jueves, 30 de julio de 2020

VERSIÓN BUCÓLICA DE "EL COMEDOR DE SOMBRAS"

 Me serví una sombra
 Delgada, muy fina, 
 la sombra de un pájaro que pasó
 disparando
 Con mucho cuidado la levanté 
 del pasto y la puse
 en el plato
 Parecía mezclada con un poco de sol
 pero al saborearla
 estaba tan mojada
 que se disolvía sin ningún recato

 No me llevó mucho tiempo
 convertirme en adicto a comer 
 esas sombras fugaces

 La de un pececillo
 que zigzagueaba apenas debajo
 de la tela dorada del río
 La pincé justito y la comí 
 bien despacio
 Una sombra fruiciosa,
 un placer delicado.

 Sombras de flores por la brisa
 agitadas
 sombras que respiran fragancias
 más tarde en el cuerpo
 por un largo rato

 Sombra de esa nube 
 que pasa ignorando
 qué placeres deja
 su silencioso paso

 Sombra de un felino 
 (era entre árboles)
 sombra de un rostro en el agua
 de un sueño sin revelado

 Sombras de la mano cuyas caricias 
 son como hojas que caen flotando
 Todas esas sombras las pongo en mi plato

 En comedor de sombras me he transformado:
 de esas que dejan el cuerpo vibrando,
 de esas que sueltan (y sin darse cuenta)
 delicia sutil y cruento arrebato.

 Sin embargo diré que de todas
 las sombras que he degustado
 sin lugar a dudas la más sabrosa
 es la que la ausencia me ha dado.
 Sombra de las sombras, plena de la vida
 de ese ser sin igual 
 que entre su ausencia y yo
 hemos creado.







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