martes, 17 de marzo de 2020

UN NUEVO CATÁLOGO DE LUGARES




 Uno piensa enseguida en lugares físicos, geográficos.
Pero tan pronto como sucede eso, empieza la marcha de
las connotaciones. Pero a eso se agregan los lugares men-
tales. Un sueño, por ejemplo. Y cada uno de nosotros tiene
sus lugares. Nos vamos 'apropiando' de ellos. Un asiento
particular de una estación, una calle en una ciudad que no
volveremos a visitar, dónde estaba parado mi padre cuando
me dijo eso, cuál era la disposición de las camas en la casa
de vacaciones... Todos ellos rehenes de la memoria, que los
transforma, negocia, intercambia. 
 Y, lo que termina siendo el fondo de todo: nuestra posición
subjetiva. Desde dónde miramos el mundo, al Otro, a los
otros, a nosotros mismos. Ése es el lugar que realmente
cuenta. El lugar del sujeto. El lugar en el que nos sentimos 
ser 'nosotros mismos', lo cual está lejos de "ser lo que somos".
El sujeto, al que Agamben define como "un vórtice en el flu-
jo del ser".

Es más fácil que nunca encontrar el camino a casa.
Por eso tampoco vamos allí nunca más.
Henrik NORDBRANDT. 3 X Nordbrandt.

Honda nieve. Árboles de venas azules y matorrales
que se alzan contra el rosado cielo de la mañana...
De tal modo que por un momento, en este hechizo único,
en su belleza tu corazón doliente se apacigua.
Charles SIMIC. El mundo no se acaba.

¿Dónde volver a encontrar
un mundo en otro sitio, más allá/
de los mapas y los atlas,
donde todo esté tejido de sí mismo/
y en sí mismo, como la urdimbre
de briznas que es un nido?
Seamus HEANEY. En Diario de Poesía N° 81, 2011.

El lugar es el Palacio Ricci, en la gloriosa Via Giulia. 
Cuando Praz se muda allí, en 1934, la calle se abría como
"un pasillo entre aquellas habitaciones que eran los patios
delanteros de sus edificios" -o, también, "como una grieta"
en la que "la niebla del pasado se haya demorado, estancán-
dose". 
Roberto CALASSO. Cien cartas a un desconocido. En este
caso se trata del libro "La casa de la vida", de Mario Praz.

una aldea como un instinto abandonado a la herrumbre,
inventada alrededor del eco de un tiro de pistola.
Lawrence DURRELL. Poemas escogidos 1935-1963.
Como el poema se llama Sarajevo, se trata de una aldea
bosnia.

Sobre la avenida de mi barrio y sus negros basureros 
    oscureciendo la curva
Charles WRIGHT. Zodíaco negro.

Las iglesias de Francia, oscuras vasijas, donde yerra la llama
    tímida de poderosa luz.
Adam ZAGAJEWSKI. Poemas escogidos.
(También: " La iglesia de Claudel, sin cuello casi, inspirada y
a veces llena de ira"... "la basílica fortificada de Albi obra
maestra del arte militar, enfundada en piel de dragón".)

Fui a la Sainte-Chapelle, una gozada: construida en 1238,
apenas quedan muros en pie, solo las esbeltas y delicadas co-
lumnas y contrafuertes, y paredes enteras de vitrales (ni una
sola grieta en este milagro en siete siglos). Estás rodeada de
color, azules, rojos, y verdes intensos. Espléndido. La capilla
inferior era para los sirvientes, de color rojo chillón y negro-
una salvajada- con las mismas esbeltas columnas -magnífi-
cas- y pavimentada con las lápidas de los canónigos falleci-
dos.
Lucia BERLIN. Una nueva vida.

¿ESTUVISTE ALGUNA VEZ AHÍ?
Puedo notar por tus ojos que
hice la pregunta incorrecta.
Parecen preocupados y distantes. Cambiemos
         de tema.
Richard BRAUTIGAN. Cargando mercurio con una horquilla.
(Es el poema completo: son así)

Por un momento, me imagino un vestuario
en una piscina al aire libre - paredes de bloques de cemento
y el olor a cloro - y no hay nadie allí,
no hay nada allí, ni una gorra de baño
ni una horquilla para el pelo.
Sharon OLDS. La habitación sin barrer.

Rilke, tras sumergirse en la literatura y el pensamiento rusos 
después de recorrer sus tierras entre 1889 y 1900, en pala-
bras de un comentarista. "sentía que podía ser la voz de ese 
país. Como diría más de una década después: "Todo el hogar 
de mi instinto, todo mi origen interior está allí.""
Geoff DYER. Zona.

Fuera la causa que fuera, ya no podía encontrar lo que Eli 
Drinkwater había llamado la puerta del infinito. Una pelota
lanzada que atraviesa la puerta del infinito desaparece durante
un instante y luego reaparece en algún lugar, a la vez directa-
mente hacia el blanco y en ninguna parte cerca de donde debe-
ría estar, a medio camino de la galaxia, justo en el borde de la
nada.
Michael CHABON. Un mundo modelo.

-en la versión de Cipriano de Valera- dice: "Jehová Dios llamó
al hombre y le dijo: ¿Dónde estás tú?" (Génesis, 3:9). Desde 
entonces el "hombre" ya no ha sido capaz de responder "Sé
dónde estoy" (como así tampoco: "Por ahora prefiero no con-
testar" -tampoco "Sentado en una baranda". Desde entonces
el hombre se avergüenza de sí, teme y se esconde.
Diego TATIÁN. Tentativas sobre Bartleby.

este mundo se mecía como un barco en el mar, así que Dios
puso montañas sobre él para que se mantuviera firme.
Eliot WEINBERGER, Algo elemental. (En el capítulo titu-
lado "Mahoma", un compendio de fragmentos acerca de Ma-
homa y el Islam.)

Tras ver los Caravaggio en piazza del Popolo, me siento en el
Caffé Rosati y pido un chinotto. Esta piazza, al fin y al cabo,
es el lugar en el que un extasiado Goethe se dio cuenta de que
por fin había entrado en Roma.
André ACIMAN. Homo irrealis. 

Lejos
del intercambio del amor yacer
inalcanzable dentro de una habitación
que el tráfico se aparta para dejar pasar
 nos acerca más a lo que nos queda,
y difumina en la distancia todo lo que somos.
Philip LARKIN. Las bodas de Pentecostés.

En Roma, el poder ató en un solo haz (...) la potencia sexual,
la obscenidad verbal, la dominación fálica y la transgresión
de las normas relativas al rango. 
Pascal QUIGNARD. El sexo y el espanto.

En Nueva Orleans, los viejos se sentaban a la puerta de las 
casas y los hoteles de la avenida Saint Charles, meciéndose 
de forma casi imperceptible. En el Barrio Francés volví a ver-
los (junto a desolados niños de pelo largo), sentados en los 
balcones, con una tabla de planchar detrás, meciéndose un po-
co, y a veces sin mecerse en absoluto, sólo mirando. En Nue-
va Orleans son maestros en el arte de la inmovilidad.
Joan DIDION. Sur y Oeste.

El señor Hamel vive en el bulevar Ornano, en un edificio bas-
to de ladrillo rojo, estilo años cuarenta, en uno de esos conjuntos 
que harán suponer a los arqueólogos de los siglos futuros que 
Stalin también ejerció su dictadura en Francia.
Paul SMAÏL. Vivir me mata.

en los patios de los señores hace normalmente frío y es siempre
invierno/ porque el sol de la justicia está lejos de ellos (...) por
lo cual tiemblan los cortesanos de puro frío/ temor y tristeza.
Franz KAFKA. Cit. por W.G. Sebald, en "Campo Santo".

¡Oh Florencia, Florencia, patrona
de los adorables tiranicidios!
Donde la torre del Antiguo Palacio
perfora el cielo 
como una aguja hipodérmica.
Robert LOWELL. Antología (Visor)

Esta playa permanecerá vacía
para nuevos amaneceres color pizarra,
de líneas que las olas continuamente
borran con su esponja.
Derek WALCOTT. El Testamento de Arkansas.

Lo que queda es ese dolor leve y familiar en los huesos, 
como el de una herida antigua cuando cambia el tiempo. 
¿Heimlich o Fernweh? ¿El deseo de estar allá o el deseo 
de estar aquí , a pesar de que me encuentro aquí mismo ya? 
¿O de hallarme en ambos lugares a la vez? ¿O en ninguno 
de ellos, sino en el viejo país del pasado, al que nunca vol-
veré a llegar en ningún sitio?
Michael FRAYN. Juego de espías.

Islas donde jamás se va a descender
Islas agazapadas como jaguares
Islas inolvidables y sin nombre
Blaise CENDRARS. Poemas.

El camino que unía las fronteras del imperio fue el más lar-
go de la historia, más largo aún que la vía romana militar
entre Escocia y Jerusalén. Cada 2 kilómetros, los chasquis 
-mensajeros corredores- tenían su garita. Tiempo de trans-
misión de un mensaje: ¡2000 kilómetros en cinco días!
Cees NOOTEBOOM. Hotel Nómada.

Las torres de petróleo y sedientos jardines de Los Ángeles
y los vespertinos barrancos de California y los mercados de
                                             fruta,
en enviado del infortunio
no le dejaron frío.
Bertolt BRECHT. Más de cien poemas.

El paisaje de la Ile de France no puede separarse, en mi espí-
ritu, de los caballos y de la pintura francesa, Como el de la
Toscana, es un paisaje "ligado" a los pintores. El dibujo de 
las ramas que se esconde bajo las hojas de lo árboles, el de
las costas bajo en verde, el de las casa bajo la mancha de co-
lores del techo y de las paredes, es el mismo dibujo que se es-
conde bajo las hojas, la hierba, el rojo y el blanco y el verde
y el azul de la pintura de Watteau y de Manet.
Curzio MALAPARTE. Diario de un extranjero en París.

(En las Indias Occidentales Francesas llaman mornes a las
montañas, y Dominica había sido francesa.) Creíamos, o yo
creía, que Diablotin tenía 2438 metros de altura y que nunca
había subido nadie a ella porque la cumbre era de roca. En
torno de ella volaban unas grandes aves negras llamadas Dia-
blotins (pájaros del diablo) que no se encuentran en ningún
otro lugar de las Indias Occidentales, ni del mundo. La cum-
bre solía estar envuelta en la bruma.
Jean RHYS. Sonríe, por favor.

o por decirlo con  las inolvidables palabras de Lawrence Du-
rrell, en uno de sus momentos más extravagantes, una ciudad
"de cinco razas, cinco flotas, y más de cinco sexos". Pero tam-
bién la definió como "un páramo moribundo y sin vida (...) un
puertecillo destartalado construido en un arenal".
André ACIMAN. Homo irrealis. [Habla de la ciudad de Ale-
jandría.]

Vinh Long, ya lo he dicho, era un sitio de tamojales de la Co-
chinchina. Es la llanura de los Pájaros, el mayor país acuático
del mundo, supongo.
Margeurite DURAS. La vida material.

(en los sueños) veo lugares que no están más y personas que 
cuando tratan de entrar en ellos desaparecen. Viajo a ciudades 
que se desplazan por mapas que todavía no fueron dibujados.
Tomás Eloy MARTÍNEZ. Purgatorio.


no os perdáis en Tánger
 el cementerio Saint-André
 muertos bajo la maraña
 de flores hipersepultadas
 banco en memoria
 de Arthur Keyser
 de corazón con él te quedas
 sentado encima
Samuel BECKETT. Obra poética completa.

¿Se dormía en Coxyde? Uno permanecía despierto por las pie-
zas de marina. Ese tiro sacudía el mundo y lanzaba contra los
cristales una gran flor de luz malva.
El domingo, entre el ruido de las ametralladoras que vocali-
zaban en el cielo, sobre una sola nota, una risa de calavera,
y de los motores que cantaban, profundizando de pronto su
murmullo del azul pálido al terciopelo negro, los oficiales de
la Royal Navy jugaban al tenis.
Jean COCTEAU. Thomas el impostor.

la noche está acostada detrás de la tierra
Fracis PICABIA. En 'Antología de la poesía surrealista'

Uno de los compartimientos del infierno debe ser sin duda una
sala de espera sin esperanza, en la que uno queda esperando
durante toda la eternidad, con una esperanza constante y si-
multáneamente con la certidumbre de verse defraudado.
Stanislaw I. WITKIEWICZ. Insaciablidad.

Slepniovo es para mí como un arco arquitectónico que pri-
mero nos parece pequeño, luego va agrandándose más y más
y por fin ofrece la plena libertad (cuando salimos de él).
Anna AJMÁTOVA. Réquiem y otros escritos.

El reloj que hay delante de la joyería de Edelstein se paró
hace 12 años a las 6 menos 5. Había una tormenta violenta,
y las agujas del reloj detenidas a las 6 menos 5, conmemoran
impasibles las calles enterradas bajo la nieve, el tren detenido,
los semáforos casi invisibles, la quietud. El reloj de enfrente 
de lo que era la ferretería de Humber se detuvo a las 9 y 10 de
una noche de abril, cuando un incendio arrasó el local. Fue
hace 10 años. El hastío y las aspiraciones de un pueblo aislado
en una tarde de abril corresponden al segundo reloj. A veces
la gente pregunta: ¿qué clase de pueblo es éste, que tiene dos
relojes parados en la calle principal? Es un pueblo de esa cla-
se.
John CHEEVER. Diarios.

Ahora se encuentra en una cama, desde donde su sufrimiento
sube hasta el cielo, hasta el cielo, sin encontrar a dios alguno...
desde donde su sufrimiento baja hasta el fondo del infierno,
sin encontrar a demonio alguno.
Henri MICHAUX. Poemas. Se trata, en mi opinión, de uno de
los más bellos poemas que se hayan escrito, llamado "Nosotros
dos aún".

BIBLIOTECA DE POE
En el fondo de un extraño corral
Libros o pedazos de carne
Nervios enganchados de un esqueleto
O papel impreso
Un florero o la puerta
De las pesadillas
Roberto BOLAÑO. Los perros románticos. Es el poema 
completo.

En los odres de las sábanas hinchadas
en los que se respira la noche entera,
el poeta siente que sus cabellos
crecen y se multiplican.
Antonin ARTAUD. Cit. por A. Aromxet en Caronte, N°4.

... y al fondo aparece el increíble lago azul como un fragmen-
to del Egeo que se hubiera perdido.
Justin CARTWRIGHT. Soñando con los masais.

yo he descubierto que la mayor parte de
las bellezas del viaje se deben a
las horas extrañas en que las vemos:

las cúpulas de la iglesia de
los Padres Paulinos de Weechawken
contra un alba humeante -el corazón agitado-
son bellas como las de San Pedro
divisadas después de años de anticipación.
William Carlos WILLIAMS. En Rev. El Corno Emplumado,
25.

La sal está en la rosa silvestre.
La niebla está en los abetos.
T.S. ELIOT. La tierra baldía.

En Delfos está el oráculo. Se trata de un tipo de oráculo, el
clásico, en el cual la persona que habla presta su boca a una
palabra ajena de total ajenidad. En este punto estar contra Del-
fos es oponerse a la palabra del extravío, una palabra que se
pronuncia a pesar de que no se comprende, pero sobre todo se
pronuncia precisamente porque no se comprende, y esto, según
los delfianos, la enaltece, le asigna mayor valor, superioridad.
Jorge S. PEREDNIK. Prólogo a los 'Poemas', de Charles Olson.

30 de enero de 1933. Klaus Mann parte de Berlín por la maña-
na temprano, "como impulsado por un mal presentimiento".
Calles vacías, ciudad dormida. "Iba a ser mi última mirada a
Berlín, la despedida." Parada en Leipzig. En la estación apare-
ce su amigo Erich Ebermayer. Pálido, nervioso. "¿Qué pasa", 
lepregunté. Pareció sorprendido. "¿Cómo? ¿No lo sabes? El
viejo lo ha nombrado hace una hora." "¿El viejo?... ¿Ha nom-
brado a quién? "A Hitler. Es canciller."
Roberto CALASSO. La actualidad innombrable.

J.P. Jacobs me escribe desde Berlín que le horroriza esa ciu-
dad y su fealdad le espanta. Remontan a la superficie de mi
conciencia todas las impresiones sobre esa ciudad, en la que
viví en 1934 y 1935. Llevé en ella una vida de alucinado, de
loco, en una soledad casi total. ¡Si tuviera el valor o el talento
para evocar aquella pesadilla! Pero soy demasiado débil para
poder sumirme de nuevo en semejantes horrores. El caso es
que aquella estancia me marcó para siempre. Es el súmmum
negativo de mi vida.
E.M. CIORAN. Cuadernos 1957-1972.
Y ya que estamos con las coincidencias: George Steiner subra-
ya una inquietante: la palabra alemana Ungeziewfer que Kafka
en 1915 (!) emplea para describir la circunstancia de Gregorio
Samsa (La Metamorfosis, o La Transformación), coincide con
la que emplea Hitler en sus discursos cuando se refiere a los
judíos como insectos. En realidad, la traducción de esa palabra
encaja mejor con "alimañas" que con cucaracha, como suele in-
terpretarse.

"El puerto del cielo"
...Y he pedido estar
donde no lleguen tormentas,
donde el verde oleaje calla en los puertos,
alejado del balanceo del mar.
Gerald M. HOPKINS. Poesía.

la lechería con piso de pizarra, limpia y fría
Malcolm LOWRY. Ultramarina.

esa fétida sección de la librería del barrio que debería llamar-
se Autocompasión pero que se denomina misteriosamenete
Autoayuda.
Julian BARNES. Hablando del asunto.

Se me mueve tan rápido el ser que, cuando quiero decir algo,
ya estoy diciéndolo de otra manera. Ayer te hubiera dicho las
mismas cosas pero no con estas palabras ni en este orden. Te
hubiera dicho, entonces, otra cosa.
Tomás E. MARTÍNEZ. La mano del amo.

"Heterotopía": un lugar compuesto por muchos lugares dispa-
ratados, contradictorios, halógenos.
Michel FOUCAULT.

Un día en el mar entre América y Europa,
A la hora en que el último rayo de sol reverbera en la ondu-
            lada superficie de las olas.
Robert DESNOS. En Rev. Urogallo, N° 114.

Recuerda
el baño donde fuiste asesinado
ESQUILO

Había estado en clínicas desagradablemente iluminadas con
neón y cargadas de un significativo silencio
Justin CARTWRIGHT. Míralo de esta manera.

Se contentó con decorar las cuatrocientas piezas de trompe-
l'oeil a la italiana, y sus Tiépolo, sus Fragonard y sus Boucher
luchaban valientemente contra el aburrimiento de la retahíla de
grandes salones, donde todo parecía listo para la llegada del
tren.
Romain GARY. Lady L.


Vivo en Moscú desde hace un año: la ciudad de las esperan-
zas fallidas. Aquí la belleza es un deporte nacional. Rusia es
grande y sus habitantes son pobres: su única distracción con-
siste en recitar poemas paseando por bosques de abedules o en
echar una siesta a la orilla de grandes ríos inmóviles. Sus igle-
sias se asemejan a espejos de oro. Son grandes pobres, como
hay grandes burgueses. Es un país donde todos los hombres
mueren a los 50 años; sus viudas venden gatitos a la salida del
metro. De vez en cuando una vieja muere atravesada por una
estalactita caída de un andamio. Es bastante espectacular, el
invierno ruso.
Frédéric BEIGBEDER. Socorro, perdón.

las calles de Ateglitz, cerca de Berlín, donde Franz Kafka vi-
vió los meses ,ás felices de su vida junto a Dora Diamant (...)
el cuento que Kafka había escrito en el 25-26 de la calle Heide
sobre una mesa junto a la estufa, bajo una lámpara de petró-
leo que arde maravillosamente.
Tomás Eloy MARTÍNEZ. El vuelo de la reina. (Se refiere al
penúltimo cuento que escribiera Kafka, "La Construcción".)

"Todo viene de la sinrazón" se dice en la Antología Griega
Fernando PESSOA. Libro del desasosiego.

No tenían vista al mar, 
pero los rieles azul celeste del ferrocarril brillaban
como una escopeta de dos caños
Robert LOWELL. En A. Girri, 'Versiones'.

El escritor checo Milan Kundera decía poco más o menos en 
una entrevista reciente: "París es todavía una capital, pero la
capital de un mundo que se muere."
Ernst JÜNGER. Conversaciones (con J. Hervier).

A menudo la pena de vivir he encontrado:
era el río que bulle en la estrechura,
era el enroscarse de la hoja
reseca, era el caballo reventado.
Eugenio MONTALE. Antología.


Yo era polaco. Me hallaba en Polonia. ¿Qué es Polonia? Es
un país entre el Este y el Oeste, allá donde Europa comienza
a terminar, un país de paso en el que el Este y el Oeste se 
amortiguan mutuamente. Un país, por lo tanto, de una forma
amortiguada.
Witold GOMBROWICZ. Entrevistas, "Lo humano en busca
de lo humano".

Venís todos de una aldea
Donde el perro que ladra a la luna
Es el único poeta.
Charles SIMIC. Hotel Insomnio.

Abre los ojos: ya estás adentro de ti mismo,
en un barco de monosílabos navegas
por el estanque-espejo y desembarcas
en el muelle de Cobra: es un taxi amarillo
que te lleva al país de las llamas
a través de Central Park en la noche.
Octavio PAZ. En Rev. Vuelta, N° 12.

Pasaron aldeas calurosas y sucias y tramos de selva negra y
putrescente entre ellas.
Paul BOWLES. La tierra caliente.

Cuando regresábamos a Hermosillo tuve la sensación no sólo 
de haber recorrido ya estas pinches tierras sino de haber nacido
aquí.
Roberto BOLAÑO. Los detectives salvajes.

Nada más, sólo un espacio condensado, comprimido, que
embalsamaba la ciudad, la sumergía en una resina transpa-
rente, como si debiera permanecer así por los siglos de los
siglos fruto de un milagro de la naturaleza o una adverten-
cia del tiempo perdido.
Andrzej STASIUK. El mundo detrás de Dukla.

El fundamento de la vida italiana es la injusticia: hay un Es-
tado enemigo del ciudadano. Todo está preparado para arre-
meter contra el ciudadano, para cebarse en él. En Italia no
se puede dormir tranquilo.
Curzio MALAPARTE. Diario de un extranjero en París. Y
agrega poco después: "El gran jurista Mortara decía a sus 
alumnos: "Si os acusan de haber robado la catedral de Milán,
no os riáis, defendeos."

Trichinapoli (sur-sur de la India) donde centenares de perso-
nas humildes, en pleno campo, se acostaban en la vía férrea
para que el tren se detuviera y poderlo ver.
Romain ROLLAND. Vida de Vivekananda.

Derek Walcott nació en la isla de Santa Lucía, en la región
donde "el sol, fatigado de imperio, declina".
Joseph BRODKY. En Rev. Vuelta N° 16: "Recuperar a DW".

Mi padre le enseñó la fotografía del cuadro suyo que cuelga
en una de las paredes de nuestro salón. Brookmyer le indicó
que lo bajara un par de centímetro. "Los cuadros hay que ver-
los de frente, no hay que alzar la vista, especialmente cuando
se trata de una habitación en la que la gente está sentada."
Amy HEMPEL. Cuentos completos.

ésta es exactamente la situación del individuo humano, al
menos tal como la epistemología psicoanalítica intenta com-
prenderla; un individuo que ya no es el sujeto pensante de la
filosofía idealista, sino más bien alguien privado de toda uni-
dad, perdido en el doble desconocimiento de su inconsciente 
y de su ideología, y sosteniéndose tan sólo gracias a una gran
parada de lenguajes.
Roland BARTHES. El susurro del lenguaje.

Es lo que dijo alguna vez, en circunstancias políticas dolo-
rosas para un sector del pueblo, en España, León Felipe:
"Hay dos Españas, la del canto y la del máuser y la pistola:
"¿Qué vas a hacer con tu pistola? ¿Cómo vas a parar el vien-
to que ondula las ramas desde arroba de los bosques?, ¿Qué
vas a hacer con tu pobre soledad interior si tú tienes la pis-
tola que mata? ¿Y qué vas a hacer si yo me llevara la can-
ción?" Otro gallego lo decía con humor: "Hay una sola Es-
paña que si hubiera dos todos estarían en la otra".
Atahualpa YUPANQUI. En Diario Página 12, 20/5/97.

Desde las flechas de las cañas,
salieron disparados los mirlos, andanada
tras andanada de acólitos.
Derek WALCOTT. El testamento de Arkansas.

Jaipur es todo un cielo de 
cometas encendidas.
Cometas que señalan el camino
hacia el templo de Sürya
y caen como flores, el tallo seccionado
por otro más hiriente
o quedan enredadas en los cables
y danzan entre títeres de seda y lentejuelas.
Chantal MAILLARD. India.(Un libro valiosísimo)

¡Ah, Eriván, Eriván! No eres una ciudad, sino una nuecesi-
                                                   [lla tostada,
amo andar por tus curvas calles de boca amplia que hacen
                                                    [eses.
Osip MANDELSTAM. Viaje a Armenia.

Las casas de la costa caminan de costado,
dignas como cangrejos.
Tomas TRANSTRÖMER. El cielo a medio hacer.

El viento sopla y las generaciones son sus hojas. No hubo
mayor elogio que lo que se dijo de Confucio: Él sabe de
dónde viene el viento.
Eliot WEINBERGER. Algo elemental (Otro de sus grandes

libros)

Hay algo en el hecho de irse de un lugar en una barquita...
algo relacionado con el movimiento de las olas, el ruido
del motor: es como si dejaras atrás tu vida y, sin embargo,
puesto que formas parte de la vida que dejas atrás, parte
de ti se queda allí.
Geoff DYER. Yoga para los que pasan del yoga.

En la Edad Media, en países del norte de Europa, se hizo
popular una alegoría que Jerónimo Bosch iba a representar
en su pintura: locos relegados en un barco echado al mar
sin destino fijo ni escalas previstas. La nave de los locos...
Prisioneros en medio de esa libertad sin límites que prome-
te la alta mar...
Edgardo COZARINSKY. En ausencia de guerra.

Cruzo hacia tu muerte, tu muerte antigua, porque allí pue-
des reconocerme. Yo soy de aquel mundo, transito en las 
cuerdas brillantes de la nada. Si bien es difícil encontrar-
nos en la carne, hallaré el modo de viajar hacia tu muerte.
Al recordarla, podrás hallarme. Yo estaré dispuesta.
Chantal MAILLARD. Filosofía en los días críticos.

¡Cómo parecen las cosas estar muriendo permanentemen-
te en el trópico, aunque más no sea una mariposa en los esca-
lones del altar! ¡Qué de montañas de desechos debe haber
cada día: de mosquitos, cucarachas, escarabajos, "moufes",
polillas!
Graham GREENE. En busca de la libertad.

¡Qué descanso en el extranjero! Allí estoy protegido contra
la estupidez, la vulgaridad, la vanidad, la mundanidad, la na-
cionalidad, la normalidad.
Roland BARTHES. El imperio de los signos.

-¿Es verdad que Inglaterra es como un sueño? Una de mis 
amigas se casó con un inglés, y me escribió diciéndome que
Inglaterra era como un sueño. Me dijo que esa ciudad, Lon-
dres, a veces es como un sueño frío y oscuro. Me gusta es-
tar despierta.
Jean RHYS. Ancho mar de los Sargazos.

Tras una fantástica carrera entre los baches de la película, el
corazón, cansado por las aventuras de la pantalla, se apacigua-
ba en ese luminoso vestíbulo cuyas paredes lo aislaban de la
presión de la grandiosa noche patética, en ese puerto seguro
donde el tiempo se había detenido hacía mucho y las bombi-
llas despedían en vano una luz estéril.
Bruno SCHULZ. Obra completa.

Yo tengo tres palacetes favoritos que poseen la fuerza de la
salvación: la Villa de Gamberaia, en la ladera de la colina de
Settignano, el caleidoscopio lacustre de la Villa Lante, cerca
de Viterbo y el Piazzale dell'Isolotto del jardín Boboli en Flo-
rencia.
Miklós SZENTKUTHY. A propósito de Casanova. (Y aclara:
"Desde el punto de vista del amor en el sentido casanoviano,
es sumamente importante lo siguiente: la arquitectura de los
palacetes no tiene nada que ver con el arte, y tampoco la cons-
trucción de los jardines tiene nada que ver con la Naturaleza;
"Belleza" y "Naturaleza" son totalmente desconocidas, sólo
existe el lujo como único camino posible para la salvación."

Sobre la vieja cabaña de luna de miel
próxima al templo de la montaña
caen las flores del cerezo silvestre.
Aquí, en el desolado falso amanecer,
las estrellas se disuelven en el cielo.
Yosano AKIKO. En K. Rexroth, "100 More Poems from
the Japanese".

Camino a Teherán, pasé una noche en Ecabatne, capital de
Darius y Xerxes. Fui de paseo al Mar Caspio, el reino del
caviar. Esperaba comer los extra-frescos pero ahora no es
temporada, y el que me convidaron estaba un poco salado.
Si allí llegué demasiado temprano para el caviar, aquí en Is-
pahán, llegué demasiado tarde para las rosas. Persia es muy
curiosa, pero poco confortable. Parece que estuviera en el
1346 de la era cristiana y no de la hégira.
Raymond ROUSSEL. En Revista Tsé-Tsé N° 11.

VIAJANDO HACIA EL NORTE
Lechuzas rezongan entre las moreras
amarillas. Un ratón de campo se escurre
preparando sus cuevas para el invierno.
Medianoche. Cruzamos un viejo campo de batalla.
La luz de la luna brilla fría sobre los huesos blancos.
TU FU. En Revista EÑE, no tengo la fecha. (Es el poema
completo)

el Mar del Norte, color de ostra, sacudiendo un agua tan fría,
tan gris, tan parecida a la fórmula H2O NaCl, que el deseo de
bañarse no era mayor que el de quemarse o el de enterrarse vi-
vo.
Jean COCTEAU. Thomas el impostor.

En Domrémy fui a visitar la casa de la Juana [de Arco]. ¡De
aquí salió ella! El puente está junto a la casa. Me quedé largo
rato ante su firma. He firmado: Jehanne, pero alguien, sin du-
da, le ha guiado la mano.
Werner HERZOG. Del caminar sobre hielo.

La realidad de Linneo es el tétrico y visionario mundo escan-
dinavo, que fascinaba a Strindberg y fascinará luego a Ingmar
Bergman: un paisaje de habitaciones oscuras, trajes antiguos y
pesados, hombres silenciosos y muertes solitarias.
Claudio MAGRIS. Utopía y desencanto.

El infierno es ese presente que se mueve, esa tensión en la mo-
notonía, esa eternidad vuelta al revés y que no se abre hacia na-
da, ni siquiera hacia la muerte; mientras que el tiempo, que 
fluía, que se desovillaba, ofrecía al menos el consuelo de una
espera, aunque fuera fúnebre.
E.M. CIORAN. Contra la historia.

¿Dónde queda nuestro sufrimiento primero? (...) Nació en las
horas en las que fuimos amontonando cosas muertas en noso-
tros.
Gaston BACHELARD. El aire y los sueños.

las salas de justicia, en donde la indiferencia juzga a la pa-
sión, la saciedad al hambre...
Marina TSVIETÁIEVA. El diablo.

Y a veces se ve una estación ferroviaria, se lee un nombre.
Y es una ciudad olvidada en el mapa de los hombres.
Marcel HENNART. Rev. Cormorán y Delfín N° 8.

estas palabras que dijo un Rey: "Estoy más lejos de mi her-
mana, que mi hermana de su jardinero-jefe."
Jean COCTEAU. El gran extravío.

Una carta de mi padre y otra de mi madre. El efecto, como
siempre, desastroso. Angustia, lo mismo que si soñase que
voy andando para darme cuenta de pronto de que no avan-
zo un paso.
Jaime GIL de VIEDMA. Retrato.

todos los hombres poseen un mundo sexual interior, un hin-
terland, que les parece más real que el lugar donde viven.
Justin CARTWRIGHT. El dinero de los demás.

Cae del cielo ceniciento
lluvia sin razón de ser.
Hasta por mis pensamientos
siento a la lluvia caer.
Fernando PESSOA. 90 poemas últimos.

Silesius, después de abandonar Estrasburgo para volver a
Cracovia, escribió: "Dios continúa creando el universo. 
¿Os resulta extraño? Debéis suponer que no hay en él un
antes ni un después, como lo hay aquí."
John BERGER. Cada vez que decimos adiós.

Las habitaciones se suceden y encabalgan, comunicando
entre sí por pequeñas escaleras, pasos en zigzag y estre-
chos corredores. Uno se creería en el interior de un inmen-
so caparazón o en el oído interno de un titán, perdido entre
huesecillos, el tímpano y la trompa de Eustaquio.
Michel TOURNIER. El árbol y el camino.

Baños... ¿Y las inscripciones en los baños -tocadores- seño-
ras?... Un baño en Londres, de mármol blanco y negro, y 15 
mujeres haciendo fila, cada una con su moneda, ninguna
lista a romper la fila y pasar junto a la encargada de expre-
sión severa. Eso es lo que yo llamo disciplina... El baño en
Florencia, y la muchacha bonita, espléndidamente vestida
que entró corriendo, abrazó y besó tiernamente a la vieja
encargada y le dio unas masitas de una bolsa de papel. ¿La
hija bailarina?... Ese íntimo bañito de París, donde la encar-
gada vendía drogas, algo para curar a un corazón lastimado.
Jean RHYS. Buenos días, medianoche.

Se pregunta Fellini: ¿Qué es un artista? Un provinciano que
se encuentra a sí mismo en algún lugar entre la realidad fí-
sica y la metafísica. Ante esa realidad metafísica somos
todos provincianos. ¿Quiénes son los verdaderos ciudadanos
de la trascendencia? Los Santos. Pero es este entremedio que
yo llamo provincia, este país fronterizo entre el mundo tangi-
ble y el mundo intangible, el verdadero reino del artista.
John BERGER. Cada vez que decimos adiós.

A veces, en un arrebato de nostalgia, aun contemplamos 
vuestras imágenes, que son la representación de nuestras
ansias de poder e inmortalidad, de nuestra necesidad de pro-
tección en las grandes salas vacías sin suelo del universo.
Cees NOOTEBOOM. Cartas a Poseidón.

Siempre suena
junto a negros muros el viento solitario de Dios.
Georg TRAKL. Poemas.

En un libro de Kurt Vonnegut, Desayuno de campeones, Kil-
gore Kent, que es un escritor de ciencia ficción, dice que los
espejos son "aberturas entre dos universos". Y dice: "Siempre
que veía a un niño cerca de un espejo, le hacía una señal con
el dedo y le decía con gran solemnidad: "No te acerques mu-
cho a esa abertura. ¿No te gustaría terminar en el otro univer-
so, verdad?".
Arturo CARRERA. Nacen los otros.

Marzo toca a su fin. Marcel Proust se echa la pelliza sobre
la camisa de dormir y sale a la calle en plena noche. Pasa
nada menos que dos horas contemplando con recogimiento
el pórtico de Santa Ana de la catedral de Notre Dame. A la
mañana siguiente escribe a madame Strauss: en esa puerta
"está reunida desde hace ocho siglos una gente mucho más
interesante que la que nosotros frecuentamos". De ahí que
desde entonces se hable de ir en busca del tiempo perdido.
Florian ILLIES. 1913 Un año hace cien años.

Érase una vez una patria, una patria verdadera, a saber:
una patria para los "apátridas", la única patria posible.
Esa era la vieja monarquía. Ahora soy un apátrida que ha 
perdido la verdadera patria de los eternos caminantes.
Joseph ROTH. El busto del emperador.

Ya se sabe que los intelectuales, que pocas veces son ama-
bles, consiguen a duras penas apreciarse entre sí. Pero en la
sociedad intelectual, no sé porqué, siempre me siento culpa-
ble. Siempre me parece que acabo de infringir una de las re-
glas del clan. Eso me quita naturalidad, claro; y sin naturali-
dad me aburro a mí mismo.
Albert CAMUS. Cit. por M. Percia, "Sujeto fabulado II".

 En Auschwitz había un campo de la muerte -Birkenau-, 
pero también estaba Monowitz, que era un campo de tra-
bajo de esclavos. Lo que hacía que las probabilidades de
supervivencia en Auschwitz fueran de una en quinientas,
razón por la cual hemos oído hablar de Auschwitz. La
probabilidad de sobrevivir en los campos de la muerte
era de una entre setenta y cinco mil.
Josh BAZELL. Burlando a la Parca.

El cementerio de Hietzing, el jardín bien cuidado, las tum-
bas bien atendidas (a punto he estado de añadir: loa cadá-
veres bien alimentados).
Imre KERTESZ. Yo, otro.

 Allí pasaron horas, horas de alientos comunes, de latidos
comunes, horas en las que K. tenía continuamente el senti-
miento de extraviarse, o aun de que estaba más lejos en el
mundo ajeno que nadie antes que él, en un mundo ajeno
en el que ni siquiera el aire tenía elemento alguno del aire
natal, en el que uno tenía que asfixiarse de extrañeza y en
el que nada podía hacerse, en medio de insensatas seduc-
ciones, sino seguir yendo, seguir extraviándose.
Franz KAFKA. El castillo.

Lo peor ya ha pasado, y a lo largo de toda la carretera, en
las plantaciones de patatas, hay pequeños y alargados mon-
tículos con cruces de madera clavadas en ellos y algunos
con cascos encima.
Todavía hay grandes cascos de granadas sembrados por to-
do el campo.
El paisaje es maravilloso; iré en coche hasta R.
Max BECKMANN. Escritos, diarios y discursos.

Nació en una ciudad de la que emigraron la ternura,
los antiguos nombres de las calles y los mecanismos de los
                                   relojes.
Dariusz SUSKA. Poesía a contragolpe (Poesía polaca)

La lluvia fue aún mas torrencial que de costumbre. La igle-
sia, con su panoplia de tumbas puntiagudas, era una forta-
leza contra la alegría.
Eric McCORMACK. Paradise Motel.

el campamento de las nubes
Octavio PAZ. Poemas (1935-1975)
Y en otro poema: "Donde el viento destroza a las águilas"

Una casa, cuya belleza me había hecho llorar dormida
Mavis GALLANT. Los cuentos de Linnet Muir. (Del mismo
orden de belleza son los relatos de este libro.)

En el Albergo Fiore el ascensor también era una obra de
arte. Amplio como una habitación burguesa, con dorados
refinados y un espejo. Y un sofá tapizado, evidentemente,
de felpa roja. Este salón subía lentamente, y de camino
suspiraba por el siglo XIX.
Zbigniew HERBERT. Un bárbaro en el jardín.

Excava la tierra bajo tu sombra

Un estanque junto a los senos
donde hundirse
como una piedra
Paul ELUARD. Poemas.

Venecia, donde las calles son -como diría Pascal mucho
después- "carreteras que andan", que son los canales.
Jorge Luis BORGES. Diálogos.

Allí arriba había una ciudad de habitaciones diminutas,
una ciudad en el bolsillo de las tinieblas.
Paul BOWLES. Déjala que caiga.

Hilary, cuando estábamos con Ashman en la sala de billar
de Ives Grove, hizo una observación sobre la extraña con-
fusión de sentimientos que invade incluso a un historiador
en una habitación así, tanto tiempo cerrada al flujo de las
horas y los días, y a la sucesión de las generaciones.
W.G. SEBALD. Austerlitz.

Los suburbios de los ferrocarriles dan siempre la sensación
de ser una tierra sin dueño; allí no se vive, ni se habita, ni 
se trabaja, así que todo está permitido; mientras abúlicos
trenes, que apenas empiezan a tomar velocidad o a perder-
la, tejen una atmósfera irreal y todo se sume en el duerme-
vela de la periferia, entre la infancia y la madurez, cuando
el sueño y la realidad no se distinguen.
Andrzej STASIUK. El mundo detrás de Dukla.

Hace calor y por ser un pueblo pequeño la gente se queja
mucho más que en los lugares más grandes. En las galerías
de las casas, todo está a la vista: las esteras, los muebles de
mimbre, los floreros sobre las mesas, los viejos Reader's
Digest y, a las cuatro, una jarra de refresco.
John CHEEVER. Diarios.

BRUSELAS EN INVIERNO
Recorres las calles frías enredadas como cuerdas viejas,
te topas de repente con fuentes silenciosas de escarcha,
pero la ciudad se te escapa. Ha perdido
la cualidad que hace que "sea como una Cosa".
W.H. AUDEN. En R. Costa Picaza, "W.H. Auden, los prime-
ros años". Es un fragmento.

El tigre regresa a su casa, y el castor;
los otros regresan a sus casas.
La esposa regresa a su casa, las hayas regresan a las suyas..
Y yo, en esta noche azul de estrellas amarillas
¿adónde volveré?
"Regresa a los autos que pasan,
los oscuros y misteriosos autos que pasan veloces."
John ASHBERY. Antología de poetas norteamericanos.

El lugar donde pensé que estaba localizada mi alma cuando
tenía cinco, ya no existe.
Lorrie MOORE. Autoayuda.

El lugar en que vivimos es la tierra de nadie donde acontece
una doble traición, una infidelidad doble: de los dioses hacia
los hombres y de los hombres hacia los dioses. Tal es el sitio
en el que deberá surgir la palabra poética.
Roberto CALASSO. La literatura y los dioses.

Barca de la luna  en agua azul lácteo
Ezra POUND. Lustra.

Una estación, una estación marítima.
Italo CALVINO

Perezosamente desatamos el bote de remos y vamos a la 
punta donde el tranquilo mar azul se retuerce en un solo
pliegue, como una cortina tomada por una mano al pasar.
Lawrence DURRELL. La celda de Próspero.

Nuestro sótano es plácido, los zuavos duermen. Nos seca-
mos, y los tenientes me preguntan si deseo acompañarlos a
misa. Acepto "en sueños", camino sonámbulo. Pueden tran-
quilamente llevarme hasta el fin del mundo.
Jean COCTEAU. Cartas a su madre.

Sé muy bien que en la infancia de todo el mundo ha habido
                un jardín,
Particular o público, o del vecino.
Sé muy bien que nuestro jugar era su dueño.
[Y que la tristeza es de hoy]
Fernando PESSOA. (Como Alvaro de Campos). Cartas de
amor a Ofelia.

No estamos delante, estamos detrás.
No estamos encima, estamos debajo...
Como un pincel en las manos del pintor
no tenemos ninguna idea de donde estamos.
Jalaluddin RUMI. En Barnstone/Barsnstone, "Literatures os
the Middle East".

Bowles viajó solo por el Sahara argelino para trabajar en la
novela (El cielo protector).
"Escribí en camas en hoteles en el desierto".
Paul BOWLES. Conversations with PB.

el estricto lecho
de los sueños sin límite
C.P. CAVAFIS. Poesía completa.

Si uno se cansa
Del mismo lugar
¿Cómo de ser uno,
No se ha de cansar?
Fernando PESSOA. 90 poemas últimos.

Zito Lema: -¿De qué manera está estructurado el paraíso?
Jacobo Fijman: -Es una especie de selva. Nadie ha entrado.
Entrevistas entre ambos, en 'Viaje a la otra realidad'.

Hay un país que es Dios, Rusia limita con él.
Rainer M. RILKE. Cit. por M. Tsvietáieva en "El poeta
y su tiempo".

Las estepas son anchas. En los caminos se en sentadas las
liebres. No les tienen miedo a los automóviles. Todavía no
es el desierto, no hay camellos. No hay agua.
El desierto avanza hacia aquí arrastrándose por los barran-
cos. 
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica.

Vinh Long, ya lo he dicho, era un sitio de tamojales de la Cochinchina. Es la Llanura de los Pájaros, el mayor país 
acuático del mundo, supongo.
Marguerite DURAS. La vida material.

John Updike reconocía que América era una vasta conspira-
ción para hacer feliz a la gente.
Geoff DYER. Zona.


En las bocas del Nilo, cabe el pezón de Canope.
SOLÓN. En J. Ferraté: Líricos griegos arcaicos.

Aden no es el Edén en el que Rimbaud pensaba en Lo
imposible de Una temporada en el infierno. Aden es el
infierno. "Las paredes del cráter impiden al aire entrar, y 
nos asamos en el fondo de este agujero (...). Llevamos 
la vida más atroz del mundo."
Nathalie de SAINT PHALLE. Hoteles literarios.

Como en la Octava elegía de Duino, de Rilke: "Con sus
ojos ve la criatura lo abierto -en realidad, una variación
sobre un texto de Worsdworth- ...cuando camina, penetra
en la eternidad como en la fuente". ¿Como en la fuente?
Comme s'avancent les fontaines, según mi traducción
francesa. ese espacio delante de nosotros, los hombres
nunca lo tenemos -dice Rilke-; ni un solo día.
Rudy KOUSBROEK. El secreto del pasado.

Confieso que soy incapaz de interesarme por la belleza 
de un lugar si no hay gente dentro (no me gustan los mu-
seos vacíos); y, recíprocamente, para descubrir el interés
de una cara, de una silueta, de un traje, para saborear el
encuentro de estas cosas, necesito que el propio lugar del
descubrimiento posea su interés y su sabor.
Roland BARTHES. Incidentes.

Esta es la última puerta
de un antiguo acueducto de miradas.
Valerio MAGRELLI. Ora serrata.

Y ese es el mito [el de Teseo] que ahora me evoca el volcán
que estoy viendo en esa solitaria región de Ecuador a la que
Humboldt bautizó como la Avenida de los Volcanes. El bor-
de del cráter es larguísimo, jamás he visto uno igual. Se ne-
cesitan seis horas para recorrerlo entero.
Cees NOOTEBOOM. Cartas a Poseidón.

en Humahuaca la tierra era la nube el silencio sus alas
y cuando respirabas te latía viajaba
en tu cuerpo flechado por la fría distancia.
Federico GORBEA. Realidad Necesidad Presencia.

País sin historia; por aquí pasaron los jázaros en el siglo V,
sobre sus caballos de largas crines, igual que los escitas que
los habían precedido siglos atrás; iban a fundar un imperio
sobre el Volga. ¿De dónde venían? ¿Quiénes eran? Por aquí
pasaron los pechenegos, los jinetes de Gengis Khan, los ar-
queros de Kulagu Khan, los administradores de los ojos ras-
gados y los metódicos cortadores de cabezas de la Horda de
Oro: los tártaros nogai.
Victor SERGE. El caso Tuláyev.

Sí, todo el mundo debería ir allí. O, al menos, los que usan
el nombre "Europa". Debería ser un rito de iniciación, pues
Albania es el subconsciente de este continente. (...) 
Es un pozo oscuro a cuyo fondo deberían echar un vistazo
los que piensan que el curso de las cosas está determinado
de una vez por todas.
Andrzej STASIUK. De camino a Babadag.
Busco en el oscuro hueco que antes era mi mente.
Malcolm LOWRY. Lunar caustic.

Praxíteles insistió en que el ombligo femenino tenía que es-
tar exactamente entre los pechos y el sexo. Perfecto es el 
hoyuelo de su Afrodita Cnidia (ca. 340 a.c.), cuya copia ro-
mana se conserva en el Museo Vaticano. No menos perfecto
es el de Onfalia, que se admira en el Museo Nacional de Ná-
poles y el de Venus de Milo.
GUTIÉRREZ TIBÓN. El ombligo como centro erótico.

CANCIÓN APACHE
En el sur
donde están los arrecifes de caracoles blancos,
donde todas las frutas están maduras,
nos encontraremos los dos.

Allá donde están los arrecifes de corales,
nos encontraremos los dos.
Donde las frutas maduras están fragantes,
nos encontraremos los dos.
John BIERHORST. In the Trail of the Wind.

En las montañas azuladas ya se oscurece el sol
Solitaria queda la morada de Xie Tiao
Entre los bambúes no hay un ruido humano
Y en el estanque, en vano brilla la luna
Hierbas marchitas invaden el patio abandonado
obre el pozo en ruina se amontona el verde musgo
Sólo el viento puro, en su ocio
De cuando en cuando anima la fuente en la roca.
LI PO. 50 poemas.

¿Dónde están sus pensamientos? Tal vez tenga un lugar
secreto adonde regresar con la mente.
Fleur JAEGGY. Proleterka.

(Hanna Arendt: WO SIND WIR WENN WIR DENKEN?)
(¿Dónde estamos cuando pensamos?)
Imre KERTÉSZ. Diario de la galera.

Las calles de Florencia, el duro y seco pavimento que hace
que uno piense en un mundo traído entero al dominio huma-
no, y extendido y diseñado de acuerdo con la voluntad hu-
mana.
Valery LARBAUD. Los diarios de A.O. Barnabooth.

Volví al barracón. Brillaba todavía una última lámpara que,
sin embargo, no iluminaba el espacio sino que hacía más 
densas sus tinieblas.
Joseph ROTH. La cripta de los capuchinos.

Nápoles, sus tarantelas
enseñan su lindo pie;
mas la bella semidesnuda
fuma como un carretero.
Jean COCTEAU. Poemas. Con el título "Vesubio", es el
poema completo.

Mi calle es la última un poco urbana; tras ella el paisaje
se disuelve en jardines y villas, abundantes jardines. En no-
ches cálidas el aroma del aire es más fuerte del que había
conocido en cualquier otra parte.
Franz KAFKA (En Berlín, cuando se fue a vivir con Dora
Dymant, una chica de 19 años, integrante del personal de 
vacaciones de Müritz, a orillas del Báltico, que conoció ese
mismo año -1923). Cit. por F. Grunfeld, "Profetas malditos".

Nos mudamos aquí porque yo quería un lugar propio. Lo
compramos mi difunto esposo y yo- sin verlo, porque cual-
quier cosa era mejor que tener cuartos alquilados. Sólo ha-
bíamos tenido eso. Un cuarto es, después de todo, un lugar
donde una se esconde de los lobos.
Jean RHYS. En "Confesiones de escritores".

Subo el equipaje a una tonga, raro carruaje de ruedas más
grandes que la caja, y nos dirigimos a pie hacia el corazón
de la ciudad santa. Diríase que la carretera lleva hasta la
puerta del paraíso, tal es el gentío que se arremolina y se
va abriendo paso a codazos.
Mircea ELIADE. La India.

de la vieja tierra natal suspendido,
de la tumba de mi tierra natal.
Paul KLEE. Poemas.

Sólo en casos muy raros he abandonado ese territorio ubica-
do entre la soledad y la comunidad; allí me he radicado, más
aun que en la soledad misma. Qué lugar tan bello y vivaz re-
sultaba, en comparación, la isla de Robinson.
Franz KAFKA. Cit. por R. Calasso en "K."

En la aparente confusión de nuestro mundo misterioso, los
individuos se ajustan con tanta perfección a un sistema, y
los sistemas unos a los otros y a un todo, que por poco que
se desvíe, cualquier hombre se expone al pavoroso riesgo de 
perder para siempre su lugar.
Nathaniel HAWTHORNE. Cit. por C. Delaure, "El triunfo
de los elefantes".

una amiga sueca, que vivió sola un invierno al borde del de-
sierto, me escribió: "...paisajes de una grandeza tal, que uno
hallaría en ellos espacio suficiente después de la muerte. Al
menos por algún tiempo..."
Rainer M. RILKE. Testamento.

Abandonábamos los puertos de los oasis, los lugares a los
que llegaba y tocaba el agua... Ain, Bir, Foggara, Jottara, Sha-
duf. No quería que mi nombre sonara junto a nombres tan
hermosos. ¡Borrar el apellido! ¡Borrar las naciones! Esas
fueron las enseñanzas que me aportó el desierto.
Michael ONDAATJE. El paciente inglés.

Las cuevas son los templos de la tierra, la parte blanda del
cráneo que se pulveriza al tacto. Las cuevas son los depósi-
tos de los espíritus; la verdad habla desde el suelo. En Del-
phi, el oráculo se proclamaba desde una gruta. En el suelo
sagrado de las fosas comunes, la tierra se llenó de ampollas
y habló.
Anne MICHAELS. Piezas sueltas.

El mundo nos pertenecía. Si alguna vez conocí la ebriedad
de ser joven, fue seguramente aquel verano del 46 a orillas
del Neckar donde se refleja el campanario de la Stiftkirche 
donde el domingo por la mañana un pequeño conjunto de
instrumentos de viento se instala para obsequiar a toda la
ciudad con alboradas y corales, austera silueta del Stift 
donde estudiábamos Hegel y Schelling, la pequeña torre
del carpintero Zimmer donde Hölderlin vivió 35 años en
las tinieblas de la locura.
Michel TOURNIER. El viento paráclito.

Si bien es cierto que Arthur manifestó su deseo de ser ente-
rrado en Adén, no lo es menos el hecho de que esta ciudad
le desagradó desde el primer instante: "No se pueden ima-
ginar cómo es este sitio. No hay árboles, ni siquiera secos,
ni un poco de hierba, ni un trozo de tierra, ni una gota de
agua dulce. Adén es el cráter de un antiguo volcán con el
fondo cubierto por la arena del mar."
Isabelle RIMBAUD. Mi hermano Arthur.

Adén está llena de zumbidos, como un gran animal rugoso
cubierto de moscas y de tábanos, envuelta en polvo.
Paul NIZAN. Cit. por I. Rimbaud, op.cit.

... en Sudán, donde se puso a prueba por primera vez la
bala dum-dum.
T. BREDSDORFF. En Revista Urogallo.

A mi madre le gustó tanto aquella tierra árida, de aspecto lu-
nar, que la convertirá en su país de adopción y del alma, e
incluso se apropiará del carácter del altoperuano -impasible,
silencioso, lento, minucioso, secreto- lo que para una caribe-
ña es todo un desafío. La expresión de su rostro se volvió
cada día más impenetrable, como un caparazón sólido.
Laurence DEBRAY. Hija de revolucionarios.

Lo primero que hice fue entrar al antiguo y fastuoso vestíbu-
lo del Jefferson Hotel (...) decía en la postal que se trataba 
del más hermoso vestíbulo de todos los estados del sur del
país (...) me enteré de que el precio era de lo más módico
que puede darse. Fue mi primera lección: en los Estados
Unidos, por lo general, lo antiguo, aunque fastuoso y bello,
es barato.
Alfredo BRYCE ECHENIQUE. Crónicas personales.

un mapa de los monasterios de la selva
Michael ONDAATJE. Escrito a mano.

La misteriosa colonia penal de El Sepa, donde viven sin mu-
ros ni alambre de púa, encarcelados digamos por la jungla, 
criminales peligrosos que recibieron penas de al menos 10
años.
Werner HERZOG. Conquista de lo inútil.

Resultó que seguían el camino de Doorn. Si hubiera un ma-
pa del reino de las sombras de Platón, Doorn tendría que
ocupar la entrada.
Cees NOOTEBOOM. Rituales.

donde estoy, entre dos sueños que se separan, sin conocer
ninguno y por ninguno conocido.
Samuel BECKETT. Cit. por Steiner, "Extraterritorial"

El viajero debe empezar en Tamaghis y seguir su camino
por las otras ciudades en el orden señalado. Este peregrinaje
puede llevar muchas vidas.
William BURROUGHS. Ciudades de la noche roja.

A continuación, nada más que casas, un silencio como en los
cuadros de Utrillo.
James SALTER. Juego y distracción.

Como el motor inmóvil
de las cronologías.
Tabernáculo lugar
alimentario y secreto.
Valerio MAGRELLI. Vetas y naturalezas.

Dos cúpulas, dos campanarios, pero la iglesia es redonda, gi-
ra sobre sí misma en el interior mientras que en el exterior
da la impresión de aterrizar con fuerza, como el carro celeste
de una divinidad.
Philippe SOLLERS. Diccionario para el amante de Venecia.
Acerca de la Salute.

Fui en tren a Illiers para visitar la casa de la tía y el pueblo
que inspiraron el Combray de Proust. Tomé un tren muy tem-
prano y me bajé en Chartres, Era un día tormentoso, tan os-
curo que no pasaba la luz a través de los vitrales de colores.
Una anciana rezaba en una capilla lateral y un chico estaba
tocando el órgano. No había nadie más. Apenas se veía el
suelo de piedra, pero era suave como el satén de tan gastado.
La poca luz que entraba por los ventanales traslúcidos sucios
mostraba nítidas e intrincadas escenas en relieve. Las exqui-
sitas figuras de piedra parecían a punto de cobrar vida, igual
que las películas en blanco y negro parecen verdad.
Lucia BERLIN. Una noche en el paraíso.

Todos aquí fumamos el opio de las grandes alturas,
      voz baja, pasos cortos, breve aliento.
Poco disputan los perros, poco los niños, pocos ríen.
Henri MICHAUX. En "Cuaderno de traducciones".

 LLEGANDO DE NOCHE A LA CABAÑA DE UN
PESCADOR
 Cabaña de pescador, junto a la boca del río,
 El agua del lago llega al portón de broza.
 El viajero rogaría por una noche de alojamiento,
 Pero el dueño aun no está en casa.
 El bambú grueso, el villorio lejano.
 La luna se alza, los barcos de pesca son escasos.
 ¡Ahí! a lo lejos, a lo largo de la orilla arenosa
 La brisa primaveral moviendo su velo de paja.
CHANG CHI (768-830). En C. Milosz, "A Book of
Luminous Things".

yo creo que la ficción debe ser capaz de situarnos siempre
en el punto físico, psíquico y literal donde la vida es más
difícil, más peligrosa, más hermosa.
John BARTH. En "Entrevistas a narradores norteamerica-
nos".

En los patios con moreras, la sombra caía como un manto de
tranquilidad sobre un rostro anciano sentado en una silla.
Herta MÜLLER. La bestia del corazón.

En el cuchitril
donde caben mi lecho
una mesa una silla
y la cocina
se arrodilla el universo como en todas partes
para ser redimido 
de la invisibilidad-
Nelly SACHS. En '21 poetas alemanes'.

La primavera
¿adónde se habrá ido?
¿Y el barco anclado?
BUSON. En "Haikus inmortales".

...la buhardilla de Roithamer, tuve enseguida la impresión de
encontrarme en un cuarto de pensar, todo en ese cuarto se
orientaba únicamente al pensamiento y quien entraba aquí
se veía obligado a pensar, el requisito previo era un pensar
ininterrumpido, nadie hubiera aguantado aquí sin un pensar
ininterrumpido, no hubiera aguantado ni el período más bre-
ve...
Thomas BERNHARD. Corrección.

¡...aquellos patios de los colegios! Tan roídos por el tiempo,
tan ennegrecidos y grises cuando no negros.
Nathaniel HAWTHORNE. Cuadernos.

y los patios internos de Petersburgo son tan oscuros que en
algunos, en el fondo, no crece ni el moho.
Víktor SHKLOVSKI. La tercera fábrica. Érase una vez.

En la tumba de un aviador (el Messerschmitt yace en un cam-
po de trigo, con las alas quemadas, el fuselaje retorcido), hay 
una cinta de ametralladora enrollada en la cruz. Parece una
serpiente, el símbolo de la eternidad que los antiguos pinta-
ban en las paredes de las casas y los sepulcros.
Curzio MALAPARTE. El Volga nace en Europa.

La galería pequeña, colocada plana en el sol; el desaguade-
ro murmura pacífica y constantemente.
Franz KAFKA. Carta al padre.

Desde la plaza de Savanarola, volví hacia el comedor de los
Uffizi, que se abría como un par de forceps.
David LEAVITT. Arkansas.

El mundo no se componía ya de montañas, valles y ciudades;
era todo él solo noviembre.
Joseph ROTH. A diestra y siniestra.

En Koktebel, con su mar en ebullición y una tierra que se
resquebraja por el calor. En Koktebel, en donde dormíamos
al aire libre, y aun con mayor frecuencia ni siquiera dormía-
mos: mirábamos la columna roja de Júpiter que se elevaba 
por encima del agua, o leíamos poemas en la torre de Max.
Desde que Júpiter salía hasta que Venus se ponía.
Marina TSVIETÁIEVA. Una dedicatoria.

Y el silencio, el desierto de la habitación donde yo regresa-
                               ba tarde,
La lámpara que yo tenía, faro de todas las partidas,
Nada zozobraba, todo crecía en el espejo de diciembre,
Sobre el futuro se abría siempre el antiguo cuarto.
Henri THOMAS. En "Poesía francesa contemporánea".

donde demasiado largas, las flores
amarillas concluían en gritos de cotorras
St. JOHN PERSE. Antología poética.

El cabalista judío del siglo XVI, Isaac Luria, imaginó que
Dios se contrajo para dar espacio a su creación.
Juan GELMAN. Tierra que anda.

Avanzó de mala gana por el largo corredor entre armarios
de madera pulcramente encerada, cerrados e inescrutables, 
que cubrían las paredes hasta arriba, fuera del alcance de
la mano.
David LODGE. La caída del Museo Británico.

Aquel mundo en el que Erna se adentraba estaba fuera del
alcance de sus padres. Así se había escapado de su poder,
de su amor, de su orgullo y de su estupidez.
Joseph ROTH. Zipper y su padre.

De Alemania sólo vio las estaciones, los letreros, los anun-
cios, las iglesias, los hoteles cercanos al ferrocarril, las ca-
lles silenciosas y tristes de los arrabales, y los trenes subur-
banos que le recordaban animales cansados trotando hacia
el establo.
Joseph ROTH. Fuga sin fin.

Todas las ciudades alemanas son iguales, uno no puede per-
derse en ellas, ni desorientarse. Es desolador. Todas son idén-
ticas. El pasado se aniquila todos los días en Alemania.
W.G. SEBALD. Entrevistas.

... y en las angostas ciudades germánicas, allá donde "el
tiempo cae gota a gota, y no interrumpe con rumor alguno
la reflexión solitaria.
Roberto CALASSO. Las ruinas de Kasch.

Este vasto Berlín, iluminado siempre por la noche e infesta-
do de gente durante el día, sería maravilloso que todo fuese
firme y claro en el ser humano. Estoy siempre llena de desa-
sosiego y aprensión.
Else LASKER-SCHÜLLER. Cit. Por F. Grunfeld, "Profetas
malditos".

Hasta marzo de 1938, Linz se hallaba en la Alta Austria,
después estuvo en el Gau del Alto Danubio y ahora se en-
cuentra en la zona americana. Últimamente las ciudades
se mueven mucho.
Alfred POLGAR. La vida en minúscula.

Cuando me encuentro en compañía de científicos me siento
como un sacerdote harapiento que entró por error a un salón
lleno de duques.
W.H. AUDEN. La mano del teñidor.

Hay dos Timbuctús. Uno es el centro administrativo de la 
6° región de la república de Mali, antaño Sudán francés -
la ciudad de las cansadas caravanas en donde el Níger se
curva hacia el Sahara, "el punto de encuentro de todos los
que viajan en camello o en canoa", si bien el encuentro es
raramente amigable.
Bruce CHATWIN. Anatomía de la inquietud.

Puesto que no podemos estrecharnos con nuestros brazos,
lo haremos con nuestros lamentos.
Franz KAFKA. Cartas a Felice.

circulamos entre mares de un líquido semejante al aceite
de hígado de bacalao: ese líquido era el residuo de la desti-
lación de la nafta natural. Las lluvias son tan extrañas en es-
ta parte del litoral Caspio que el riego de las calles de Bakú
no siempre se realiza con agua dulce: a menudo se emplea
residuo de petróleo.
Edgar BOULANGIER. En busca de Cathay.

Balaram se detuvo a medio camino y con cada gesto señaló
los grandes edificios y el ruidoso tráfico de Chowringhee. 
En un sitio así, dijo, la gente no puede pensar en la diferen-
cia entre lo que es y lo que debería ser. Aquí nada puede
cambiar a las personas. Ni la ciencia, ni la historia, ni la
razón. Nada. Aquí jamás podrá enseñarse nada. Verdadera-
mente, no. Para que cambien las cosas, no.
Amitav GHOSH. El círculo de la razón.

El Cielo y la Tierra se tocan en algún punto, y ese lugar se
llama Fiu.
Dicho KAMBA (Áfr. Oriental). En P. Matthiessen: "El ár-
bol de la vida".

La frontera con Dahomey dista 50 kms de Lomé. En ningún
momento el camino se aparta del mar. A lo largo de más de
100 kms, se extiende en la costa un pueblo pesquero, el pue-
blo más largo del mundo, que empieza en Ghana y termina
en Dahomey.
Ryszard KAPUSCINSKI. La guerra del fútbol.

¿Qué se puede hacer en Ginebra? ¡Miles de cosas! Por ejem-
plo entrar en una pastelería y preguntar si está permitido re-
galarse enseguida con las golosinas expuestas.
Robert WALSER. La rosa.

Las ruinas son una fiesta del oxígeno
y el tiempo.
Joseph BRODSKY. No vendrá el diluvio.

Mientras miraba mi lápida, sin fecha, sin nombre ni apelli-
do grabados en oro,
Recordé extrañamente que, en vida, yo estaba de algún mo-
do abrochado,
Conscripto en Perséfona, sobornado por la evidencia,
Pero que encuadernado mañana estaré dentro de este gra-
nito albigense.
Gilbert LÉLY. En "Los arcanos mayores de la poesía surrea-
lista".

De haber nacido en otro país, Rexroth habría sido el porta-
voz de la conciencia intelectual de la nación: un Paz, un
Neruda, un MacDiarmid, un Hikmet. Pero en los Estados
Unidos, como él escribió, "No hay lugar para el poeta en la
sociedad norteamericana. Ningún lugar en absoluto para nin-
gún poeta en absoluto."
Eliot WEINBERGER. Invenciones de papel. Se trata, claro,
de Kenneth Rexroth, uno de mis poetas estadounidenses fa-
voritos.

el pasado es mi patria
Gesualdo BUFALINO. El malpensante.

ser de vanguardia consiste en saber lo que está muerto; ser
de retaguardia es amarlo aun: yo amo la novela pero sé que
la novela está muerta; éste es, creo, el lugar exacto de lo que
escribo.
Roland BARTHES. El proceso de la escritura.

De ninguna lengua, la escritura-
Sin pertenencia, sin filiación
Líneas, solamente líneas
Henri MICHAUX. Momentos.

ÚLTIMOS MESES
Habitaba un país delimitado
por la cercana costa de la muerte
y el jardín de la infancia, que ella nunca olvidó.
Otro mundo más cándido era el suyo.
Misterioso, por simple.
Como un reloj de sol.
Jaime GIL de BIEDMA. Las personas del verbo. (Es el
poema completo.)

En la ciudad musulmana, separada de la ciudad china por
un gran muro donde se abre una sola puerta.
Ella MAILLART. Oasis perdidos. (La ciudad se llama SI-
NING.)

En Inglaterra se juzga  a las personas por su capacidad de
dejar en paz a los demás.
Elías CANETTI. El suplicio de las moscas.

en este rincón del mundo
donde hay ojos que ven
un instante a lo lejos.
Jean FOLLAIN. Espacio del instante.

En el Cerámico, los mármoles pálidos bajo un cielo hundi-
do. Ese tono tan suyo de ruina o inmortalidad no destacaba. 
Se diría no ya que hubiesen abolido el tiempo, sino que ha-
bían penetrado en el ritmo del tiempo.
Giorgos SEFERIS. Días.

Bajo las hojas de un árbol de tendu
Hallé un fruto.
En tu claro cuerpo
Está toda mi esperanza.
Los GOND. (India). En W. Trask. The Unwritten Song.

El hospital es como una terminal de autobuses en fin de
semana; está repleto de abominables, enloquecidas, lángui-
das mercancías humanas de paso.
Harold BRODKEY. Esta salvaje oscuridad.

Tomar esposa es dotarse de una historia. Y si eso es así de-
bo entender que yo estoy ahora afuera de la historia. O po-
dría decirse que mi historia me ha dejado. O que a partir de
ahora habré de seguir viviendo sin historia.
Raymond CARVER. En Caballos en la niebla.

El horizonte desaparece en un visto y no visto, en el hospi-
tal: el paciente no deja de pasar del amanecer al crepúsculo
y teme la noche que le espera como a la peste. Es una per-
sona rara, asaltada por crueles sutilezas y simplificada a la
vez.
Philippe LANCON. El colgajo.

Si te mueres te llevan a Kursk, a cualquier bosque quemado,
te entierran y el ataúd vuelve atrás. "Conservar el embalaje".
Llegamos a una estación donde vimos un tren de pasajeros
desbordante de gente. Para subir asaltaban las ventanillas,
cosa peligrosísima, porque pueden robarte los zapatos mien-
tras estás por el aire. Al principio viajé en los topes; en los
techos la gente era incontable. Rusia fluía lentamente, pez
líquida, dirigida quién sabe dónde.
Viktor SHKLOVSKI. Viaje sentimental. Crónicas de la re-
volución rusa.

Declaré que la sociedad que buscaban construir aquellos mi-
litantes entregados al culto simultáneo del colectivismo y la
violencia ("Toda la cordillera será un paredón") no era una
donde hubiese deseado vivir.
Edgardo COZARINSKY. En ausencia de guerra.

MALADE
El hombre del cuarto vecino
Tiene el mismo mal que yo
Cuando me despierto a la noche lo oigo darse vuelta
Y después tose
Y toso yo
Y él vuelve a toser-
Esto sigue mucho tiempo-
Hasta que siento que somos como dos gallos
Llamándonos en un falso amanecer
Desde granjas distantes y escondidas.
Katherine MANSFIELD. En Diario de Poesía 23, 1992.
Es el poema completo.

el sitio vago adonde voy
el país adonde llego
la ciudad que no alcanza la alegría de la ciudad

Pringles. Acá.
"Esta es la tumba de mi madre".
Arturo CARRERA. Tratado de las sensaciones.

el viejo cementerio
de los hebreos, tan querido a mi pensamiento,
si pienso en mis ancianos, después de tanto
penar y regatear, sepultados allá,
todos iguales de alma y de rostros.
Umberto SABA. En El Lagrimal Trifurca, 70. Marzo 1969.

En el año 1002 pereció Almanzor, fue sepultado en el Infier-
no.
CHRONICON BURGUENSE. Cit. por Bioy/ Borges: "Mu-
seo. Textos inéditos.

En Puri, los cuervos.
La única calle ancha
se extiende como una lengua gigante.
Cinco leprosos sin cara
se corren
cuando pasa un cura.
J. MAHAPATRA. En The Vintage Book of World Poetry.

Esta región del centro de Europa donde una guerra había es-
tallado como un forúnculo.
Joseph ROTH. Zipper y su padre.

El coche está aparcado en la calle, oscura como el casco de
un barco.
James SALTER. Juego y distracción.

Clara, inescalable, al frente
Se alza la Montaña de En Lugar De,
De cuyos fríos arroyos en cascada
Nadie puede beber más que en sueños.
W.H. AUDEN. Poemas escogidos.

Genserico, el aliado de Atila, era un hombre que siempre
confiaba en que "los vientos lo llevarían a una isla cuyos
habitantes hubieran provocado la venganza divina."
Lawrence DURRELL. La celda de Próspero.

Nunca escribo acerca del lugar donde estoy. Puedo hacerlo
en ocasiones, si tengo que hacerlo. Cuando estaba en mis
días de viajero siempre escribía acerca de otros lugares en 
los que había estado. Esto es, recordar. Cuando uno escribe
acerca del lugar en el que está, se convierte en periodismo.
Paul BOWLES. En "Conversaciones con escritores"

Tendido en el diván del fondo del camarote
(mecido por el cabeceo del barco -un tiempo infame-
como una muñeca en brazos de una niña alocada).
Valery LARBAUD. Obras escogidas de A.O. Barnabooth.

Si del puerto de la Spezia dijo Napoleón que su espacio
era suficiente para contener todas las flotas de guerra de
Europa, del puerto de Singapur puede decirse que es capaz
de acoger todas las flotas de guerra del mundo.
Ernst JÜNGER. Pasados los setenta. I.

En Roma, en Campo di Fiori,
cestas de olivas y limones,
adoquines rojos de vino
y de flores desmenuzadas.
Frutos del mar, rosados,
que el vendedor lanza en las mesas,
racimos de uvas negras
sobre el terciopelo del durazno.
Czeslaw MILOSZ. Poesía polaca.

En Roma encuentra ¡de sotana! a un banquero que ha cono-
cido en Venecia. "¿Os habéis ordenado sacerdote? "¡Oh, en
absoluto! Pero aquí la sotana es el uniforme de todo el mun-
do. Yo soy el primer scopatore (barrendero) de nuestro San-
to Padre el papa."
Felicien MARCEAU. Casanova, el anti Don Juan.

... estoy en el mal lugar del amor, que es un lugar deslum-
brante: "El lugar más sombrío -dice un proverbio chino- está
siempre bajo la lámpara".
Roland BARTHES. Fragmentos de un discurso amoroso.

Una atmósfera de depresión generalizada y una penumbra
templada me hacen sentirme en casa. Si te atrae la infelici-
dad, nunca te faltarán amigos.
Hanif KUREISHI. Intimidad.

Algunos pueblos, como los tikopianes de Oceanía, disponen
de toda una gama de mundos posteriores de diseño un tanto
curioso, algunos de ellos reservados para gente que solo tiene
una pierna, otros para los caníbales, algunos construidos sobre
un plano inclinado para que puedan volcar y librarse de los
incautos.
Nigel BARLEY. Bailando sobre la tumba.

 Niño pequeño: "¿Dónde van los animales al morir?"
 Niña pequeña: "Todos los animales buenos van al Cielo,
pero los malos van al Museo de Historia Natural.
E.H. SHEPARD. En N. Barley, "Bailando sobre la tumba".

La tierra ha separado a los dos hermanos:
uno permanece sobre ella;
otro bajo ella se consume.
AL-JANSA (s. VII). Poesía árabe clásica.

Colombo está a oscuras por el toque de queda. Una hora
ideal para atravesar la ciudad a pie o en bicicleta. La tensa
quietud de los controles de carretera, la colección de viejos
árboles que flanqueaban Solomon Dias Mawatha.
Michael ONDAATJE. El fantasma de Anil.

Riajsk es una ciudad pequeña; se celebraba una asamblea
de gentilhombres; de varios de ellos no podía decirse: "tiene
un aire noble", pero su acogida amistosa lo hacía olvidar.
Jan POTOCKI. Viaje a las estepas.

Una isla pequeña que sale como un hueso de la piel del mar
Anne MICHAELS. Piezas en fuga.

Verá, el edificio más hermoso de Cambridge, y uno de los
más bellos de Europa es la capilla del King's College.
Tom SHARPE. Wilt y yo.

Irala preguntó dónde estaba el baño; don Alejandro, con un
vasto ademán, le mostró el continente.
Jorge L. BORGES. El libro de arena.

¿Acaso Gibraltar no es el ojo de la cerradura a través del
cual el mundo mediterráneo equilibrado, comedido, límpido, 
definido, contempla con espanto el brumoso y brutal infini-
to del gran océano?
Michel TOURNIER. El árbol y el camino.

EN UNA ESTACIÓN DEL METRO
El aparecer de esos rostros entre la multitud
pétalos en una mohosa, negra rama.
Ezra POUND. Personnae. Es el poema completo.

¿Recuerdas 
el melón dulce de la luna
goteando espesa miel de luz
donde Canal Street va correteando sola
entre árboles dormidos?
Lola RIDGE. En Cardenal/Urtecho, "Antología de la poesía
norteamericana".

El Proceso y El Castillo suceden en el interior de una misma
vida psíquica.
Roberto CALASSO. K.

Estaba rodeado de demasiados amigos, que, aunque alguna
vez lo herían, no le consentían una verdadera rebelión. Ne-
cesitaba vivir entre desconocidos y quizás entre enemigos.
Italo SVEVO. Corto viaje sentimental.

De pronto comprendes que la juventud cuyos rastros buscas
en vano no ha transcurrido forzosamente en un lugar deter-
minado. ¿No ocurre lo mismo con eso que ha dado en lla-
marse la tierra natal? Las humaredas azules flotando por
sobre los tejados pueblerinos, el crepitar del fuego que can-
ta en los hornos de leña, los pequeños insectos amarillos,
casi transparentes, de largas patas finas, los hogares en las
casas de los montañeses y las colmenas de madera colgadas
del muro, taponadas con tierra, suscitan en ti la nostalgia del
terruño. Esta es la tierra que ves en sueños.
Gao XINGJIAN. La montaña del alma.

En la vieja casa
que he abandonado,
los cerezos florecen.
ISSA. Tres maestros del haiku.

El espacio más inferior del buque transatlántico, que reco-
rre todo el barco, está totalmente vacío; por otra parte ape-
nas tiene un metro de altura, La construcción del buque re-
quiere ese espacio vacío. Naturalmente, no está del todo va-
cío; pertenece a las ratas.
Franz KAFKA. Carta al padre.

Diodoro de Sicilia copió un fragmento de la obra perdida de
Euémero de Mesena, donde se menciona la isla de Pankaia
en los confines del mundo. (Los escritores mediterráneos 
describían las islas felices que los navegantes nunca habían
circunnavegado, ni los geógrafos habían dibujado en sus ma-
pas: Aquiles Tacio, Jámblico de Siria, Jenofonte de Efeso,
Heliodoro, Juba el Joven...)
Predrag MATVEJEVIC. Breviario mediterráneo.

Sólo al salir Romáshkin advirtió el extraño abandono del
lugar: nadie parecía vivir ahí, pasaba uno por ahí y luego
desaparecía, como en medio de la confusión de un andén de
estación ferroviaria luego de una derrota militar. Se fue por
las callejuelas tranquilas. Llevaba el Colt que le pesaba so-
bre el pecho, en el bolsillo interior del saco. ¿De qué atraco,
de qué asesinato de la estepa lejana provenía esta arma? A-
hora reposaba sobre el corazón de un hombre puro que no
pensaba más que en la justicia.
Victor SERGE. El caso Tuláyev.

cuando la noche sea mi memoria
mi memoria será la noche
Alejandra PIZARNIK. Textos de sombra.

A pesar de la influencia persa en la forma, el contenido de
las inscripciones de Asoka [Emperador hindú del s. III a.C.]
era completamente diferente al de las de Darayavavs [persa].
Este inscribe sus palabras en rocas inaccesibles, para ser
leídas por los dioses. Asoka, por el contrario, las inscribe en 
rocas bien visibles y en pilares erigidos ex professo en las
encrucijadas y al borde de los caminos más transitados, para
que las lea el pueblo.
Jesús MOSTERÍN. Historia de la filosofía. Tomo 2. La filo-
sofía oriental antigua.

Vi otra maravilla en el palacio real. era un espejo grande
colocado encima de un pozo medianamente profundo. Al
bajar a este pozo podía oírse todo lo que los hombres y las
mujeres dicen en la Tierra, y al alzar los ojos uno podía ver
todas las ciudades y todas las aldeas, como si uno se encon-
trara ahí entre ellos.
Luciano de SAMOSTATA. Historia verdadera.

 Entre dos mesas con sombrilla junto a la piscina del Cosmo-
politan Club, un cuervo devora tranquilamente, con los mo-
vimientos delicados de un mandarín, las entrañas de un ra-
tón.
 Al lado de un antiguo crematorio hindú con tres piras de
piedra, un campo sembrado de flores destinadas a hacer
guirnaldas votivas y a cubrir a los muertos de pies a cabeza,
antes de que sean entregados a las llamas.
Rodrigo REY ROSA. Tres novelas exóticas.
Estos

De pequeño me gustaba estar por allí, me agradaban el es-
pigón, el paseo, el quiosco de música pintado de verde.
Siempre perduraba una dulce sensación de melancolía,
de ligero pesar, como si una música extraña y animada, la
última de la temporada, acabara de difuminarse en el aire.
John BANVILLE. El libro de las pruebas.

El mimético sonido del zorzal (americano)
Abajo, en el rincón del jardín, entre las desparejadas lilas,
desde el poste de una cerca rota.
Theodore ROETHKE. En C. Nelson: "Poetas norteameri-
canos de hoy".

Con la energía de su voluntad y la originalidad de su inge-
nio ella estaba hecha para algo grande; con su moralidad
real, bien podría ocurrir que ese lugar estuviera en una pe-
nitenciaría o una casa de locos.
F. NIETZSCHE. Cit. en "Hoteles literarios", hablando de
Lou Andreas Salomé. (Con un ligero tinte de despecho, di-
ría yo.)

la visión de las cosas a través de vidrios rojos:
o malvas o verdes.
Como en el Danieli, en Venecia, en el salón de fumar...
Valery LARBAUD. Obras de A.O. Barnabooth.

En la claridad del cielo nocturno aparece una estrella ne-
gra, un punto de sombra. Punto de sombra y puerta del re-
poso. Ve más lejos, traspasa la fina trama del cielo protec-
tor, descansa.
Paul BOWLES. El cielo protector. (Un libro maravilloso)

Una hermosa penitenciaría en Purca. Está vacía desde hace
como cuarenta años. Los gobernantes la consideran dema-
siado bella para estropearla llenándola de presos. Preferirían
quemarla de una vez, pero aun no logran convencer a los ga-
tos del príncipe de que abandonen las instalaciones.
RR


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