domingo, 17 de mayo de 2020

ENTRE POETAS

 Por suerte no tuve que explicarte:
 "vine a ver la tumba de Pound,
 y descubrí la tuya al lado".
 Seguramente (pienso por lo bajo)
 te considerabas mucho mejor poeta.
 Y yo prefiero no contestarte.
 La isla estaba en paz
 y las tumbas entre arbustos perennes 
 eran una buena señal: yacerán
 juntos tanto tiempo
 que terminará pareciéndoles una tontería
 no hacerse amigos.
 Pound hablaba (o entendía) varios
 idiomas, pero el ruso no estaba entre ellos.
 Vos, en cambio, cruzaste el océano
 en la dirección contraria,
 en la de Auden, tu compadre,
 con quien seguramente hablaban
 sin tapujos de otros poetas.
 Inclusive de este, este gigante
 que ahora yacía muerto
 como un pájaro bajo
 la arena.
 Ustedes dos,
 y sus cabezas de fuego.



 NOTA

 (Tenías 4 años cuando Michaux 
 -una vez más-
 escribió algo que sería premoritorio:
 "Se reunían por fin en una eternidad
 que ya no podía nada contra ellos.")


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