domingo, 8 de julio de 2018

VEINTE POETAS JAPONESES DEL SIGLO XX




 Esta es una antología de la poesía japonesa de posguerra.
 A la riquísima tradición de la poesía japonesa, que siempre
ocupó un lugar en la vida de la gente común, se le ha cruza-
do la Segunda Guerra Mundial, y la consiguiente mestiza-
ción intelectual con la poesía occidental. Los grandes escri-
tores japoneses del siglo XX han sido sin duda sus novelis-
tas: Kenzaburo Oé, Osamu Dazai, Ryonosuke Akutagawa
(que también escribió poesía, pero lamentablemente la úni-
ca versión que ha llegado a las orillas del castellano fue
hecha y deshecha ¡en rima!), Yasunari Kawabata, Yukio 
Mishima... y podríamos agregar al genial Kazuo Ishiguro,
aunque haya migrado con su familia a Londres cuando só-
lo tenía 6 años de edad y escriba en inglés, ya que sus pa-
dres son japoneses y sus primeras obras se ubican en su
país natal, incluyendo la que más me ha gustado: Cuando
éramos huérfanos.
 Sin embargo esta pequeña antología rescata a varios
poetas japoneses cuya fama raramente ha trascendido las
fronteras de su país. El libro en inglés del cual provienen:
Like Underground Water. The Poetry of Mid-Twentieth
Century Japan, de Naoshi Koriyama y Edward
Lueders, editado por Copper Canyon Press en 1995, reúne
a 81 poetas de esa nacionalidad.

 He aquí mis versiones al castellano. En los casos en los
que se señala entre paréntesis la fecha de nacimiento y no
la de muerte es porque no he podido ubicar ese dato. Aque-
llos poetas en los que señalé la fecha de nacimiento prece-
dida de la abreviatura n., están vivos.





 NISHIWAKI JUNZABURO (1894-1982)

 EL SOL
 La campiña en Calmojin produce mármol.
 Una vez pasé el verano ahí.
 No hay alondras, ni serpientes tampoco.
 Sólo el sol se alza del monte de ciruelos verdes
 y se sumerge de nuevo en el monte.
 Un chico atrapó un delfín en un riachuelo y se reía.


 PASTOR EN CAPRI

 Aun en la mañana primaveral
 mi pipa siciliana produce un sonido de otoño,
 rastreando pensamientos de hace varios milenios.



 SAGA NOBUYUKI (1902-)

 FUEGO

 Por favor no lo apagues, nunca-
 el fuego que sale de mí hacia vos.
 Es el único fuego de mi vida.
 Un gran pájaro bajó en picada al hondo valle
 entre la muerte y yo y lo arrancó.
 Ese pequeño fuego no te exige nada.
 Te protege con perfecta abnegación,
 obstruyendo el acercamiento de algún otro hacia vos.
 Y ahora estás parada rigurosamente desnuda
 sosteniendo el fuego en la escalera -
 en la interminable escalera que conduce al cuarto de arriba.


 
 YAMONOGUCHI BAKU (1903-1963)

 UNA ESCENA SOBRE OKINAWA

 En el patio de allá
 los gallos de riña siempre están sedientos de sangre.
 Cada uno se pavonea 
 en su jaula,
 espabilando sus hombros,
 mostrándose bastante confiado,
 esperando con impaciencia
 por el día en que luchará.
 El anciano de la familia Akamine se sienta
 al borde de la veranda cada mañana,
 sosteniendo su bandeja de tabaco,
 y fijándose si los gallos están bien.
 Esta mañana, como siempre, está al borde de la veranda.
 Su pipa debe de haberse tapado
 y la golpea sobre la bandeja.
 Los gallos de riña alzan sus cabezas
 al unísono
 ante el sonido.



 AKIYA YUTAKA (1922-)

 PAÍS DEL NORTE

 En lo profundo de susurrantes bosques cortavientos
 la pálida niebla está congelada
 en los ojos de un pato salvaje derribado.

 Acabo de escribir mi deplorable historia personal,
 empapado en la fresca luz de la lámpara.

 Durante toda la noche el pato salvaje, no del todo muerto,
 bate sus alas en el pasto seco,
 y yo sólo sigo revolviéndome en mi cama.


[Asociación inter-japonesa de mi parte. Escribe Kenzaburo
Oé, en Una cuestión personal, una de sus geniales novelas
centradas en el tema de su hijo discapacitado, Hikari Oé:
desnuda y acostada en un colchón de caucho, con los ojos
cerrados como los de un faisán abatido del cielo por un
disparo.]






 KURODA KIO (1926-1984)

 PELO

 Era cerca del invierno
 y era después del atardecer.
 Ella estaba peinándose el pelo,
 negro,
 y fluyente,
 pero yo no podía verlas ni a ella ni a la noche.
 Ella es una con la oscuridad, pensé.
 Ella se está peinando el pelo, pensé.



 TAMURA RYUICHI (1923-1998)

 HOYA

 El pueblo de Hoya está ahora
 en otoño.
 Ahora estoy
 en pena.
 Mi corazón tiene buena razón y profundamente-enraizada
                                                                                  [causa
 para estar en pena.

 El sofocante verano ha pasado por fin.
 El viento de otoño sopla de una punta de las Llanuras de
                                                              [Musahino a la otra.
 En este punto de las oscuras Llanuras de Musahino, las
                                       [silenciosas Llanuras de Musahino,
 se posa mi pequeña casa.
 En esta pequeña casa
 está mi pequeño cuarto
 En este pequeño cuarto
 enciendo una pequeña lámpara
 y trabajo con mi estar en pena
 hasta que la cada vez más intensa pena de mi corazón
                                                                           [hecha raíz
 en el suelo y crece tan enorme
 como el árbol keyaki del lóbrego jardín del fondo.



  KIHARA KOICHI (1922-1979)

 ¿DE DÓNDE VIENES?

 ¿de dónde vienes?

 de una piedra ciega
 de los envueltos pétalos de un capullo de rosa sin abrir

 ¿dónde estás?

 delante de un espejo que refleja gente moribunda
 delante de un espejo que refleja a aquellos que nacen

 ¿adónde irás?

 a una altura que ni siquiera los aleteantes pájaros alcanzan
 a una profundidad que ni siquiera los peces del mar pueden
                                                                                  [sondear



 AYUKAWA NOBUO (1920-1986)

 DESPUÉS DEL VERANO

 1
 Un frío viento marino
 sopla sobre un frío espejo

 2
 el cielo es azul y alto y lejano
 las gaviotas tal vez
 encuentren su propia sombra en las piedras rotas

 3
 dejando atrás una sonrisa solitaria
 una mujer ha partido sin decir adiós
 pronto las olas atacarán
 y barrerán la figura de un hombre de la orilla

 4
 tiraré cualquier sueño que tenga
 la vida es una sombra que camina
 una pisada sobre arenas derrumbadas
 el hueso blanco
 de un pescado que ha muerto, atrapado por la orilla

 5
 una vela blanca flota lejos



 NAKAI HIDEO (1922-1993)

 MÚSICA

 Mientras vivía
 nunca supe
 que lo que tocaba
 era una canción tan amable

 sólo mi oído sabía
 y ahora
 sólo mi oído se acuerda

 que una vez estuve vivo
 y que alguna vez
 hasta lo palpé
 con mis dedos



NAKA TARO (1922-2014)

 PAISAJE URBANO

 En la calle silenciosa
 no hay ningún sonido seco de zapatos pasando como 
                                                                        [sombras
 sobre el pavimento.
 Las casas paradas una junta a la otra tienen las persianas
                                                                                 [bajas.

 ¿Adónde han ido todas las hojas muertas que solían crujir
                                                               [en el dorado polvo?
 ¿Adónde se ha ido el pálido rostro de la mujer enferma y
                                                                             [demacrada
 que solía mirar a la calle todo el día desde el balcón del
                                                                        [segundo piso?

 Las puertas de los edificios marrones permanecen selladas.
 Desoladamente, los huesos de las ramas de los árboles tocan
                                                                                    [el cielo.

 Dios, ya nadie dice tu honorable nombre.

 El mar se derrama amplio sobre los techos de zinc,
 y una bandera invisible aletea bruscamente en un capitel.



TANIKAWA SHUNTARO   n.1931

 ANÓNIMO IV

 Sobre el cuerpo de un gato recién atropellado,
 cae el sol de la tarde.
 El alma podría merodear ahí para siempre,
 si así lo deseara.

 Pero se aleja flotando en un instante,
 dejando tanto,
 en silencio...

 No podemos terminar de hablar de nada,
 no importa cuan pequeño sea.
 El contenido del silencio no
 es otra cosa que palabras...

 el borde de una nube brillando oro...
 el señuelo
 de la música...



 YASUMIZU TOSHIKAZU (1931-)

 EL PÁJARO

 Ahí va un pájaro,
 una criatura atada al cielo,
 un objeto obligado a moverse,
 una roca arrojada
 por una mano maligna
 desde el otro lado del mundo.



 TAKADA TOSHIKO (1914-1989)

 LA PLAYA

 Un niño montado en un caballo
 cruza la playa.

 La cola del caballo
 oscila a lo largo del horizonte.

 Yo levanto caracoles y los apilo en mis pechos-
 mi tumba.


 Yaciendo en la arena,
 sonrío.



 AIDA TSUNAO (1914-1990)

 PATO SALVAJE

 ¿Dijo el pato salvaje,
 "Nuca te conviertas en un pato salvaje",
 en ese momento?

 No.

 Desplumamos al pájaro,
 quemamos su pelo,
 asamos su carne y la devoramos,
 y, lamiéndonos los labios,
 comenzamos a alejarnos del marjal
 donde colgaba una niebla de atardecer,
 cuando oímos una voz:

 "Todavía podrían mascar
 mis huesos."

 Miramos hacia atrás
 y vimos la risotada del pato salvaje
 y su reluciente espinazo.



 SUGAWARA KATSUMI (1911-1988)

 DEL OTRO LADO DE LA NOCHE

 Mientras escucho a los insectos,
 parece haber un mundo pacífico
 del otro lado de la noche,
 y parecen estar viviendo 
 una vida armoniosa allí.
 Yo, también, espero atravesar la oscura noche
 a un lugar más radiante.


 UNA NOCHE OSCURA

 En una habitación en la que no hay nadie más,
 mi traje cuelga completamente solo.
 Mi propio yo,
 todo gastado, cuelga de la pared.
 Hasta la luz eléctrica parece tenue esta noche.



TOMIOKA TAEKO  n. 1935    

 SÓLO ENTRE NOSOTROS DOS(*)

 Tú harás el té
 y yo haré las tostadas.
 Mientras tanto
 a veces notamos la luna roja y brillante
 temprano en la noche,
 y a veces recibimos una visita,
 que nunca regresará.
 Cerramos la persiana y la trabamos,
 y hacemos té y hacemos tostadas
 y hablamos como de costumbre
 acerca de la posibilidad eventual
 de que tú me entierres a mí
 o de que yo te entierre a ti en el jardín,
 y saldremos a comprar comida como de costumbre.
 El tiempo vendrá
 cuando tú o yo enterraremos
 a ti o a mí
 y el que permanezca sorberá el té.
 Y sólo entonces por primera vez el uno rehusará hablar.
 Tu libertad ha sido
 como el cuento narrado por un idiota.



 TSUJI YUKIO (1939-2000)

 FLORES

 sobre la pendiente del terraplén
 al costado
 de la vía del tren
 de la Estación Ochanomizu

 florecen 
 muchas pequeñas florecitas amarillas
 en primavera

 a la mañana
 apretando nuestras caras
 contra las ventanillas del tren

 las miramos



 NAKAE TOSHIO   n. 1933

 UNA CANCIÓN DE AMOR

 Quiero comerme a esta mujer,
 quiero comérmela entera,
 sin nada de azúcar,
 sin cocinarla.
 Quiero comérmela cruda y viva.

 Quiero cortarle la cabeza a esta mujer.
 Quiero arrancarle los miembros.
 Quiero sacarle los pechos.
 Quiero arrancarle el pelo.
 Quiero quedármela toda para mí.

 Quiero comerme su canción.
 Quiero comerme los campos de trigo.
 Quiero comerme los árboles.
 Quiero comerme las flores de canola.
 Quiero comerme la primavera.

 Quiero matar a su hombre.
 Los peces que nadan en ella, los gusanos que reptan,
    las serpientes que culebrean, el diminuto rinoceronte-
 sacando todo esto de ella,
 quiero dejarla vivir.
 Quiero invitar al sol a entrar en esta mujer.

 Quiero chupar el espíritu de esta mujer.
 Quiero agarrar las nubes.
 Quiero capturar el cielo.
 Quiero derribar la luna.
 Quiero arrancar las estrellas.

 Quiero estar con esta mujer.
 Quiero protegerla.
 Quiero comerme a su padre, madre, y hermanos.
 Quiero comerme hasta al dios al que no puedo esperar
                                                                        [consumir
 no importa cuánto coma.



 KORA RUMIKO   n. 1932

 UN SONIDO DEL MAR

 Cuando siento llenarse mis dos pechos
 silenciosamente,
 oigo un pequeño sonido del mar 
 en la distancia.

 El mar fluye desde el otro lado
 de la Tierra, tironeado por la luna,
 y las olas que ondulan eternamente bañan
 mi arenosa playa.

 Así permanezco esperando,
 esperando para siempre,
 a que mi marido y mis hijos vengan corriendo
 y jueguen en la orilla de sueño de mi mundo.



 KISARAGI SHIN (1920-)

 ACERCA DEL TIEMPO

 Cuando se alfilerea una mariposa, un arroyo de tiempo
                                                                      [se detiene.
 Pero eso no es todo. Como un arroyo de montaña

 rodeando una roca, el otro arroyo de tiempo sigue fluyendo.
 El tiempo puede viajar rápido o despacio, angosto o ancho.

 Una voz invisible urge, "Apúrate... apúrate... apúrate..."
 Pero todo depende de la topografía.

 Las matemáticas asumen que el tiempo viaja a una velo-
                                                    [cidad uniforme. Así que
 las matemáticas se equivocan. El tiempo

 puede viajar rápido o despacio. Cuando las matemáticas en-
                                                                          [tran en juego
 todo se vuelve incorrecto.

 Una extensión de tiempo puede ser medida con un reloj,
 pero su velocidad no puede medirse. Cuando la guerra

 proyectada en una película se detiene, un comediante mues-
                                                                            [tra su rostro
 desde un rincón. En ese punto, el tiempo se detiene.

 Cuando la noticia es escritas con lápiz sobre papel áspero,
 la noticia muere.

 Cuando las rotativas se detienen,
 revive.

 "El muerto es joven para siempre", cree
 la pobre madre por sí misma. El mar con algas flotantes

 humedece su monólogo.
 El tiempo comienza a fluir torrencialmente como lágrimas.

 Hay verdad en el monólogo, pero el tiempo no tiene nada
                                                    [que ver con el sentimiento
 Fluye alrededor de la roca. No se puede hacer nada con la
                                                                            [topografía.




FUENTE


(*) Una curiosa coincidencia. Después de publicar esta 
nota, anoche, comencé a leer los Diarios, 1954-1991 de 
Abelardo Castillo, y me encuentro con este par de párra-
fos. 

 "¿Es, en realidad, el amor más fuerte que la muerte? Ella
copió de Los cuadernos... [se refiere a Los cuadernos y las
poesías de André Walter, de André Gide]... esa afirmación."

 "El amor, dice Sartre, es un proyecto humano compartido.
Pero si uno de los amantes se encuentra ante una pared -
la pared de la muerte- que le impide proyectarse hacia el
futuro, ya nada le queda en común con el otro amante cu-
ya libertad de proyectarse continúa avanzando."

 Me parecieron interesantes tanto la coincidencia del tema
del poema de Tomioka Taeko, como la pregunta acerca de
si el amor predomina sobre la muerte o ésta sobre aquella,
como también descubrir que en estos tempranísimos escritos
de Castillo (esto lo escribió a los 18 años), hay sembradas
varias joyas.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)



Otros textos vinculados:

3 comentarios:

Sandra Suárez dijo...

Maravillosos poemas. Gracias una vez más.

Unknown dijo...

¿Dónde puedo conseguir más poesía de Sugawara katsumi? Qué maravilloso...Todos en general, pero ese en especial.

Robert Rivas dijo...

Hola. Gracias por tu comentario. Tengo que encontrar el libro para ver si hay más poemas de Katsumi. pero fuera de esta antología que me sirvió de fuente de estos poemas, no podría citarte ningún otro.