martes, 28 de julio de 2020

TEXTOS

 "Textos", se dijo. "Como tirando cosas por la ventana
para que no las estrangule esta muerte."

  Al final, o aunque sea 'al final' como 'finalmente', ¿quién
sabrá quién era él? ¿él?

  ¡Incompletud, divino tesoro!

  Muy actual: wunde: herida; wunder: maravilla.

  Sentí el raspado contra el piso al sacar el improvisado
              trineo de su garaje
  esa tarde gris en la que el frío estaba en su salsa
  -y él está muerto, claro
   y alguien que nunca supo nada de esa tarde
       en Falstaff,
   también se está muriendo

  La sombra que pasa

  Los lomos brillantes de largos peces
    expuestos a manos y cuchillos expertos
      en una tabla frente al mar, en Palermo

  Invitados a una casa -o alquilada-
  De todos los animales de la casa, donde cohabitamos
      el primer día, 
  sólo había quedado este: el bizarro.
  Los otros se los llevaron o se fueron.
  Perros, gatos, pájaros, gansos, algún cerdo.
  Me hace acordar de W.H. Hudson, que para un
    dia ("permiso para desensillar") de su largo viaje
    a caballo por Uruguay, frente a una casa de piedra.
    La familia, numerosa. Todos los chicos con nombres
    muy cristianos. ¡Hasta hay uno que se llama Circunci-
    sión! (Según Pablo Maurette, la circuncisión de Cristo es 
    la esencia misma del cristianismo.)
    En esa casa, cuenta Hudson, había también toda clase
    de animales, incluyendo varios avestruces que se pasa-
    ban el día en la enorme cocina en busca de algún elemen-
    de fierro o de latón para tragarlo.
  El animal bizarro, en nuestro caso, parecía una pequeña
   alfombra, un objeto inerte, pero con mirada. No reclamaba
   nada, y por eso mismo no tardó en volverse insoslayable.
   Seguía siendo un objeto, pero siempre estaba donde está-
   bamos nosotros. Con su quietud completa y su mirada.
   ¿Cómo hablar de esa mirada? No tenía peso, ni carecía 
   de él. No era una mirada triste, no demandaba nada, y sin
   embargo, nada quedaba intocado por ella. Cada movimien-
   to nuestro, cada actitud, cada gesto, generaba una acomoda-
   ción mínima de su mirada. En pocos días era lo más vivo 
   de la casa, que no veíamos la hora de abandonar.

   Me recuerda un verso que no llegué a escribir: "atrapando 
    por la cola el pensamiento de tu mirada".
  Como si irrumpiera en una conversación, Baudelaire:
   "He encontrado la definición de lo Bello, de lo que para
   mí es la Belleza. Es algo al mismo tiempo ardiente y triste...
   No puedo imaginar ninguna forma de Belleza donde la 
   tristeza no sea uno de sus componentes."

  Sinónimos propuestos para el Yo: el apoderado/ el encargado/
  el criado/ el portero/ el soberbio/ el sumiso/ el mudo/ el ad-
  venedizo. El intruso. Y, por supuesto, el inquilino.

  Los cuerpos fueron (serán) velados cumpliendo con todos
 las reglas.
  Entonces no despiertan.
  Se comprueba, con cierto alivio, que han sido atraídos por
 lo absoluto.

  Un largo cortejo fúnebre frente a la catedral de San Esteban.
  La primera columna es bastante solemne: al menos todos es-
  tán vestidos de negro. Un poco más atrás, ya hay signos de
  relajamiento. Y después es una marcha que tiene un poco de
  circo, con gente tocando instrumentos locales, ensayando
  pases de baile, acompañados de cabras, ovejas y algún cer-
  do.

  Fui a entregar la tontería de mi arrepentimiento.

  Deseos de los padres. ¿De los padres? Deseos a los que ellos
  mismos pertenecieron. Y nosotros. Y nuestros deseos. Con
  lo que se comprueba que se habla desde el lugar del hijo.

  Desabotonarle el idioma
  La mudez coincide con la desnudez
  Y ciertas desnudeces con la vida
  (Que vaya uno a saber lo que es)
  En el momento de esa desnudez
     realidad y sueño alzan las fronteras

  Soplidos -susurros- en "la pequeña hoguera"

  Se puede muy bien recordar un lugar diciendo: "Solo me
  acuerdo de que no andaba bien la estufa."
  También se puede, de todo un poema, recordar solo un verso. 
  De Östen Sjostrand, por ejemplo: "en esta luz solo existes".

   no había ningún rostro, solo armaduras
   en ese museo limeño-
   japonesas, cáscaras bellísimas
   hechas de múltiples piezas entrelazadas
   y oscuras
   como caparazones de animales mitológicos
   inmortales
   y sin embargo solo albergaron cuerpos
   -¿lo sabemos recién ahora?-
   hechos especialmente
   para el dulzor de la muerte

   Y cuatro citas acerca de las fuentes de las acechanzas

   a) P. Valéry: "La salud es el silencio de los órganos."
   b) Berkeley: esse est percipi (ser es ser percibido)
   c) C. Baudelaire: "Yo soy la herida y el cuchillo
                                  La víctima y el verdugo."
   d) J-A. Miller: "El paciente es siempre un inocente. Sola-
        mente los inocentes tienen un sentimiento de culpabili-
        dad. Los culpables tienen una sola idea: no ser someti-
        dos a la justicia."
  


  
  



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