lunes, 13 de agosto de 2012

JACK KEROUAC Y SU LISTA DE ESCENCIALES PARA LA PROSA (MODERNA)

                                               Foto de 1966, por Anne Charters

Escribo 'moderna' entre paréntesis, porque esta lista la hizo Jack
en los años '60. Se trata en realidad de lo que él denominaba 'la
prosa espontánea'. En el apartado titulado Estado Mental,
escribió: "Si es posible escribir 'sin conciencia', en semi-trance
(como en la anterior 'escritura-trance' de Yeats) permitiendo que
el  subconciente en su propio lenguaje desinhibido interesante
necesario y así 'moderno' admita lo que el arte conciente censu-
raría, y escribir excitadamente, velozmente, sin calambres en la
escritura manual o mecanográfica, de acuerdo (como del cen-
tro a la periferia) a las leyes del orgasmo, el 'anublamiento de
la conciencia' según Wilhelm Reich. Viene de adentro, sale-
a relajar y decir."

Supongo que todo artista tiene que situarse en alguna posición,
sea advertida o inadvertidamente, acerca de la importancia
del propósito conciente por un lado y el fluir del inconciente
por el otro. Habrá quien prefiera 'diseñar' su obra, hacerla acor-
dar con un plan, con una idea acerca de lo que se quiere expre-
sar y de cómo se lo va a hacer, y habrá quien prefiera dejar el
trabajo librado a cierta voz interior que el sujeto no controla
del todo, sino que se limita a corregir, a retocar, una vez que
esa voz ha hablado.

Creo que estas dos líneas (con sus combinaciones) establecen
una divisoria. Barthes la ha planteado como "textos de placer"
y "textos de goce", tomando ambos términos en el sentido la-
caniano, por supuesto.
Toda la escritura 'de goce' es u onírica u oniroide. Kafka es
el mayor exponente de esta línea, a mi entender. También lo
es Michaux y hasta cierto punto Sebald. En otro tiempo y lu-
gar se hablaría de escritura 'mediúmnica', pero este término
se asocia con un esoterismo anacrónico (y poco interesante).
Lowry escribió Bajo el volcán con un proyecto muy estruc-
turado, ya que el texto sigue las claves de una lectura de la
Cábala. El talento notable de Lowry es responsable de que
esa novela sostenga su gran valor literario a pesar de lo es-
tricto del plan.

CREDO Y TÉCNICA PARA LA PROSA MODERNA
[transcribo las que más me gustaron]

  1. Libretas secretas garabateadas, y páginas salvajemente
     mecanografiadas, para tu propio disfrute.
  2. Sumiso a todo, abierto, escuchando.
  4. Estar enamorado de tu vida.
  5. Algo que sientes encontrará su propia forma.
  6. Sé un loco santo-sordo-tonto de la mente.
  8. Escribe lo que quieras sin fondo desde el fondo de tu mente.
  9. Las indecibles visiones del individuo.
11. Tics visionarios temblándote en el pecho.
13. Elimina las inhibiciones literarias, gramáticas y sintácticas.
16. El centro exacto de interés es el ojo dentro del ojo.
19. Acepta perder para siempre.
21. Lucha por dibujar el torrente que ya existe intacto en mente.
24. Ningún temor ni vergüenza en la dignidad de tu experiencia,
      lenguaje y conocimiento.
28. Componer salvaje, indisciplinado, puro, viniendo hacia
     adentro desde abajo, cuanto más loco mejor.
29. Eres un Genio todo el tiempo.




Jean-Louis Lebris de Kerouac (1922-1969), nació en Lowell, Massachusetts, el tercer hijo de un matrimonio de inmigrantes franco-canadienses.
Dejó la Univ. de Columbia para ingresar a la Marina durante
su juventud. Allí tuvo lugar un episodio de 'locura': Jack arro-
su fusil durante un ejercicio militar y se refugió en la biblio-
teca, de donde lo sacaron con uno de esos operativos violentos
de redes y acorralamiento, para luego diagnosticarlo con el
título nada honorífico de dementia praecox. (Kerouac le ase-
guraba a todo el mundo que él era Samuel Johnson).
Vivió en Nueva York y luego viajó a México, donde se engan-
chó fuerte en una cuestión de drogas y de alcohol.
Allí escribió la inédita memoria del México DF, titulada Ben-
zedrine Vision. En 1957 publicó En el camino, cuya primera
versión escribiera en 3 semanas sobre un rollo de papel de te-
letipo, empujado por la benzedrina y el café, en un intento de
explicarle a su segunda esposa lo que había sido su vida ante-
rior. Esto ocurrió en abril del '51. El libro tardó seis años en
encontrar un editor, algo que traumatizó a Kerouac de tal ma-
nera que ni siquiera el éxito posterior del mismo logró reparar
el daño causado.
Jack escribía con maniática dedicación, pero su melancolía
(siempre permaneció emocionalmente ligado a su infancia
en Lowell - y a su madre con quien vivió los últimos y malo-
grados años de su vida) lo condujo al alcoholismo y a la
muerte, que se produjo a los 47 años producto de lo que él
denominó "la gozosa enfermedad". Si tomamos la palabra
"goce" en su acepción lacaniana, resulta bastante atinada.

Cuando lo interrogaron los psiquiatras navales acerca de su
conducta respondió: "Ah sí, dedicando mis acciones a expe-
rimentar en orden de escribir acerca de ellas, sacrificándome
en el altar del Arte".

                                                       Otro retrato de Anne Charters, sor-
                                                     prendida por la desmejoría notoria de
                                                    Jack, a quien no había visto por 10
                                                    años.




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