lista exhaustiva.
Algunas son relecturas. Darlos a conocer es un intento de
compartir, invitar. Es también una forma de agradecer y rendir homenaje a aquellos autores que logran expandir la conciencia
o poblar el inconciente de sus lectores.
Cada libro está acompañado de sus 'señas' y de algún comen-
tario que no llega a re-seña, sino que se trata de un gesto que
se dirige a tentar. 'Tentativas de comentarios', por un lado, y
tentaciones para quien se asoma a esta página.
Faltan unos cuantos, seguramente. Entonces, esta lista se
verá seguida de otras, reparatorias.
Michael Ondaatje. El viaje de Mina. Alfaguara, 2012.
¿Cómo describirlo? ¿Autobiográfico (Onddatje también, co-
mo Mina el viajero de 10 años de edad, nació en Sri Lanka
y se trasladó a Gran Bretaña -y luego a Canadá, donde resi-
de actualmente)? ¿Delicioso? Cada uno de los personajes
está delineado con una mezcla de pericia y afecto muy gran-
des.
Desde "Running in the Family" que no disfrutaba tanto de
un libro de este autor, que, a mi entender, es escencialmente
un gran poeta.
Roberto Calasso. La Folie Baudelaire. Anagrama, 2011.
Nunca termina de asombrarme el gran paseo por la cultura,
el arte y las ideas, de Roberto Calasso. Tanto su "K.", acer-
ca de Kafka -y hace poco se editó 'Aforismos de Zürau', de
éste, con un prólogo y un epílogo, bautizado 'El esplendor
velado', de RC- como su "Ka" acerca de la complejísima mi-
tología hinduísta; "El rosa Tiepolo", referido a la obra del
gran maestro veneciano; "Las ruinas de Kasch", acerca de
Talleyrand y la caída de toda una época; "Las bodas de Cad-
mo y Harmonía", su sendero por la mitología griega... mues-
tran el deslizamiento de la pasión por entender y describir
de este erudito maestro italiano.
En este caso, siguiendo la biografía de Baudelaire, su pro-
funda relación con la madre, su odio por su padrastro, su
amor por la pintura y ciertas mujeres. Como en el caso de
Kafka, el autor revela su gran admiración por estos dos
artistas, y, de paso, nos abre como en un escenario, la época
misma en la que se movió y a la cual conmovió Charles
Baudelaire.
Cormac McCarthy. La carretera. Mondadori, 2007.
Un libro que corta la respiración, que nos arrastra desde la
primera página. Algo terrible ha sucedido, una inmensa catástrofe. Padre e hijo viajan, a pie, empujando en un ca-
rrito de supermercado sus miserables pertenencias. Via-
jan ¿escapando de qué y hacia dónde? Mucha sugerencia,
mucho dicho-apenas o directamente no dicho, a pesar
de la gran crudeza del relato.
Victor Serge. El caso Tuláyev. Ediciones del equilibrista,
1993.
Otra tracción, a-tracción fuerte: los excesos casi impensa-
bles cometidos especialmente durante la primera mitad
del siglo XX, tanto en los campos de concentración na-
zis, como en los Gulags soviéticos. Hitler estuvo en
el poder un poco más de 10 años, mientras que Stalin
rigió la vida y la muerte de su propia nación duran-
te más de 3 décadas. Victor Serge es un personaje suma-
mente interesante, y su novela acerca de las persecu-
ciones ideológicas, las famosas "purgas" soviéticas,
es la obra de un excelente escritor. Serge formó parte de
la Revolución, y vivió tanto la militancia
de la primera hora como la persecución y el exilio. En
El caso Tuláyev, muestra cómo el asesinato al voleo
de un alto funcionario es utilizado por el sangui-
nario georgiano para 'limpiar' a numerosos -y leales-
colaboradores y asegurarse el poder
por la vía del terror.
Julian Barnes. El sentido de un final. Anagrama, 2012.
Barnes va viviendo. Uno diría "Y... sí", pero no es tan sen-
cillo. Barnes va viviendo y aprendiendo. Y transmitiendo
lo que aprende. En este caso nos lleva con gran sutileza
desde su infancia y juventud, desde las enseñanzas de
ciertos profesores y las tendencias de su grupo de ami-
gos, y la primera relación amorosa importante de su
vida, al presente. Divorciado -de otra mujer, porque
aquella primera relación quedó trunca- y con una hi-
ja que no le presta mucha atención, un suceso actual lo
conduce de nuevo al pasado. Con sucesivos giros, la
historia que parecía muy sencilla, alcanza una intensa
complejidad. ¿Puede suceder que a una edad 'importante'
(¿sesenta y pico? Julian Barnes nació en Leicester en
1946) un hombre se dé cuenta de que a lo
largo de su vida no había entendido casi nada? ¿Puede
sostener esa conciencia? Es algo así como "ahora
entiendo que nunca entendí."
Gérard Pommier. Los cuerpos angélicos de la posmoder-
nidad. Nueva Visión, 2002.
¿Qué sucede en las sociedades humanas cuando cae el
Ideal? ¿En qué se transforman sus cuerpos, sus relacio-
nes, sus asideros? Llevé este libro de Pommier de viaje,
previendo que los viajes me relacionan de tal manera
con el mundo perceptivo que el otro, el de mi pro-
pia capacidad reflexiva, se aplana.
Y este librito de Pommier cumplió ampliamente la tarea
que le había encomendado. Considerando que poner en
palabras lo inefable es el trabajo del poeta (y del artis-
ta), este psicoanalista francés es consumado en el ar-
te de poner en palabras la también inefable 'realidad'
en la que vivimos. La época, el fin del reinado del pa-
dre, con sus consecuencias: ¿cómo irá a re-
presentarse el hombre (el humano) en estos nuevos tiem-
pos sin religión, ni tradición paterna? "Desde siempre,
el hombre se representó fuera de él mismo, porque
>él mismo< no sabe quién es." Es el sueño de desem-
barazarse del cuerpo (de ahí el título
del libro). "Se acabaron los libros, ya no se necesita
el arte, que te habla en tu ausencia, que me habla en
mi propia ausencia a mí y que me hacía más grande
que yo hasta ahora." ¿Cómo abstenernos del padre
que habría podido perdonarme? Entre muchas otras
cuestiones -el amor sexual, la fraternidad, los nue-
vos 'lugares' de hombres y mujeres, el sujeto de lo
político- Pommier avanza ahí donde no se veía con
claridad ningún camino.
Winfried Georg Sebald. Across the Land and the Water, Se-
lected poems, 1964-2001. Hamish Hamilton, 2011.
He comentado el arribo de esta obra póstuma de Sebald
durante el año. Agrego acá la versión de otro de los poe-
mas que más me gustaron.
TRIGONOMETRÍA DE LAS ESFERAS
En su año de duelo
Abuelo trasladó
el piano al altillo
y nunca lo volvió
a bajar
Con su telescopio de bronce
ahora explora en cambio
las arcadas de los cielos
Su diario recuerda
a un cometa con una cola
y la categórica proposición
de que la luna es la obra de arte de la tierra
Por él también sé
del hombre santo que se sienta
donde la noche se vuelve día
rugiendo como un león
Y una vez dijo no se olviden
de que el viento del norte trae
luz de la casa de Aries
a los manzanos
Jean-Claude Milner. Claridad de todo. De Lacan a Marx,
de Aristóteles a Mao. Manantial, 2012.
Se ha dicho muchas veces que Jean-Claude Milner y
Jacques Alain Miller son los dos más brillantes
seguidores de Lacan.
En este libro, dos psicoanalistas argentinos que re-
siden en Francia, entrevistan a Milner haciendo un
muy logrado recorrido por los distintos momentos
de su pensamiento.
Milner es lingüista y conoció a Lacan a través de
un seminario organizado por Althusser en 1963/4.
Fabián Fajnwaks y Juan Pablo Luccheli lo condu-
cen por sus diversos libros/temas, como El amor
de la lengua, La obra clara,
El periplo estructural, Lo triple del placer y El salario
del ideal.
Dice Milner: "A mi entender, la supervivencia es el
axioma fundador de toda política posible. Ahora bien,
hacer de la supervivencia un axioma es precisamente
no hacer de ella una consecuencia. Y sobre todo no
la consecuencia de una filosofía. A decir verdad, la
política es lo contrario de una filosofía o de una
ideología de la supervivencia. (...) Si la política está
fundada en la supervivencia, el asesinato político es
una contradicción de los términos."
Karl Ove Knausgard. La muerte del padre. Anagrama,
2012.
Suelo caer en idealizaciones y, además, creérmelas.
Una de ellas es la que fui estableciendo con los pue-
blos nórdicos. He llegado a creer que son los pue-
blos más civilizados del planeta. Y en un cierto sen-
tido, probablemente lo sean. Igualdad social, de géne-
ro, de acceso a la educación, a la seguridad y a la
salud, todo eso por lo cual otros pueblos batallan
sin logros significativos. Entonces
leo a Larsson ó veo la serie -la sueca, porque la
inglesa no me gusta para nada- "Wallander", basa-
da en los libros de Mankell, o recuerdo los films de
Bergman, o leo este primer tomo de las memorias
noveladas de un noruego hasta ahora desconocido
llamado Knausgard, y el mundo oscuro, el mundo
de las pasiones ingresa al terreno de la civilización
por la puerta trasera. Y está muy
bien, digo, porque los humaniza. Resulta que ellos
también tienen delincuentes y gente problematizada
y drogas, y dramas personales.
Y, cuestión cuya importancia no puede ser pasada por
alto,tienen el FRÍO en esos países. El frío aísla y,
hasta cierto punto, contagia un poco. De todos mo-
dos, siendo el autor bastante crudo en la descripción
de lo vivido, y de la relación con su padre a la an-
tigua (otra vez Pommier) y de sus tempranas expe-
riencias amorosas, dos pequeñas anécdotas que reve-
lan que mi impresión acerca del estado de civiliza-
ción de esas naciones no es totalmente ilusorio:
a) "El verano que nos mudamos [se refiere a su
hermano mayor], empezaba el tercer curso del ins-
tituto y quería acabarlo en el mismo sitio, con sus
amigos de allí. Mi padre se puso furioso, pero Yng-
ve se mostró inflexible, no se mudó, pidió un prés-
tamo oficial para estudiantes, porque mi padre
se negó a darle nada, y alquiló una habitación
no muy lejos de nuestra casa."
(Las bastardillas, como suele suceder, son mías.)
b) " ...y un día que tiré una bolsa de papel
vacía en la acera y un señor mayor me pidió que la
recogiera, le dije que la levantara él si tanto le mo-
lestaba, carajo. Cuando me volví, dejando atrás al
hombre, el corazón me latía con tanta fuerza que
apenas podía respirar." Ídem con las bastardillas.
Jacques Derrida. Seminario La Bestia y el soberano. Volu-
men I (2001-2002), Manantial, 2010. Y Volumen II (2002-2003), Manantial, 2011.
El tema es importante, nada menos que la soberanía y la
parte bestial, la cultura y la naturaleza, lo propio del
hombre: Heidegger, Lacan, Rousseau; pero lo más
importante es la forma en la cual Derrida nos va
conduciendo por preguntas, por el despliegue de
un pensamiento brillante, ilustrado, pero
a la vez nuevo, un pensamiento dedicado a descubrir.
En el estilo de los seminarios de Roland Barthes
-"Cómo estar solos", "Lo neutro", "La escritura de
la novela", "Fragmentos de un discurso amoroso"
-: asociando textos e ideas, recorriendo el espinazo
de las preguntas.
Derrida: "¿Qué es una cosa? ¿Qué es el otro? ¿Qué es
el otro cuando se trata de hacer de mí, qué? Alguna
cosa. ¿Qué es el otro cuando se dedica a hacer de mí
una cosa?" Y nos invita, nos va abriendo puertas, nos
recuerda qué placer inmenso es
pensar, saber, relacionar, discurrir.
Victoria Sackville West. Pasajera a Teherán. Minúscula,
2010.
Es un libro leve. Amable. Con una mirada ligeramente iróni-
ca de sí misma, Vita se va deslizando como la protagonista in-
glesa de una novela, describiendo el paisaje y sus sensaciones,
con un aire de cierto candor y, al mismo tiempo, de consuma-
da viajera.
Su paso por Adén, en los primeros meses de 1926, en un bar-
co bautizado Ophir, se adelanta unos años al Oronsay, del ni-
ño Mina/Ondaatje. Virginia Woolf le escribió a Vita al recibir
este librito. Lo había disfrutado mucho. Yo también.
Ed Regis. ¿Quién ocupó el despacho de Einstein? Anagrama,
1992.
¿Cómo podría no ser apasionante la historia del Instituto de Es-
tudios Avanzados de Princeton, NJ, si a través suyo desfi-
laron algunos de los lógicos y científicos más brillantes de la his-
toria de la humanidad? El 4 de junio de 1932, Albert Eins-
tein contesta a la invitación que se le cursara para ser el primer profesor del Instituto. Los acontecimientos en Alemania y su
origen judío le hicieron responder Ich bin Feuer und Flamme
dafür ("Soy fuego y llama a favor"). Luego el increíble Kurt
Gödel, quien a los 32 años era ya el más grande lógico del siglo XX. Y Atle Selberg con el llamado teorema de los números
primos. Y John Milnor, y Mandelbrot, que inventó toda una
rama nueva de las matemáticas, llamada fractales.
Y Oppenheimer y Von Neumann y Don Schneider, anuncian-
do nada menos que el descubrimiento del objeto más lejano
de todo el universo... Un relato apasionante acerca de hom-
bres totalmente apasionados por saber y descubrir. El Insti-
tuto los agrupa sin otra tarea encomendada que pensar y
desarrollar sus conocimientos. No hay laboratorio alguno
ahí. Todo está en la cabeza, las notas y los pizarrones. Co-
mo dice Pommier en otro de los libros de esta lista: "ningún matemático hace sus investigaciones en soledad."
Y algo que intuíamos: "Es más fácil conjeturar que demos-
trar, y esto es cierto en cualquier campo de actividad intelec-
tual", dice el matemático Robert Tubbs.
Joseph Roth.
La rebelión. Acantilado, 2008.
Jefe de estación Fallmerayer. Acantilado, 2008.
Leo cuanto puedo de Joseph Roth. Siempre estoy por decir:
"casi todo lo que escribió", pero entonces aparece algo nuevo,
por suerte. Había leído 'La rebelión' en una edición de Seix de
hace tiempo, pero estos libritos de Ed. Acantilado constituyen
un placer agregado. Se puede decir que los protagonistas de es-
tas dos historias, el ex combatiente Andreas Pum y el jefe de
estación Adam Fallmerayer, tienen bastante en común, a pe-
sar de lo diferentes que son sus circunstancias. Ambos son
víctimas de la guerra, ambos se enamoran perdidamente de
una mujer, ambos fracasan. Los personajes de Roth sufren y fracasan de una manera especialmente conmovedora. Él los sobrevuela. ¿Es su propia historia? Sí y no. Es la guerra en
Europa, la caída del Imperio Austrohúngaro (los Habsburgo),
el nacimiento de un nuevo e inmenso peligro: nueva guerra
europea y, a su vez, (Roth es ciertamente judío), una feroz
oleada antisemita.
Siento un gran afecto por Joseph Roth. Son esas cosas inex-
plicables y que no necesitan explicación: sentimientos. Su no-
table inteligencia y su tremenda experiencia (viajó como cro-
nista por media Europa en años salvajes), lo romántico, a pe-
sar de todo, de esa época en Berlín; la caída de un Imperio
(me pasa algo semejante con el Raj hindú), me atraen hasta
lo indecible.
Soma Morgenstern. Huida y fin de Joseph Roth. Pre-Textos,
2008.
Este libro, que había buscado por un buen tiempo, está vincula-
do al comentario anterior. Había leído el año pasado la obra de
Géza von Cziffra, El santo bebedor. Recuerdos de Joseph Roth,
una extensión íntima de todo aquello que suponíamos era la vi-
da 'real' de Roth, entrelazada profundamente con su obra. Soma Morgenstern es también escritor, pero creo que se lo ha apreciado más en su calidad de testigo de la época que como
tal. Compartió diversas épocas de la vida de Roth, ya que se conocieron como compañeros de estudios universitarios. El
libro tiene un tono sencillo, casi ingenuo, que contrasta fuer-
temente con las circunstancias de todos sus actores, envueltos
en el gran drama de la Europa central de entreguerras. Tanto
von Cziffra como Morgenstern relatan la riquísima red de acontecimientos intelectuales, la vida en los cafés, los amo-
res y desventuras del gran Roth. "Me acordé de Berlín, de
aquella noche en el Lunte, cuando Roth me confesó su de-
seo de que la frase de Kleist fuera grabada en su tumba:
>La verdad es que a mí no se me podía ayudar en la
Tierra<".
Patrick Modiano. Villa Triste. Anagrama, 2009.
Patrick Modiano trabaja con hilos muy finos. Casi se podría
decir que trabaja con los hilos de seda de la memoria. Sus li-
bros tienen una textura que llevan al lector a desplazarse por
la historia como un patinador sobre hielo lo haría durante un
ensueño. Tanto este libro, como "El horizonte", como "Calle
de las Tiendas Oscuras", son contados con esa profundidad
que no parece tan profunda, como si el patinador supiera
que debajo del hielo el agua es muy fría y algo siniestra, pero
que algo le permite seguir desplazándose por la tersura del re-
lato, como poniéndolo a salvo. Modiano habla tanto de la me-
moria como de la identidad, en estos textos. Hace unos días
releí "Relámpagos", y aún cuando es uno de sus libros más tempranos, ya están ahí ambos elementos: la búsqueda de la identidad entre las impresiones (a veces fotográficas, general-
mente brumosas) de la memoria.
*
El año 2012 se apresta a dar el invisible salto al pasado.
Con el mismo -inefable- modo, el 2013 casi imperceptible-
mente se prepara para entrar en acción.
¿Qué queda? ¿Qué permanece?
Tal vez, casi probablemente, algo que no está en UN lugar,
sino ENTRE 'lugares/sujetos'. Es verdad que las montañas
están ahí desde hace una pila de años. Y los sistemas estelares.
Pero nosotros, que creemos vivir en un cuerpo y que en reali-
dad vivimos en la memoria y el sentir del Otro, tenemos una realidad mucho más inestable y mucho más extraña, en cierto modo. Algunas letras, algunas impresiones. ¡Y sin embargo!
Alguna vez leí algo que escribiera un autor japonés y que
me parece que tiene que ver con todo esto:
"La vida es como una caja de fósforos: es ridículo darle
importancia, es peligroso no darle importancia."
Este sitio recibió más de 20 mil visitantes este año.
Gracias.
*
¡Ah! Encontré este poemita latino que no sé de quién es.
Circumegit se annus
certe ego
adhuc cessatum est
(meus admissum)
classis absumpta
reddere corpus humo?
aut
quod acciderit feramus
plerumque
nihil mihi occurit cur...
in tuis oculis non aquiesco
el año ha transcurrido
yo al menos
hasta ahora no he hecho nada
(mi delito)
la flota aniquilada
¿dar el cuerpo a la tierra?
o
soportemos lo que ocurra
por otra parte
no se me ocurre por qué razón...
tus miradas me tranquilizan
No hay comentarios:
Publicar un comentario