MI PADRE A LOS 85
Sus grandes orejas lo escuchan
todo.
Un ermitaño despierta
y duerme
en una choza debajo
de sus demacradas mejillas.
Sus ojos azules,
alerta, des-
ilusionados y recelosos
se quejan.
Yo no le traigo
el mismo tipo de chistes
que las enfermeras.
Es un pajarito
esperando ser alimentado,
casi puro pico,
un águila o un buitre,
del sirviente del Faraón
justo antes de la muerte.
Mi brazo descansa
en la barandilla de la cama,
con amor nuevo.
Todo lo que sé
de los Trovadores
lo traigo a su cama.
Ya no deseo
ni preciso
ser avergonzado por él
nunca más.
El general de la vergüenza
lo ha dado de baja
y lo ha dejado en
este pequeño pueblo
de provincia de Egipto.
No deseo avergonzarlo
entonces
¿por qué
no amarlo?
Sus largas manos,
grandes, venosas, capaces,
aún son capaces
de retener lo que él quería.
¿Pero es eso lo que
él deseaba?
Algún poderoso
río de deseo
sigue fluyendo
a través suyo.
Nunca nombró
lo que deseaba,
y yo soy
su hijo.
FUENTE
Robert Bly. Common Ground. A Gathering of Poems
from the 1985 Marshall Festival. Dakota Territory Press,
1988.
NOTA
¿Cómo no asociar este poema con varios de Sharon Olds
dedicados a su padre, ya sea moribundo o muerto?
Hay una afinidad en la forma de relacionarse con aquel
que ha sido de cierta manera (violenta, humillante) y que
a la vejez o ante la muerte, se transmuta en otro, reflotan-
do los ocultos sentimientos amorosos.
Versión del inglés: Robert R. Rivas (c)
1 comentario:
Amar sin esperar nada, ese dificultoso amor filial en algunos casos, este poema es muy bueno!
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