Oxidado
todo el filo
que tenía que ver con la verdad
sacar los viejos manuales
de los armarios
y tirarlos
una pandilla de armadillos cruzando la ruta
que, como un filo, atravesaba la costra
impenetrable de
una patagonia
si mirabas al cielo no veías
más pájaros
que esas nubes que venían migrando
desde más allá del tiempo
oxidado
el filo de cortar
un tajo en la carne de la verdad
la sangre
si es que definitivamente
ibas a saber algo
antes de
o después de todo
el filo de la angustia
(sabe)
cuando hiende la carne
(sabe -otro "sabe")
ah patagonias
abandonadas
ya no ibas a escuchar rumores
opiniones
comentarios de rutina
informes insustanciales
pavadas a montones
los armadillos se dispersan
y encuentran uno a uno sus madrigueras
donde seguir esperando
este viento no arrulla, compañero
¡este viento aúlla y ahuyenta!
el cielo, por su parte, se estira
una vuelta más (una octava)
de la clavija
pero no estalla
no aún
no todavía
una tarde más se desliza a lo largo
de la ruta que va de una punta de la infinidad
a otra
como una sombra -¡qué prodigio!-
que vuela sin necesidad de alas
no se ven pájaros
y dentro de un rato
la noche revelará una nueva vez
que lo que parece un cielo
es otro y otro y otro
ocultamiento
más
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