Ah, ¡identidad!
Una tela que envuelve el vacío.
Una creencia pertinaz
Ése que ha usado mi cara, mi nombre, mis sentidos.
¿Ése o éste?
El que se ha puesto mis pensamientos como un sombrero.
El impostor.
¿Él o yo?
Me resulta vagamente familiar.
Padre, hermano.
(También se concebía "hermano de Kafka")
Amor, si esta palabra clama por algo
es por "dime quién soy..."
Como si yo pudiera
decírtelo
¿Yo?
Y, a veces, justamente,
¡cuánta convicción!
Volvemos a empezar.
Mi sosías, mi otro, mi usurpador, mi alter.
Amor, para detener la deriva incesante de la nunca idéntica
identidad.
Pequeña ancla.
He sido -y entonces has sido- mi creencia.
Solamente una creencia, sin casi asidero
-pequeña ancla-
en tanto mar mareado
en tanto mar pasando incesando
insensato
mar del tiempo
(¡Y tanto lío!)
(¡Y tantos anhelos!)
(¡Y tantos esfuerzos!)
Y la belleza.
Y el dolor.
Me asomo a esta cara como si en ella pudiera
re-crearme
Hay muchos otros lugares,
es cierto
¿o no es cierto?
Entre todos componen
'compondrían', si acaso...
una trama
una idea extendida
y extensa
móvil y cambiante
Sólo en un momento
parece quedar quieta
pero luego continúa
sigue y sigue
hasta que todos esos sitios
que sostenían los hilos alejados de la tela
se apaguen
Sí, ¿que otra cosa que divagues
se pueden esperar:
si es el vuelo de un pájaro reflejado
por las aguas ondeantes de un lago
que a la vez existe
y es imaginario?
También el otro (que es otra)
es a la vez lago
y pájaro que pasa volando.
Vos, sí.
Sí.
Sí.
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