domingo, 18 de julio de 2021

EL TREN

 A toda marcha

 sobre vías cuyo acero se calienta a fuego

 a pesar de la helada oscuridad

 que intenta en vano apresarlo todo

 Fluyen el sueño, el campo,

 los cielos estrellados.

 Debajo de los rieles 

 reptan raíces que todo lo saben.

 Hoy, al atravesar el puente colgante,

 ligero cambio de tono de las conversaciones.

 (Mientras tanto)

 la mano saca del bolsillo un objeto lustroso.

 Una piedra de los mares.

 ¿Quién sabe desde cuándo esperaba

  esa piedra en el mar?

 Los destinos tejen en la noche sus redes

 y la mañana siguiente las disuelve sin esforzarse.

 Las grúas de construcción de las ciudades

 duermen 

 igual que los tigres en la selva.

 El tren devora distancias

 con una avidez insaciable.

 El vidrio de la ventana

 refleja la mano acariciando la piedra,

 mientras el sueño vuelve a trepar

 hacia la mente

 como millares de insectos benignos

 y malignos

 trepan los muros

 de una abandonada ciudad santa.

 

1 comentario:

Carmen Troncoso Baeza dijo...

Rememorar los viajes en tren, inolvidables, esta muy hermoso este poema!