domingo, 23 de diciembre de 2012

ESFUMÁNDOSE

Estaba/estoy preparando una lista, una serie, un tejido
de hilos muy diversos, con los libros de este año.
Leídos, llegados desde lejos, todavía cerrados, todo eso.

Los libros son muy importantes.

Pero la cosa que más cuenta es tener a quien contarle
las lecturas o sus efectos.

Ese 'quien' que nos construye, sostiene, ensambla.

Por eso se llama ex-sistencia.
Porque se necesita del otro para ser.

El otro, cuando sucede, nos da cierta con-sistencia.

¿Quién sabe si soy más yo 'adentro' mío o en ese otro que
me sabe a su manera?

De los muchos libros leídos este año daré cuenta en otra
parte.
Ahora, en esta hora, solamente el párrafo con el que se
cierra una bella novela de Patrick Modiano, titulada "Ca-
lle de las tiendas oscuras", que trata justamente del tema
de la identidad.

"Por un instante, el pensamiento me llevó lejos de aquella
laguna, a la otra punta del mundo, a una ciudad balnearia
del sur de Rusia, donde tomaron la foto hacía mucho. Una
niña vuelve de la playa, al anochecer, con su madre. Llora
por nada, porque habría querido seguir jugando. Se aleja.
Ya ha doblado la esquina de la calle. ¿Y acaso no se esfu-
man en el crepúsculo nuestras vidas con la misma rapidez
que ese disgusto infantil?"

*
*

Al día siguiente, porque así funciona la vida, encuentro,
[parodiando: "En la vida hay encuentros que nunca se olvi-
dan..."] este poema que apareció en las ruinas de Pompeya,
(destrucción volcánica de la ciudad en el 79 d.C.), llamado

IMPERMANENCIA
Nada puede durar por toda la eternidad.
Los soles del atardecer brillan y se hunden en el mar.
Las lunas que crecen hasta la plenitud en el cielo, deben
                                                                               decrecer.
El amor apasionado se irá corriendo como lluvia.

(Corpus de Inscripciones Latinas, 9123)
Escrito sobre un muro de la Via dell' Abbondanza, en Pom-
peya.

 


La palabra 'Impermanencia' como una manera dulce de ha-
blar del inevitable paso del tiempo. Tampoco querríamos,
salvo por algunos instantes, detenerlo. Una forma más cruda
de nombrar ese pasaje invisible y deletéreo: 'Irreversibilidad'.

Un leve antídoto, inventado por los humanos, cuyos efectos
a veces son calmantes y a veces agudizadores de la pena:
Recordar (o darle cuerda a la memoria).
También es esta memoria la que nos lleva a los versos de
Antimero, supuestamente escritos hace más de 3000 años:

"Ya mucho dicen que vivir es acordarse de haber visto..."




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