miércoles, 20 de mayo de 2020

LAS SEMILLAS DE LA MUERTE

 LAS SEMILLAS DE LA MUERTE

                                                   Para Horacio Cardo
                                                                                 In Memoriam

 ¿Quién sabe cuántas semillas de la muerte 
       tiene sembradas en su cuerpo-vida?
 ¿Cómo podría saberse cuáles de todas las semillas
       del cuerpo-vida son en realidad células
           terroristas 'dormidas'?
 ¿Quién sabe cuántas semillas de la muerte
        han hecho el intento y fallado
           -sin que nos diésemos cuenta?

 No, a estas no las plantó nadie.
 Surgen de la 'tierra'.
 Estuvieron siempre ahí.
 Olvidadas de sí mismas.
 Y en algún momento algo las despierta,
 algo las toca y recuerdan.
 Como animales que emergen del invernar,
 como relojes inteligentes-idiotas
 que simplemente inician su tic-tac.

 El sujeto ignora, teme, niega, desafía,
 imagina, cede, anhela u odia esa muerte encerrada
 en sus semillas.

 ¿Son 'suyas'? 
 ¿Son las suyas?
 ¿Suerte de reparto?
 Hay suerte en el reparto.

 Millares incontables de semillas
 NEUTRAS 
 entre las que moran las otras
 como las plantas de la tierra
 las tierras áridas y las frondosas
 -'plantadas' (como hace a veces la policía)-

 ley que rompe las leyes
 ley que prohíbe la ley

 Pero aquí nos encontramos
   hablando de intenciones
 Y, hasta donde sabemos
 si de algo carece la muerte es de intenciones
  

 Somos nosotros quienes estamos llenos
 de intenciones 
 intensidades y desintensidades
 ¿Quién sabe cuáles fertilizan mejor
 las semillas de la muerte?

 Las emociones, en el más vasto y profundo
 sentido de la frase, vienen a ser el clima,
 la atmósfera 
 'los elementos'
 para las semillas.

 ¿Hasta dónde se extiende el territorio 
 de cada existencia?

 ¿Hay alguno que sienta: "estoy preparado para el horror"?




  NOTAS


1) En muy pocos casos he visto semejante lucha entre las pul-
siones de vida y las de muerte, como en el de Horacio.
 Ahora -porque ya sabemos el desenlace- parecía previsible
que tamaña energía vital necesitara una contrapartida igual-
mente brutal.

2) Su 'broma' acerca de la muerte siempre giraba en torno a
que lo venía a buscar la barca de Osiris. No cuesta mucho re-
lacionar esta metáfora con su mayúscula admiración por la
civilización egipcia. Para Horacio el arte egipcio no había si-
do equiparado a lo largo de los milenios transcurridos. No ha-
blamos del nombre de la barca, pero supongo que se referiría
a Neshmet, la barca de Osiris que se usaba durante la fiesta de
los Misterios de Osiris.
Osiris representa -conscientemente o no- el
deseo de Horacio: es el dios egipcio de la resurrección.
Una forma sutil de la resurrección es la obra. 
La otra es la memoria:
revivimos cuando alguien nos recuerda.









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