sábado, 18 de agosto de 2012

LOS CANTOS DEL PARAISO: POESIA ORAL DE PAPUA/NUEVA GUINEA



El territorio de Papúa Nueva Guinea está constituido por mon-
tañas cubiertas de selva. Sus habitantes originales llegaron a
esta isla al final del Período Glacial, hace alrededor de 50 mil
años.
La diversidad cultural es enorme: se calcula que habitan la is-
la mayor y las pequeñas unos mil grupos con lenguas diversas.
Estos cantos proceden de un trabajo conjunto de relevamiento
de las antiguas canciones tradicionales de esas diversas etnias.
El resultado fue publicado por Ulli Beier, un notable recopila-
dor de poesía oral de diversas regiones del mundo. Su cono-
cido African Poetry es sólo uno de ellos.
En esta traducción-transcripción, mencionaré la etnia a la
que pertenece cada canto.

Los MEKEO

Cuando sople la temporada húmeda
     La mujer se preocupará.
     Ella estará pensando.
Cuando sople la temporada seca
     La mujer se preocupará.
     Ella estará pensando.

El viento de la temporada húmeda
     soplará y soplará.
El viento de la temporada seca
     soplará y soplará.


Los HULI

Hoy está seco
Mañana nublado
Ayer una tormenta:
Todos vienen y van.
Tapura es eterna.

La fruta madura y se pudre,
El Pitpit florece y se seca,
El hombre llega hoy
Y se ha ido mañana:
Tapura es eterna.

El sol y la tierra conferencian,
El día y la noche conferencian,
El sol apura el día,
El día apura la noche,
Tapura es eterna.

El sol, la tierra, el día, la noche,
Todos tuercen el brazo del hombre,
Todos lo apuran.
El hombre llega hoy
Se ha ido mañana:
Tapura es eterna.


[Tapura: El nombre de la primavera]
[Pitpit: una caña comestible, considerada una delicia.]


Los NAMATANAI

Dos cuervos, dos cuervos
alimentándose de un nido de hormigas.
Dos cuervos dos cuervos.
La lluvia cayendo torrencialmente
no logra apaciguarlas.
Las hormigas pican en vano
la irritación no detiene el pico,
el pico de hambre y de muerte.


Los KIRIWINA

El lugar cambia, el alba rompe
Los pájaros despiertan

Mi pecho está marcado*
los muchachos bien parecidos
miran para otro lado.

La canoa espiritual con jóvenes
pero el camino me lleva lejos.

El viento susurra, la nube oscura sale a mi encuentro
la corriente me arrastra.

[*La muchacha está decorada para los ritos funerarios]


Los LANKAU

Delfines, delfines,
¡danos tu largo aliento
y llévate nuestro corto!


Los WAPE

Canción de guerra

Dame arco, dame flecha,
dame escudo, dame lanza.
El viaje es largo y peligroso,
dame nuez de betel, palo de pimienta y lima.
¡Ven mi perro, ven!
El viaje seco y agotador,
asi que búscame agua.
Tráeme daga y cuchillo
Enciéndeme el fuego mágico
Enciéndeme el fuego de la vida.
Alcánzame la sangre del diablo
envuelta en una hoja mágica
alcánzame el hueso del diablo
envuelto en una hoja mágica.
Ahora dame poder.
Alcánzamelos por detrás de tu espalda
que tus ojos no vean -
menos aún que sobrevivan mis enemigos.
Debo partir antes del amanecer
la luz del día debilitaría mis encantamientos.
Parientes ancestros y amigos
Ustedes que han partido antes que yo
Estén cerca mío estén a mi lado.


Los DAQUA

Canción de amor de Talamau

Él está sentado batiendo los tambores;
¿qué es lo que hace realmente?
¡Está rompiéndome el corazón,
a mí, Talamau!

Pídanle una respuesta,
¿qué es lo que hace realmente?
¡Díganle que estoy viniendo
para siempre!


Los RORO

Canto de amor

Hermosa muchacha
una vez vos y yo...
ahora estoy triste
solo en mi casa oo-oo-oo

El viento sopla
vos pensás en mí
yo escucho tu canto
en mi casa oo-oo-oo

El viento sopla
vos pensás en mí
tu mensaje entró
en mi casa oo-oo-oo


Los WAHGI Meridionales

Canto de amor

Anhelo verte, mi corazón duele
Estoy yendo hacía vos, pero las nubes te esconden.
Estoy chocando, estrellándome en la tormenta,
                                                 [como un gato ciego.
Estoy viniendo, pero no llegaré pronto.
Espera pacientemente, espera pacientemente en tu casa
Que será nuestra casa algún día.



Fuente

Words of Paradise. Poetry of Papua. Edited by Ulli Beier.
Postface by Jerome Rothenberg. Unicorn Press, 1973.

Ilustración: Henri Rousseau: Les Flamants, 1907.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)


lunes, 13 de agosto de 2012

JACK KEROUAC Y SU LISTA DE ESCENCIALES PARA LA PROSA (MODERNA)

                                               Foto de 1966, por Anne Charters

Escribo 'moderna' entre paréntesis, porque esta lista la hizo Jack
en los años '60. Se trata en realidad de lo que él denominaba 'la
prosa espontánea'. En el apartado titulado Estado Mental,
escribió: "Si es posible escribir 'sin conciencia', en semi-trance
(como en la anterior 'escritura-trance' de Yeats) permitiendo que
el  subconciente en su propio lenguaje desinhibido interesante
necesario y así 'moderno' admita lo que el arte conciente censu-
raría, y escribir excitadamente, velozmente, sin calambres en la
escritura manual o mecanográfica, de acuerdo (como del cen-
tro a la periferia) a las leyes del orgasmo, el 'anublamiento de
la conciencia' según Wilhelm Reich. Viene de adentro, sale-
a relajar y decir."

Supongo que todo artista tiene que situarse en alguna posición,
sea advertida o inadvertidamente, acerca de la importancia
del propósito conciente por un lado y el fluir del inconciente
por el otro. Habrá quien prefiera 'diseñar' su obra, hacerla acor-
dar con un plan, con una idea acerca de lo que se quiere expre-
sar y de cómo se lo va a hacer, y habrá quien prefiera dejar el
trabajo librado a cierta voz interior que el sujeto no controla
del todo, sino que se limita a corregir, a retocar, una vez que
esa voz ha hablado.

Creo que estas dos líneas (con sus combinaciones) establecen
una divisoria. Barthes la ha planteado como "textos de placer"
y "textos de goce", tomando ambos términos en el sentido la-
caniano, por supuesto.
Toda la escritura 'de goce' es u onírica u oniroide. Kafka es
el mayor exponente de esta línea, a mi entender. También lo
es Michaux y hasta cierto punto Sebald. En otro tiempo y lu-
gar se hablaría de escritura 'mediúmnica', pero este término
se asocia con un esoterismo anacrónico (y poco interesante).
Lowry escribió Bajo el volcán con un proyecto muy estruc-
turado, ya que el texto sigue las claves de una lectura de la
Cábala. El talento notable de Lowry es responsable de que
esa novela sostenga su gran valor literario a pesar de lo es-
tricto del plan.

CREDO Y TÉCNICA PARA LA PROSA MODERNA
[transcribo las que más me gustaron]

  1. Libretas secretas garabateadas, y páginas salvajemente
     mecanografiadas, para tu propio disfrute.
  2. Sumiso a todo, abierto, escuchando.
  4. Estar enamorado de tu vida.
  5. Algo que sientes encontrará su propia forma.
  6. Sé un loco santo-sordo-tonto de la mente.
  8. Escribe lo que quieras sin fondo desde el fondo de tu mente.
  9. Las indecibles visiones del individuo.
11. Tics visionarios temblándote en el pecho.
13. Elimina las inhibiciones literarias, gramáticas y sintácticas.
16. El centro exacto de interés es el ojo dentro del ojo.
19. Acepta perder para siempre.
21. Lucha por dibujar el torrente que ya existe intacto en mente.
24. Ningún temor ni vergüenza en la dignidad de tu experiencia,
      lenguaje y conocimiento.
28. Componer salvaje, indisciplinado, puro, viniendo hacia
     adentro desde abajo, cuanto más loco mejor.
29. Eres un Genio todo el tiempo.




Jean-Louis Lebris de Kerouac (1922-1969), nació en Lowell, Massachusetts, el tercer hijo de un matrimonio de inmigrantes franco-canadienses.
Dejó la Univ. de Columbia para ingresar a la Marina durante
su juventud. Allí tuvo lugar un episodio de 'locura': Jack arro-
su fusil durante un ejercicio militar y se refugió en la biblio-
teca, de donde lo sacaron con uno de esos operativos violentos
de redes y acorralamiento, para luego diagnosticarlo con el
título nada honorífico de dementia praecox. (Kerouac le ase-
guraba a todo el mundo que él era Samuel Johnson).
Vivió en Nueva York y luego viajó a México, donde se engan-
chó fuerte en una cuestión de drogas y de alcohol.
Allí escribió la inédita memoria del México DF, titulada Ben-
zedrine Vision. En 1957 publicó En el camino, cuya primera
versión escribiera en 3 semanas sobre un rollo de papel de te-
letipo, empujado por la benzedrina y el café, en un intento de
explicarle a su segunda esposa lo que había sido su vida ante-
rior. Esto ocurrió en abril del '51. El libro tardó seis años en
encontrar un editor, algo que traumatizó a Kerouac de tal ma-
nera que ni siquiera el éxito posterior del mismo logró reparar
el daño causado.
Jack escribía con maniática dedicación, pero su melancolía
(siempre permaneció emocionalmente ligado a su infancia
en Lowell - y a su madre con quien vivió los últimos y malo-
grados años de su vida) lo condujo al alcoholismo y a la
muerte, que se produjo a los 47 años producto de lo que él
denominó "la gozosa enfermedad". Si tomamos la palabra
"goce" en su acepción lacaniana, resulta bastante atinada.

Cuando lo interrogaron los psiquiatras navales acerca de su
conducta respondió: "Ah sí, dedicando mis acciones a expe-
rimentar en orden de escribir acerca de ellas, sacrificándome
en el altar del Arte".

                                                       Otro retrato de Anne Charters, sor-
                                                     prendida por la desmejoría notoria de
                                                    Jack, a quien no había visto por 10
                                                    años.




sábado, 11 de agosto de 2012

VISITA A KAFKA

UNA VISITA A KAFKA ACOMPAÑADO POR CALA-
SSO, A PARTIR DEL SUEÑO DE UN SONÁMBULO




El sonámbulo soñó que dormía. Caminaban, en cambio, a
tontas y a locas los árboles; y nubes tumultuosas recorrían
los cielos y las calles, cruzados todos por el viento del sue-
ño. Alrededor suyo, que dormía. Y dormía.

Una cucaracha asomó la puntita de su cabeza redonda y car-
gada de ojos y de antenas por su sueño, pero se escabulló
enseguida. (Lo evanescente, lo inconsistente, lo incierto y lo
engañoso.) Entre las cucarachas surge una que sabe otras co-
sas. Las demás cucarachas la ignoran: su campo de conoci-
mientos ya está completo y cerrado desde el inicio. Nada le
falta: las otras cosas no tienen lugar en su mundo. También
las cucarachas se frustran.

¿Te parece ahora que hay algo totalmente 'indestructible'?
En Kafka, equiparación (a través de una carta a Brod, del
'20 y de un aforismo de Zürau del '18), entre
"indestructible" = "decididamente divino"
Ah, habías escuchado otra dirección de la palabra, inicial-
mente. ('Algo que no cede')
Calasso comenta: "Algo que recuerda el aksara védico".
Kafka, sin darse vuelta, aclara: "El hombre no puede vivir
sin una constante confianza en algo indestructible dentro de
sí".
Tampoco cree, el sonámbulo, haber entendido ahora.

Si te volvieras ciego a vos mismo... vidente para todo lo
demás, pero oscuro, irremediablemente oscuro para tu pro-
pia mirada sobre vos...

Dos comentarios de Calasso: 1) Kafka sólo puede comuni-
carse con Kafka, y no siempre; 2) Cada uno parece emerger
de un vasto depósito de materia oscura.

Si lo que llamas/llamaste tu jardín permaneciera oculto a tu
existencia, ¿sostendrías la confianza?

Dos y medio de Kafka: 1) "la impaciencia y la inercia son los
dos pecados capitales del hombre de los que derivan todos
los demás"; 2) a Brod le explicaba que la única conclusión
sensata a la que había llegado en su vida era "no el suicidio,
sino el pensamiento del suicidio"; 2 1/2): Si no había ido más
lejos en esa dirección se debía a una última reflexión: "Tú
que no consigues hacer nada, ¿quieres hacer precisamente es-
to?"
Correlato: el fin de El Proceso: "fue como si la vergüenza debie-
ra sobrevivirlo".

¿Entrada o salida? Apoya tu suave luz en mi sustancia negra.

La confianza del sonámbulo:
Espérame, espesa espesura.
Encontraré un camino claro,
claro que lo encontraré,
(claro que no lo encontraré)
Será bueno para nosotros
tener un camino claro
(y debe haberlo en algún lado)
De lo contrario
se podría muy bien inventarlo.

En el entresueño del sonámbulo: las luces y las sombras que
comienzan a despertar. K: "Situación de corte más nítido: ol-
vidar que se ha olvidado, convertirse de golpe en un niño que
viaja solo en un tren expreso y en torno al cual va aparecien-
do asombrosamente hasta en sus más ínfimos detalles, como
de la mano de un prestidigitador, el vagón que tiembla por
las prisas." Dice eso y se calla. 

Como las cucarachas, inconscientes propagadores, K. y Cala-
sso.
Kafka que ya se fue, caminando como un río.
Calasso, que se evapora como una voz en un sueño.

Queda el sonámbulo: "los zorros azules que corren
                                    en la nieve, tropezando,
                                    ¿los viste?
                                    traían en sus pieles
                                    reflejos
                                    de la Aurora Boreal"





viernes, 3 de agosto de 2012

INFANTASÍA

Para muchos artistas es su tesoro. Su intramusa. Su submundo.
Su mudo, enterrado por las arenas del pasado.

Un día estaba sentado en un bar y ví esta escena por la ventana:
pasaba una madre con dos criaturas. El nene tendría 3 ó 4 y la
beba iba empujada en su carrito por la madre. De pronto el chi-
co se sienta en la vereda, negándose a avanzar. La madre se
me va de cuadro, no veo lo que hace. El chico tiene un gesto
mezcla, claro, de tristeza y de rabia. Se empaca, pero deberá
tomar una decisión, y pronto.
Me pregunto si la madre cederá y regresará para convencerlo,
pero esto no sucede. Pasan los instantes, el tiempo apura esa
decisión en el chico. ¿Qué puede hacer? Varias cosas: puede
revolcarse en el suelo en una crisis de llanto (generándole
vergüenza a la madre), puede levantarse y seguirla, puede le-
vantarse y salir corriendo para el otro lado e, incluso, puede
salir corriendo hacia la calle (¿Qué le importa ese peligro a
un niño que no tiene la noción de la muerte? ¿Qué puede, por
otro lado, importarle más que el amor de su madre? Cualquier
recurso puede ser válido para alejarla aunque sea por un mo-
mento de su hermanita).
Me hizo acordar de esas películas -hay más de una- que se lla-
man justamente "momento de decisión".
Y no pude evitar pensar que el chico no era del todo 'dueño'
de su decisión: estaba sujeto a impulsos de diverso orden, a
sentimientos mezclados. Pero lo que decidiera iba a definir
muchas cosas futuras.
Sea lo que fuera que hiciera al fin, ceder o insistir, este acto
tendría una gran significación... inconsciente. Nadie iba a re-
cordar ese momento (salvo yo), por su aparente intrascenden-
cia. Tal vez así se juegue siempre la existencia humana, que
algunos nos recuerdan que es precisamente una ex-istencia.
Que una parte vital de lo que llamamos así está afuera de
nosotros. 'Afuera' tanto en relación a ese Otro que es la madre,
como 'afuera' en el sentido de la extimidad, nuestro descono-
cido 'interior'.

Cuatro referencias, como casuales.

La primera es de Barthes (en "Roland Barthes por Roland
Barthes"): "De mi pasado, es mi infancia lo que más me fas-
cina; sólo ella, al mirarla, no me hace lamentar el tiempo abo-
lido. Pues no es lo irreversible lo que en ella descubro, sino lo
irreductible: todo lo que está todavía en mí, por accesos; en el
niño, leo a cuerpo descubierto el reverso negro de mí mismo,
el tedio, la vulnerabilidad, la aptitud para las desesperaciones
(afortunadamante plurales), la conmoción interna, cercenada
desgraciadamente de toda expresión."


La segunda es el relato de una paciente acerca de su hijo, aho-
ra adulto y viviendo a un océano de distancia.
Cuando él tenía cinco años, nacieron los mellizos. La madre
tuvo que estar bastante tiempo en cama, por un problema deri-
vado del parto. Entonces, él aparecía en la puerta del cuarto de
ella disfrazado de Zorro, con la capa cruzada sobre la cara y le decía: "su hijo se fue". -"¿Cómo que se fue, Sr. Zorro? ¿Adón-
de se fue?", le preguntaba la madre desde la cama. "A Ushuaia" (lugar donde vivía su tío/padrino). La madre: "Uy,
pero yo lo extraño mucho. ¿Usted lo ve? Díagale que venga".
Y el Zorro partía y de inmediato regresaba el chico solicitado.
A los 9 años el mismo niño viajó sólo a Ushuaia. Los padres
lo llevaron al Aeroparque y vieron cómo se subía al micro pa-
ra subir al avión. Iba de espaldas. Entonces, al regreso, le pre-
guntan porqué no había saludado desde el micro. "Me quedé
así, porque si me daba vuelta me bajaba del micro."
Finalmente, como dije, el Zorro se fue a vivir lejos, como esta-
ba escrito.

Tercera referencia. Cuando le preguntaron (fue Fernando Be-
nítez) a Juan Rulfo de dónde había surgido el lenguaje de
Pedro Páramo -a mí entender, una de las obras más maravi-
llosas de la literatura- respondió: "Tal vez oí su lenguaje cuan-
do era chico, pero después lo olvidé, y tuve que imaginar cómo
era por intuición".
Fabienne Bradu dice acerca del lenguaje rúlfico o rulfiano, en
su bello "Ecos de Páramo": "La complejidad del mundo rulfia-
no- el tejido que va formando la verdadera ambigüedad de una
escritura- se forja en una sustancia verbal móvil, deslizante, elo-
cuente en exceso, y esto se logra a pesar de que o a la vez que
parece cuajar y comprimirse en un estilo parco, afirmativo y
transparente. En esto consiste el arte de Juan Rulfo."
No basta tener viva la infancia dentro de uno: hay que traducir-
la al lenguaje adulto. Y está en el arte del traductor que el ori-
ginal pierda lo menos posible. Aunque la pérdida sea su ine-
vitable destino.
Pienso que este libro de Rulfo puede leerse como las impre-
siones que un niño (un Rulfito, un Rulfino) ha tenido acerca
de la muerte, con sus muchas fantasías -y el logro mayor de
esta obra sería justamente haber podido 'recordar el idioma'
de esas fantasías.
La última relación se toca en algún punto con esta.

Ultima: un paciente me cuenta los diálogos con su sobrina de
siete años:

(Explicaciones acerca de la muerte del abuelo, muy anterior al
nacimiento de esta niña)
-"Se murió porque tenía una enfermedad y empezó a ver todo
negro" [depresión].
-"Ah, entonces se quedó ciego..."

-"Se murió porque estaba muy triste."
-"Pero yo también muchas veces estuve muy triste y no me
morí..."

Los chicos tienen que con-formarse con nuestras palabras, las
que ponemos en el mundo de sus sensaciones y fantasías, in-
tentando darles un cierto orden y sentido.
Nosotros también (tenemos que conformarnos con las pala-
bras).
Pero cuando aparecen tipos como Barthes o como Rulfo, esas
palabras logran parecerse bastante más a las impresiones y a
los diversas formas del mundo que llamamos "de un niño".
A poder decir lo que no puede ser dicho.
Y poder decir lo que no puede ser dicho es una de las más
bellas formas de la dicha.