viernes, 31 de octubre de 2014

TRES POEMAS DE BETTI ALVER, LA MUJER QUE VINO DEL FRÍO

 Betti Alver es considerada la mayor poeta de Estonia.
Nació en 1906 en Jögeva, el lugar más frío de ese país
(-43.5°C). Su poesía es coloquial, irónica, alegórica, me-
dio épica. Su temática es sumamente variada, extendién-
dose de lo cotidiano a lo cósmico. Estuvo casada con el
poeta estonio Heiti Talvik. Se ha dedicado intensamente
a la traducción. También ha publicado novelas.

UN SASTRE LLAMADO PESAR

Ayer en la finísima lluvia
del camino,
la depresión vino
con sus tijeras abiertas.

Puso infelices camisas
alrededor de los cuellos
de los niños,
y cosió negras marcas
en las vidas
de los demás.

Alrededor de las caras enrojecidas
el sastre llamó al pesar
dejó una tela con seda negra
colgando
de ella,
y mezcló hilo de hilvanar blanco
en su pelo.


CIELO DE HIERRO

Hoy vi un lugar que nadie había visto
el Cielo de los condenados.
nadie- orgulloso o preocupado- anda
ileso por él.
Sigue andando interminablemente. Nadie
se escapa. Ninguna sequía
puede matar los coagulados pétalos
de sus flores.
Su horror
es que lo que hicimos o añoramos
hacer
es perfecto allí.
En sus mares de vidrio
ninguna tormenta
envejece,
ninguna pestilencia pudre sus viñedos.
Sólo la eterna, fija forma
está abierta
a nuestra mirada, por todas partes.
Mi alma de hierro solloza y encuentra el oro
del Cielo.
Ahora, sin orgullo ni preocupación,
quiere temblar de pasión
en la tierra
y sentir sus alas de debilidad.


FRAGMENTO

Los grandes eventos crecen en la sombra.
Lo que no crece en la sombra, carece de valor.
El poder del vencedor y las fresas de los lados del camino
comparten el mismo sabor a polvo.

Las ideas importantes te robarán la paz,
las confusas se enrulan con placer;
las más importantes nunca
encontrarán la forma en las palabras.

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