MARCAS DE DIENTES EN LA MANZANA
(ACERCA DE LA TRADUCCIÓN POÉTICA)
Mientras permanecía como invitado en una hermosa casa del
St. Mary's College junto al lago, pasé la tarde en la compañía de jóvenes profesores que discutían el Holocausto, y cuando quise
fumar -salí, y ahí fue cuando Sanja tomó algunas fotos de la ca-
sa... Cuando los jóvenes profesores partieron levanté una man-
zana, pero el sabor me repelió y, sintiéndome culpable, la puse
de nuevo en el cesto para que las marcas de los dientes se
ocultaran.
Por la noche estoy leyéndoles mis poemas a los estudiantes
que preguntan: ¿qué pienso acerca de traducir poesía? Siempre
me preguntan eso y yo respondo -como siempre respondo- que
conocí a un amigo, ayer o el día anterior, un americano de Ale-
jandría que ahora vivía en Sarajevo, y me dijo en el restaurante,
de la nada, "Cuando hablo en bosnio fumo, y cuando hablo en
inglés, no lo hago", así que uso sus palabras para salir y encen-
der uno.
Pero más adelante -cuando regresé a la casa de campo, no me
dí cuenta, pero Sanja dijo: "Hay alguien en esta casa," así que
presté atención y sentí pasos sobre las tablas del piso, alguien
abría la puerta de la heladera; y entonces yo prendo la luz y,
sin tener opción, bajo las escaleras. En la espaciosa habitación
de la planta baja: nadie; entro a la cocina: nadie; abro la hela-
dera, la cierro, regreso... -Pero cuando apagué la luz, las pisa-
das empezaron de nuevo, el piso rechinaba; Sanja logró dor-
mirse pero soñó que se despertaba y encontraba una lata llena
de lombrices vivas bajo la almohada.
Con prudencia le pregunto a Jules Boykoff, que enseña litera-
tura en el St. Mary's College, acerca de los sonidos de la casa,
y él me dice: sí, ha oído acerca de eso, "Pero", dice, "no espe-
raba que te sucediera a vos también."
Dejé la película para revelar hoy, en la esperanza de que las
fotos pudieran revelar una señal, una forma, la cara del "inqui-
lino de la casa"... Las fotos están sobre la mesa ahora, despa-
rramadas ante nosotros; en cada una de ellas está, por supues-
to, la casa y en cada una de ellas, en la sombra del porche -ahí
estoy en una nube de humo de cigarrillo: pero si me ignoramos
no hay nada más ahí. Yo digo, "No hay nada ahí..." Y Sanja
dice: "Hay, pero se rehúsa a exponerse." No sé. Puede que ella
tenga razón. Creo que traducir poesía es posible hasta un cierto
punto pero una parte siempre permanece oculta. De todo yo es-
pero - todo, y de una manzana espero al menos dos bocados.
Versión al inglés (del bosnio) por Alexander Hemon.
El poeta bosnio Semezdin Mehmedinovic nació y vivió en
Sarajevo. Allí soportó el asedio serbio durante la guerra ser-
bo-bosnia, entre abril de 1992 y diciembre de 1995. La capi-
tal bosnia sufrió un duro asedio, hubo masacres étnico-religio-
sas, y finalmente los serbios fueron derrotados (ya estaban en
una guerra con demasiados frentes). Después de eso, Mehme-
dinovic migró a Washington DC. Como le sucediera a otro mi-
grante -Joseph Brodsky- buena parte de su actividad poética
se vio cruzada con el problema de la traducción. Entre los ex-
tremos que representan Robert Frost, por una parte -alguien que nunca cambió de territorio ni de lengua-: "Poesía es lo que se pierde en la traducción"- y Brodsky, que sufrió en carne propia tener un pie en cada orilla lingüística, y que definió: "Poesía es
lo que se gana en la traducción", este poeta bosnio, a través de
la metáfora de la manzana, establece su posición.
FUENTE
Poetry (Magazine). April 2006. The Translation Issue.
Versión del inglés: Robert R. Rivas (c)
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