viernes, 10 de abril de 2020

MÁS POEMAS DE JEAN FOLLAIN




  Ya he publicado algunos poemas de este magnífico escri-
tor, el 8 de febrero de 2011. Se puede localizarlo en la venta-
na superior a la izquierda de la página, como "Poemas de
Jean Follain". Su originalidad no pasará de moda, su poesía
ya ha logrado un lugar propio en el siglo XX. Ese trato tan
particular que le da a personas y cosas, esa relación que es-
tablece entre ellos, así como su viajar a través del tiempo,
a veces en los 2 sentidos de la flecha, pero también de lado.
Follain toma una distancia con aquello que nos va a pintar.
Es la "distancia Follain". Ligeramente impersonal, en el
sentido de que costará, por ejemplo, encontrar en sus poe-
mas algo de su historia. Y sin embargo, la otra forma de
historia que nos recorre, que no es la de hechos y circunstan-
cias, ésa que consiste en sensaciones, estados de ánimo, po-
siciones inconscientes frente a las cosas de los mundos (in-
terno y externo), ésas sí que están por todas partes en sus
breves escritos.
  Los invito a entrar en este clima. O, mejor aun, a este fenó-
meno de aclimitación que propone JF. Si clima viene del
griego klima, significando inclinación de la tierra y por me-
tonimia, latitud, aclimatar es un término que proviene del
francés (y es mucho más reciente), y se refiere a "hacer que
un elemento exótico se acostumbre a condiciones diferentes
a las de su medio natural." Follain trae y lleva su 'material'
de un lado a otro de esa invisible frontera.




   EL PLATO

 Cuando de las manos de la sirvienta
 cae el plato pálido y redondo
 del color de las nubes
 es necesario recoger los pedazos
 mientras la luz tiembla encima
 en el comedor del amo
 y la vieja escuela tartamudea
 una mitología incierta
 en la que uno entiende
 cuando el viento cesa
 el nombre de todos los falsos dioses.



   LA LECHUZA

 Ellos dicen que la lechuza
 bebe el aceite de las lámparas del santuario
 en las iglesias de los pueblos;
 ella entra a través del vitral roto
 durante las horas de la noche
 cuando los buenos y los violentos duermen
 cuando el orgullo y el amor están fatigados
 cuando el follaje duerme.
 La bestia calienta su sangre
 con el aceite luminoso y virgen.



   HABLAR SOLO

 Sucede que uno pronuncia
 unas pocas palabras sólo para sí mismo
 solo en esta extraña tierra
 entonces las pequeña flor blanca
 el guijarro semejante a todos los que ya pasaron
 la ramita de paja
 se encuentran de nuevo reunidos
 al pie de la cerca
 que uno abre despacio
 para entrar en la casa de arcilla
 mientras que las silla, la mesa, el armario
 se encienden en un sol de gloria.



    EL HUEVO

 La vieja dama secó un huevo
 Con su delantal de trabajo
 huevo color marfil y pesado
 que nadie reclama de ella
 entonces ella mira el otoño
 a través de una pequeña lucerna
 y es como una refinado cuadro
 del tamaño de un libro ilustrado
 nada está
 fuera de estación
 y el huevo frágil
 que sobre la palma ella sostiene
 sigue siendo el único objeto nuevo.



   PENSAMIENTOS DE OCTUBRE

  Uno ama bien
 este gran vino
 que bebe solitario
 cuando el atardecer ilumina las colinas cobrizas
 ningún cazador apunta
 ahora a las presas de la llanura
 las hermanas de nuestros amigos
 parecen más bellas
 al mismo tiempo hay una amenaza de guerra
 un insecto se detiene
 luego vuelve a partir.



   LA MUJER Y LA NIÑA DISFRAZADA

 Valiente bajo los golpes del destino
 una noche una mujer
 lleva de la mano a una niña
 con un disfraz loco
 los grandes monumentos se extienden
 delante de su marcha viva
 y los cascabeles suenan
 en el disfraz mitad rojo
 y mitad amarillo
 de la pequeña niña pálida como el cielo.



  LAS VOCES

 En los bulevares de los pueblos
 cerca de los cruces de barrios
 en el interior de los muros resecos
 puede entenderse el llamado
 del nombre que se prolonga
 a veces alguno responde
 atrapado por el encanto de la palabra
 o tal vez sediento de verdad
 pero otras veces una pelea entre perros
 en la plaza enfrente de una vieja iglesia
 impide escuchar los gritos a la distancia
 que luego se pierden en la muerte



 FIN DE SIGLO

 Una mosca caminó sobre la inicial
 de una sábana cargada de silencio
 despertaron al niño
 un treinta y uno de diciembre
 para que pudiese ver el fin de un siglo
 caras cansadas
 ablandadas por el brillo de las llamas;
 pliegues, encajes, trenzas
 resistirán unos meses todavía
 el avaro ha abierto su cofre
 saciado sus ojos
 mil años después
 la lluvia todavía cae
 sobre un poblado.



  LA PLAZA

 Se escuchan en la plaza los gritos de una mujer
 en el atardecer de la existencia
 sola con su cabellera
 su áspero y puro desdén.
 Pastores y vaqueros
 la besaron en su juventud.
 Todavía están ahí los techos negros
 los balcones adornados
 alrededor de toda la plaza
 y el alegre conductor
 de un auto vacío.



  MURALLA

 Es una piedra violácea
 suelta en su cemento
 que se parte al congelarse
 pero el resto se sostiene
 de modo que el hombre sencillo
 gira la llave en la cerradura
 rodea su parterre
 arroja un hueso al perro negro
 morirá solo pegado contra su muro
 viendo columnas de humo
 en los huidizos horizontes.



  LOS LIBROS Y EL AMOR

 Los libros que llenan el cuarto
 como arpas eólicas se mueven
 cuando pasa el viento de camino a los naranjos
 y la letra incrustada en la página
 se aferra
 al blanco papel de lino
 y la guerra truena en la distancia
 en este otoño resplandeciente
 matando a la querida y a su amante
 en la orilla de un viejo río.



  LA VIDA DOMÉSTICA

 La mujer se lava observando la recua
 ningún boscaje podría proteger su piel fresca
 la aparición de la muerte 
 y la vida doméstica entera aparece
 ligada al pasado del mundo
 vegetales que son picados o pelados
 para alimentar a muchachas bellas
 piedra durante mucho tiempo barrida
 en el rubio verano
 animales sangrando en pleno día
 y cuyo grito estridente
 se pierde en la luz.



   LA MATERIA

 Sobre la materia
 flota un sueño
 pero esclavo
 en casa de un amo infame
 el florero de vidrio
 porta una rosa oscura
 el oro brilla
 y el hierro rojo
 hace aullar a la belleza
 frágil y desnuda
 en la noche del ser.
 Reducida a cosas
 pieles muertas
 cuelgan de la lívida pared.



 LA BESTIA

 Sentada en una casa de departamentos
 adonde conducían antiguos caminos
 vive una bestia
 que no espera nada del mundo
 las piezas se comunican
 las puertas se cierran
 y las noches se aproximan
 en el perfume de una acacia.
 Todas las bestias de su especie
 viven en ella.*



 Después, siempre después, pero siempre y cuando "después"
pueda también significar "antes", un "antes" que a su vez sig-
nifica que ya estaba, pero no había sido descubierto todavía;
en otras palabras, girando la espiral del tiempo, apareció esta 
cita:

"...yo te dedico...estas pocas líneas... En ellas descubrirás
los goces de un alma puramente pasiva que no es sino mujer
todavía, y que tal vez mañana será bestia".

Son palabras de Stephane Mallarmé, halladas en mi búsque-
da de textos de la así llamada "prosa absoluta".


 FUENTE 




Jean Follain. Transparence of the World. Translated and

Selected by W.S. Merwin. Copper Canyon Press, 2003.
(Versión bilingüe. Una vez más, contar con la versión ori-
ginal resulta fundamental para lograr una traducción más
precisa, aunque mis conocimientos de francés sean esca-
sos.)



 El breve fragmento de Mallarmé se encuentra en "El Grito.
El sueño del cosmonauta", de Eugénie Lemoine-Luccioni.
Paidós, 1982.

Versiones del inglés (con ayuda del francés): Robert R.
Rivas (c)

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