miércoles, 15 de abril de 2020

TRES POEMAS DE BEPPE SALVIA




 Beppe Salvia se suicidó a los treinta años, en abril de 1985.
 Evitaba cualquier presentación como poeta. 
 Era muy reconocido por su círculo de poesía romana
en los '80, y fue el fundador, junto a Claudio Damiani,
del importante periódico Brace (Fuego). 
 Publicó muy poco, generalmente en periódicos, y bajo
heterónimos femeninos. Y tiró a la basura mucho de lo
que produjo.
 Cuando se mató, Marco Lodoli escribió que "Salvia era
un gran poeta, sin duda el más querido de su generación,
por los treintañeros, que escriben poemas sin saber lo que
hacen, o para quién". 
 Su poesía completa fue editada en 2006 con el título de
Un solitario amore.



  TENEMOS EN EL CORAZÓN...

 Tenemos en el corazón un solitario
 amor, nuestra vida infinita, 
 y en nuestros ojos el cielo por nuestro cambiante
 camino. Las playas y el cielo, la orilla
 con piedras y barrancos y el solitario
 esquiseto, colinas de hierbas, frondosos
 distritos, ciudades desplegadas como
 hermosas banderas, y desnudas prisiones.
 Esta es nuestra vida. Estos nuestros 
 rostros vagabundos que se parecen entre sí como
 caras de perros. El viento
 el sol y las corolas rojas y azules,
 los sueños nunca soñados son nuestros sueños.
 Esta es nuestra vida y nada más.



 AHORA TENGO UNA NUEVA CASA...

 Ahora tengo una nueva casa, bonita
 aunque no le he metido mano
 todavía. Toda gris y destartalada,
 las ventanas rotas, los vidrios hechos
 añicos, los marcos podridos. Pero bonita
 por el sol que toma y su terraza
 que aun está toda llena de chatarra,
 y porque de aquí se puede ver casi
 toda la ciudad. Y a la tarde, al crepúsculo
 parece una batalla lejana la ciudad.
 Yo amo mi casa porque es bonita
 y silenciosa y fuerte. Parece haber
 aquí en la casa otra casa, de sombra,
 y en la vida una otra vida, eterna.



 A ESCRIBIR YO APRENDÍ DE MIS AMIGOS...

 A escribir yo aprendí de mis amigos,
 pero sin ellos. Ustedes me enseñaron
 a amar, pero sin ustedes. La vida
 con su dolor me enseña a vivir,
 pero casi sin vida, y a trabajar,
 pero siempre sin trabajo. Ahora,
 ahora yo he aprendido a llorar,
 pero sin lágrimas, a soñar, pero
 no veo en el sueño más que figuras inhumanas.
 No tiene límites mi paciencia.
 Ya no tengo paciencia para nada, nada
 permanece de nuestra suerte.
 Hasta a odiar he debido aprender
 de los amigos y de ti y de la vida entera.



 FUENTE

 Modern Poetry in Translation. Third Series- Number
Eighteen. Transitions. Ed. by David and Helen Constantine
and Sasha Dugdale, 2012.
 Las versiones en inglés son de Nicholas Benson, pero una
vez más, al tratarse de versiones bilingües, me ha resultado
más útil la versión original, con mis pobres conocimientos
de italiano, que la inglesa que sólo utilicé como referencia.

Versiones del inglés (con ayuda del italiano): Robert R.
Rivas (c)


  

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