viernes, 3 de junio de 2011

CONDUCTORES

Pensar en términos de 'conductores', en el sentido de los
conductores de la electricidad. Y no me refiero exclusivamente
a los elementos lógicos, en este caso los cables, sino a las cir-
cunstancias que propician la transmisión eléctrica a través del
aire o de los elementos. Su antónimo vienen a ser los aislantes.
Tomemos ese poema de Archie MacLeish que me llevó a es-
cribir "La luz sobre las uvas", por ejemplo. Se titula "You, An-
drew Marvell" y la única mención de Marvell, uno de los poe-
tas preferidos de MacLeish, permanece, misteriosamente, en
el título. Los 36 versos del poema refieren el viaje de la noche
a través de los meridianos. Refiere de una manera muy poética
y, a la vez, o por eso, muy difícil de traducir, el efecto de la
lenta llegada de la oscuridad a diversos lugares. El primero de
ellos es Ecbatana, la misma Agbatana, ahora Hamadan de la
meseta iraní que según Herodoto fue fundada como capital
del Imperio Medio por Deioces:
"Y extraños en Ecbatana los árboles
Toman hoja por hoja la extraña tarde
La inundante oscuridad por sus rodillas
Las montañas sobre Persia cambian"
Conducciones: el Canto V de Pound, estructurado según dos
oposiciones: luz y sombra y vida y muerte, en este caso toman-
do como referencia a Jámblico, un filósofo griego del siglo IV
a.C., que considera a la luz el principio básico de su cosmogo-
nía. "Ecbatana, Ciudad de calles trazadas..." "La luz de Jám-
blico, las almas ascendiendo..." Para Jámblico el fuego es el
signo de la posesión divina, y por ende también de la inspira-
ción poética -tou ton theos pyros, etc.- el descenso de dios
sobre los hombres.
El poema de MacLeish termina tan bellamente como transcu-
rriera:
"Tampoco ahora la tardía luz sobre el mar
y aquí cara hacia abajo al sol
sentir que rápida que secretamente
arriba la sombra de la noche..."
El transcurso de la vida (y la llegada casi imperceptible de la
muerte), atravesando los lugares (Kermanshah, Bagdad, Ara-
bia, Palmyra, Líbano, Creta, Sicilia, España y la costa africana),
como el transcurso de las edades del hombre.
También es misterioso el poema V de Ezra Pound, cuya emo-
ción central aparece en sus últimos versos, como la referencia
a otro poeta, esta vez Dante: "Al poco giorno ed al gran cer-
chio d'ombra" (al breve día y al gran círculo de sombra).
El Tiempo y la naturaleza huidiza de la experiencia visionaria.
Como dirá en el Canto XXX: "El Tiempo es el mal".
MacLeish, uno de los únicos casos de un poeta-funcionario
importante de nuestros tiempos (tuvo altos cargos oficiales en-
tre 1939 y 1943, mandatos de Franklin D. Roosevelt), profesor
de retórica durante 10 años en Harvard, escribió un librito acer-
ca de la poesía llamado "Poetry and Experience" en el que men-
ciona a menudo a Pound, pero, extrañamente no a Auden.
Estos versos de Auden, por el lado de los 'conductores', es cla-
ramente asociable a los otros dos:
"La noche cae en China; el gran arco de la sombra viajera
Se mueve sobre tierra y océano, alterando la vida:
El Tíbet ya en silencio, las atestadas Indias enfriándose..."

Mi propio poema terminaba diciendo:
"Tal vez se trate del mismo viaje desconocido
que realizamos cada día,
en la frontera permeable
entre memoria y conciencia.
Eso que llaman 'luz', el recordar,
y eso que llaman 'noche', el olvido.
O la otra frontera, más vigilada,
entre los dos diferentes olvidos,
reversible y perpetuo.
Ese viaje que llamamos vagamente 'la vida'.
La vida que nos vive-
como el paso silencioso del universo
a través del durmiente."

Dioses olvidados, me temo, si ese término condujera a la
fuerza de la carga de sentido.
Dice MacLeish, refiriéndose a la época tecnológica: "El
crimen contra la vida, el peor de todos los crímenes, es no
sentir(...) Esta atrofia comercializada del corazón es la muer-
te indolora moderna".
En otra parte dice: "Ezra Pound tiene una frase maravillosa
acerca de la buena escritura la cual, siendo que Pound es un
poeta, es realmente aplicable sólo a la poesía. Habla de que
todas y cada una de las palabras esté 'cargada de sentido' ".

También, otro conducto, el Tiempo representa las edades de
la civilización. La relación, una vez más, de la luz y de la som-
bra, de la vida y de la muerte.

¿Soplarán todavía los dioses olvidados?
Sí, la próxima vez hablaré de Calasso.

2 comentarios:

Clara Schoenborn dijo...
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Anónimo dijo...
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