heridas espantosas.
Wilfred THESIGER. Arenas de Arabia.

Dice que las cabras macho viejas se orinan la propia frente
y por eso apestan; es mejor tenerlas junto a los caballos en
sus establos, eso ayuda, los protege de enfermedades. Escu-
ché que en Lituania la caballería guardaba cabras macho en-
tre los caballos, lo mismo pasaba en el viejo ejército zarista.
Jonas MEKAS. Ningún lugar adonde ir.

Fría y delicadamente como la oscura nieve
el hocico de un zorro roza rama y hoja;
dos ojos propician un movimiento que ahora
y de nuevo ahora y ahora
imprime nítidas huellas en la nieve
entre los árboles...
Ted HUGHES. En El Urogallo N° 97.

He aquí lo que dice Estrabón: "Entre los cuadrúpedos de 
Escitia, el más notable es el kolos; ese animal es de tamaño 
intermedio entre el carnero y el ciervo; es blanco y mucho 
más rápido que el ciervo en la carrera. Cuando bebe, absor-
be por las ventanas de la nariz gran cantidad de agua que le
queda en la cabeza y sirve para sostenerse durante varios
días en desiertos donde no hay nada de agua."
Jan POTOCKI. Viaje a las estepas. (Estrabón: geógrafo grie-
go, ca. 60-21a.C.)

la abeja de Bharamarah
ese insecto que lleva
la letra "r" dos veces
en su nombre
Michael ONDAATJE. Escrito a mano.

Las mariposas escoltan asiduamente el barco.
Graham GREENE. En busca de un personaje.

El agua fluyendo...
Una blanca mariposa pasa
sin oír sonido alguno
William WYATTT. Poetry of the Underground.

observo a una gaviota que persigue
su propio sonido
Derek WALCOTT. El Testamento de Arkansas.

En el medio del otoño
Se dejan pastar los caballos
Hasta que caen repletos
En la hierba floreciente
SORA (1649-1710). Acompañante de Bashô en sus viajes.

Solía llevar el loro verde por ahí sobre mi hombro. Lo llevé
por todo el Sahara. Son muy buenos para viajar con ellos.
Son felices, no sufren viajando. Usted intenta viajar con un
gato, y es muy infeliz. A los loros no les molesta trasladarse.
Ellos realmente se ligan a una persona, y el lugar en que se
encuentren no les interesa.
Paul BOWLES. Conversations with Paul Bowles.

Mi gato es el alma de esta casa y del jardín. Su adaptación a
todos los rincones y escondrijos es como para confundir a 
cualquiera. Puede desaparecer y permanecer totalmente inen-
contrable, y de repente ahí está otra vez, y cuando le pregunto
"pero bueno, ¿dónde estabas?", todo en él parece responderme
"¿yo?, pero ¡si no me he movido!". Habría que crear para él
la noción de "sobreadaptación", pues a la vez ofrece el es-
pectáculo de la más desgarradora desgracia cuando por azar
se pretende llevárselo a otra parte. Para un gato, un viaje es
una catástrofe irremediable, una especie de mudanza, el fin
del mundo. ¡Qué bien entiendo la lección de absoluto seden-
tarismo que me da día y noche! ¡Qué fascinación ejerce sobre
mí su total arraigamiento aquí mismo!
Michel TOURNIER. El árbol y el camino.

ENFRENTA AL ANIMAL
No siempre es fácil
enfrentar al animal
aun si te mira
sin temor ni odio
lo hace tan fijamente
y parece desdeñar
el sutil secreto que carga
parece mejor sentir
la obviedad del mundo 
que ruidosamente día y noche
perfora y daña
el silencio del alma
Jean FOLLAIN. En C. Milosz: "A Book of Luminous
Things".

El fascismo empieza cuando se insulta a un animal, incluso
al animal en el hombre.
Jacques DERRIDA. Y Nietzsche dice que la génesis de la mo-
ral se revela en los modos en que nos comportamos con los
animales. AGAMBEN: "El judío es la figura del Homo sacer,
de aquel que puede ser eliminado sin que se cometa homici-
dio; así como no se considera homicidio la matanza sistemá-
tica de animales para alimento y "beneficio humano".

patas de aguzanieves corriendo de un lado a otro por las 
arenas de una playa
Henri MICHAUX. El infinito turbulento.

Más allá de los manglares y de los pantanos
los ibises practican para sellos postales
Derek WALCOTT. Cit. por J. Brodsky en Revista Vuelta
N° 16.

Los alcaravanes han empezado a cantar, sé que están cerca
del mar, aunque nunca los he visto. En inglés se llaman cur-
lew, pero alcaraván se aviene más al sonido alargado y su-
plicante de su canto. También la lechuza, que oigo cerca,
pertenece a los servicios secretos. Se enfunda un uniforma
oscuro y se torna invisible.
Cees NOOTEBOOM. Cartas a Poseidón.

La niebla cae lentamente en copos blancos. El sendero me
conduce a un estanque oscuro. Algo se mueve en el estanque;
es un animal ártico, de pelaje amarillo y áspero. Agito el agua
con mi bastón, el animal sale del agua. Advierto que su espal-
da se desploma sobre su grupa y que está de humor perezoso.
No tengo miedo, y lo aguijoneo con mi bastón para empujarlo
y quitármelo de delante. Entonces, comienza a mover pesada-
mente las patas, murmurando palabras en un lenguaje que no
entiendo.
James JOYCE. Carnets. Cit. por J. Paris: "James Joyce por 
él mismo"

En una isla vi libélulas de plata que daban muerte a jabalíes
de oro
Jorge Luis BORGES. El libro de arena.

Con alas que dudan
se acuna la mariposa sobre el trébol arrebolado
F. SCHILLER. Cit. por Walter Benjamin en "Haschisch".

ASTILLA
El canto del último grillo
cruza por el frío 
de la primera nevada,
y así se despide de nosotros.
Esa astilla delgada que canta.
Carl SANDBURG. En López Mills (Comp.): Traslaciones.
(Poema completo)

LECCIÓN DE HISTORIA
Las cucarachas parecen
plebeyas cósmicas
en los dramas serios.
Charles SIMIC. No se termina el mundo. (Poema completo).

TRES MOVIMIENTOS
Los peces shakesperianos nadaban en el mar, lejos de la tierra;
los peces románticos nadaban en redes que iban a parar a una
                                                                                        [mano;
¿Qué son todos esos peces que yacen boqueando sobre la 
                                                                                       [playa?
William Butler YEATS. En A. Girri: "Versiones".

Los carniceros tiran los chanchos al suelo, agarran una pata
delantera y la levantan apoyando un pie sobre el chancho; des-
pués clavan sus cuchillos tranquila y escrupulosamente en el 
corazón. Por cómo gritan, a los chanchos a menudo se les sale
un pedazo rosáceo de pulmón por la herida.
Werner HERZOG. Conquista de lo inútil.

Y yo no pude reír con el Demonio,
y el me maldijo porque no pude reír.
Y el lince que habita eternamente en la tumba,
salió de allí,
y cayó a los pies del Demonio,
y lo miró fijamente a los ojos.
Edgar Allan POE. En Antología de la Poesía Norteamericana
de Cardenal y Coronel Urtecho.

"Las ratas en libertad -dice un viejo diccionario de zoología-
a veces resultan afectadas por una enfermedad muy curiosa.
Una gran cantidad de ellas se sueldan por la cola y de esa ma-
nera forman lo que vulgarmente se ha llamado el rey de las
ratas... Aun no conocemos la causa de este curioso fenómeno.
Parece ser que una exudación especial de la cola mantiene esos
órganos pegados entre sí. En Altenburg se conserva un rey de
las ratas formado por 27 individuos."
Roland BARTHES. Lo obvio y lo obtuso.

Las grullas domésticas, alzadas sobre finas patas, zanquean
la plaza central con paso rítmico, satisfechas de los grandes
charcos que se forman ahí, de esa especie de piscinas en las
cuales se revuelcan batiendo el agua con sus alas. A veces
dejan escuchar ese grito detonante que les ha valido el nom-
bre de pájaros trompeta.
Jacques LIZOT. El círculo de los fuegos.

Yo volvía de Alemania con un perro pointer. El pointer era 
de tan pura raza que temblaba todo el tiempo.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

semejante a un animal de los bronces Shang, que incluye en
sí otros muchos animales
Roberto CALASSO. Las ruinas de Kasch.

el lagarto muerto que se vuelve azul como la piedra
Derek WALCOTT. El reino del caimito.

los animales de granja berrean o chillan cuando se les ma-
ta; por el contrario, la agonía de las fieras salvajes es silen-
ciosa.
André GIDE. Diarios.

el horror de los animales sin especie
Michel FOUCAULT. Raymond Roussel.

... o la magnífica Pagú
o el pequeño Garcazer dientes acerados y dedos con garras
que los primeros japoneses que desembarcaron del "Nadej-
      [da"
tomaron naturalmente por un dragón y mataron.
Conservaron su forma en el saké.
Jean-Jacques VITON. Poesía francesa contemporánea.

En el pinar, las palomas se arrullan. Adora sus llamadas
líquidas, inocentes. Cuando se reúnen para emigrar, los
franceses las masacres por decenas de miles.
Justin CARTWRIGHT. El dinero de los demás.

Es entonces del fondo del caos líquido y de un espesor de
puridad que se distingue no obstante, pero muy mal, de la
tinta, he observado a veces que sube un pequeño signo de
interrogación, arisco (...) ¿qué es lo que quiere, adónde es
que va?
Francis PONGE. (Acerca del camarón). Antología (LAR)

Cuando sorprendan a un gato en intensa meditación,
la causa, les advierto, es siempre la misma:
su mente está entregada a la contemplación
del pensamiento, del pensamiento, del pensamiento de su
          [nombre,
su inefable, efable, efinefable,
profundo e inescrutable Nombre único.
T.S. ELIOT. El nombre de los gatos....

de negra roca habitada por halcones marinos que lloran
cuando desciende el crepúsculo y que revolotean inquietos
con aire de siniestra desdicha.
Antonio TABUCCHI. Dama de Porto Pim.

En una cabra de rostro semita
escuchaba quejarse todo el dolor ajeno,
todas las otras vidas.
Umberto SABA. En T. López MIlls, 'Traslaciones'.

Entre veinte nevados montes
lo único móvil 
era el ojo del mirlo.
Wallace STEVENS.

¿Cobarde como un conejo?
¡Pero cuánta valentía
no tendrías que tener
para vivir tu vida
como un conejo!
Maria WINE. Antología.

Frío antes del amanecer,
Lejanos en la noche brumosa,
Bajo la luna gibosa,
Loa pavos reales chillan uno a otro,
Como si sufrieran.
Kenneth REXROTH. The Complete Poems of KR. (Es el
poema completo)

Un elefante es un regalo especialmente valioso. Las peleas
de elefantes son un espectáculo magnífico; luego los anima-
les se vuelven tan indomables que hay que llevarlos al agua
usando cohetes y fuegos artificiales. Cuando el rey regente
visitó la ciudad de Masulipatan, nueve prostitutas le hicieron
de elefante: cuatro hacían de patas, otras cuatro de cuerpo y
otra de trompa. El rey entró en la ciudad cabalgando sobre
ellas.
Jean Baptiste TAVERNIER. (s. XVII). Viaje a los santuarios
de la India. 

El venado
mira a una flor
Indios YAQUIS. En E. Cardenal. Antología de la poesía
primitiva.

Las sombras de los pájaros que revolotean por afuera en 
la claridad del cuarto.
Peter HANDKE.






5- BARCOS Y BARCAS

Sentía bajo mis pies algo parecido al tremolar sísmico que
anuncia a los viajeros que las máquinas jadean al fin de la
cala [la parte más baja de un barco], que se leva el ancla,
que acaba de concertarse, y por mucho tiempo, la conspira-
ción numerosa y profunda que hace navegar el barco. El 
Destino estaba en marcha, y había tomado a su cargo mi po-
bre y pequeño destino personal.
Michel TOURNIER. El rey de los alisos.

Me habló de las balsas peruanas y de los botes de paja poli-
nesios. Me explicó cómo se construían las inmensas alma-
días siberianas, con píceas de la taiga sobre los ríos helados,
y cómo se liberaban luego cuando el hielo se derretía en 
primavera. A veces venían dos almadías y creaban una nave
tan grande que podía transportar una casa con chimenea de
piedra.
Anne MICHAELS. Piezas en fuga.

Un barco toma apoyo en la resistencia del agua; todo lo que
el hombre ha podido determinar, es la línea de flotación.
Georges BRACQUE. En 'Los grandes pintores hablan de su
arte'.

Recuerdo una traducción literal de Virgilio.
   Y el viento del sur, crujiendo entre los mástiles,
   Nos invoca a salir hacia el mar abierto.
Víktor SHKLOVSI. La tercera fábrica.

Antes que el barco, preferiríamos el témpano;
más bien querríamos ser dueños de esta vaharosa planicie
                      de nieve.
Elizabeth BISHOP. Antología poética. (Visor)

 Aquí (Heidegger) volverá las espaldas al catolicismo, que
en Friburgo proyecta sombras especialmente poderosas. La
catedral, consumada en puro estilo gótico, descuella sobre
la ciudad. Se mece como una nave poderosa al pie de la
cadena montañosa de la Selva Negra, como si estuviera a
punto de entrar en la bahía de Brisgovia.
Rüdiger SAFRANSKI. Un maestro de Alemania.

En navíos de antaño, empavesados,
cuya popa era un palacio con cien ventanas de oro
y coronado por un Himalaya de lienzos,
esta ininterrumpida palpitación de estrellas no nos fue dada,
esta visión inmensamente silenciosa
de la Creación -el cielo entero desplegado en lo alto.
Valery LARBAUD. Poemas.

El tiempo se dilata 
Y vacila
Como el barco de vuelta a Brindisi o Trapani
El olor de las especias y el gusto del café
Cuando una nube rosada-rosada recubre la chimenea
Cuya sombra desciende por bocanadas sobre el puente
Donde soñamos
En la misma cubierta.
Bernard CHAMBAZ. Antología de la poesía francesa.

con dirección al oriental zafiro. El mar
perplejo no tenía fin, como un ataúd liviano
nos mecía en sus brazos... Cualquier puerto
-Haití, Singapur- era el mismo puerto
donde siempre esperaba, olvidado, el mundo.
Walter CASSARA. En Monstruos. Antología de la joven poe-
sía argentina. (Selección de A. Carrera)

Soy un ser muy mentiroso. No puedo mantener el equilibrio
de otra forma, mi barca es muy frágil. 
Franz KAFKA. Cit. por E. Canetti: El otro proceso de Kafka.

El barco ya no se movía; habíamos varado en la breve eterni-
dad de una tarde feliz. 
Michel HOUELLEBECQ. Plataforma.

... barcos que pasan por la noche y ni se saludan ni conocen
Fernando PESSOA. Libro del desasosiego.

Una barca es una palanca
y nada es más bello que una barca.
Simone WEIL. Cit. por V. Magrelli: Vetas y naturalezas.

Robé tu
sordina, me lancé al mar,
estoy haciendo agua. Dame el bote.
Ana Cristina CESAR. "Fotografiando" y otros poemas.

un inútil navío une mi infancia a mi fastidio
mis juegos al cansancio
Paul ELUARD. En O. Paz: Versiones y diversiones.

un recuerdo incluso más fuerte que la infancia
o que cargueros balanceándose hacia Rumania
Malcolm LOWRY. Poemas

YO ESPERO DESDE HACE AÑOS QUE NAUFRAGUE
EL NAVÍO DEL QUE ESTOY ENAMORADO. YO ASPI-
RO A ESTE NAUFRAGIO, ASPIRO AL FIN TRÁGICO
DE MI PACIENCIA.

Robert DESNOS. 

La navegación entrega al hombre a la incertidumbre del
hado; en el agua, cada uno de nosotros está en manos de su
destino.
Michel FOUCAULT. Locura y civilización.

Desataste toda mi vida como esas barcas
Georges SCHEHADÉ. Poesías.

Las iglesias en la orilla semejan naves
a punto de partir.
Vincenzo CALDARELLI. En López Mills (Comp.). Tras-
laciones.

sobre las aguas recién segadas;
detrás del viento con sus largas y brillantes quillas
dirigidas a través de Delos hacia una estrella.
Lawrence DURRELL. Poemas escogidos 1935-1963.

La frágil embarcación, agrandada por las pinceladas del
pintor, ocupaba ahora todo el primer plano del rollo de se-
da. El ruido acompasado de los remos se elevó de repente
en la distancia, rápido y ágil como un batir de las. El ruido
se fue acercando, llenó suavemente toda la sala y luego
cesó; unas gotas temblaban, inmóviles, suspendidas de los
remos del barquero.
Marguerite YOURCENAR. Cuentos orientales.

Pero el agua era ya profunda. Durante un largo minuto la 
balsa iluminada flotó como una mosca acuática en la superfi-
cie del río... (Luego comenzó a deslizarse lentamente aguas
abajo en la serena atmósfera nocturna, mientras la orquesta
tocaba y los diplomáticos bailaban, fumaban o chismeaban,
a la luz temblorosa de las velas...)
Lawrence DURRELL. Esprit de corps.

En los barcos todo el mundo parece estar constantemente
anudando cordeles y balanceándose en extrañas posiciones.
Graham GREENE. En busca de la libertad.

Una tormenta vespertina nos alcanza como si fuera con el
golpe de mil martillos. El barco se agita y se estremece. El
mar es blanco y chispeante. Luego la tormenta pasa en un
instante.
Otra terrible tormenta hacia la hora del crepúsculo. Truenos.
Relámpagos de color cobalto revelan un mar hirviente... ima-
gen de la creación.
Malcolm LOWRY. Por el Canal de Panamá.

"Moka: aquí se habían amparado los navíos de Saba, y los
navíos fenicios que llevaban a la Reina. "Los pequeños ro-
sales de Siria, constelados de rosas..."
De "Una guía para extranjeros", en A. Malraux: Antimemo-
rias.

Noche del miércoles al jueves
Me levanté otra vez en la noche por no poder soportar que
él, el barco, navegase sin mí, cuando no estoy con él y no
tengo consciencia de que navega como navega... Cielo es-
trellado. El barco remonta la corriente con esfuerzos, tene-
mos viento en contra; a una distancia de cien metros veo el
muro blanco de la orilla que huye hacia atrás, siempre, sin
cesar hacia atrás.
Witold GOMBROWICZ. Diario argentino. (En el Paraná)

como si una barca hubiera arribado a las costas de Iliria
Justin CARTWRIGHT. El dinero de los demás.

Con un toro a bordo,
un barquito cruza el río,
a través de la lluvia de la tarde.
SHIKI. Cit. por R. Barthes en "El imperio de los sentidos".

-¡Puente Kalinkin, 5 kopecs!
Se acerca el barquito y con su borda empuja el muelle. El
barquito sigue por el canal Fontanka, pasa por debajo de
los puentes largos, la chimenea se dobla hacia atrás, el hu-
mo llena el negro paso y borra la mancha semicircular de 
luz que hay adelante.
Víktor SHKLOVSKI. Érase una vez. 

observaba extasiado los peces de todos los tamaños y colo-
res (...) que, a cada viraje del pesquero, lo rozaban con las
escamas e iban a caer en la cubierta resbaladiza como una
cama viva
Théodore MONOD. Maxence en el desierto.

El templo griego se llama naos, neôs -como la barca-. Me-
ditar sobre esta imagen. El Templo, es decir, la sacralidad
expresada en volúmenes, está concebido como un navío.
Gracias al cual se puede viajar (evidentemente hacia el Cie-
lo, en el Cielo), se pueden atravesar las aguas (= el no-ser,
las tinieblas, el caos, etc.). La idea de que la travesía perfec-
ta no puede efectuarse más que en un "navío", es decir, en
una "forma cerrada" que protege de la degradación, de la
dispersión, de la disolución (disolución en las Aguas).
Mircea ELIADE. Fragmentos de un diario.

Mucho aprendí mirando a un marino repintar su barca.
André DERAIN. En 'Los grandes pintores hablan de su
arte'.

con el balanceo nostálgico
de una negra piragua anclada
en fósforo balbuceante.
Derek WALCOTT. El Testamento de Arkansas.

pasan barcas de quillas deformes
como columnas vertebrales, torcidas
por el agua, oblicuas
Valerio MAGRELLI. Vetas y Naturalezas.

Y la paloma de la cárcel arrulle en el cielo
y en silencio los barcos naveguen por el Neva.
Anna AJMÁTOVA. Réquiem y otos poemas.

ahora es un barco
cuyo capitán soy
sale navegando de dormir
maniobrando en busca del sueño
(no registré el autor)


6- DESEO

Como ese famoso hijo en la Odisea -como la mayoría de los
hijos, sospecho- deseaba "ser hijo de un padre feliz, al que la
vejez hallara disfrutando en medio de su propia hacienda."
Hisham MATAR. El regreso. (Muchas páginas más adelante,
esto: "Y recordé otra vez las palabras de Telémaco:
  Bien quisiera ser hijo de un padre feliz
  al que la vejez hallara disfrutando en mitad de sus propias 
                        haciendas,
   mas mi padre es el más desdichado de los hombres."
  

El deseo es una pregunta cuya respuesta no existe.
Luis CERNUDA. 

El que se inflige dolor por algo que desea, se llama pecador.
El TALMUD.

El que desea pero no actúa, engendra la peste.
William BLAKE. En T. López Mills, 'Traslaciones'.

Escucha, tonto, el sonido de tu deseo...
Malcolm LOWRY. Poemas.

En el fruto de invierno,
en el pulmón de las batallas que recomienzan,
en el loco de la chalupa.
En los brazos torcidos de los deseos para siempre insatis-
fechos será su memoria.
Henri MICHAUX. Poemas.

No espero a nadie
e insisto en que alguien tiene que llegar
José LEZAMA LIMA. Poesía completa.

Vendrá la lluvia después de la sequía
y en aguardar la dicha es más gozosa.
Eugenio MONTALE. En Tedi López Mills. Traslaciones.

Lo que los griegos llaman la charis, "el brillo de los ojos, la
belleza luminosa del cuerpo, el resplandor del ser deseable."
Roland BARTHES. Fragmentos de un discurso amoroso.

pero no pida cosas determinadas; pida querer lo que es. ¿No
es lo mismo que suceda lo que deseamos, que desear lo que
sucede? Lo importante es que nuestra voluntad y los sucesos
estén de acuerdo.
Benjamin CONSTANT. Carta al Sr. de Lanhalkrie.

Solitario candor, sé perenne en nosotros
que desolados fulguramos sin indicar el rumbo
W.S. MERWIN. En '15 poetas norteamericanos' (Girri)

Lo que buscas en vano durante media vida, un día te lo topas 
de bruces, con toda la familia a la mesa. Lo buscas como un 
sueño, y, en cuanto lo encuentras, te conviertes en su presa.
THOREAU, a Emerson. Cit. por William Gaddis en 'Su pasa-
tiempo favorito'.

Y además, habría que saber si estaba el deseo en mi sangre
o era mi sangre la que estaba en el deseo
Maurice BLANCHARD. En 'Antología de la poesía surrea-
lista' (Pellegrini)

'Si estoy en plena Naturaleza', dijo, 'pienso que es mejor no 
estar en plena Naturaleza; si no estoy en plena Naturaleza,
pienso que debería estar en plena Naturaleza. En esas espe-
culaciones envejezco, me hundo.
Thomas BERNHARD. Trastorno. (Así se expresa el Príncipe
Surau)

Y yo gusto tanto de ella que no sé cómo desearla
Fernando PESSOA. Poesía (Fabril).

Probablemente todo lo que el hombre posee es su deseo, al 
menos todo lo que le sirve para olvidarse que no posee nada.
Jacques RIGAUT. En "Actas surrealistas".

Por calentarle la cena a un extraño
quemaría mi casa.
Marina TSVIETÁIEVA. Antología poética.

Porque más quisiera ser tu dueño
por una hora, que de todo el resto, por siempre
John DONNE. Cit. por J. Berger, en "Cada vez que deci-
mos adiós".

Nos mata el vago deseo de la belleza. Hemos explicado có-
mo desfallecía S. deseando el vacío. Porque la vida no está
en esos cuerpos y esos rostros que nuestra mirada atraviesa
ansiosamente, sin conmoverlos.
Jean COCTEAU. El gran extravío.

sobre todo la gloria considerada como una continuación
de la existencia, era algo que tenía que satisfacer a un sol-
dado.
Alexander LERNET-HOLENIA. El estandarte.

Me deslumbraba la elocuencia de los curas. Adoraba, desea-
ba furiosamente la imagen de la felicidad que ellos estiliza-
ban con el nombre de virtud. Juraba no privarme de tales go-
ces.
Pierre DRIEU LA ROCHELLE. Estado civil.

En estos tiempos no sé, por así decir, lo que quiero; tal vez
no quiero lo que sé y quiero lo que no sé.
Marsilio FICINO. Carta a Giovanni Cavalcanti, c. 1475.

De mar azul sólo quiero un palmo
pequeño como un ojo de aguja.
Osip MANDELSTAM. Cit. por Anna Ajmátova en "Ré-
quiem y otros escritos".

el perpetuo deseo del solitario, de ver gente a mi alrededor
-se entiende, gente extraña, que no conozco y con la que no
necesito hablar.
Hjalmar SÖDERBERG. El Doctor Glas.

Anhelaba tener una gran autoestima, para que pudiera olvi-
darme de mí en mí mismo. Deseaba, ¡oh, cómo deseaba!, un
impulso total hacia la benevolencia para que pudiera olvidar-
me de mí en los otros. Anhelaba morir, para disolver mi per-
sonalidad, para dejar la vida disolverse. Anhelaba librarme
de todo, lejos, muy lejos. Deseaba no volver a mirar las caras
de la gente.
Fernando PESSOA. Papeles personales.

Lo único que quiero decir
reluce fuera de alcance
como la plata
en la casa de empeños.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

Él a menudo expresaba
Un curioso deseo,
Ser de manera intercambiable
Hombre y pez;
Para mordisquear la carnada
Del anzuelo,
Decía él,
Y luego deslizarse 
Como un fantasma
En el mar.
Marianne MOORE. En Parnasus (Poetry in Review) vol.
16. 

Todos los poemas aspiran a ser traducidos, incluso antes de
que los escriban, traducidos a todos los idiomas, o al idioma
verdadero.
Alan WALL. Bendito sea el ladrón.

Aún en sueños tú te me has negado
y enviado sólo tus doncellas.
Ezra POUND. Lustra.

Mi meta ahora es saberlo todo sobre el proceso de fusión de 
las vocales en las lenguas arias.
Mircea ELIADE. Diario íntimo.

Virgil Thomson, viendo a una hermosa mujer que caminaba
en su dirección en la 5° Avenida, se dio vuelta hacia su acom-
pañante y susurró: "Es en momentos como éste en que desea-
ría ser... una lesbiana".
Cit. por J.D.McClatchy, en "Poet's Notebook".

Horizontal, sin horizonte,
Sin deseo y sin nada deseable, 
Duermes al fin un sueño estable.
-¡Ah, ser un breve círculo en el agua!
Jules SUPERVIELLE. Poesía francesa contemporánea.

Gala
tú no estás incluida
en el círculo
de mis objetos de relación
tu amor está fuera
de las nociones comparativas y mendigas
de los sentimientos humanos
porque no tengo ningún sentimiento por ti
porque los sentimientos suponen la ausencia del amor
o su debilidad
y es fuera de todo sentimiento
donde la representación pura y única
de mis deseos
se une sin temor
a las representaciones violentas de mi muerte
Salvador DALÍ. En "Los arcanos mayores de la poesía surrea-
lista".

El mundo es de inspiración tantálica: despliegue de un in-
menso hacerse desear que se llama Cosmos, o mejor: la ten-
tación. Todo lo que desea un trébol y todo lo que desea un
hombre le es brindado y negado. Yo también pensé: tienta
y niega.
Macedonio FERNÁNDEZ. Cit. por Germán García en 
"Macedonio Fernández, la escritura en objeto".

Si debe haber un dios en la casa, que sea uno
que no nos oiga cuando hablemos: una frescura//
una nada rojiza, una brizna cualquiera de esa masa
de la que, tan distantemente, somos parte.
Wallace STEVENS. Collected Poems.

Cuando un prostituto miraba a Abu Nowas, Abu Nowas
captaba en su mirada no el deseo de dinero sino el deseo
a secas y esto lo conmovía.
Roland BARTHES. En RB por RB.

Querían sentir la fuerza, el horror. Querían tener línea direc-
ta con lo desconocido.
Rupert THOMSON. Muerte de una asesina.

-Desearía que la palabra no existiera.
Tse-kong, que estaba presente, objetó: -Si la palabra no hu-
biera existido, ¿cómo nos habrían instruido? 
Krong-tse lo reprendió diciendo: - ¿Habla el Cielo? y sin
embargo las 4 estaciones siguen su curso y los millares de
seres cumplen su existencia. ¿El Cielo habla?
CONFUCIO. En la biografía que escribiera Soulie de Mo-
rant.

las sombrías articulaciones del deseo
los lazos de la rosa
bajo la peladura del frío maduran una pasión feroz
con alas de sangre
Paul-Marie LAPOINTE. Poetas de Quebec.

El fuego de su sed sacraliza el agua.
Henri MICHAUX. Frente a los cerrojos.

Los locos con collares de colores en el cuello son una
            [nube de alas.
¡Que de las copas de los árboles vuelen las flores per-
            [fumadas!
Que las flores caigan como lluvia sobre la tierra.
Los ARANDA (de Australia). En C.M. Bowra. Poesía
y canto primitivo.

Me gustaría leer lo que no has escrito.
Simone CHAMBELLAND. Revista Área, N°3

¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!
Marina TSVIETÁIEVA. Antología poética.

A la mierda la poesía, es a ti a quien deseo:
tu sabor, la lluvia
en tu cuerpo, mi boca en tu piel.
Margaret ATWOOD. Historias reales.

El deseo de morir no es un mal deseo, no es un deseo desas-
troso.
Marguerite DURAS. La vida material.

Ah, quede yo para siempre ciega
Con leones, tigres, leopardos y sus semejantes
Victoria SACKVILLE-WEST. En Revista Sur N° 153.

No quiero tener la terrible limitación de quien vive apenas
de lo que es pasible de tener sentido. 
Yo no: lo que quiero es una verdad inventada.
Clarice LISPECTOR. Aguaviva.

Un niño lo único que quiere es certeza.
Michael ONDAATJE. El fantasma de Anil.

Quisiera ver con más claridad, pero me parece que nadie
ve con más claridad.
Maurice MERLAU-PONTY. Cit. por B. Sarlo, en "Instan-
táneas".

¡Ah, el opio de ser cualquier otra persona!
Fernando PESSOA. Tabaquería.

Aprendimos a no volvernos a encontrar,
A no mirarnos a los ojos,
Pero ni aún así responderíamos
Por lo que dentro de una hora podría suceder.
Anna AJMATOVA. Poemas escogidos. (Es un poema 
completo)

Era un lugar hermoso, salvaje, intacto, sobre todo intacto,
con una extraña, conturbadora y secreta belleza. Y guar-
daba su secreto. A veces me sorprendía pensando, "Lo
que veo nada es - quiero lo oculto- esto nada es".
Jean RHYS. Ancho mar de los Sargazos. (Maravilloso
relato)

podés mirar a una mujer desnuda sin necesariamente que-
rer tocarla, tu deseo está calmo como la llama de una vela
en un cuarto cerrado-
Arthur LUNDQVIST. Journeys in Imagination.

Todo el día el deseo 
penetra en el corazón de los hombres
Michael ONDAATJE (?)

Espero, después de haber expresado en esta tierra todo lo
que aguardaba de mí, satisfecho, morir completamente
desesperado.
André GIDE. En Lisandro Z.D. Galtier. La traducción lite-
raria.

cada deseo me ha enriquecido más que la posesión siempre
falsa del objeto mismo de mi deseo
A. GIDE, id.

Yo desearía poder verte como eras.
¡No! desearía poder verte
como desearía que fueses.
¡No! Sólo desearía que fueses
tal que yo pudiera verte.
Henrik NORDBRANDT. 3 X Nordbrandt.

Deseos de quitarse la ropa, de tirar la coraza de paño,
arrojarse a una cama, abrazar huesos vivos,
como a un espejo ardiente, de cuya superficie
ninguna uña podrá arrancar
Joseph BRODSKY. No vendrá la noche...

Quisiera ser la quinta rueda del carro

Tormenta
La tercera pata del pato
Estar en todas partes y en ninguna
Blaise CENDRARS. Poesía. (Estos versos son el final de
"Panamá".)

¡Ojalá las luchas hubiesen terminado! Que se pudiera decir
como en el último "leis" de Girard de Roussillon:
 "Las guerres sont finies et les
  ouvres comencent"
Rainer María RILKE. Testimonio.

Deseo de un sueño profundo, que disuelva más.
Franz KAFKA. Diarios.

(A LAS PARCAS)
Dadme un verano solamente y un otoño
para que el canto me madure -¡oh, poderosas!-
Cuando se sacie de estos juegos, más conforme
el corazón podrá morírseme en el pecho.
Johan HÖLDERLIN. En "Antología del poema traducido".

El deseo es el anarquista primigenio y el primer agente se-
creto; no es sorprendente que la gente quiera verlo arresta-
do y a buen recaudo (...) El deseo nos convierte a todos en
idiotas. De todas formas, más vale ser idiota que fascista.
Hanif KUREISHI. Intimidad.

Sitios en Malibú y Beverly Hills brillan en la imaginación 
de esas actrices. Les gustaría que el sistema las degradara y
morir en un charco de sus propios vómitos en un motel de
esos que alquilan habitaciones por horas a los vaqueros.
Justin CARTWRIGHT. Soñando con los masai.

Hoy es el octavo día y siento que ya es suficiente. Me gus-
taría ser transportado a un baño, en el Ritz de París, y luego
tomar un martini seco en el bar.
Graham GREENE. En busca de un personaje. (Embarcado
en un río en África Central.)

¡Y pensar que también nosotros podíamos haber tenido
una vida corriente de corazones destrozados, escándalos y
divorcios! Hay dementes en el mundo que no saben que ésa 
es, justamente, la vida  ala cual se debe tender con todas las
fuerzas. ¡Qué no daría yo por un drama semejante!
Nadiezhda MANDELSTAM. Contra toda esperanza. (Se
refiere a vivir en la Unión Soviética de Stalin, en medio de
persecuciones políticas atroces.)

Pero el juego que enciende los deseos y que ilumina los
pensamientos jamás se prolonga más de unos segundos
consecutivos; El resto del tiempo tratamos de recordarlo.
René DAUMAL

El dictamen Quien mira una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón es un consejo inequívoco
de pureza. Sin embargo, son muchos los sectarios que en-
señan que si no hay bajo los cielos un hombre que no haya
mirado a una mujer para codiciarla, todos hemos adultera-
do. Ya que el deseo no es menos culpable que el acto, los
justos pueden entregarse sin riesgo al ejercicio de la más
desaforada lujuria.
Jorge Luis BORGES. La secta de los 30. (Atribuyéndolo
a un texto del siglo IV).

Quiero emplear el tiempo como el destino. Encontrarme
con él por medio de la cultura de mi oficio, como se encuen-
tran dos hordas. Para el surgimiento de un nuevo lenguaje.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

Queremos regresar a la antigua morada
Donde vivieron nuestros padres bajo el ala de un arcángel,
Queremos reencontrar esa moral extraña
Que santificaba la vida hasta su última hora./
Queremos algo así como una fidelidad,
Como un enlazamiento de suaves dependencias,
Algo que sobre pase y contenga a la existencia,
Ya no podemos vivir lejos de la eternidad.
Michel HOUELLEBECQ. Poesía.

No olvides nunca formular tu deseo, Malte. Creo que no se
cumplen, pero hay deseos a largo plazo, que duran toda la
vida, de modo que no podría esperarse su cumplimiento.
Rainer M. RILKE. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.

Apareció ella, deseable, y lo liberó de toda idea de deseo.
Peter HANDKE. Historia del lápiz.

Arrebato
un alma inmensa quiere entrar en mi alma
Henri MICHAUX. El pulso de las cosas.

Del propio sueño cuya magia
cierra los ojos de los dioses,
el vuelo impediría,
para llegar, bien que sin alas,
yo sólo a poseerte.
MELEAGRO. En J.L. Martínez. El mundo antiguo. Grecia.

Pero por otro lado, ¡qué fino y glorioso es hacer feliz a una
mujer! Aún si yo no sirviese para ninguna otra cosa, esa se-
ría una cosa muy buena.
Valéry LARBAUD. A.O. Barnaby.

Me pedía la luna. Traje un balde de agua. "Toma -le dije-
ahí la tienes, Inclínate, tómala. ¿Que no puedes tomarla? Es
cosa tuya. Yo te he traído la luna.
Jules RENARD. Diario.

Pero cortemos pronto flores nuevas
sin lamentar que luego desfallezcan
escasas como son las flores de la vida,
hagámoslas, cortándolas, divinas.
T.S. ELIOT. En "Cuaderno de traducciones".

Yo que sólo quisiera, pero elegir no puedo,
una vida calmada, oscura, sin deseo,
una pobre cabaña en el bosque perdido, 
de musgos y jazmines y de vida ceñida,
flores que cultivar, una barca que pasa,
y el frescor de la noche respirar sobre el agua...
Gerard de NERVAL. Ensueño de Carlos VI.

Quería escabullirme en silencio y sin llamar la atención
hacia otra era.
Werner HERZOG. Conquista de lo inútil.

anhelo de largos diálogos -los primeros- con una mujer
desconocida. ¡Oh, andar, salir hacia una noche, sin preocu-
parse de fronteras! Jamás traspasaremos ninguna que esté 
en nosotros.
Max FRISCH. Mi o el viaje a Pekin.

¿Por qué tengo este deseo irreprimible de inventar ficcio-
nes, de decir mentiras?
"Por la infelicidad -responde H.C. Andersen- pero tú no
eres lo suficientemente infeliz, por eso no lo puedes llevar
a cabo."
Cees NOOTEBOOM. En las montañas de Holanda.

Lo mismo que una culpa 
me atenazas y hacia ti me atrae
tu delicada boca de cereza,
arrebatada de última dulzura.
Osip MANDELSTAM. En 'Poesía rusa del siglo XX'.

Como suicidas en busca de coartada, la gente
está ávida de que llegue el final,
y así pierden el control y los nervios.
Hans M. ENZENSBERGER. El hundimiento del Titanic.

nunca serás un hombre sabio, vaya, ni siquiera un hombre
razonablemente inteligente, pero el amor y tu sangre te hi-
cieron dar un paso, incierto pero necesario, en medio de la
noche, y el amor que guió ese paso te salva.
Roberto BOLAÑO. Perros románticos.

Mereces la locura: por la estupidez de tus deseos.
Peter HANDKE. Historia del lápiz.

Sólo hay que pedir al cielo la euforia, y los medios para
servirse de ella.
Paul VÁLERY. Tel Quel.

Allí estaban los claveles rojos en la mesa y el fuego salta-
rín. Pensé: "Si todo volviera atrás y fuera tal como era an-
tes de que sucediera y luego sucediera de forma diferente".
Jean RHYS. Viaje a la oscuridad.

Quisiera tocar fondo. Cuántos cientos de veces he deseado
tocar fondo, el fondo de este acoso, el fondo.
Henri MICHAUX. El infinito turbulento.

¡Ah! si me hallara a toda vela en el Océano Pacífico
          a solas con la mar y con el viento
 solo y sin radio ni fuerza para luchar contra los
          elementos.
Yorgos SEFERIS. Poesía completa.

Vamos mi corazón de hombre la lámpara va a apagarse
Vierte en ella tu sangre
Vamos mi vida alimenta esta lámpara de amor
Vamos cañones abrid el camino
Y que llegue por fin el tiempo victorioso el amado tiempo
     del regreso
Guillaume APOLLINAIRE. Poesía.


que, sin gloria, ame ríos y selvas
VIRGILIO. Antología de la poesía latina.

"Mi esposa", dijo Pinnegar, "espera que me vaya al carajo
cuando ella me deje. Es su última esperanza."
D.H. LAWRENCE. Jimmy and the desperate woman.

Lo que más quería era comprender el agua.
Felisberto HERNÁNDEZ. En A. Carrera, "Teoría del cielo"

To también tenía un vicio, el de querer expresar lo impalpa-
ble de una sugestión.
Francis PICABIA. Caravanserail.

Te deseo como si fueses la esposa de otro.
Sacha GUITRY

El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive
sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas
precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.
Milan KUNDERA. La insoportable levedad del ser.

Cuéntame que moriremos llenos de sueños y que nos ama-
rán mientras durmamos.
Lorrie MOORE. Como la vida misma.

También Karl podría decir: "Un día un golpe me alcanzará,
un golpe en verdad destructivo, y entonces todo, toda esta
confusión, esta nostalgia, esta ignorancia, este todo (...)
este creer saber y este nunca saber se acabarán. Pero yo de-
seo vivir, no me importa cómo."
Roberto CALASSO. K. (Calasso le atribuye estas palabras
'posibles' al personaje de "América", de Kafka, a quien está
dedicada esta obra.)

En aquellos días, mi madre actuaba como si el mundo no se 
fuese a terminar nunca. Y supongo que es lo que todos quere-
mos de nuestras madres: que mantengan el mundo en marcha, 
y, aunque sea una mentira, que se comporten como si nunca se pudiera acabar.
Hisham MATAR. El regreso.

Para transformar en amor y en destino el encuentro de puro
azar, hay que quererlo.
Georges BATAILLE. El aprendiz de brujo. ("La elección
del ser amado... es reducible a un conjunto de azares." Pero
yo agregaría que ese supuestos azares, responden mejor a la
definición del amor que hace Jacques Lacan: "una conexidad
entre dos saberes que no se recubren... dos saberes inconscien-
tes.")

Cómo, mientras los ancianos están esperando reverente,
           [apasionadamente
El milagroso nacimiento, siempre tiene que haber
Niños que no tenían ningún deseo especial de que se pro-
           [dujera , patinando
Sobre un estanque en el borde del mundo.
W.H. AUDEN. Poemas escogidos.

Yo quiero la libertad. 
Pero si la consigo, iré a buscar la falta de libertad con una
mujer y un editor.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

Al final de este día queda lo que quedó de ayer y quedará
de mañana: el ansia insaciable e ínnúmera de ser siempre
el mismo y otro.
Fernando PESSOA. Libro del desasosiego.

¡Si supieras cuánto esfuerzo he gastado e alcanzar cosas que
no me incumben, dice Carmona: en ser lo que Madre quería
que fuese. Equivoqué el camino. Debí esforzarme en ser na-
die. A ella le hubiese gustado más.
Tomás Eloy MARTÍNEZ. La mano del amo.



7- EL SUFRIMIENTO,  EL DOLOR


El amor es más viejo:
Es viejo como un fósil o como una serpiente,
y más viejo que el ámbar de Livonia,
más que todos los barcos fantasmas,
más viejo que las piedras y los mares
más viejo que el amor
el dolor, en mi pecho.
Marina TSVIETÁIEVA. Antología poética.

Hugo von Hofmannsthal se entera de la muerte del hijo del
editor el 17 de setiembre entrando en Venecia, desde donde
expresa sus condolencias a S. Fischer y su esposa: "Allí,
justo allí donde reside el más profundo dolor, creo que tam-
bién habita el consuelo; sólo allí y no en otro lugar."
Florian ILLIES. 1913 un año hace cien años.

Orgullosa de mi corazón despedazado desde que tú lo des-
           [pedazaste,
orgullosa del dolor que antes de ti no sintiera jamás,
orgullosa de mi noche desde que tú con lunas lo apagaste,
no compartir tu pasión es mi humildad.
Emily DICKINSON. Antología de la poesía norteamerica-
na. (Cardenal y Coronel Urtecho).

En el paraíso que nuestras vidas anteriormente hicieron
de esta cama y este cuarto,
se han escurrido al mundo y sus interrogatorios
y ahora esas formas espantan a casi todo
lo que nos recuerda a las nuestras.
Brian PATTEN. Antología.

no hay peor desdicha que la que pasa del todo
Malcolm LOWRY. Ultramarina.

Trato de trabajar todos los días porque no hay otro refugio
que la escritura. Cuando estás pasando por un período de in-
felicidad, una ruptura amorosa, la muerte de alguien que 
amás, o algún otro desorden en tu vida, entonces no tenés
otro refugio que escribir.
Tennessee WILLIAMS. Interviews (Plimpton)

Se puede caer en estados en los cuales la vida, de un segun-
do para otro, sea por completo indiferente, todo el mundo lo
sabe. Se puede tener ese humor. Y en el instante siguiente,
se puede estar más vivo que nunca.
Thomas BERNHARD. Tinieblas.

...su descripción de los altavoces. Mi padre los había mencio-
nado también en una de sus cartas, pero era mucho peor de lo 
que yo había imaginado. Los altavoces no estaban en los pasi-
llos, sino dentro de cada celda, fijados al techo, donde los reclu-
sos no podían alcanzarlos ni romperlos. Reproducían discursos 
de Gadafi, sólo interrumpidos por canciones de propaganda y eslóganes que exponían las virtudes del régimen. La difusión se llevaba acabo cada día desde las 6 de la mañana hasta mediano-
che, y a todo volumen. 
Hisham MATAR. El regreso.

Y que corra como lágrimas la nieve derretida
por los párpados de la estatua, inmóviles en el bronce
Y a lo lejos que arrulle la paloma prisionera,
y lentas que pasen las naves en el Neva.
Anna AJHMATOVA. En Revista Aérea N° 3.

Qué importa que mis amigos
me saquen a divertir,
si después llegando a casa
de nuevo vuelvo a sentir,
serrana, lo que me pasa
A. DELGADO. Andalucía y la copla.

Por la noche.
-Querer a alguien que no te quiere -me dice B+ [una mu-
jer], que acaba de leer Cien poemas más del japonés, de 
Kenneth Rexroth, que le presté hace unos días- es como en-
tar en un templo y adorar el trasero de madera de un ídolo
hambriento.
-Creo que comprendo. ¿De quién es eso?- le pregunto.
-Mío.
-No te creo.
-No me extraña, no me importa -contesta con cierta amar-
gura.
Rodrigo REY ROSA. El material humano.

el dolor está anticuado. Ya no se oye hablar de él.
Cees NOOTEBOOM. La historia siguiente.

Él seguía llorando. Lloraba por su sueño, por todo lo que
la vida le había ofrecido y no había sabido aprovechar, por 
todas las veces que se había escondido, por todo lo que era
irrecuperable e irreemplazable. Nada volvería, no podía re-
cuperar nada. Lloraba porque no quería con suficiente fuer-
za lo que quería, y porque muchas veces no sabía lo que que-
ría.
Bernard SCHLINK. Amores en fuga.

El dolor tiene un elemento en blanco;
no puede recordar
cuándo empezó o si hubo una vez un día
en el que no existiera./
Él es su propio porvenir,
en su reino se contiene su pasado
iluminado para percibir
nuevos períodos de dolor.
Emily DICKINSON. Antología de la poesía norteameri-
cana. (Cardenal y C. Urtecho)

-Ya se le pasará, -es toda la respuesta.
Esas palabras son humanas en el sentido en que la ley esti-
ma piadosa la bala con que el oficial remata al fusilado que
respira todavía.
Jean COCTEAU. El gran extravío.

Robert Frost Trazó las diferencias entre grievances, "que-
jas", y griefs, "dolores". "Las quejas son una forma de la im-
paciencia. Los dolores son una forma de la paciencia."
En Roberto Calasso, La actualidad innombrable.

Nadie se libra de esta ley: que el sufrimiento no sirve de na-
da, es del todo inútil, y que precisamente por eso es necesa-
rio sufrir.
Curzio MALAPARTE. Baile en el Kremlin y otras historias.

Llueve. Antiguos dirigentes del partido aparecen en la te-
levisión. "Creían" en el partido. "Creían" que se cometie-
ron "errores", "fallos" pero "creían", por ejemplo, que "Sta-
lin no sabía nada" de todo ello. Etcétera.
Imre KERTÉSZ. Yo, otro. Crónica del cambio.

18 de abril de 1939. Mientras cava surcos en el jardín de
Kirchhorst, Jünger advierte que la pala "corta en pedazos los
gusanos, que se retuercen sobresaltados. En estas imágenes
el dolor se toca brevemente como una punzada cauterizante.
Se comprende que el gusano simboliza el dolor y que el hom-
bre. cuando sufre sin remedio puede ser comparado con el gu-
sano."(...) Jünger vislumbraba ya lo que iba a suceder. "El
miedo desnudo atrae siempre lo tremendo."
Roberto CALASSO. La actualidad innombrable.

-Si la duración del sufrimiento tuviese el mismo efecto en 
los seres humanos, qué sabrosos bocados seríamos- dijo.
Eric McCORMACK. Un personaje de la estupenda Paradi-
se Motel.

Cuando sufrimos, creemos que la felicidad existe más allá
del círculo que nos encierra; cuando no sufrimos, sabemos
que la felicidad no existe, y entonces sufrimos por el sufri-
miento de que no sufrimos nada.
Cesare PAVESE. El oficio de vivir.

El propio Kazarnovski estuvo desterrado en Kolyma y en
1944 se presentó en Tashkent. Vivía sin permiso de residen-
cia y sin cartilla de racionamiento para el pan, se escondía
de los milicianos, tenía miedo de todos y de cada uno, bebía
hasta caer sin sentido y por falta de calzado llevaba dos dimi-
nutos chanclos de mi difunta madre. Le servían, porque no
tenía dedos en los pies: se le habían helado en el campo y él
mismo se los cortó con un hacha para no tener gangrena. 
Cuando los condenados eran llevados al baño, en el húmedo
aire de los vestuarios se helaba la ropa y hacía el mismo rui-
do que si fuera de hojalata.
Nadiezhda MANDELSTAM. Contra toda esperanza. (Koly-
ma era uno de los campos de castigo más temidos durante
el estalinismo.)

Es una suerte que nadie me ayude. Nada más peligroso,
cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.
Alejandra PIZARNIK. Textos.

Desde tres lados amenaza el sufrimiento a los humanos:
desde el cuerpo, desde el mundo exterior y desde los vín-
culos con otros seres humanos.
Sigmund FREUD.

Pero entonces, la literatura sirve para algo? ¿Para qué 
sirve denominar a la vejez 'viajera de la noche'? Tal vez
sirva para sufrir menos.
Roland BARTHES. 

Mi pena fútil como un carro sin ruedas
Fernando PESSOA. Libro del desasosiego.

El Dolor -expande el Tiempo
Siglos se enroscan dentro
De la Diminuta Circunferencia
de un solo tejido nervioso.
Emily DICKINSON. Poemas.

La melancolía se enrolla como una serpiente
mortalmente dormida
a la que no se nos permite
sucumbir.
ROBERT DUNCAN. Un poema que comienza con un
verso de Píndaro.

"Si estoy en plena Naturaleza", dijo, "pienso que es mejor
no estar en plena Naturaleza; si no estoy en plena Natura-
leza, pienso que debería estar en plena Naturaleza. En esas
especulaciones envejezco, me hundo".
Thomas BERNHARD. El príncipe de Sürau, en Trastorno.

...una zona del espíritu que alberga el remordimiento, la
pena por lo que fue y que ya no causa más pena sino tan
sólo la memoria de la pena, y la pena por lo que no fue y
habría podido ser, que es la pena más lacerante.
Antonio TABUCCHI. Dama de Porto Pim.

Dolor resurgente es un mar en la cueva
De la mente
Malcolm LOWRY. Poemas (Ed. Visor)

El sufrimiento más humillante es sentir que ya no se sufre. 
Marcel PROUST. Cit. por Tomás Eloy Martínez, en 'Purga-
torio'.

De golpe sus desdichas se presentaron ante su pensamien-
to: no se muere de dolor, o hubiese muerto en ese instante.
(Henri BEYLE) STENDHAL.

Corazón mío: si te aferras a la ira
Húndete en ella;
Porque la pena
Ya no puedes soportarla.
JUNII TAMEKO

¿Hay algo más íntimo o interno que el dolor?
René DESCARTES. Cit. por F. Barker en "Cuerpo y tem-
blor".

Yo hablé en un poema del antiguo alimento de los héroes:
la humillación, la desdicha, la discordia. Esas cosas nos 
fueron dadas para que las transmutemos, para que hagamos
de la miserable circunstancia de nuestra vida, cosas eternas
o que aspiren a serlo.
Jorge Luis BORGES

Tengo un dolor de no sé dónde
nacido de no sé qué.
Sanaré yo no sé cuándo
si me cura quien yo sé
Copla de GUATEMALA

El pensamiento, que es un narcótico eminente.
Walter BENJAMIN. Cit. por S. Sontag: "WB, el último in-
telectual". Vuelta 1.

Es mi tío testamentario. Ya viejo.
No es malo, pero sus palabras suenan frías,
como de rencor doliente, o de odio puesto al hielo.
Marnix GIJSEN. Poesía belga contemporánea.

Recuerdo que mi abuela -era una persona de veras brillante-
decía que Cristo, a pesar de su calvario, no debe haber sufri-
do más de lo que sufre cualquier ser humano. Además, su do-
lor tenía una justificación. En cambio el nuestro, ir al dentista
por ejemplo, es algo que por sí solo debería ganarnos el cielo.
Jorge L. BORGES. Borges de la A a la Z.

A través de tibios corredores se llega al departamento de
radiología del Hospital. El estrépito de la calle llega por
una puerta batiente, que con un movimiento te engulle y
repele los ruidos. Se queda uno aislado del mundo. Una
escalera sube a las regiones del dolor; seis pisos cuidadosa-
mente etiquetados y distribuidos; sin embargo, al pasar
frente a las puertas abiertas de los laboratorios, el ver los
instrumentos y las retortas, al oler el éter que excita las
ventanas de la nariz, el cuerpo empieza a sentirse impor-
tante. Lleva su capacidad de dolor para sumarle al total.
V.S. PRITCHETT. Cit. por M. Amis en "Visitando a Mrs.
Nabokov".

En cuanto a los muertos, a los pobres muertos, cuanto más
pasa el tiempo, más convencido estoy, como Baudelaire,
de algo que no he dejado de sentir ni un solo momento
desde aquella mañana: tienen grandes dolores. Y estos do-
lores -volveré sobre ello desde la habitación del hospital a
la que me llevarán enseguida, no eran los dolores de quie-
nes los lloraban. Eran dolores eternos y eternamente infati-
les.
Philippe LANCON. El colgajo. (La narración de la expe-
riencia de una de las víctimas del atentado de Charlie Heb-
do, del 7 de enero de 2015.)

Hay un dolor fuerte que acaba contigo
en este mundo y aun en el otro sigue.
Joseph BRODSKY. No vendrá el diluvio tras nosotros.

No, no soy yo, es otra la que sufre,
yo no podría sufrir tanto.
Anna AJMÁTOVA. Réquiem y otros escritos. 




8- MUERTE

El costoso desviar de la muerte los ojos
Por debajo de todo, corre el deseo de olvidar.
Philip LARKIN. En 'Antología de la poesía inglesa'
(Fausto)


Siempre se cree que cuando uno está ante la muerte goza más
profundamente de la vida, la bebe a grandes sorbos. Eso es lo
que cuentan los poetas. No es así. Simplemente se siente uno
liberado de una ligadura, como de una rodilla anquilosada o
de una mochila demasiado pesada. De esa ligadura que supo-
ne el deseo de querer estar vivo, del horror ante la muerte. Uno
ya no se siente atado. Se es libre. Es la sensación de ser el pro-
pio amo.
Robert MUSIL. Diarios, 1917.

El alivio que tú y yo sentimos en el instante que precede a la
muerte, cuando la suerte nos desate de la triste certidumbre
de ser alguien y del peso del universo.
Jorge Luis BORGES.

Alguien dijo: Cuando llegas a este mundo, al menos sois dos
personas, pero al abandonarlo estás tú solo. La muerte nos lle-
ga a todos, pero sigue siendo la experiencia humana más soli-
taria, la que nos separa en lugar de unirnos.
Sigrid NUNEZ. Cuál es tu tormento.

Todo aquel que no logre morir joven dejará detrás de sí una
imagen caricaturesca de su orgullo.
Emile CIORAN. Desgarradura.

El héroe muere joven a pesar de ser casi invulnerable: Aqui-
les, por ejemplo, o Siegfried, Cuchulain, Roland, etc. Aquí es
donde reside quizá el misterio, la fascinación de la existencia
heroica, tal como nos es presentada en la epopeya o las leyen-
das épicas: aunque sea "extraordinario", casi un semidiós, el
destino trágico del héroe le hace semejante a los hombres. En
el fondo, el Héroe no llega ni siquiera a gozar de lo que cons-
tituye el mínimo de una existencia humana, las "estaciones",
las edades, el paso de la infancia a la vejez.
Mircea ELIADE. Fragmentos de un diario.

Dios mío, morir en la iniquidad...
Y yo estoy en la iniquidad.
Vladimir ROZANOV. Desolación.

Pero para él fue su última tarde como sí mismo,
una tarde de enfermeras y rumores;
las provincias de su cuerpo se rebelaron,
las plazas de su mente estaban vacías,
el silencio invadía los suburbios,
la corriente de su sentir falló; se convirtió en sus admiradores.
W.H. AUDEN. Poemas escogidos. (Acerca de Yeats)

Y su vida se disolvió en un lecho de hospital
como el espejo en el café que se empañaba lento
un quieto día sin clientes
Julian MALL. En Rev. Cormorán y Delfín, N° 24.

Juan Preciado (en "Pedro Páramo") relata el momento de su
muerte: "No había aire. Tuve que sorber el mismo aire que sa-
lía de mi boca, deteniéndolo con las manos antes de que se
fuera. Lo sentía ir y venir, cada vez menos; hasta que se hizo
tan delgado que se filtró entre mis dedos para siempre".
Fabienne BRADU. Ecos de Páramo.

Abrió los ojos; sólo vio el cielo tenue tendido encima para
protegerlo. Lentamente se abriría la grieta, el cielo retrocede-
ría, y él vería detrás eso de lo que nunca había dudado, acer-
cándose a la velocidad de millones de vientos. Su grito era una
cosa separada, estaba a su lado, en el desierto. No terminaba
nunca.
Paul BOWLES. El cielo protector.

El atardecer es rojo. Es el fin del mundo. Yo no muero contra
nadie. Simplicidad de esta muerte. Habré dejado de vivir. Me
es indiferente, este momento de mi muerte me resulta indife-
rente. Muriendo no me reúno con él, dejo de esperarlo.
Marguerite DURAS. El dolor.

La muerte es el camello negro que hinca sus rodillas en todos
los portales.
Proverbio árabe.

Diálogo de los muertos.
-¿Siempre duermes?
-Sí, ¿y tú?
-Yo también. No sé qué tengo, pero no puedo despertarme
por la mañana.
Jules RENARD. Diarios.

No soy novato en esto de velar a la cabecera de los moribun-
dos. A quienes sufren es preciso hablarles de sí mismos; a los
de mente lúcida, alabarles el mundo que abandonan. No hay
dignidad alguna en abandonar un mundo despreciable, y quie-
nes mueren suelen temer que la vida acaso no haya valido los
esfuerzos que les ha costado.
Thornton WILDER. Los idus de Marzo. (Refiere la muerte de
Catulo).

¡Mañana! ¿Dónde me hallaré mañana?
¿Cuando la luz se apaga, dónde va?
Omar El KAYYAM. Rubaiyat.

La muerte vendrá, siempre fuera de estación.
BIG ELK (Cacique Omaha). En 'Native American Wisdom'.

ahora
con un dulce sol
dentro, ahora con un
millón
flamante billón de clases
de innominado
silencio
E.E. CUMMINGS. XLIX Poems.

 Sé, como los muertos saben
 Que la eternidad es ahora...
 Theodore ROETHKE. En Opinión cultural (23/12/79)

Y tú, que censuras que asista a la guerra y a los placeres
me entregue, ¿puedes tú hacerme inmortal? Si no puedo e-
vitar mi muerte, déjame abordarla con lo que poseo.
TARAFA (Poeta árabe, siglo VI) Poesía árabe clásica.

La muerte recogerá un fruto todavía verde.
Henri MICHAUX. Frente a los cerrojos.

Habla de la muerte de su padre con un tono muy indiferen-
te. "El absceso se abrió en su oreja un minuto después de 
su muerte. Se iba después de haberlo matado, como si ya
no tuviera nada que hacer."
Felicien MARCEAU. Casanova el anti Don Juan.

La muerte me llegaría: eso lo sabía porque había leído a los
poetas británicos. Pero lo que era marchitarse, encorvarse,
empalidecer, debilitarse, engordar para después amojamarse...
por todo eso, moi, no iba a pasar. Ya me encargaría yo de que
así fuera.
Lorrie MOORE. Al pie de la escalera.

Cuando la música sonaba
Desperté y vi el mismo alrededor.
Está claro que en el puerto de la vida
La muerte es la única soberana.
Anna AJMÁTOVA. Poesías escogidas (Poema completo)

¿Tienes miedo a la muerte? La muerte no es nada:
el sello de plomo aplicado a un frasco repleto.
Si es vida lo que quieres, 
¡ven, goza tu domingo
mientras puedas!
Robert GRAVES. Cien poemas.

EL MUERTO Y LA LUNA

Un anciano ve un muerto sobre el que caía la claridad de la
luna. Reúne gran número de animales y les dice:
 -¿Cuál de vosotros, valientes, quiere encargarse de pasar
al muerto o la luna del otro lado del río?
 dos tortugas se presentan: la primera, que tiene las patas
largas, carga con la luna y llega sana y salva con ella a la
orilla opuesta; la otra, que tiene las patas cortas, carga con
el muerto y se ahoga.
 Por eso la luna muerta reaparece todos los días, y el hombre
que muere no vuelve nunca.
Blaise CENDRARS. Antología Negra. (Los sandé.)

una noche de la que se hablaba como de algo que hay que
fijar fuera de la muerte
Marguerite DURAS. Los ojos azules, pelo negro.

ahora sé que la muerte es nada una vez que ha arribado, ni
oscuridad, ni impresiones visuales, como si nunca hubiese
existido, un reposo como una llama extinguida, que no deja
ningún rastro.
Arthur LUNDKVIST. Journeys...

Se puede morir a cualquier edad, pero las estadísticas nos 
enseñan que cuando menos se muere es a los 11 años.
Michel TOURNIER. El viento paráclito.

Resulta curioso, de todos modos, que cuanto más avanzo en
edad más me extrañe el hecho de morir. Siempre he creído
que ocurriría lo contrario. Pero cuando más pienso en ello,
más veo que la muerte me resulta inconcebible, inadmisible
y vergonzosamente trivial.
E.M. CIORAN. Cuadernos 1957-1972. En otra parte del mis-
mo libro: "Un agonizante llorando de alegría: Bach es eso con
frecuencia."

La muerte se ha considerado siempre como la otra patria
del hombre.
W.G. SEBALD. Pútrida patria.

La muerte es la última disposición divina por la cual la gente
siente un poco de respeto.
Karel CAPEK. Cit. Por Runfola.

Para todos la muerte tiene una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como contemplar en el espejo
resurgir un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Bajaremos al remolino silenciosos.
Cesare PAVESE. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Ahora, Lupo, lo ves, te dan muerte un guiso
de sardinas y sopas exquisitas de pez siluro.
HORACIO. En 'Historia de la literatura latina'. Lupo era
su mayor enemigo, un político corrompido.

Ciega vidente con mirada azul-de-más-allá
rodeada de una multitud de minutos
que quedan por inspirar y expirarse
una leve muerte envuelve a la novia con su velo
dispuesta para salir-
Nelly SACHS. En Re. Hora de poesía, N° 94.

LA HORA DE LA MUERTE
Oscuro es el color del cielo en otoño,
una luz en los ojos de un caballo negro;
el agua se seca, los lirios se marchitan,
el corazón se vacía.//
Sin dioses, sin ayuda,
junto a una ventana ha muerto una mujer.
                    El blanco cielo era invisible,
                    frío era el blanco viento.//
Cuando lavó sus cabellos en la ventana
su brazo era como una ramita, y suave
                    se escurría el sol matutino
                    y gota a gota caía el sonido del agua.//
No había ruido en las calles,
se confundían las voces de los niños.
Pero dime, ¿qué le sucederá a su alma?
¿Adelgazará hasta volverse nada?
Nakahara CHUYA. En A. Girri, 'Versiones'.

La muerte no escucha la vida desterrada;
Nos junta solamente y no nos puede unir.
Marguerite YOURCENAR. Las caridades de Alcipo y otro
poemas.

EL CADÁVER FLORECIENTE
Tan quieta yace en este cerrado lugar apartado,
Sus pies se han vuelto frágiles para la cita fantasmal;
Su pulso ya no golpea en su muñeca;
Ni su eco vaga por su corazón.

Sobre el cuerpo y la quieta cabeza
Como majestuosos helechos sobre una austera tumba,
Se mecen suaves cabellos; y bajo sus axilas florecen
Las adormecidas pasionarias de los muertos.
Djuna BARNES. Poesía reunida 1911-1982. Es el poema
completo.

Extrañaba a mis hijos. Pensé con tristeza en Bruno y en mis
padres. Tristeza no por añoranza, sino porque en realidad no
los echaba de menos. Y cuando me muriera sería igual. Mo-
rir es como desparramar mercurio. Enseguida resbala para
volver a mezclarse en la amalgama palpitante de la vida.
Lucia BERLIN. Una noche en el paraíso. (Como dice José
María Guelbenzu: "Creo que nunca he leído a una mujer más
inteligente, sensible, tierna y valiente que Lucia Berlin".)

 No toda la muerte ocurre o es lo que ocurre al fin del vivir,
ni es en ella todo muerte: venía de antes y no ocurre del todo
nunca.
 Macedonio FERNÁNDEZ. Cuadernos de todo y nada.

 Río que debe llenarse cuando yo deje de morir.
 Louis ZUKOFSKY. Antología de la poesía norteamericana.
 (la de Weinberger)

que la muerte me encuentre plantando mis coles, pero sin
preocuparme por ella, y menos aún por mi jardín imperfecto.
MONTAIGNE. Páginas inmortales.

 Sus contemporáneos se rieron de Homero;
 pocas veces los teatros aplaudieron a Menandro;
 a Ovidio solamente lo conoció su Corina.
 Sin embargo, no tengáis prisa, mis libritos:
 si la fama viene con la muerte, no me apresuro.
 MARCIAL. Catulo y Marcial, versión de E. Cardenal.

 Ya no fumo. Reino con dulzura y mi palacio negro es muy
grato. Ciertamente la muerte es grata y noble y dulce. La
muerte es muy habitable. Habito en la muerte y me complaz-
co en ella.
 Victor SEGALEN. Estelas.

Nos morimos sin saber lo que hemos vivido.
Milan KUNDERA. Los testamentos traicionados.

Porque todos morimos y somos como agua que se derrama
en la tierra, que no puede volver a recogerse.
SAMUEL II, 14-14.

Los muertos están ebrios de lluvia antigua y sucia
allá en el cementerio extraño de Lofoten.
Oscar Wladislas de LUBICZ MILOSZ. Antología poética.
(Fabril)

Soy tan viejo 
que me atengo a la guadaña.
Serena canta en la hierba
y el pensamiento puede volar.
Tampoco hace daño,
dice la hierba,
caer bajo la guadaña.
Olav H. HAUGE. Tres poetas noruegos.

A espaldas de la gente muele la muela de la muerte.
ABÚ-L-ATAHIYYA. (S. VIII). Poesía árabe clásica.

como es propio de una persona que, según dice la frase,
vive en muchos sitios y muere en todas partes.
Michael ONDAATJE. Luz de guerra.

Podría suceder que cuando a un hombre le sobreviviera la
locura, la muerte no supiera que se trataba de un alivio.
Malcolm LOWRY. Piedra infernal.

"Muerte, acéptame como hijo tuyo" (Kosztolányi). Sería
mejor así: "Muerte, te acepto como padre."
Sándor MARAI. Diarios 1984-1989.

"Una vida mejor." Qué agradable sería la vida si concluyera
antes de la muerte.
Adolfo BIOY CASARES. Guirnalda con amores.

Bebe, duerme, muere,
es preciso librarse de sí mismo
de una u otra manera...
Oscar W. de LUBICZ MILOSZ. Antología poética.

Ahora, junto al mar donde su brillo era una lluvia de peces,
de agua. ¡Papá había muerto de la misma manera que era
profundo el mar!, comprendió de repente. Papá había muer-
to, de la misma manera que no se ve el fondo del mar.
Clarice LISPECTOR. Cerca del corazón salvaje.

Sólo el Odio era feliz, esperando aumentar
su práctica ahora, y su desgraciada clientela
que creen que pueden curarse matando
y cubriendo de cenizas los jardines.
W.H. AUDEN. Cit. por F. Grunfeld en "Profetas malditos".
(El poema está dedicado a la muerte de Freud).

EPITAFIO
Ah, ciudadanos, contemplad el aspecto del viejo Enio
que eternizó las gloriosas empresas de nuestros padres.
Nadie me honre con lágrimas, ni con funeral llanto.
¿Por qué? Por las bocas de los hombres revoloteo vivo.
ENIO (239-169 a.C., poeta latino)

La inmensa red del cielo
no atrapará a los muertos.
Peter HUCHEL. 21 poetas alemanes.

La presencia envolvente, placentaria, de la abuela se iba 
retirando poco a poco del resto de la vivienda y concen-
trándose en las 4 paredes de su habitación.
Amitav GHOSH. Líneas de sombra [Una novela maravi-
llosa]

La gran muerte que cada uno lleva en sí
es el fruto en cuyo rededor todo se mueve
Rainer María RILKE. En L.Z.D. Galtier. Antología del
poema traducido.

Saliste victoriosa en el irreversible juego de no estar.
Olga OROZCO. Cantos a Berenice.

De pronto pienso,
si no estás acá estás muerta
te imagino
tu rostro repleto de espejos muertos
una flor creciendo de tus muslos grises,
riéndose.
Pete BROWN. Poetry of the Underground in Britain.

La muerte tiene al principio el rostro de lo que no pudo ser.
Antonin ARTAUD. Antología de la poesía surrealista.

En el camino de la muerte
Mi madre se encontró con un enorme iceberg.
Ella quiso hablar
Pero ya era tarde:
Era un enorme iceberg de algodón.
Ella nos miró a mi hermano y a mí
Y después se puso a llorar.
Nosotros le dijimos -mentira verdaderamente absurda-
      que lo comprendíamos todo.
Entonces ella tuvo esa sonrisa tan graciosa de cualquier
       muchacha,
Como era en realidad.
Esa sonrisa tan bonita, casi de diablillo.
A continuación fue apresada por la Sombra.
Henri MICHAUX. Este bellísimo poema es prácticamente
inédito en castellano. Por eso lo transcribo completo.

 Devuelvo mi nombre
 al entrar en
 este Edén de flores
 INSEKI. (s. XVIII) Poemas japoneses a la muerte.

Tras comer mucho y mucho beber, y decir
ruindades a los hombres, aquí yazco Timocreón Rodio.
SIMÓNIDES (556-468 a.C.) J.M. Coetzee. 51 poetas.

en cada paso, era él, su última respiración
fue suya, no inhalada como fruto del deseo,
pero suya, ligera como una semilla de algodoncillo,
huyendo de su boca y flotando en la habitación.
Sharon OLDS. El padre.

AL FINAL
Vista por primera vez, todavía
misteriosa de casi recordada.
Será como en París, que me perdía
hasta dar con alguna encrucijada
que de pronto después reconocía:
si la has visto mil veces... Será nada
más que, a la vuelta de otro día, verte
desembocado en medio de la muerte.
Jaime GIL de BIEDMA. Las personas del verbo. (Es el
poema completo)

Dice el hombre: dulce
y sabe lo que es.
Dice el hombre: sal
y sabe lo que es.
Dice el hombre: verga
y sabe lo que es.
Dice el hombre: Dios
y sabe lo que es.
Dice el hombre muerte
y nadie lo sabe.
Y está detrás y delante.
Max AUB. Imposible Sinaí. (Es el poema completo. Aub
se especializó en crear textos apócrifos. En este caso se
trata del conflicto árabe-israelí. Este texto se lo atribuye a
Ali Fakum Nazzar.)

Porque aun en la muerte bienaventurada temo
olvidar el estruendo de los "negros furgones"
Anna AJMÁTOVA. Réquiem y otros poemas.

DESPUÉS
Después de la batalla de Helgoland

y después de la batalla de Utshima
el mar dispersó los ya deshechos.
Dejó a los albatros devorar sus ojos.
Conduciéndolos con sales disolventes
lentamente hacia el mar-
hacia las aguas cambrianas,
hacia otro ensayo.
Harry MARTINSON. En O. Paz: "Versiones y diversiones"
Inmediatamente después de éste, otro poema del mismo
autor:
CEMENTERIO
Sotos de hojas cercan
        el cementerio
Y con la voz suave del verano
        dicen
        lo que no puede volver.
Por la hierba algún viento busca algo perdido.
Pero el tiempo ya se fue
por las puertas enrejadas.

Leemos las cartas de los muertos como dioses impotentes,
pero dioses, igualmente, ya que conocemos las fechas que
                                                                           [siguen.
...
Pobres muertos, ojos-vendados muertos,
crédulos, falibles, patéticamente prudentes.
Wislawa SZYMBORSKA. View from a Grain of Sand.

 Alma mía, sé joven.
 Pronto otros serán hombres
 y yo estando muerto
 seré tierra negra.
 MIMNERNOS. (600 a.C.) Greek Lyric Poetry.

Quién sabe, quizá los muertos tengan otras usanzas.
SÓFOCLES. Antígona.

La guerra, sí la guerra está encerrada en la tumba con los
     [huesos de aquel niño.
muerto con los árboles del bosque normando,
de la misma muerte, ilimitada.
Marguerite DURAS. Escribir.

Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando
quiero escandir versos de Swinburne, lo hago, me dicen,
con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nues-
tro lo que perdimos.
Jorge L. BORGES

Durante más de 3 años seguí soñando con ella de la misma
manera, con arreglo a la misma narrativa. Luego tuve una
especie de metasueño que pareció poner fin a esta secuen-
cia de labor nocturna. Y, como pasa con los buenos finales,
no lo vi venir. En mi sueño estábamos juntos, éramos feli-
ces -todo a la manera a la que yo me había acostumbrado-,
cuando de pronto ella se daba cuenta de que no era posible
y de que todo aquello tenía que ser un sueño, porque ahora
ella sabía que estaba muerta.
Julian BARNES. Niveles de vida.

¡Qué calmo estaba ese rostro querido que yo había golpea-
do! Pero, ¿qué le significaba ahora el recuerdo de los gol-
pes, de las caricias? Él no amaba ya a su madre, ni a las
mujeres, ni a mí, ni a nadie. Pues sólo la muerte interesa
a los muertos.
Jean COCTEAU. El libro blanco.

Canto y muerte
de la cigarra
en el mismo paisaje
(?)

La peor de las muertes es el gratillo [laringitis diftérica],
y la mejor es el beso de la muerte. El beso de la muerte es
como sacar un pelo de la leche.
El TALMUD.

la muerte del poeta fue ocultada a sus poemas
W.H. AUDEN. Poesías escogidas.

El sepulturero comprará un juguete para tu nieto
tu mente será un avispero aun en tu lecho de muerte.
Le rogarás a Dios pero Dios colgará
   el cartel de no molesten.
No preguntes más, es todo cuanto sé.
Charles SIMIC. Mil novecientos treinta y ocho.

cuando se decía que la muerte se hallaba por doquier y que
cualquiera podía quitarnos la vida, pero nadie la muerte
Lukas BÄRFUSS. Koala.

La muerte se deja ver a veces
si la sorprendemos en sus gestos más habituales.
El peine de un muerto
en su mano huérfana
cuyos dedos sutiles superaron
la vida peinándola.
Su celo por el ausente
es el don póstumo
preparado y nunca ofrecido.
Valerio MAGRELLI. Ora Serrata Retinae.

cuerpo que me temblás entrado al alma
frío que me enfriás
manito tuya
manando sombra
sombra
sombra
¿paro tu deshacerte en algún lado?
Juan GELMAN. Si dulcemente (A su hijo)

 considero la muerte como un silencio y una intimidad in-
tangible, como la suspensión de las reacciones y opiniones,
un alivio, un privilegio, un silencio afortunado, precioso y
perfecto por el que hay que dar gracias.
 Harold BRODKEY. Esta salvaje oscuridad.

Algo barbotaba en su pecho y se extenuado cuerpo se estre-
mecía. Luego el estertor y el barbotar se tornaron más espa-
ciados.
 -¡Se terminó! -dijo alguien encima de él.
Iván Illich oyó estas palabras y las repitió en el fondo de su
alma.
"La muerte ha terminado -se dijo-. No existe más."
Aspiró el aire, se detuvo en medio del suspiro, se desperezó
y murió.
León TOLSTOI. La muerte de Iván Illich, en 'Cuentos selec-
tos'.


 Cada vez que los veo en mis sueños, los muertos parecen
silenciosos, preocupados, extrañamente deprimidos, muy di-
ferentes a su querida y alegre forma de ser. Los encuentro, 
sin el menor asombro, en lugares que jamás visitaron durante
su vida terrena, en casa de algún amigo mío al que nunca lle-
garon a conocer. Se sientan aparte, mirando ceñudos al suelo,
como si la muerte fuese una oscura mancha, un vergonzoso
secreto de familia.
Vladimir NABOKOV. Habla memoria.

 MUERTE DE ALEXANDER POPE
 -¿Qué es eso?- pregunta el moribundo, indicando el aire, y
al rato murmuró con una sonrisa feliz:
 -Era una visión.
 Citado en J.L. Borges y A. Bioy Casares. Museo...(?)

Al principio el hombre fue creado por dos dioses. El dios de
la tierra lo hizo de madera o arcilla, el dios del cielo le dio
la vida. Pero los creadores discutieron entre sí, y por tanto
cada uno volvió a llevarse lo suyo. Por esta razón mueren
los hombres, lo cual implica que la vida regresa al cielo, 
mientras que el cuerpo vuelve a la tierra.
Nigel BARLEY. Bailando sobre la tumba. (Relato malga-
 che)

Pero también la muerte es algo que sucede. ¿Cómo muere
un hombre? Pero también se gana cada uno su muerte, su 
propia muerte, que no corresponde a nadie más.
Y este juego de niños es la vida.
Giorgos SEFERIS. Diario de a bordo.

He aquí que os preocupáis de si resurgiréis o no, cuando 
ya habéis resurgido, sin daros cuenta, desde el momento en
que nacísteis.
Boris PASTERNAK. Escencias.

¡Tan pronto pasa todo lo que pasa!
¡Muere tan joven ante los dioses cuanto 
Muere! ¡Todo es tan poco!
Nada se sabe, todo se imagina.
Circúndate de rosas, ama, bebe.
Y calla. El resto es nada.
Fernando PESSOA (Como Ricardo Reis)

Porque todo llega a la misma devoradora Caribdis,
las grandes excelencias y la riqueza.
SIMÓNIDES de CEOS. (556-467 a.C.)

Ya desde hacía tiempo
había dejado de temer a la muerte, pues nada
podría faltarme nunca en el supuesto
de que yo mismo faltase. Ahora,
para alegrarme, me basta también
todo canto de mirlo que suene cuando yo no esté.
Bertolt BRECHT. Más de cien poemas.

(Para el Día de los Muertos)
Pongan sobre mi tumba un bote salvavidas
porque nunca se sabe.
Robert DESNOS. Antología de la poesía surrealista.

La muerte nos piensa
Octavio PAZ. Antología poética.

Siempre había creído que lo más duro de luchar en el frente
era la muerte -dijo, mirando a su amigo-. Pero no es cierto,
Ata, ni mucho menos. Es mucho peor no dormir nunca sufi-
ciente y no saber si llegará el avituallamiento. La idea de que
te masacren teniendo hambre es insoportable.
Ralf ROTHMANN. Morir en primavera.

La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los
hombres. Estos conmueven por su condición de fantasmas;
cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro
que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño.
Todo entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable
y de lo azaroso.
Jorge Luis BORGES. El Aleph.



9- INFANCIA

 ¿Aquella cabeza que besé en la oscuridad, era un espejo
que no reflejaba más que lo que fue la infancia?
 Robert HORAN. 15 poetas norteamericanos.

¡Muerte!, ¡primavera magnífica!
Nuno JUDICE. En Tedi López Mills. Traslaciones.

cantando
civilizaron a sus hijos con el beso
Larence DURRELL. 1935-1963.

Somos el lino en el linar. Eso lo sabe usted.
Mi destino personal no entró en el libro. Terminó en la infan-
cia. La vida fue soplada por las rendijas. Las habitaciones ve-
cinas no fueron calefaccionadas.
Mi amor ocultado y silenciado no tuvo éxito. Parece que lo-
gré el derecho a un cultivo especial. Deseo tenderme en el li-
nar.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

 Pisando ginkgos 
 tranquilamente el niño
 baja del monte.
 BUSON. Jaikus inmortales.

 ¡Ah! Aquella vida de mi infancia, en el gran camino duran-
te todo el año, sobrenaturalmente sobrio, más desinteresado
que el mejor de los mendigos, orgulloso de no tener ni pa-
tria, ni amigos, qué tontería era todo aquello. ¡Y sólo ahora 
me doy cuenta!
 Arthur RIMBAUD. Rimbaud por sí mismo, de Bonnefoy.

La infancia es siempre la infancia de un solo niño.
César AIRA. La ola que lee. 

El placer del desasosiego. Lo apreciaba desde que tenía 8
años, interna en el primer colegio, religioso. Y pensaba que
a lo mejor habían sido los años más bellos. Los años del
castigo. hay una exaltación, ligera pero constante, en los
años del castigo, en los hermosos años del castigo.
Fleur JAEGGY. Los hermosos años del castigo.

¿Cómo definir una infancia feliz? El grito atrae a la madre.
Pascal QUIGNARD. Abismos.

Para definir la situación singular de nuestra sexualidad, se
podría decir entonces: antaño éramos niños en todas partes,
ahora no lo somos más que en un lugar.
 Rainer M. RILKE. Rilke por sí mismo, de Jaccottet.

-¿Piensa que tuvo una infancia especial?
- A veces creo que toda mi escritura nace de ahí, entre los
arrozales, las selvas, la soledad. De esa niña flaca y despista-
da que era, pequeña blanca de paso, más vietnamita que fran-
cesa, siempre descalza, sin horarios, sin modales, habituada
a contemplar el largo crepúsculo sobre el río, la cara quema-
da por el sol.
Marguerite DURAS. La pasión suspendida. (Entrevistas con
Leopoldina Pallota della Torre). Duras nació en Gia Dinh, a 
pocos kilómetros de Saigón, y vivió en Vietnam hasta los 18 
años.

Al alejarme de Ajdabiya en el coche, hacia Bengasi y su
costa, me di cuenta de que todos estos años he llevado conmigo
al niño que fui, su lenguaje y sus detalles particulares, sus dien-
tes impacientes y ansiosos por hincarse en la carne fresca de una
sandía, al niño que al despertarse sólo preguntaba una cosa:
"¿Cómo está el mar hoy? ¿Como una balsa de aceite, o revuelto 
con la espuma blanca de las olas?"
Hisham MATAR. El regreso.

En la niñez perdí dos patrias: perdí la ciudad donde nací,
y en la que antes de mi venida al mundo habían vivido nu-
merosas generaciones de mi familia, pero también, con la
llegada del estilo soviético de gobierno, se me privó del
fácil y de algún modo natural acceso a la evidencia univer-
sal de la verdad. Necesité luego muchos años para volver
a la corriente principal de la vida, para admitir las más ele-
mentales certidumbres, esas que sólo los locos y los farsan-
tes ponen en duda.
Adam ZAGAJEWSKI. En la belleza ajena.

Y el niño que habita mi corazón
ávidamente chupa mi pulso
Tomi KONTIO. En T. López Mills, 'Traslaciones'.

A la fascinación que ejercía el dedo índice de las mujeres
de nuestra infancia, que mostraban todo en su pregnancia
maternal: un color, el movimiento de una sombras, la on-
dulación permanente de un paisaje, se suma esta otra: oír
la musiquita vana, pero tan rústica y con olor a lava que 
se enfría del dialecto. Otro dialecto, el mío, el de cada uno.
Arturo CARRERA. Clarín cultural, 12/6/97.

La infancia no significa sólo ser amenazado, sino también 
amenazar. La verdad es que los niños amenazan mucho
más a los padres que los padres a los niños, porque los ni-
ños son más taimados que sus padres. Y es que los padres,
incluso los padres jóvenes, en realidad están ya esclerotiza-
dos, porque a partir de los veinte comienza el proceso de
esclerosis, y los niños están completamente frescos.
Thomas BERNHARD. Conversaciones con Krista Fliesch-
mann.

Ah, hace falta que estos ruidos y estos movimientos [trenes
        europeos]
consten en mis poemas y expliquen
En mi lugar una vida inenarrable,
mi vida
De niño que nada quiere saber, 
Que espera eternamente la revelación de las cosas.
Valéry LARBAUD. Revista Urogallo N° 62/63.
Otra versión: 
¡Ah! es necesario que esos ruidos y que ese movimiento
Entren en mis poemas y digan
Por mí, una vida indecible, mi vida
De niño que no quiere saber, sino
Esperar eternamente cosas vagas.
En L.Z.D. Galtier. Antología del poema traducido. T II.

En mi infancia, sin entender, sin comunicar, distante, consi-
deraba a las gentes a mi alrededor: su agitación carente de
sentido, su intranquilidad. Adentro de mí, la paz, el desapego, fueron combatidos, Niño en Occidente.
Henri MICHAUX. Energencias, resurgencias.

Pero del pozo de  la infancia
subes un balde de miedo
Alain LANCE. Poesía francesa contemporánea.

Soy de mi infancia como se es de un país.
Antoine de SAINT EXUPERY. Citado por E. Oviedo, en
revosta Letra, N° 32.

Mi amor tú oyes
cuán dulce es su voz y triste y siempre suplicante
y siempre sin respuesta y esta lluvia sombría
entonces como ahora.
James JOYCE. En J. Paris, 'JJ por sí mismo'. Se refiere a la
infancia en Irlanda.

Cuando yo era chica, traté durante mucho tiempo de divi-
dir mi voz. Quería que hiciera acordes, quería quebrar mi
garganta en astillas de armonías, hacerla floreada como
un campo -así era como yo lo veía. Parecía algo que podía
ser capaz de hacer. Con concentración y un golpe muscu-
lar de aire, sentía yo, tal vez pudiera poblarme a mí misma,
desatar la multitud en mi caja torácica, la caja de mi voz,
hacerla nacer, liberar todos los humores y los matices, a to-
dos los habitantes encantadores y místicos del habla de mi
mente.
Lorrie MOORE. Hospital de ranas.

Tuvieron que ver, en aquel momento, el último vestigio de
infancia en ese niño de diez años, el doloroso reconoci-
miento de que el mundo ya no podía ser más, que en rea-
lidad nunca había sido, su propia invención.
Eric McCORMACK. Paradise Motel.

Estamos hablando ahora de todas las noches de verano en
Knoxville, Tennessee, en la época en que yo vivía ahí, dis-
frazado con tanto éxito ante mí mismo de niño.
James AGEE. Una muerte en la familia.

Tiene 10 años, la edad en que uno mira -¿acaso a escondi-
das?- el desplazamiento de las sombras. Y la desgarradura
en el papel de las paredes, y el clavo encajado en el yeso y 
alrededor el metal oxidado, los ínfimos escamamientos de
la incomprensible materia.
Ives BONNEFOY. Allí donde cae la flecha.

INFANCIA
Llega ya la noche. Estancia iluminada.
El libro verde, el sueño.
Letras en verso sobre la página blanca.
Segimon SERRALLONGA. En Revista Hora de Poesía.

 Temible pez, ¿tú eres el pecesito de oro
que de mi manito cayó a lo hondo del mundo?
 Tymoteuz KARPOWICZ. (n. 1921) Poesía polaca.

como si esa chica que yo recuerdo que era, me hubiera edu-
cado, me estuviera educando
Silvina OCAMPO. En A. Carrera/ T. Arijón: "Teoría del
cielo"

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.
Alejandra PIZARNIK. Las aventuras perdidas.

Ciertamente habría que profundizar en la cuestión, pero
nos permitimos sugerir que entre una guillotina-juguete
y la guerra la diferencia es puramente metafísica. Los ni-
ños son criaturas metafísicas que pierden este don muy
pronto, a veces en cuanto empiezan a hablar.
Fleur JAEGGY. Vidas conjeturales. (En este caso se trata

de la vida de Keats. Jaeggy acota: "La guillotina era, en 
1803, un juguete corriente para los niños.")

También me gustó más el catecismo católico, que era mu-
cho más directo. "¿Quién te creó?", preguntaba, y mi re-
cuerdo más claro del catecismo es el de una niñita que in-
sistía en decir "¡Mi mamá!"
 -No, querida, ésa no es la respuesta. Piensa... ¿Quién te
creó?
 -Mi mamá -replicaba la estólida niña.
 Por último, la monja, exasperada, al sacó de clase.
Jean RHYS. Sonríe, por favor.

 la infancia nos es dada como un caos ardiente, y no nos
sobra el resto de nuestra vida para intentar poner orden y
explicárnoslo.
 Michel TOURNIER. El viento paráclito.

Lo que falta en los recuerdos de infancia es la continuidad:
son como tarjetas postales,
sin fecha,
que cambiamos caprichosamente de lugar.
Algo se interrumpe y se corta para siempre.
Silvina OCAMPO. Invenciones del recuerdo.

Es difícil irse de la propia infancia.
Víktor SHKLOVSKI. Érase una vez.

¡Qué ricas nos parecen las impresiones tempranas al cabo
de los años! ¡El arte y la vida resultan tan interesantes para
las cabezas juveniles!
 Robert WALSER. La rosa.

Que me dejen con mi voz nueva, desconocida. No, no me de-
jen. Sombría como un golem la infancia se ha ido, y la gracia
y la disipación de mis dones.
Alejandra PIZARNIK. Textos. (También en ese libro:
 "qué es este espacio que somos
   una idea fija
   una leyenda infantil")

Pero su rostro era un rostro nuevo: los ojos más pequeños, los
labios más abultados... El rostro de la niñez. Y no era la prime-
ra vez que yo veía cómo el peligro cubre la cara de un hombre
con la máscara de la niñez.
André MALRAUX. Antimemorias.

Una cosa que todavía me encanta y me vuelve a la infancia: el
trueno. Apenas arrulla, apenas sigue a un vasto relámpago mal-
va me inunda una dulzura, una lasitud. Odiaba yo nuestra casa
de campo vacía, los unos y los otros se marchaban (ocupados
fuera), como detesto que lean un periódico delante de mí. La
tormenta aseguraba una casa llena de gente, fuego, juego, una
jornada íntima y sin desertores. Es, sin duda, la antigua sensa-
ción de intimidad la que provoca en mí ese júbilo al oír el
trueno.
Jean COCTEAU. Opio.

Madurez del hombre: consiste en hallar la seriedad que el ni-
ño ponía en sus juguetes.
Friedrich NIETSZCHE.

De chico le temía a los espejos. Mi temor era que la imagen
reflejada se moviera sola, o que por ejemplo, mi cuerpo hicie-
ra cosas que yo no le ordenaba. 
Jorge Luis BORGES. Borges. Dos palabras antes de morir.

Prefería estar en compañía de las flores y de las piedras
y evitaba cuidadosamente el mundo de los adultos
porque los adultos se movían como casas altas
con puertas y ventanas secretas
y en sus habitaciones retumbaban voces frías.
Maria WINE. Antología.

Cuando dormías cada noche sobre tu infancia
Georges SCHEHADÉ. Poesías. (También de ese breve libro
es este verso: "Y el niño recuerda un gran desorden claro")

También la infancia estaría en cierto modo por hacer, si no
se la quería considerar como definitivamente perdida.
Rainer M. RILKE. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.

Un inútil navío une mi infancia a mi fastidio
Mis juegos a la fatiga.
Paul ELUARD. Obras escogidas.




 LA NOCHE

La noche, el cielo negro aún mojado y taciturno
           sin estrella alguna
          agitado por el viento húmedo, asciende.
Allen GINSBERG. En T. López Mills, 'Traslaciones'.

Pues había algo vivo en la tierra que sólo se percibía de no-
che. Había una marea oscura atravesando los corazones de los
hombres. Una ola salvaje, extraña y gozosa que barría la in-
mensidad dormida de la tierra, me había hablado a través de
mil insomnes en la noche, y el lenguaje de toda su oscuridad
y sus idiomas secretos estaban escritos en mi corazón.
Thomas WOLFE. Hermana muerte.

La proximidad de los cuerpos en la oscuridad, la promiscui-
dad táctil de los objetos, la conjunción de los deseos en el sue-
ño: esas son las cualidades fundamentales, y son las de la no-
che.
Jean BAUDRILLARD. Cool Memories.

No tienen nombre las noches. ¡No como los días!
Tal vez tengan otros nombres misteriosos.
Stein MEHREN. En 'La ruta del norte. Literatura noruega'.
En el mismo libro: "Incluso las calles se calman/ bajo la li-
gera presión/ de las manos de enfermera de la niebla." De
Gunvor Hofmo.

Si la noche no es solamente la ausencia de la luz, si la noche 
es realmente algo, entonces es este sonido, sonido de estetos-
copio de un corazón lento, que palpita, se calla un rato, vuelve. Como si el ser se moviese en zigzag en la Frontera. 
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

Forman tropas que después envían al teatro de la Princesa,
en la calle de Praga. Allí se pasa la película La mujer de mis
sueños. Después, una nueva orden de marcha. Marika Rökk
canta: Al hombre no le gusta estar solo por la noche.
Wolfgang PAUL. En H Rauschning, '1945, El año de la catás-
trofe'.

En los odres de las sábanas hinchadas
en los que respira la noche entera,
el poeta siente que sus cabellos
crecen y se multiplican.
Antonin ARTAUD. En 'Antología de la poesía surrealista'.

Según Tácito, Otón, persuadido por sus soldados de que apla-
zara su suicidio, dijo: "De acuerdo, añadamos otra noche a 
nuestra vida."
...Esperemos por su bien que aquella noche no fuera como la
que yo acabo de pasar.
Emile CIORAN. Desgarradura.

La noche cae sobre ti como una pena de muerte
Michel HOUELLEBECQ. Poesía (Anagrama)

Pequeño centinela
caes una vez más por la ranura de la noche
sin más armas que los ojos abiertos y el terror
Olga OROZCO. Poema dedicado a Alejandra Pizarnik.

De noche, la tierra sube a los huesos del hombre dormido co-
mo un humo verde.
Creencia MAYA.

Oh, Noche, única con el tamaño del Universo
Fernando PESSOA. Libro del desasosiego.

Vivimos gracias a la hipótesis de que los problemas son inso-
lubles de noche y solubles de día.
Thomas BERNHARD. Trastorno.

De día su cuarto vacío tenía cuatro paredes, y las paredes con-
tenían un espacio definido. De noche el cuarto se extendía in-
terminablemente en la oscuridad.
Paul BOWLES. Muy lejos de casa.

NO hay suficiente oscuridad en todo el mundo para apagar
la luz de una pequeña vela.
Inscripción en Gran Bretaña durante el blitz, Segunda Guerra.

La noche toma
mi sombra para hacerse
Y en el lugar que queda
la lluvia inventa árboles
y otros cantos
Jesús GAVIRIA.(Colombia, 1945- )

La noche es una mujer vestida con un manto de ardientes
estrellas.
Paul BOWLES. Déjala que caiga.

Mirábamos la luna redonda y un montón de lucecitas zam-
bullidas en la coloreada noche como el alcohol verde.
Yorgos SEFERIS. 6 noches en la Acrópolis.

la noche vana caravana
Vitezlav NEZVAL. En Rev. Cormorán y Delfín N° 26, 1969.

La noche toma
Mi sombra para hacerse
Y en el lugar que queda
La lluvia inventa árboles
Y otros cantos
Jesús GAVIRIA. En La Opinión Cultural, 9/11/75.

"Al principio de los tiempos no existía la noche, era todo un
perpetuo día. La oscuridad la tenía metida un indio en su pe-
taca o baulito envuelta en una especie de paño y nadie lo sa-
bía".
En Literaturas Indígenas Venezolanas.

La noche resuelve el enigma que me asedia.
Marguerite YOURCENAR. Las caridades de Alcipo.

En cuanto a las noche, les advierto que las noches son 
                                         peligrosa.
De noche cambia el viento y llegan los sueños.
Hace mucho frío,
hay raras estrellas cerca de Arturo,
Voces gritan en el cielo un nombre desconocido.
Archibald MCLEISH. En Rev. Escrita, N° 7

Las noches tienen una costumbre de dones misteriosos -y
rechazos, de cosas dadas a medias y a medias retenidas, de
dichas con un sombrío hemisferio. Así actúan las noches,
te lo digo.
Jorge L. BORGES. Dos poetas ingleses. En Rev. Escrita,
N° 7.

pero la noche no tiene decorado
Thomas BERNHARD. Ave Virgilio.

la sombra
de la tierra, la noche
Hans Magnus ENZENSBERGER. Poemas para los que no
leen poesía.

Ahora la luz desciende 
A través del campo
Abierto, dejando el callejón profundo
Cerrado de ramas,
Oscuro en la tarde.
Tomas S. ELIOT La tierra baldía.

de día el mundo visible me ayuda, de noche me destruye
sin remisión
Franz KAFKA. Diarios.

Lo esperaba, secreta en el porvenir, una lúcida noche fun-
damental: la noche en que por fin vio su propia cara, la no-
che en que por fin oyó su nombre.
Jorge L. BORGES. Cit. por Karl Horst, en JLB

La gente de aquel lejano país dio al día el nombre de tor-
tura y a la noche el nombre de éxtasis.
Marcel SCHWOB. Cit. por Roa Bastos en "Metaforismos".

La noche
Desciende el cielo
Pierre REVERDY. En T. López Mills, 'Traslaciones'.

un sol negro estremecedor del que irradia la noche
Victor HUGO. Cit. por P. Valery (?)

la noche misma hasta los rayos ambiguos de la luna que
esculpe los cuerpos, la noche que extiende el suelo metá-
lico de las llanuras hasta los confines de las montañas, la
noche que da lo inaudible, lo indistinto, el murmullo y la
sombra moviente
como la escritura
Joseé LAPEYRERE. Antología de la poesía francesa actual.

Cuatro de la mañana,
cuando los roídos huesos de la existencia
se tratan con frialdad entre sí.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

Noche que yace. Noche implacable.
Y su fanfarria, y su playa.
Su playa en la altura, su playa en todas partes,
su playa bebe, su peso es rey, y todo se hunde bajo él.
Henri MICHAUX. El pulso de las cosas.





11- MEMORIA

Y el hombre que tiene algo que ocultar, también aprende a ol-
vidar. Olvida nombres, fechas y números. Y los olvida real-
mente. Se vuelve muy habilidoso en la amnesia autogénica.
Robert SABBAG. Ciego de nieve. (Acerca de la cocaína)

Al igual que la memoria, que empieza en un punto, una marca,
y luego se superpone en capas y dibuja círculos cada vez más
grandes para engullirnos y finalmente perdernos en el botón de
la abundancia necesaria.
Andrzej STASIUK. El mundo detrás de Dukla.

Una noche su vieja cocinera le ofreció una taza de té, junto con 
una tostada. Cuando ponía en la boca el pan humedecido sintió 
como una turbación, olor de geranios, de naranjas, una extraor-
dinaria sensación de luz y felicidad. De pronto las paredes de la memoria se cayeron, y recuerda que en los años de la infancia 
bajaba de la habitación del abuelo que le ofrecía una galletita 
bañada en el té; y en aquel momento todo el pasado volvió; un jardín, con sus senderos olvidados, sus cestos de flores, "como aquellas pequeñas flores japonesas que recuperan su vigor sola-
mente en el agua".
Pietro CITATI. La paloma apuñalada. Proust y la Recherche.

una suerte de olvido donde guardar los ojos
Juan GELMAN

todo mi pasado me parece sin importancia alguna
Lars GUSTAFSSON. La muerte de un  apicultor.

Mientras mi cuerpo continúa su viaje, mis pensamientos si-
guen retrocediendo y se hunden en el pasado.
Gustave FLAUBERT. Carta a su madre (1949)

¿Será verdad, entonces, que nada de cuanto dejamos a nuestro
paso puede rescatarse del olvido?
Lawrence DURRELL. Numquam

Melodía de la lluvia y el viento. Y del rumor de las llamas en
el hogar. Escuchamos en él la memoria de una vida entera. Pe-
ro nada de lo que ocurrió ahí. Es la memoria pura, la memoria
absoluta. La memoria sin referencia. La memoria de sí misma.
Vergílio FERREIRA. Pensar.

Gil Blas cuenta en su biografía que una noche en que no podía
dormir se dedicó a hacer un poco de introspección, cosa rara en
él, y llegó a la conclusión de que no era lo que suele llamarse
un buen hombre.
W.H. HUDSON. La tierra purpúrea.

Siento vértigo al reconocer que ha bastado un instante para que,
en efecto, el pasado se convierta en lo que, por su nombre, es:
pasadi; depósito abandonado de viejos trastos, vivencias, voces
e imágenes que ya se han desprendido del todo de sus fuentes
vivas, de la vida que en su día las trajo al mundo, que por un
tiempo las cuidó y las mantuvo intactas.
Imre KERTÉSZ. Yo, otro.

... el esmeril de un viento cargado de arena...
Italo CALVINO.

¿Y qué haré si todo esto lo sé de memoria sin haberlo com-
prendido nunca?
Alejandra PIZARNIK. Poesía completa.
(También: "Mi único país es mi memoria y no tiene himnos")

Memoria: lo que se agrega al olvido.
Maurice ROCHE. En 'Antología de la poesía francesa'.

Filosóficamente, la memoria no es menos prodigiosa que la
adivinación del futuro; el día de mañana está más cerca de
nosotros que la travesía del Mar Rojo por los hebreos que,
sin embargo, recordamos.
Jorge Luis BORGES. El informe de Brodie.

¿Puedo yo defender mi memoria contra el olvido
Como una sepia que huye perdiendo sangre, perdiendo fuer-
             zas?
Robert DESNOS. En A. Pellegrini, 'Antología de la poesía
surrealista'.

No se comienza por aprender sino por recordar
HAKKI (?)

y pude comprobar que mi memoria estaba intacta. Realmen-
te, doctor, mi memoria estaba esa noche intacta. Estaba, de
repente, otra vez totalmente intacta.
Thomas BERNHARD. Trastorno.

Como si se hubiera detenido la maldad de la memoria
Límpido lucha
Nuestro nuevo sueño
De la mano nos lleva una mano invisible
Odiseo ELYTIS. Antología fundamental.

Cuando la noche sea mi memoria
mi memoria será la noche
Alejandra PIZARNIK.

Loa años pasan y son tantas las veces que he contado la
historia (de una noche en la que se inició sexualmente con
'la cautiva' y vio matar a Juan Moreira), que ya no sé si re-
cuerda de veras o si sólo recuerda las palabras con que la
cuenta.
(Jorge Luis BORGES. El libro de arena.

Yo he sido en otro tiempo un niño y una niña, un pez y
un pájaro, y también un mudo pez de mar.
EMPÉDOCLES. Cit. por Mircea Eliade en "De los primi-
tivos al zen", T. 3.

...los vecinos acudían a enviar sus saludos a los propios
difuntos mediante la persona que iba a morir.
(...) una vez un viejo se estaba muriendo y todos acudían
para enviar los saludos a sus muertos. Entonces les dijo:
"Escribidles, porque si no me olvido."
Leonardo SCIASCIA. Fuego en el alma.

-Sabes- dijo Natasha en un susurro-, pienso que cuando das
vueltas y más vueltas a los recuerdos, cuando haces un esfuer-
zo por recordar, recuerdas incluso lo que había antes de que
nacieras...
León TOLSTOI. Guerra y paz.

HORAE BEATAE INSCRIPTIO

¡Cómo, cuando de aquí me aleje, esta belleza
me arrastrará y absorberá mi mente!

¡Cómo estas horas, cuando nuestros cabellos encanezcan,

girando en su marea de zafiros, nos inundarán!
Ezra POUND. PERSONAE. (Es el poema completo. El títu-
lo se puede traducir como " Una inscripción para una hora 
de felicidad")

La remota luz lunar de la memoria
da sombra al cuarto con imágenes:
las columnas de la Acrópolis blancas como la nieve-

ña punta de una aguja brilla 
como balanzas de pescado cerca del film aéreo del mar.
Osten SJÖSTRAND. The Forest of Childhood. (Poema
completo)

Los recuerdos han devorado mi memoria.
Giorgos SEFERIS. Días.

recuerdo repentinamente el momento en que besé su fren-
te ya fría en la morgue de Tánger.
Rodrigo REY ROSA. El material humano. (Se trata del
cadáver de Paul Bowles)

Debes saber que lo que buscas acá abajo es algo exquisito;
tu avidez es exagerada. Todo lo que puedes obtener, en de-
finitiva, son recuerdos vagos, indistintos como tus sueños, 
jamás recuerdos que puedan recurrir a las palabras. Cuando
quieres contarlos, no quedan más que frases bien ordenadas,
algunos fragmentos pasados por el cedazo de las estructuras
del lenguaje.
Gao XINGJIAN. La montaña del alma.

SOLLOZOS
Nuestro amor es regido por las calmas estrellas
Muchos hombres sabemos respiran en nosotros
Que de lejos vinieron y son uno en los dos
Una canción de soñadores
Que arrancaron su corazón
Y lo llevan en la derecha
Recuerdos querido orgullo todos esos recuerdos.
Guillaume APOLLINAIRE. El mundo de GA.

¿Por qué todos los recuerdos son el mismo recuerdo,
todo lo que fue la misma muerte,
ayer, hoy, quién sabe si mañana?
Fernado PESSOA. Antología de Alvaro da Campos.

La ley insiste muy a menudo en esto: "Acuérdate de que
has sido esclavo, etc. (Deteronomio, 5,15;16,2) porque se
temían los hábitos tan comunes a quienes han vivido có-
modamente, como la suficiencia, la vanidad y el descuido
de las ideas verdaderas.
MAIMÓNIDES. En J.P. Faye, "¿Qué es la filosofía?"

La Madre de las Musas, se nos ha enseñado,
Es la Memoria, ella me ha dejado; aquellas permanecen,
Y sacuden mi hombro, rogándome que cante.
LANDOR. Cit. por W.B. Yeats: Rosa alquimia.

si hubiese olido tu oscuridad una sola vez,
¿sería ese tu olor definitivo?
RR

Me vienen recuerdos de la muerte. No, no precisamente de
la muerte, sino de los días corrientes que siguen a la muerte.
Del día a día y de la dilación.
John BERGER. Cada vez que decimos adiós.

las palabras rusas que acababa de oír penetraron en un com-
partimiento ignoto de su espíritu (...) Cayeron sobre sus re-
cuerdos del febrero ucraniano como una lluvia largo tiempo
esperada sobre campos sedientos. Los recuerdos florecieron.
Joseph ROTH. A diestra y siniestra.

porque sabías ya que quien olvida se convierte en objeto      
                                                                              [inanimado
-nada más que en resaca o en resto a la deriva-
al antojo del caprichoso mar de otras memorias
Olga OROZCO. Cantos a Berenice.

los espejos
no tienen larga memoria
Andreas ALTMANN. En Diario de Poesía, N° 69. 

Es incluso tentador perderte en tus propios pensamientos
entre vías de ferrocarril cubiertas de maleza
y soñar con la estación de destino:
los hijos del jefe de estación no han envejecido ni un día.
Henrik NORDBRANDT. 3 X Nordbrandt.

Acuérdate de los anocheceres de terror en los que el pensa-
miento de la nada te arañaba el vientre, y volvía sin cesar
para picotearte como un buitre; acuérdate también de las
mañanas de sol en el cuarto.
René DAUMAL. Poesía negra, poesía blanca.

entre los robles eternamente verdes
que no recuerdan nada
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.

Mi memoria no es de amor, sino de hostilidad
y se empeña no en reproducir sino en alejar el pasado
Osip MANDELSTAM. Cit. por Edgardo Zotto en "Memo-
ria de Funes"

Aunque el humo olvida a la tierra de la cual asciende
Derek WALCOTT. Omeros.

y el niño se acuerda de un gran desorden claro
Georges SCHEHADÉ. Poesías.

Las viejas instantáneas de tiempos más felices parecen
haberse vuelto menos primarias, menos fotografías de la
vida misma y más fotografías de fotografías.
Julian BARNES. Niveles de vida.

Te estrecho sin impulsos sin pasado, oh diluviana enamora-
da.
René CHAR. Común presencia.

Al enterarse de que sus antiguos pupilos le elogiaban, comen-
tó el señor K.: -Cuando los discípulos ya hace tiempo que ol-
vidaron los errores de su maestro, éste aún los recuerda.
Bertold BRECHT. Historias de almanaque.


¡Tienes que perder la memoria! Tienes que perder tu memo-
ria y convertirte en memoria ajena.
Peter HANDKE. El peso del mundo.

yo que dejé sin besar
las azules venas de tu garganta
Hilda DOOLITE (H.D.) Poesía norteamericana contempo-
ránea.

Con los que me olvidaron se puede fundar una ciudad.
Joseph BRODSKY. En la antología llamada "51 poetas", 
que hiciera J.M. Coetzee.

Donner una vez declaró que era probablemente el único
maestro en saber la fecha del día en que aprendió las re-
glas del ajedrez. Fue en el colegio el 22 de agosto de 1941,
cuando tenía 14 años. Lo recordaba con claridad porque 
cuando regresó a su casa ese día le dijeron que su padre
había sido arrestado por los alemanes y deportado.
Hans REE. The Human Comedy of Chess.

Todo el conocimiento desemboca
en que es suficiente la existencia,
que en cruenta soledad 
o en el juego del amor
cada criatura viviente es
Mujer, Hombre y Niño.
W.H. AUDEN. Otro tiempo.

...procedente de un tiempo remoto, cuando de los recuerdos
se conserva la turbación pero no el acontecimiento que la 
produjo.
Antonio TABUCCHI. La línea del horizonte. (También:
"¿te acuerdas de aquel día que fuimos a ver Pic-nic y nos
enamoramos de Kim Novak?" Parece que me hablase a mí)

esas fotografías de un ser ante las cuales lo recordamos peor
que si nos contentamos con pensar en él
Marcel PROUST. Cit. por R. Barthes. La cámara lúcida.

Uno se acuerda de todo hasta cierto punto de aquella con-
versación sobre Chagall o sobre Hiroshige, o sobre la línea
loxodrómica o la Marina; luego hay una enorme laguna, un
espacio en blanco, y el futuro augura un desastre y no queda
más que remordimiento por el pasado, lo cual no deja de ser
una pasión romántica...
Malcolm LOWRY. Piedra infernal.

Cada mañana el agua caliente me recuerda
que nada más tengo vivo cerca mío.
Georges SEFERIS. Antología poética (Visor)

el que no anduvo su pasado
no lo cavó
no lo comió
no sabe
el misterio que va a venir
Juan GELMAN. Cit. en A. Carrera y T. Arijón: Teoría del cie-
lo.

Atado a ese inexorable caballo insensato
Cuyos ojos no tienen párpados y cuyo nombre es remordi-
       [miento.
Malcolm LOWRY. Poemas.

La memoria
insiste en su marea
y repite su mediodía
Octavio PAZ. Poesías.

entre los musulmanes ahora creo que es muy común el caso
de personas que saben de memoria el Corán. Existe la pala-
bra hafiz, que quiere decir eso: memorioso, memorioso del 
Corán en particular.
Jorge Luis BORGES. Diálogos.

¿Ininteligible? Pues bien, todas las lecturas que emprendo
me producen exactamente el mismo efecto: ininteligibles.
Esta es la razón por la que tengo tan mala memoria. ¿Quién
es el guapo que recuerda lo ininteligible?
Henri MICHAUX. Ecuador.

Yo busqué a La Roue [su hermana adoptada] en vano, mi
crueldad con ella ahora como una espina en mí, y ahí se
quedaría durante años, en mi recuerdo indefenso mientras
la piel crecía alrededor; ¿qué otra cosa puede hacer el re-
cuerdo Nada, no puede hacer nada: finge comerse el pun-
zón de nuestros actos, pero no puede ni tragarlo ni masti-
carlo.
Lorrie MOORE. Hospital de ranas. ¿Conocen a muchas
personas que escriban con la extraordinaria soltura de Lo-
rrie Moore? Yo no.

Me acordaba de las personas que había dejado yo una vez,
y no comprendía cómo puede dejarse alguna vez a las
personas.
Rainer M. RILKE. Los cuadernos de Malte.

Escarba, escarba donde más duele en tu corazón.
He aquí el pequeño guijarro recogido para la gran memo-
     [ria.
Olga OROZCO. Poemas completos.







12- COLORES

Vestida con los colores de un día en el campo
-Un azul gris, un gris-azul, el blanco de las gaviotas-
La campesina de Chardin perdida.
Eavan BOLAND. En T. López Mills, 'Traslaciones'.

La amatista, de un violeta intenso, resplandecía sobre el vesti-
do gris plata. Parecía sangre helada sobre un fondo de hielo.
Joseph ROTH. La cripta de los capuchinos.

Nunca y en ningún lugar había sentido con tanta fuerza la va-
cuidad de sandía de Rusia; el color de ladrillo del ocaso del
Moskova, ese color de té en tabletas me traía a la memoria el
polvo rojo del valle de Ararat.
Osip MANDELSTAM. Viaje a Armenia.

Aquí los repollos son azul cobalto, lar raíces de remolacha ro-
sa profundo. Las lechugas verde claro puro, filoso como el vi-
drio.
Elizabeth DAVID. En 'Guide of Venice- Knopf)

Cualquier cosa púrpura es espléndida, sean flores, hilos o pape-
les. Entre las flores púrpuras, sin embargo, no me agrada el iris
a pesar de su color magnífico. Lo que hace tan atractivos los
vestidos del 6° Rango de Cancilleres cuando cumplen la guar-
dia nocturna son sus pantalones púrpura.
SEI SHONAGON. El libro de la almohada.

Fuera, la tierra es bella, blanca, verde y roja,
pero dentro es de color negro
más oscura que la muerte.
Walter von der VOGELWEIDE. Cit. por V. Magrelli, 'Vetas'.

"A doscientos cincuenta pies de altura
sobre el nivel del mar,
destellan sus colores
que son maravillosos
y totalmente diáfanos.
Como si fuese un sol 
multiplicado
sobre las celosías de cientos de palacios."
Hans Magnus ENZENSBERGER. El hundimiento del Titanic.

Piet Mondrian elabora exquisitos mantras abstractos a par-
tir del fugaz amarillo de los taxis de Nueva York que pasan
por debajo de su estudio de Manhattan. 
Alan WALL. Bendito sea el ladrón.

Blasones en la sala de los Estados: azul oscuro, plata, negro,
rojo, blanco -esos son los colores heráldicos. Último vestigio,
refugiado en los blasones, de una fantasía exuberante: miste-
rio heredado, y al final una simple manía de misterio: ¿acaso
los blasones no son sino eso?
Robert MUSIL. Diarios.
Relacionado con los blasones, este fragmento de la estupen-
da novela de Alexander Lernet-Holenia, titulada "El estan-
darte": "Una fuerte ráfaga de viento se levantó, agarró el bro-
cado del estandarte y lo desplegó; como un relámpago se
vislumbró el águila bicéfala. Al mismo tiempo, desde atrás
se propaló una rara inquietud a todos los caballos de la sec-
ción."

Llueve sobre las terrazas y los techos acanalados: tejas, en-
tonces, color de cuerno y de moscada, color de piedras sono-
ras para baterías ligeras y tímpanos.
St. JOHN PERSE. Antología poética.

No tenían vista al mar,
pero los rieles azul celeste del ferrocarril brillaban
como una escopeta de dos caños
a través del alianto escarlata de fines de agosto,
multiplicándose como cáncer
en los bordes del jardín.
Robert LOWELL. Poemas. (Versión Girri)

El azul renace del gris como la pulpa eyectada de una uva
negra. (...) Cada charco es entonces un ala de mariposa pues-
ta bajo vidrio.
Francis PONGE. Antología de la poesía francesa (La de Fon-
debrider)

Entre las hojas oscuras
de la enredadera
el cardenal mostró
el color más vivo
del atardecer.
Osvaldo AGUIRRE. En Diario de Poesía, N° 69.

Ella se ruborizó por completo, con ese rubor no muy intenso
propio de las rubias y delgadas que parece extenderse desde
las mejillas, como se solía diluir, en tiempos de los románti-
cos, y desleír delicadamente en una acuarela, una mancha
de delicado color.
Carlo Emilio GADDIS. Emparejamientos juiciosos.

Anochece. Se han apagado los últimos amarillos ácidos,
los amarillos egipcios; el bermellón deviene gris y frágil:
se oscurecen los últimos fuegos artificiales del día.
Zbigniew HERBERT. Naturaleza muerta con brida.

Es más bello que el color de ese guante olvidado en el mar
Pierre UNIK. En A. Pellegrini, "Antología de la poesía su-
rrealista."

en un ángulo de la vagoneta, subido el cuello del capote y
con las manos metidas en los bolsillos, P.B. clavaba sus
ojos en los grupos de heridos, en la blancura deslumbrante
de los vendajes, el rojo profundo de la sangre, el gris enlo-
dado de los uniformes y el negro barrizal de la carretera.
Joseph ROTH. A diestra y siniestra.

Ella parte el coco amarillo
del color de la piedra de Anuradhapura.
Michael ONDAATJE. Running in the family.

Cuando la garza blanca se para en la nieve tiene otro color.
JEN-T'IEN

cuando me desperté, el cielo estaba de un amarillo espeso,
como algunas veces el cielo de Bengala, antes del monzón.
Mircea ELIADE. Diarios.

Un joven negro como empolvado de blanco (casi blanco
de negro) con un anorak rutilante
Roland BARTHES. Incidentes.

El color negro... lo caracteriza su luz mínima, pobrísima.
Jacobo FIJMAN. Conversaciones con Vicente Zito Lema.

El azul es un pedazo de papel muy delicado.
Tennessee WILLIAMS. En el invierno de las ciudades.

El cielo está de un fantasmagórico azul policía.
Claire KEEGAN. Antártida.

El color verde del salón de D.H. era demasiado brillante, co-
mo el color verde de los ojos de una oveja que vi degollar
hace años en Sidi Kacem.
Ira COHEN. Paul Bowles por sus amigos.

Sheng-Tsung-chien aconseja a los pintores: "El color de una
pintura no es el rojo, el blanco, el verde o el púrpura, como
se cree generalmente: el color está en los matices que existen
entre la luz y la oscuridad. Quien comprenda esto traducirá
con su pincel la naturaleza de las cosas."
Estética taoista.

Su piel tiene el color del marfil viejo.
Lanza del VASTO. Peregrinación a las fuentes. (Se refiere a
Gandhi).

Blanco, mohoso, cetrino, grisáceo, color té, café, cacao, ne-
gro, fusco, tizón.
V.S. NAIPAUL. Cit J.M. Coetzee, 'Costas extrañas'. Se refie-
re a las gradaciones de color de los esclavos negros en las In-
dias Occidentales. ("2/5 partes del total de esclavos traídos a
América desde África, fueron a parar a las Indias Occidenta-
les. América del Norte sólo recibió al 5%", dice Coetzee.)

Berlin y Kay distinguen 3 dimensiones del color: matiz, sa-
turación y grado...
Claude LEVI-STRAUSS. Estructura y ecología.

el negro tiene un valor positivo en Oriente y simboliza la
Sabiduría
Robert GRAVES. En Conversaciones con escritores.

Detesto el violeta y el púrpura, colores mezclados que me 
ocultan el franco color escarlata. Detesto igualmente las to-
nalidades discordantes del país de Tchen, porque trastornan
la música pura.
CONFUCIO. Según Soulie de Morant.

El agua junto a las barcazas tiene el color del azúcar quema-
da.
Graham GREENE. En busca de la felicidad.

Sus colores son el dorado bruñido, el marrón oscuro, el ne-
gro; los colores del cuadro de Rembrandt de Alejandro el
Grande con su yelmo.
John BERGER. Cada vez que decimos adiós.

Ella está muy delicadamente formada en un denso y sedoso
color oliva; los cabellos de los dos son de ese negro profun-
do que brilla en repentinos asomos de azul: el símil de los
poemas clépticos dice: "cabello como el ala del cuervo".
Lawrence DURRELL. La celda de Próspero.

a quién se le ocurrió que tantos conocerían la sabiduría
del agua y el yuyito que sólo inventó juanele
para saber aquietar los colores del alma
Juana BIGNOZZI. En Diario de Poesía N° 46, 1998. 
[Dossier dedicado a ella.]

Un poco más arriba unas mujeres lavan prendas de ropa y
telas, y las extienden en las piedras para que se sequen. La 
tela es ocre, o de un azul muy oscuro, casi negro. Son los
colores masais. La tela la hicieron en sitios lejanos, fuera
del cosmos masai.
Justin CARTWRIGHT. Soñando con los masais. (En el
mismo libro: "Ngai rojo es el dios de la inseguridad. Ngai
negro es el dios del orden y de la continuidad.")

el silbido ácido o azulado del violín de dos cuerdas
Victor SEGALEN. Rene Leys.

paredes de barro desbaratadas en montañas de polvo- pare-
des de un gris espectral, como si todo el color hubiera sido
chupado por el sol
Bruce CHATWIN. Anatomía de la inquietud.

el escaso verde
que entrecruza el amarillo de los cereales
Alessandro PARRONCHI. En Diario de poesía N° 46.

Los he visto en Kenia, esos colores
sin medias tintas, sin ironía;
verdes, violetas, oros, azules, verdiazules,
aunque sin profusión, más bien escasos, raros,
aquí y allá encendidos, entre vacíos y perfumes
inexplicables sobre el polvo de colmenas
al rojo... El violeta es una pequeña túnica,
el verde una línea sobre los hombros...
Pier Paolo PASOLINI. Poema en forma de rosa.

un mar que cambia de azul
a negro aceituna
Raymond CARVER. Un sendero nuevo a la cascada.

La luz del sol en Guatemala se tomaba muchas libertades,
se dijo a sí mismo. (...) Los colores eran demasiado vivos y
vibrantes. Los taxis amarillos, los tuc-tuc rojo sangre y los
autobuses verde limón con el fondo de cielo azul, montañas
y volcanes, parecía irreal.
Rodrigo REY ROSA. Los sordos.

con un azul más hondo que el de un jacinto mojado
y aplastando las nervaduras de sus hojas
inundó el océano con un azul zafiro.
Wallace STEVENS. The Collected Poems of Wallace Ste-
vens.

Además, los colores: un gris que se sublima en tonalidades
azules, verdes y violetas. Un parecido juego de colores se
produce, a la hora del crepúsculo, en los ojos de los gatos
siameses.
Ernst JÜNGER. Pasados los setenta. I.



13- LA TERNURA (Y LA DULZURA)

todo lo demás 
es vanidad, salvo esta ternura
por una mujer que no es su amante
sino su niña que duerme.
(El cielo está despejado. La tarde es apacible)
Derek WALCOTT. El reino del Caimito.

Después, cuando se encuentra en el mundo, el chico busca
en el cónyuge la misma ciega ternura y, como es probable
que no la halle, se vuelve contra el amor y la vida.
Francis Scott FITZGERALD. Antología mínima.

Final: en una tarde de mayo salgo de mi castillo en Parma.
Voy tan ligera, tan tiernamente que el suelo es seda.
Walter BENJAMIN. Haschich.

Sobre la tierra turbia y caótica, una tapia rosada parecía no 
hospedar luz de luna, sino efundir luz íntima. No habrá ma-
nera de nombrar la ternura mejor que ese rosado.
Jorge L. Borges. Cit. por Alan Pauls en "El factor Borges".

Un alma perdió ya todo su peso.
Los prados tienen una ternura tal,
Tal pudor en los ojos revive./
Las manos como hojas
Se encantan con el aire.../
¿Quién teme ya, quién juzga?
Giuseppe UNGARETTI. Poemas escogidos (Fabril)

Hasta que, cuando la rindió la dulce pesadez del sueño, la
aparté de mí, a quien estaba abrazada. ¡La alejé del costado
que amaba, para que no durmiese sobre una almohada pal-
pitante!
BEN BAQL. (m. 1145) Poemas arábigoandaluces.

la ternura nace en el momento en que el hombre es escu-
pido hacia el umbral de la madurez y se da cuenta, angus-
tiad, de las ventajas de la infancia que, como niño, no com-
prendía (...) la ternura es un intento de crear un ámbito arti-
ficial en el que puede tener validez el compromiso de com-
portarnos con nuestro prójimo como si fuera un niño (...)
La ternura es el temor a las consecuencias corporales del
amor, es un intento de sustraer al amor del reino de la ma-
durez (...) y considerar a la mujer como niña.
Milan KUNDERA. La insoportable levedad del ser.

Sobrehumana dulzura,
lo sé, te hará entornar los bellos ojos
como la muerte.
Umberto SABA. En R. Herrera, "Stabat Nuda Aestas".



14- HOMBRES Y MUJERES

Una cosa es cierta: ella fue la única mujer con la que tuvo
una relación con todos los indicios de una pasión. Y no pa-
só mucho tiempo hasta que me dijo: "Ella ha hecho un hom-
bre de mí". Él era, no cabía duda, de esos hombres que de-
ben aprender de una mujer qué significa el sexo.
Soma MORGENSTERN. Huida y fin de Joseph Roth.

Los hombres siempre piensan que pueden casarse cuando 
quieran, mientras que las mujeres temen no tener éxito y 
que la fuerza de sus sentimientos pueda repeler al objeto 
de sus afectos. 
Justin CARTWRIGHT. Míralo de esta manera.

y en sí mismo demasiado consciente de su fluido femenino
Jean KROSS. El loco del Zar.

el valor del matrimonio no radica en la estéril "armonía" de 
los cónyuges: al igual que el hijo, la fuerza espiritual del ma-
trimonio se manifiesta asimismo como repercusión excén-
trica de sus luchas y rivalidades.
Walter BENJAMIN. Dirección única.

Basta hablar a una mujer de otra para despertar en ella la idea
de reemplazarla. Basta que una mujer te hable de otra para te-
ner ganas de pasar de una a la otra. Insensato es aquel que nie-
gue esa infidelidad transferencial.
Jean BAUDRILLARD. Cool memories.

Ellos tratan a la mujer como bebida refrescante. Que las
mujeres tengan sed no lo pueden soportar.
Karl KRAUS.

Las mujeres son amorosas y los hombres son solitarios.
Se roban mutuamente la soledad y el amor.
René CHAR

este hombre, que ganaba un sueldo escaso y que sólo podía
ofrecer a las mujeres una asombrada, leal incomprensión.
Juan Carlos ONETTI. Cuentos completos.

A menudo pensaba que los hombres hedían a rabia; por 
eso prefería a las mujeres y a los homosexuales.
Harold BRODKEY. Esta salvaje oscuridad.

recuerdo una vieja historia irlandesa acerca de tres jóvenes
que fueron a buscar ayuda para la batalla a casa de los dio-
ses en Slieve-na-mon. "Primero debéis estar casados", les
dijo el dios. "pues la buena o mala suerte de un hombre le
llega a través de una mujer."
William B. YEATS. Rosa alquímica.

Scandella, el Menocchio era a su modo un poeta (...) "Era
mi gobierno", dijo desesperado cuando murió su mujer.
Claudio MAGRIS. Microcosmos.

Estoy seguro de que las mujeres practican la autovaloración
con mayor constancia, como el radar que escudriña el cielo 
de los aeropuertos, examinando sin cesar la atmósfera en
busca de señales imperceptibles a los sentidos masculinos.
Cuando yo era muchacho, ansiaba comprar contra reembol-
so uno d esos silbatos que sólo pueden oír los perros. No te-
níamos perro, pero me entusiasmaba la idea de comunicarme
con los canes por frecuencias secretas. Las mujeres están do-
tadas de la habilidad de operar en frecuencias que al hombre
le son negadas.
Justin CARTWRIGHT. Míralo de esta manera.

XG. -Entonces, ¿no cree que la fuerza está en la mujer?
M.D. -Ah, estoy absolutamente segura de ello. El hombre
no es fuerte, es turbulento.
Marguerite DURAS. Las conversadoras.

Los hombres,
generalmente, 
poco creen 
en conjuros, magias y embelesos
y miden con sus medidas.
Kilos, libras,
metros, yardas...
Esa es la cuenta que saben.
Los hombres, generalmente,
parecen ser poca cosa,
pero ¡significan tanto!
Mijail SVIETLOV. En 'Poesía rusa del siglo XX'.

Por supuesto que Dios tuvo esposa. Está escrito en el Tal-
mud. Claro que los judíos más bien han conservado el se-
creto. Al principio era Uno, pero luego vino la división. 
Hay que hallar el punto focal. Dios era una deidad masculi-
na y el punto focal, obviamente era una mujer, No podía
existir sin una mujer.
Robert GRAVES. En The Paris Review, "Conversaciones
con los escritores.

Después de tres años, una pareja debe separarse, suicidar-
se, o tener hijos, que son las tres maneras de confirmar su
final.
Fréderic BEIGBEDER. El amor dura tres años.

La mujer puede ser nostálgica de una manera que no deja de
ser hermosa, pero un hombre en ese estado es tonto y despre-
ciable.
Stanislaw I. WITKIEWICZ. Insaciabilidad.

La denominación "las mujeres" no incluye a las mujeres
feas.
Adolfo BIOY CASARES. Guirnalda con amores.

Es curiosa la forma en que a muchos hombres ocupados
les gusta que sus esposas sepan entretenerse solas. Es como
si las esposas ricas, por naturaleza propia, se decantaran a
convertirse en una fuerza negativa, un peso muerto.
Juston CARTWRIGHT. El dinero de los demás.

¿Qué es una escena matrimonial? Es el triunfo de la mujer.
Es cuando la mujer consigue por fin, a fuerza de acoso, arran-
carle al hombre de su silencio. Entonces él grita, vocifera, in-
juria, y la mujer se deja bañar voluptuosamente por aquel
aguacero verbal.
Michel TOURNIER. Medianoche de amor.

Los hombres eran así. Les gusta mirarse en el espejo. Para
las mujeres, los espejos son una tarea rutinaria: las mujeres
se miran, fruncen el entrecejo, preparan el equipo y se van
a trabajar. Pero para los hombres los espejos son sexo: los
hombres establecen contacto visual con su propio reflejo,
se desnudan con los ojos y se observan durante un tiempo
sorprendentemente prolongado. 
Lorrie MOORE. Como la vida misma.

¿No ve que Nimiec y Caroline se están enamorando? Hay esa
sutil polaridad de sentimientos sin palabras que se puede ver
cuando están juntos. Los dos saben que va a ocurrir. Los dos
saben que el otro lo sabe. Los dos evitan la compañía del
otro. Y sin embargo se está tensando la invisible tela de ara-
ña. Ésa es la felicidad: la certeza y la inevitabilidad de una
atracción así.
Lawrence DURRELL. La celda de Próspero.

Gala es la única mujer con la que ha hecho realmente el 
amor. Llegó a seducir a otras mujeres, sobre todo multimi-
llonarias americanas, pero se conformaba. por ejemplo, con
desnudarlas en su apartamento, freír un par de huevos, colo-
cárselos sobre los hombros y despedirlas sin decir palabra.
Luis BUÑUEL (acerca de Dalí). En "Los arcanos mayores
de la poesía surrealista".

Mi mujer -dijo Pinnegar- espera verme tirado como un perro 
cuando me deje. Es su última esperanza.
D.H. LARENCE. "Jimmy y la mujer desesperada".



15- LAS ANGUSTIAS


¿Qué debe hacer alguien que no sabe lo que debe hacer con-
sigo?
Clarice LISPECTOR. Cerca del corazón salvaje.

Yo sueño con ese país donde la angustia es un poco de aire.
Georges SCHEHADÉ. Poesías.

No existe más que una pequeña brecha en mi pecho,
pero sopla en ella un viento tremendo.
Henri MICHAUX. Ecuador.

Si se declara un incendio en el agua,
¿cómo se podrá apagar?
Si tienes miedo del que te protege,
¿quién podrá protegerte de ese temor?
NAGARJUNA. El árbol de la sabiduría.

Si no fuera tan grande mi angustia, me consolaría persua-
diéndome de que no es imposible ver todo de un modo di-
ferente y, no obstante, vivir. Pero yo temía, yo temía inde-
ciblemente este cambio. Incluso no estoy todavía familia-
rizado con este mundo, que me parece bueno. ¿Qué haría
en otro?
Rainer María RILKE. Los cuadernos de Malte Laurids
Brigge.

Hay horas, me digo, en que no tienes más que tu desespe-
ración y tienes que contentarte con ella; cada día le pintas
una cara distinta, me digo, y le sacas la lengua para hacerla
reír.
Thomas BERNHARD. Trastorno.

Ya la locura con su ala
ha cubierto la mitad del alma,
y da de beber un vino de fuego,
y atrae a un valle negro.
ANNA AJMÁTOVA. Réquiem y otros poemas.

En cierta ocasión, tal vez 40 años atrás, en un hotel mugrien-
to y anónimo al borde del Sahara, me despertó el silencio al
que se refería el anciano. Pero no fue el silencio, sino la an-
gustia que había adoptado la forma del silencio, lo que me
despertó. No sé cómo explicarlo, yo mismo me transformé,
como un animal, en angustia. (...)Aquella noche ha quedado
escrita en mí con una palabra que ya no soy capaz de leer.
Cees NOOTEBOOM. Hotel Nómada. 

EN EL CHEVROLET PRESTADO (Diario, 20 de abril de
1991)
 Un breve viaje dentro de un viaje a Buenos Aires. Siempre
vamos de un escritor a otro. Borges, Bioy... Y después 
Chandler, Céline... Siempre en la carretera de Sintra a Lis-
boa. Angustia excesiva del espíritu por nada.
Enrique VILA-MATAS. El viajero más lento.

En una carta a Miss Mitford, De Quincey mencionó "un
oscuro frenesí de horror" que se difundía sobre cualquier
cosa que estuviera escribiendo. Todo era súbitamente en-
vuelto en una "sábana de fuego devorador". A sus ojos,
el papel estaba envenenado.
Fleur JAEGGY. Vidas conjeturales.

Esta noche, he decidido aumentar a tres comprimidos de 
Halcion.
Es una evolución sin duda ineluctable.
En cierto modo, es más bien exasperante constatar que con-
servo la facultad de esperar algo.
Michel HOUELLEBECQ. Configuración de la última orilla.

El bramido de la nada que escucha el alma cuando se asoma
al abismo.
Paul BOWLES. El cielo protector.

¿Qué haremos mañana? ¿Qué haremos siempre?
T.S. ELIOT. La tierra baldía. (Cita a "Women" de Middle-
ton -acto II, escena 2.)

Siempre esta inquietud sin propósito, sin nexo, sin conse-
cuencias.
Siempre, siempre, siempre,
esta angustia desmedida del espíritu por nada,
en la carretera de Sintra, en la carretera del ensueño, en la
carretera de la vida...
Fernando PESSOA. Antología de Alvaro de Campos.

la permanencia obsesiva y reiterada en los dos únicos cines
del pueblo, cuyas pantallas proyectaban inverosímiles pelí-
culas mudas constantemente repetidas, mientras ellos, exta-
siados, masticaban el argumento como una droga de orien-
tal eficacia.
Barulio ARENAS. El castillo de Perth.

¿Mejor soportar la angustia que la compañía?
Peter HANDKE. El peso del mundo.

Es como si la imagen de esta casa hubiese caído en mí desde
una altura infinita y se hubiese roto en mi fondo.
Rainer M. RILKE. Los cuadernos de Malte.

Me siento como si hubiéramos almacenado todo nuestro
trigo en un granero para hacer pan y cerveza el resto de 
nuestras vidas, y el granero hubiese ardido hasta los cimien-
tos, y nosotros contempláramos las ruinas carbonizadas, de
pie, una mañana de invierno.
Dora CARRINGTON. A Lytton Strachey, después de su
muerte.

¡Cuando pienso en que hubo una época en la que los hom-
bres aceptaban sufrir!
Frederic BEIGBEDER. Socorro, perdón.

Pero haber poseído una angustia sin igual
me ha servido de algún solaz a lo largo de los años.
Malcolm LOWRY. En Hablar de poesía.

La terrible fatalidad es el ama de todas las cosas,
noche bienaventurada, cúmulo de felicidades, ternura uni-
       [versal,
escucha la voz suplicante que te implora, oh indulgente,
y haz huir los terrores que fulguran en la sombra y senos
       [benévola.
HIMNO ÓRFICO. En José L. Martínez. El mundo antiguo
          T. II.

Entrevistado por un periodista acerca de su infancia, Mark
Twain le había hablado de Bill, su hermano mellizo. De ni-
ños, Bill y Mark se parecían tanto que para distinguirlos
les ataban en las muñecas unas cintas de todos colores. Un
día, los dejaron solos en la bañera y uno de ellos se ahogó.
Las cintas se habían desatado. "De modo que -concluyó
Mark Twain- nunca se supo quién de los dos había muerto,
si Bill o yo."
Emmanuel CARRÉRE. Yo estoy vivo...

en mí se revolvía una desolación, como termitas en un tron-
co caído
Werner HERZOG. Conquista de lo inútil.



16- MODOS DE DECIR

Vivía, como solía decir, por cortesía.
Maurice BLANCHOT. La sentencia de muerte.

¡Oh dolores del amor
Cuánto os necesito y cuánto os amo!
Robert DESNOS. A la misteriosa. (Oh dolores del amor...
sabed que os imagino a imagen de mi amor, que os confun-
do con él.)

Estábamos
a gusto en el Midwest, le habría gustado decir pero nunca
supo cómo una pregunta puede apagarse
igual que un encendedor, dejando la necesidad pulida y cruda
en las caras deseadas.
John ASHBERY. Secretos chinos.

Llega un tren. Acércate. Lluvia,
lluvia avanza sobre nosotros.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

Hete aquí que acaba de despertarse
bajo el viento mágico de mi alma
al ver tus tobillos, oh mujer,
un violento amor nacido del instante.
SAGA DE KORMAC

Es lo que dice Chesterton en el libro que le dedicó al más 
oscuro de los poetas ingleses. Browning, dice Chesterton, 
es oscuro porque lo que quiere decir lo tiene tan claro que 
no ve razones para explicarlo.
César AIRA. La ola que lee. 

Edwina me había dicho que, como nunca recordaba nom-
bres o caras, siempre saludaba a la gente con un "¿Cómo
está?" por si acaso ya la conocía.
Muriel SPARK. La intromisión.

En la escuela de hostelería tuve un compañero judío de ojos
azules. Decía que su semen era muy apreciado en el banco de
semen de la ciudad y que gracias a ello estaba ganando un
montón de dinero. Al principio la historia nos hizo gracia, lue-
go se convirtió en una frase que todos utilizábamos: "Triunfar
como un judío de ojos azules en un banco de esperma."
Lorrie MOORE. Al pie de la escalera.

Dame la mano un momento. Toma la mía. Eso es, sí. 
Aprieta con fuerza. Hacía tiempo, creíamos que el tiempo
obraba en nuestro favor.
Raymond CARVER. Un sendero a la cascada.

Es un pueblo que lleva miles de años vagando por callejo-
nes estrechos.
Joseph ROTH. Hotel Savoy.

De modo que de nuevo sufrió una derrota. De nuevo irrum-
pió la maldita normalidad, cuando él ya tenía un drama pre-
parado.
Witold GOMBROWICZ.  Diario.

El Proleterka, en cuanto lo dejas, parece un espejismo. No
hay que volverse hacia atrás. Desde tierra, es semejante a
un deshecho bélico, que circunnavega el tiempo.
Fleur JAEGGY. Proleterka.

son ventanas llenas de luz enloquecida
Werner HERZOG. Conquista de lo inútil.

la justeza de la calificación "dedos de rosa" aplicada al ama-
necer, que el conde sostiene es la más exacta y emocionante
de toda la literatura.
Lawrence DURRELL. La celda de Próspero.

esos ladridos
que me inflaman
y que me hacen levantarme por la noche
como un dragón chino
de papel
incandescente e ilustrado.
Valerio MAGRELLI. Vetas y Naturalezas.

las caravanas de los tuaregs, en las que las mujeres viajan
a través del desierto colgadas de cestos en los flancos de los
dromedarios.
Le CLÉZIO. El africano.

El viejo volvió la cabeza para mirar, y Divney le asestó con el
bombín un golpetazo en la nuca que le derribó al instante, y
que probablemente le hizo pedazos las cervicales. El hombre
se derrumbó sin amago de grito alguno, aunque yo le oí mascu-
llar algo así como "no me importa el apio" o "me dejé las gafas
sobre el fregadero", en un tono bastante coloquial. Luego se
quedó completamente inmóvil.
Flann O'BRIEN. El tercer policía. ("Bombín": inflador para
bicicletas)

Suda tristemente con una sonrisa vaga. Retraídos detrás de
los lentes, sus ojos demasiado parpadeantes parecen querer
evitar alguna cosa, como por ejemplo un cachetazo por ve-
nir.
Jean COCTEAU. Cartas a mi madre.

como el persa Al-Hallach proclamara en el siglo X: "Yo
soy a quien Yo amo y a quien Yo amo es Yo", lo que le cos-
tó la crucifixión por blasfemo.
Juan NUÑO. Los mitos filosóficos.




17- ALGUNAS OPINIONES

La manera comunista es tan sólo una manera de consolidar.
Lo que me parece que han hecho es tomar el sistema capita-
lista y congelarlo, incluyendo algunas de sus características
menos agradables; congelarlo y someterlo por completo al
control burocrático.
John DOS PASOS. En: Confesiones de escritores.

el anciano Teodor Häring que pretendía que no se puede en-
tender a Hegel si no se domina el dialecto suabo.
Michel TOURNIER. El viento paráclito.

esta frase se la debemos a un compañero de Lenin, Piatakov,
y no a George Orwell: "Un auténtico bolchevique está dispues-
to, si lo exige el partido, a creer que el negro es blanco y el 
blanco negro".
Emmanuel CARRÈRE. Conviene tener un lugar adonde ir.

Además, tenía dificultades para meterme de lleno en un nuevo 
libro. Había empezado dos o tres, pero insistían en parecerse a 
mí -mis ideas, mi manera de ver el mundo- más que a cualquie-
ra de los personajes sobre los que trataba de escribir.
  Aujourd'hui, maman est morte.
 Esa apertura grandiosa de la novela, que, probablemente, más admiro de todas las que he leído.
James SALIS. Mariposa de noche.


Pablo Picasso es culpable de haber arrastrado a la pintura 
francesa al más mortal callejón sin salida, a una indescripti-
ble confusión. De 1900 a 1930 la ha conducido a la negación,
a la impotencia, a la muerte.
Pues, solo consigo mismo, Picasso es la impotencia hecha 
hombre. Como la naturaleza le ha negado todo carácter pro-
pio, ha empleado toda su inteligencia, toda su malicia en fa-
bricarse una personalidad. Toma prestado de los maestros del
pasado, sin exceptuar a los contemporáneos, el alma de crea-
ción que no le ha sido deparada.
Maurice de VLAMINCK. En 'Los grandes pintores hablan de
su arte'.

Akhmatova solía decir que la metafísica y el chisme eran las
únicas cosas interesantes.
Joseph BRODSKY. Conversations with JB.

La estética del fracaso es la única duradera. Quien no com-
prende el fracaso está perdido.
Jean COCTEAU. Opio.

En mi opinión, basta ampliamente con que una cosa haya
sido escuchada una sola vez: cuando el compositor la imagi-
nó.
Arnold SCHOENBERG.

Lo que venía a decir con todo ello nadie lo había expresado
mejor que el senador norteamericano Daniel Patrick Moyni-
han con la máxima: "Everybody is entitled to his own opinion,
but not to his own facts."
Hans M. ENZENSBERGER. Reflexiones del señor Z. ("Todo
el mundo está facultado (tiene derecho) a su propia opinión
pero no a sus propios hechos.")


Yo creo que una novela en la que el autor dedica tres pági-
nas para describir lo que hay en una mesa, es un error. Sí,
a Robbe-Grillet lo conocí personalmente. Él me dijo que
yo había influido mucho en él... y yo, con escasa cortesía, 
le dije: "Caramba, no me descorazone".
Jorge Luis Borges. Borges de la A a la Z.

Imposible acceder a la verdad a través de opiniones, pues
toda opinión no es más que un punto de vista loco sobre la
realidad.
E.M. CIORAN. Desgarradura.

Yo distinguiría entre Dostoievsky y cualquier otro porque él
era el mayor escritor lejos; un hombre luchando por justifi-
car su Cristianismo en contra de su propio escepticismo y
nihilismo.
Saul BELLOW. Conversations with S.B.

Cuando al final de su vida, le preguntan qué piensa de sus
contemporáneos, los ejecuta con una frase: "Son pesados."
Phillipe SOLLERS. Céline. 

París es un gran salón de biblioteca atravesado por un río.
Walter BENJAMIN. Denkbilder. Epifanías en viajes.

las gafas deberían llevarse 
entre el ojo y el cerebro,
porque está ahí, entre bosques
y plantaciones de nervios
el error de la mirada.
Valerio MAGRELLI. Ora Serrata Retinae.



DORMIR/ SOÑAR

Jorge Luis Borges acostumbraba lamentar que la lengua espa-
ñola, a diferencia del francés, no distinguiera réve de sommeil:
en castellano, para ambos términos se usa sueño. (...) Los
achuar sostienen la misma indistinción, señalan que el dormir
no es más que un largo sueño (kara es el término empleado
para lo uno y para lo otro). En el momento en que la conciencia
despierta queda abolida, el alma abandona el cuerpo inerte para
vagabundear en un mundo paralelo, cuyos ecos todavía vibran-
tes guarda al despertar.
Philippe DESCOLA. Las lanzas del crepúsculo. Relatos jíba-
ros Alta Amazonia.

En esta cama soñaré el final de mi sueño.
Jean RHYS. Ancho mar de los sargazos.

Si ella duerme que duerma con la cosecha
Que duerma con los relámpagos
Al lado de la flor de la distancia
Extraviada  como la Edad de oro.
Georges SCHEHADÉ: Poesías.

El sueño es el fenómeno que sólo observamos durante su
ausencia. El verbo soñar, no tiene casi "presente". Sueño,
sueñas, son figuras de retórica, pues el que habla es un
despierto o un candidato al despertar.
Paul VALÉRY. Analecta.

Los ahogados me acarician
bajo el agua desnuda del sueño.
Jacques IZOARD. Antología poesía francesa actual.

Mis ejércitos soñados, derrotados sin haberlo sido.
Fernando PESSOA. Antología de Alvaro da Campos.

el agua sueña con un álamo.
Jules RENARD. Diarios.

L. soñaba más, si se puede llamar sueños a los silencios
de un animal.
Djuna BARNES. La tierra.

Los O... me mostraban su casa en la India holandesa. La habi-
tación en que me encontraba estaba enteramente recubierta con madera oscura y causaba impresión de bienestar. Pero esto era 
poco, me dijeron después mis anfitriones: lo en verdad admira-
ble era la vista desde el piso de arriba. Pensé en la vista al mar, 
que estaba cerca, y comencé a subir por las escalera. Una vez 
arriba, me situé ante la ventana y miré hacia abajo. Ante mis 
ojos estaba la habitación, cálida, enmaderada y agradable, que acababa yo de abandonar.
Waklter BENJAMIN. Sueños.

Soñé que un ciervo ileso pedía perdón al cazador frustra-
do.
NEMER IBN EL BARUD.

Sueño compuesto en realidad de cientos de islas de sueño.
Henri MICHAUX. El infinito turbulento.

Soñé que me quitaba la vida con un fusil. Cuando salió el
disparo, no me desperté, sino que me vi yacer, un rato, como
un cadáver. Sólo entonces me desperté.
Walter BENJAMIN. Dirección única.

Los sueños son la actividad estética más antigua.
Jorge L. BORGES. 7 noches.

(el sueño) ese enorme imperio sin defensa.
LANZA del VASTO. En A. Ortega, "Antología de la poesía
francesa".

Cierra los ojos,
lo que ves 
es tuyo.
Gunther FICH. El sueño tiene su pared.

Porque yo nunca puedo recordar el contenido narrativo de
mis sueños. Son más bien una inconexa serie de fotografías,
y no una película. Pero los contadores de sueños no dejan 
de decir: "Y entonces. Y entonces." Me gustaría saber si les
ocurre eso realmente, o si es sólo que creen que así debería
ser.
Paul BOWLES. Palabras ingratas.


Mis sueños no suelen ser sobre personas; casi siempre son
sobre lugares, direcciones, posiciones relativas de los obje-
tos que me rodean. Los seres humanos que aparecen en ellos
carecen de rostro, son anónimos. Acepto esto como una con-
dición básica de la existencia.
Paul BOWLES. En contacto

Entonces, duermo, por fin.
Y todo (hasta la verdad) me penetra.
Aldo OLIVA. Poesía completa.

Porque hemos dormido, ¡sí! hemos dormido, ¡ah! ¡sobre 
qué plumón de espanto!
Maurice BLANCHARD. En A. Pellegrini, "Antología de la
poesía surrealista".

Mire, actualmente la religión ya no vale nada. El sueño es
más religioso que toda su religión. Tal vez cuando uno duer-
me es cuando está más cerca de Dios.
Robert WALSER. Jakob von Gunten.

Aquel que sueña se mezcla con el aire.
Georges SCHEHADÉ. Poesías.

Cuando estaba en el campo de concentración tenía siempre
el mismo sueño; soñaba que regresaba, que volvía con mi
familia y les contaba, pero no me escuchaban. (...) En el 
campo les conté a mis amigos este sueño y me contestaron:
"A nosotros nos pasa lo mismo".
Primo LEVI. En diálogo con F.C.

...los cazadores, mis sueños,
que en la mañana bajan
por el otro lado del monte
entre sombras
Ilse AICHINGER. En Revista Hora de Poesía N° 94/96.

No duermo Georgia
Lanzo flechas en la noche Georgia
espero Georgia
pienso Georgia
el fuego es como la nieve Georgia
la noche es mi vecina Georgia
oigo todos los ruidos sin excepción Georgia
veo el humo que sube y huye Georgia
camino a paso de lobo en la sombra Georgia
corro aquí está la calle aquí están los barrios Georgia.
Philippe SOUPAULT. Poesías completas.

¿Cuál es el llamado sueño americano? Un millón de negros
nadando de vuelta al África con un judío bajo cada brazo.
B. KNOTT. Cit. por I. Reed en 'Contemplación temeraria'.

Y por la noche ha tenido un sueño. Era un sueño que no ha-
bía tenido desde hacía varios años, demasiados años. Era un
sueño infantil, y él era ligero e inocente, y mientras soñaba
tenía la curiosa conciencia de haber recuperado aquel sueño,
y esto aumentaba su inocencia, como una liberación.
Antonio TABUCCHI. La línea del horizonte.

Soñé con todo el cuerpo. Luego los sueños se apagaron en
un espeso silencio. luego apareció el glu-glu del agua. Esta-
ba en todas partes, y mis sueños se sostenían a flote latien-
do. Sus únicos remos eran los latidos. Pronto vendría el res-
to de la noche. El glu-glu del agua era en realidad una op-
ción repetida hasta escucharla: ARDER-URDIR, ARDER-
URDIR, ARDER-URDIR...
R.R.

el cielo está abierto cuando uno duerme
Jean P. DUPREY. En "Antología de la Poesía Surrealista".

Separadas las piernas, una ciudad se duerme, desnuda sobre 
el mar fosforescente.
René CREVEL. En "Antología de la Poesía Surrealista" de A. Pellegrini.

Porque hemos dormido, ¡sí! hemos dormido, ¡ ah!, ¡sobre qué  plumón de espanto!
Maurice BLANCHOT. (id.)

Yo nada sé de tu pasado. Has debido soñarlo.
Oscar Lubicz MILOSZ. Antología poética.

El despertar proporciona a los sueños una reputación que no 
se merecen.
Paul VALÉRY. Moralidades.

Y, como en sueños, las cosas suceden sin dolor...
Richard EBEHART. 15 poetas norteamericanos.

Aquel que sueña se mezcla al aire.
Georges SCHEHADÉ. Poesías. 

En este "gran dormitorio" que es el mundo, según llama un 
texto taoista al universo, la pesadilla es la única forma de lu-
cidez.
Emile CIORAN. Contra la historia.

Ha salido del mundo de los hechos para entrar en el de las 
ilusiones, y a veces se me ocurre pensar que tal vez la ilu-
sión sea la forma que adoptan a los ojos del vulgo las más 
secretas realidades. 
Marguerite YOURCENAR. Cuantos orientales.

los ahogados me acarician
bajo el agua desnuda del sueño
Jacques IZOARD. Antología de la poesía francesa actual.

Anoche soñé que era una casa completamente oscura. Eso
es todo.
Giorgos SEFERIS. 6 noches en la Acrópolis.

Puedo ver a mi esposa con el rostro muy limpio y ordenado
                                                      [mientras sueña
con manadas de morsas picoteadas y abiertas en sus flancos
                                                       [por los pájaros.
Antonio CISNEROS. En Rev. Cormorán y Delfín N° 26.

La vida debe ser, para los mejores, un sueño que se niega a
confrontaciones.
Fernando PESSOA. El libro del desasosiego.

Soy puramente hedonista acerca del soñar. No me da nada
pero es la parte más placentera del día. Con lo que sueño
es con lugares. Raramente sueño acerca de alguien que co-
nozco. Hay personas, pero sólo es gente pasajera, gente que
conocí viajando. Sueño con paisajes. O Nueva York. La ma-
yor parte del tiempo estoy en Nueva York.
Paul BOWLES. Conversations with PB.

Sueño-de-caballo: caballo, habiéndose comido su carro, 
contemplando al horizonte.
Henri MICHAUX. Darkness Moves.

...otro sueños (...) por ejemplo, aquel en que veía caer las
estrellas y convertirse en pancitos. Yo los distribuía, dicien-
do: "¡Comed! Aún están calientes..."
Mircea ELIADE. La prueba del laberinto.

Tu sueño es un Egipto y tú eres la momia con su máscara
de oro.
Jean COCTEAU. Cit. por M. Tournier, 'El árbol y el camino'.

De vez en cuando todavía sueño con un ganso blanco que
vuela en un cielo azul muy pálido con -y este era el prodigio
de destreza más atrevido y logrado que has podido ver- el
azul del cielo, o un latido del azul del cielo, reflejado en las
plumas del ave.
Jerome David SALINGER. 9 cuentos.

Rabbí Joseph ha dicho: "También para mí, ciego, cuando
tengo un buen sueño éste se desvanece por la alegría que me
da. Para Rabbí Hisda, un mal sueño es preferible a uno bue-
no. Él ha dicho también: "un sueño que no se interpreta es
como una carta no leída".
TALMUD de Babilonia. En J.P. Faye: ¿Qué es la filosofía?

había soñado a menudo con un país sin fronteras ni nombre,
totalmente cubierto de oscuros bosques, que yo tenía que
cruzar sin saber adónde...
W.G. SEBALD. Austerlitz

Si ella duerme que duerma con la cosecha
Que duerma con los relámpagos
Georges SCHEHADÉ. Poesías.

Estar sola con el libro aún no escrito es estar aún en el
primer sueño de la humanidad.
Marguerite DURAS. Escribir.

cuando llegaba la noche se encogía en el centro de la tie-
rra para dormir. "No despiertes jamás, no despiertes ja-
más", le decía su sabio corazón.
Jean RHYS. Los tigres son más hermosos.

He dormido bien, pues mis penas también han dormido.
Sin duda han pasado la noche hechas un ovillo a los pies
de la cama. Me he despertado antes que ellas, y he disfru-
tado de unos segundos de indecible felicidad. Después
ellas se han despertado a su vez e inmediatamente se han
lanzado sobre mí y me han mordido las entrañas.
Michel TOURNIER. El vagabundo inmóvil.

Las personas que duermen mal parecen ser más o menos
culpables. ¿Qué es lo que hacen? Confieren presencia a la
noche.
Maurice BLANCHOT. Cit. por A. Tabucchi.

sueño, vicio, bebedero.
ven, sueño.
Henri MICHAUX. La vida en los pliegues.



LA LUZ/ LA OSCURIDAD

Aun cuando tengo una lámpara y el fuego.
Estrellas, luna y el sol que me dan luz,
A menos que mire en los ojos de ella,
Todo es noche negra.
BHARTRHARI (Del sánscrito al inglés)

En nuestra civilización hay rituales olvidados, como crear un
claroscuro viviente en una habitación. Iluminada así, esta ha-
bitación es un simulacro de un mundo de sueños.
Justin CARTWRIGHT. Soñando con los masais.

¿había un apagarse final de la luz, un voltear del rostro hacia la
tierra? La luz pertenecería a otros, entonces. Ellos observarían. 
Ellos caminarían bajo la luz.
John McGahern. Cuentos completos.

...cuando todo el mar es resplandor, se ve nada y es un encanto,
la epifanía de los dioses.
Claudio MAGRIS. Otro mar.

Ah, la jodida
Luz. Como si follara consigo misma. Como si
Se mamase su propia vulva. Y yo, el espectador
Insólito, no sabía hacer otra cosa que reír
Como un detective adolescente perdido en las calles
De México. Luz que avanzaba de la noche al día
Igual que una jirafa. Luz de la orfandad encontrada
En la vacía e improbable inmensidad de las cosas.
Roberto BOLAÑO. Poesía reunida.

Es preciso recordar que en aquella época (1826), y hasta 1830,
todo el mar estaba en tinieblas. Contados eran los faros en Eu-
ropa; en África sólo existía el del Cabo; en Asia había 3: los 
de Bombay, Calcuta y Madrás y ni uno solo en el espacio in-
menso de América del Sur.
Jean MICHELET. El mar. ("Desde entonces hasta acá, todas las
naciones han seguido, imitando a la Francia. Poco a poco se
hace la luz.")

la luz del sol también es rara, incluso afuera, en el patio, como
si le hubiese ocurrido algo, como si le hubieran dado algo an-
tes de dejarla caer sobre nosotros. Tiene un tinte ácido, alimo-
nado, y se presenta en dos intensidades: o es insuficiente para
ver o nos abrasa los ojos. No me referiré a los distintos tipos
de oscuridad.
John BANVILLE. El libro de las pruebas.

Se volvía loco para ver a un niño ictérico bañado en la luz 
azul celeste como si estuviera dentro de un diorama. Una luz
azul que era cálida en lugar de clara, que tenía una frecuencia
determinada. "Pásame un genciana. Dame una linterna", G.
deseaba sumergirse en esa luz.
Michael ONDAATJE. El fantasma de Anil.

Como las colinas bajo el ocaso
te desprendes de la luz:
te ahondas: la verde
luz se oscurece
y tú estás casi perdida: 
sólo un tanto de luz como
la que conservan las estrellas
manifiesta tu rostro: 
la noche total dentro
mío delira
por la luz que bordea tus labios.
Archie R. AMMONS. The Selected Poems.

Flaubert define ese camino. Un hombre encerrado en su celda
de trabajo, aislado de la vida, que construye a altísima presión
la forma pura de la novela. La luz laboriosa de su cuarto que
permanecía encendida toda la noche servía de faro a los barcos
que cruzaban el río. Esos marineros por supuesto eran mejores
narradores que Flaubert. Construían el fluir manso del relato en
el río de la experiencia.
Ricardo PIGLIA. Prisión perpetua.

Habíamos decidido visitar a la abuela. Fuimos en coche de pun-
to. Ya era tarde. Por los cristales de la portezuela se veía la luz 
de algunas casas en el viejo barrio del Oeste. Y me dije: "Es la 
luz de aquella época".
Walter BENJAMIN. Sueños.

The light bordering on the brink of nightmare. (La luz que bor-
dea la pesadilla). Frase comunicada por Borges a Silvina, en la
mañana del 16/1/77. Borges no sabía de quién era, ni en qué li-
bro la había leído: sabía que la había leído en un prólogo.
Adolfo BIOY CASARES. De jardines ajenos.

la luz opaca del cielo detrás del bosque.
La luz de la leche cuando se la vierte en el té.
John BERGER. Cada vez que decimos adiós.

En la oscuridad, el grito demente de las gaviotas le parece
de repente no haberlo oído nunca.
Marguerite DURAS, El mal de la muerte.

Un sol fallido cubría nuestros veranos, un sol empalidecido
que perforaba el crepúsculo, la luz de la floresta, de los pan-
tanos, una luz que no llega de lo alto, sino más bien que se
irradia de las setas y bayas venenosas, de la tierra húmeda.
Fleur JAEGGY. Los hermosos años del castigo.

Tan sólo la pureza es invisible
y el atardecer, cuando sombra y luz
se olvidan de nosotros un instante,
absortas en barajar secretos.
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.

Harold Bloom dice que el Talmud aconseja leer la Escritura
cuando la luz cae de tal modo que la forma de tu rostro se
dibuja sobre el texto. "Wenn das Licht so geneigt ist" dice el
alemán, lo cual permite una interpretación tanto literal como
figurada.
Cees NOOTEBOOM. Hotel Nómada.

tuve que combatir otra vez contra las sombras, que pare-
cían de una noche más antigua que la noche del sol
William Butler YEATS. Rosa alquímica.

Odette abrió mucho los ojos y forzó mucho la vista, y aún
así era incapaz de ver la mano que tenía delante de la cara.
La oscuridad era tupida y real; no se trataba de una danza-
rina oscuridad llena de sombras, sino de la oscuridad para-
lizante de un ataúd. Tenía algo feroz y eterno, algo secreto
y absoluto, como algo que no se cuenta nunca a los niños.
Lorrie MOORE. Como la vida misma.

Y la luz nórdica, nociva y loca, se detiene sobre la pared.
Las cortinas de una ventana se estremecen, una mirada
queda atrapada allí, como si fuese el horizonte.
Fleur JAEGGY. Los hermosos años del castigo.

e ignoran que estás aquí
las altas sombras que en el callejón se deslizan.
Eugenio MONTALE. 37 poemas.

si se mandara moler esta aparición
¿caerían por fin agujas relucientes
en la luz podrida?
Jean ARP. Días deshojados.

¿Qué sustancia tenía Eurídice,
O sombra?
Sin verla sabía él estaba cerca
Aquella que cuando con brazos de tierra estrechaba
Era cascada de agua, era huidiza llama, era hueco del aire;
Sin embargo, en aquel país lejano
Sólo él proyectaba sobra, resplandeciente era ella.
Kathleen RAINE. En una desierta orilla.

[¿Cómo no relacionar estos versos de la portuguesa Sophia
de Mello Breyner Andresen:
 "EURÍDICE
Tu rostro era más antiguo que todos los navíos
En el gesto blanco de tos manos del color de la piedra
Las olas alzaban sus rompientes a pulso
Y celebré en ti mi unión con la tierra."?]

Un faro
allá
coloca un mar
en la niebla
Giuseppe UNGARETTI. Poemas.

Cae la oscuridad. A medianoche me voy a la cama.
Al barco más pequeño lo botan desde el más grande.
Se está solo en el agua.
El casco oscuro de la sociedad se aleja más y más.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

Y el insecto brillante se posa sobre la almohada
Resplandece y se une a lo Oscuro.
Robert DESNOS. A la misteriosa.

Las posibles cartas se me aparecen como accidentes de luz
en la oscuridad del tiempo, semejantes a rasgaduras en el
espesor.
Marguerite DURAS. Los ojos verdes.

Nada
(leyó una vez en latín)
más oscuro que la luz.

(Nil obscurius luce.)
GIORGIO CAPRONI. En Diario de poesía N° 46.

Cruzamos los Cárpatos, escapamos de su sombra norte y súbi-
tamente la luz se hizo omnipresente. Salía de las paredes, del
cielo, del empedrado, como si el sol hubiera perdido el mono-
polio y los objetos que de él dependían fabricaran su propia 
luz o, por lo menos, supieran almacenarla.
Andrzej STASIUK. El mundo detrás de Dukla. Otra gran obra
de este autor polaco, como lo es "Camino de Babadag".

Una especie de sombría fosforescencia emanaba del ancho
río de hielo.
Victor SERGE. Ciudad conquistada.

"Henrietta, te vas a estropear la vista, la luz es tan mala", le
advierte su madre. ¡Y tiene razón! No teníamos tan poca luz
desde el principio del mundo. Nuestras tardes de invierno,
según se sabe, duran a veces cien años.
Charles SIMIC. No se termina el mundo.

Desnuda, desnuda como mi amante
La luz desciende a lo largo de mis huesos
Benjamin PÉRET. En 'Poesía francesa contemporánea'

arrojó la luna su luz demencial sobre la hierba húmeda,
donde se reflejaban las luces del Hospital
Malcolm LOWRY. Piedra infernal.

Cuando se acerca el mediodía, las sombras son todavía bordes
negros, marcados, en el flujo de las cosas, y están dispuestas
a retirarse quedas, de improviso, a su armazón, a su misterio
Walter BENJAMIN

La luz aquí es en realidad una poderosa maga y, con el debido
respeto a Tiziano, Veronés y Tintoretto, mejor artista que to-
dos ellos. Hay que ver el material que trata: ladrillo fangoso,
mármol rosado, andrajos, mugre, ruinas. El mar y el cielo se-
mejan cruzarse a medio camino, mezclar los matices con una
dulce irisación, un compuesto centelleante de olas y nubes, un
centenar de reflejos puntuales e indefinibles, y proyectar des-
pués esta textura sobre algo visible.
Henri JAMES. Cit. por P. Sollers en 'Diccionario del amante 
de Venecia'.

La luna emerge tras las rocas, y la ciudad blanca se vuelve
aún más blanca, las piedras compiten con la luna por ver
quién brilla más, y en dulce armonía fluyen el Ródano y el
Saona, uno con prisa, el otro con parsimonia, ambos rumbo
a la misma meta, la unión tanto tiempo deseada, y abrazan
la ciudad blanca como si fuese un tesoro, para nunca más
soltarla.
Joseph ROTH. Las ciudades blancas. (Hablando de Lyon)

La sombra, ese regazo que protege del miedo,
Transforma la extensa vida en pesadilla pasada.
Marguerite YOURCENAR. Las caridades de Alcipo.

Abiertas ventanas enrejadas revelaban angostas habitacio-
nes iluminadas por fluorescentes donde cosían mujeres ti-
betanas, y en tiendas débilmente iluminadas, frente a tarros
de dulces pegajosos, hombres entrados en años de rostros
anchos y arrugados permanecían quietos y pensativos.
Pankaj MISHRA. Los románticos.

el cielo volvía a despejarse y en los bajos nubarrones, de
una quietud aplastante, se abrían troneras de luz.
Claude DELARUE. El triunfo de los elefantes.

La vida es una gran tiniebla alumbrada por 4 o 5 destellos.
Jean GENET.

Mirábate con toda la luz y la tiniebla que poseo.
Giorgos SEFERIS. Mithistoria.

La luz es como una araña
Se arrastra por el agua
Wallace STEVENS. Tatuaje.

Pero esta casa ya es diferente: vacía y sin ruidos y llena de
sombras, tantas que a veces me pregunto qué hacen todas
estas sombras en una habitación vacía.
Jean RHYS. Los tigres son más hermosos.

¡Qué tempestad, la luz!
Henri MICHAUX. Conocimiento por los abismos.

La luz es extraña, todavía más peculiar que la de Nueva Or-
leans, una luz completamente absorbida por aquello que toca.
Joan DIDION. Sur y Oeste.

 En cómo la calidad de la luz lo cambia todo, no sólo lo que 
ves, sino también lo que sientes acerca de lo que ves.
 He leído que algunas personas, al sufrir un derrame, ven una intensísima luz blanca, una luz que proviene del interior de sus cerebros.
 Así es como describiría la luminosidad de estas habitaciones 
vacías.
Nic PIZZOLATTO. Galveston.

La mujer se sienta, la sombra se queda de pie. No pertenece a 
la mujer, como la sombra de la pared tampoco pertenece a la pa-
red. Las sombras han abandonado las cosas a las cuales pertene-
cen. Sólo pertenecen al declinar de la tarde, que ya ha pasado.
Herta MÜLLER. La piel del zorro.

La ventana se abre como una naranja
El fruto hermoso de la luz.
Guillaume APOLLINAIRE. Antología poética.

...la luz del sol o de la luna, vista en un lugar aquellos no se
vean
G. LEOPARDI. Cit por I. Calvino: Seis propuestas para el
próximo milenio.

Del color sólo nos preocupaba (a los cubistas) el aspecto de 
la luz. La luz y el espacio son dos cosas que se tocan, ¿no? 
y nosotros las tratábamos simultáneamente... ¡Nos llamaban
abstractos!
Georges BRACQUE. El pintor y su obra.

Su sombra se entretuvo inexplicablemente
en la penumbra de mi habitación
Else LASKER-SCHÜLLER. Cit. por F. Grunfeld: Profetas
malditos.

Soy llevado en mi sombra
como un violín 
en su caja negra.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

unos exangües faroles municipales trataban empeñosamente
de horadar las sombras
Braulio ARENAS. El castillo de Perth.

Un sol fallido cubría nuestros veranos, un sol empalidecido
que perforaba el crepúsculo, la luz de la floresta, de los pan-
tanos, luz que no llega de lo alto, sino más bien se irradia de
las setas y bayas venenosas, de la tierra húmeda.
Fleur JAEGGY. Los hermosos años del castigo.

Lo oscuro atenúa el murmullo del arroyo.
Georg TRAKL.

En las microfilmaciones, cuando hay que dividir el tiempo
en milésimas partes, filman a veces con la luz de una chispa.
Víktor SHKLOVSKY. La tercera fábrica.

un rayo de sol que entra eternamente en la oficina muerta...
Fernando PESSOA. El libro del desasosiego.

Vi a un niño que llevaba una luz.
Le pregunté de dónde la había traído.
El la apagó y me dijo:
"Ahora dime tú adónde ha ido."
HASAN DE BASRA

Una luz crepuscular bañaba las ramas, los caminos, las
casas que la rodeaban; esa luz que aumenta a veces la saga-
cidad de la dicha.
Silvina OCAMPO. La furia y otros relatos.

Una cosa es la cultura y otra la luz. Eso es lo que hay que
tener: luz.
Miguel de UNAMUNO. Carta a Lorca.

En Siberia, cuando por la mañana bajan a la mina, en la
calle aún reina la oscuridad y cuando suben a la superfi-
cie al acabar el turno, hace horas que ya es oscuro.
Ryszard KAPUSCINSKI. El mundo de hoy. (Y agrega:
"Los mineros de Vorkutá se jubilan a los 50 años, pero 
apenas un veinte por ciento llega a esa edad.")

Alzó la vista, con la mano todavía en el bolsillo, y la luz lo 
inundó, como un baño sagrado. (...) La luz disolvía las preocupaciones creadas por su gemelo oscuro, el pensamiento.
César AIRA: Varamo.

luz nevada cuelga de las alturas
Gerald Manley HOPKINS.

¿A qué cuarto te ibas donde se agravaba el horror del ama-
necer en las ventanas?
Ives BONNEFOY. Del movimiento y de la inmovilidad.

el sol pasa como un anillo nupcial
Michel DEGUY. Antología de la poesía francesa.

Una flecha luminosa que llega desde la azul oscuridad, que
apunta hacia la azul oscuridad, vibrante por la excitación
del vuelo: eso es nuestra consciencia.
Walter HILSBECHER.

Hacia las dos, conseguimos superar un poco las nubes llu-
viosas y entramos de golpe en una bruma luminosa, pero
extrañamente luminosa; algo inquietante. La luz no cae. No
parece tener fuente. Envuelve sin penetrar. Es blanca y
fragmentada; una luz de humo húmedo, sin vida y sin ca-
lor. La luz más pálida que se pueda imaginar.
Victor SEGALEN. Viaje al país de lo real. 



CORAZÓN

y el corazón bombea en vano
porque las puertas del corazón están abiertas como la de
                                       [la casa.
Henrik NORDBRANDT. 3 X Nordbrandt.

Alrededor de nosotros se extiende la prosa del mundo,
y en un ventrículo del corazón, la poesía acecha.
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.

El corazón de la ballena asesina pesa 100 kilos
pero en otros sentidos es liviano
Wislawa SZYMBORSKA. En Milosz, "A Book of Lumi-
nous Things." (Otra versión: "De 100 kilos es el corazón
de la orca/ pero no le pesa.")

Porque el estallido del amor, definido como locura precoz,
brilló en el transparente corazón por una temporada,
y lo incendio como a un farolito de papel
Tennessee WILLIAMS. En el invierno de las ciudades.

Mi corazón
es el país más desgarrado
Giuseppe UNGARETTI. Poemas.

Hablaba del "corazón del corazón", una extraña entidad que [Alexander] Grothendieck había descubierto en el centro de 
las matemáticas y que lo había desquiciado por completo.
Benjamín LABATUT. Un verdor terrible.

sollozos vueltos moco, sacados del corazón, ahora tengo
                                                                      [corazón,
ahora me siento completo
Samuel BECKETT. Cit. por Steiner, 'Extraterritorial'.

El corazón que latía para este mundo
ha sido herido de muerte
como si ya sólo me ligaran recuerdos
a "estas" cosas...
Paul KLEE. Poemas.

El hombre tiene lugares en su pobre corazón que no existen
todavía y donde el dolor penetra a fin de que sean
Leon BLOY. Cit. por Bradu, 'Ensayo sobre Pedro Páramo'.

Este corazón ya no se entiende con los corazones este co-
                            razón
ya no reconoce a nadie en la muchedumbre de los corazones
Los corazones están llenos de gritos, de ruidos, de banderas
Henri MICHAUX. Momentos.

y cuando recuerdo
que la espalda de mi abuela no
permitía que la tapa del ataúd cerrara, las suturas
de mi corazón se deshacen y esas vidas se derraman
como orina caliente por mis arterias.
Víctor MARTINEZ. "No olvides".

Él pintó con los puños y los codos, exhibiendo
Su corazón ensangrentado mientras la historia ataca.
Seamus HEANEY. Norte. (Se refiere a Goya)

La memoria, el único fósforo quemado de mi corazón.
Charles SIMIC. Hotel Insomnio.

En  mi corazón había una tempestad, como de banderas
                                                 [desplegadas.
Ernest STADLER. En "El expresionismo literario", ed.
Novoa.

El amor que su madre profesaba a Martin era tan celoso,
tan violento y tan intenso que era como si le enronqueciera
el corazón.
Vladimir NABOKOV. Gloria.

Colgaremos en la pared un rifle oxidado, corazón,
con ranuras onduladas y escamitas de óxido.
Carl SANDBURG.

Invisible,
una cosa que se marchita:
Ella es, en este mundo, 
la flor
Del corazón del hombre.
Ono no KOMACHI. The Ink Dark Moon.

Donde latía el corazón
descansan ahora las experiencias.
Henrik NORDBRANDT. 3 X Nordbrandt.

Mi triste corazón babea por la popa
Mi corazón lleno de tabaco caporal:
Le tiran dentro chorros de sopa,
Mi triste corazón babea por la poa;
Bajo las pullas de la tropa
Que lanza una risa general,
Mi triste corazón babea por la popa,
¡Mi corazón lleno de tabaco caporal!
Arthur RIMBAUD. Cit. por Jamie James en "Rimbaud
en Java. El viaje perdido.". El tabaco caporal era el que
se le daba a los cabos.

El corazón del hombre es lo más extraviado. ¿Cómo esca-
         pa a este extravío?
"...déjale sólo encontrar
un sitio en alguna parte,
y no permanecer así en el espacio..."
Pjilippe JACCOTTET. Rilke por sí mismo.

Mi corazón late al unísono con el tiempo

que avanza hacia el invierno
Attilio BERTOLUCCI. En Diario de poesía N° 46.

olvidado instrumento,
corazón.
Eugenio MONTALE. 37 poemas.

Como un gato, el corazón ve muy lejos en la oscuridad.
Charles SIMIC. El monstruo ama su laberinto.

"¿Le han contado que nuestro crecimiento es el segundo
mayor en la India, con 40 mil trabajadores empleados hoy
en nuestra nueva ciudad [Ranchi]? Aquí fabricamos, entre
medidas de máxima seguridad, componentes para la bomba. 
Cada una de nuestras fábricas proclama a la entrada nuestro
lema: "la belleza consiste en la pureza del corazón".
Norman LEWIS. Donde las piedras son dioses.

Dentro del melón, un corazón latía.
Henri MICHAUX. Frente a los cerrojos.

mientras el corazón ha soportado hasta cosas que no descri-
bí.
No se rompió, no se dilató.
Víktor SHKLOVSKY. La tercera fábrica.

y vio que el corazón le latía con fuerza, como si escupiera
la verdad.
Michael ONDAATJE. El fantasma de Anil.

Con los ojos del corazón
¿sabré recogerlas?
Bajo la primera helada
Se confunde
La flor del crisantemo blanco
OSHIKOCHI no MITSUNE. Cit. por O. Svanascini:

"Poesía japonesa".

Cerré la ventana.
        El corazón.
Giorgio CAPRONI. Tutte le poesie.

en el silencio tu corazón suena como un grillo negro
(No tengo la fuente)

la pena se me ha llevado el corazón,
pues mi corazón, desde que tengo conocimiento,
herido está.
Si todos los corazones fueran como mi corazón
no habría ya corazones.
MAYNÛN LAYLÀ. Poesía árabe clásica.

la luna, si se eleva, es para iluminar;
el corazón, si existe, es para atormentar.
Victor SEGALEN. Estelas.

mi corazón vacío,
mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida
Fernando PESSOA. Poemas.

El corazón como una manga.
Michael ONDAATJE. Thy Cynnamon Peeler.

una mirada que hacía crecer los objetos y los corazones
(siempre demasiado pequeños)
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.

El pasado late en mi interior como un segundo corazón.
John BANVILLE. El mar.

El fin de todo estudio no es otro que el de encontrar el cora-
zón perdido.
MENCIO.

Un transatlántico de silencio se desliza por mi corazón
Jacques BARON. Antología de la poesía surrealista.

Mi corazón es amplio como Alemania y Francia reunidas.
Y lo atraviesan todas las balas del mundo.
Wilhelm KLEMM. En Lyzandro Z.D. Galtier, "La traduc-
ción literaria".

el corazón es lo que me queda, y este corazón que me queda
sobre el corazón es el corazón oprimido: oprimido por el re-
flejo que lo ha colmado de sí mismo (sólo los enamorados
y el niño tienen el corazón oprimido).
Roland BARTHES. Fragmentos de un discurso amoroso.

Viento algo frío pasa por la camisa y busca el corazón.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

No me duermo. El corazón late como un teléfono con el tu-
bo descolgado con descuido. Los sueños me hojean como a
un libro.
Víktor SHKLOVSKI. Érase una vez. Y en el mismo libro:
"Mi corazón en este país estaba tan desgastado como desgas-
tan el áspero camino las patas peludas de los camellos. Los
camellos, como me parecía entonces, caminan sin ganas,
arrastrando sus patas pesadas." 

Pues así, para el seguro social estoy sano, mientras el corazón
ha soportado hasta cosas que no describí.
No se rompió, no se dilató.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

De aquel granado cuelgan nuestros dos corazones
Guillaume APOLLINAIRE. Poesía.

Vea usted, señor Dan, los hombres no tienen mal corazón, lo
que sucede es que lo tienen demasiado pequeño. Apenas si
basta para la mujer y el hijo.
Joseph ROTH. Hotel Savoy.

el propio Pound respondió en alguna ocasión que estaba en
el infierno. ¿Qué infierno?, pregunta el otro. Pound señala
entonces su corazón, y dice: "Aquí, aquí":
Phillipe SOLLERS. Diccionario para el amante de Venecia.

Todo lo que no esa puramente afectivo deviene insignifi-
cante. Adiós a la razón. Ya no hay cabeza. Sólo corazón.
Michel HOUELLEBECQ. Configuración de la última orilla.

El movimiento que hizo el barco de Elaine
Y eternamente por el corazón flotó
Djuna BARNES. Poesía reunida 1911-1982.

Hasta que por fin mi alma encontró a mi corazón.
Estaba enfermo, es cierto, pero estaba vivo.
Roberto BOLAÑO. Los perros románticos.

En el silencio tu corazón suena como un grillo negro.
Charles SIMIC. El mundo no se acaba.

Si el corazón pensara, dejaría de latir.
Fernando PESSOA. Libro del desasosiego.

¿Qué tienes para despreciar a los hombres,
Corazón duro, corazón rompible?
¿Qué tienes para despreciar a los hombres?
¿Qué eres más de lo que somos?
-Capaz de despreciarme.
Marguerite YOURCENAR. Las caridades de Alcipo y otros
poemas.

¿Me tomaste porque me amabas?
¿Me tomaste sin amor?
¿O acaso sólo me tomaste
Para experimentar con mi corazón?
Kenneth REXROTH. Los poemas de amor de Marichiko.



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