miércoles, 25 de diciembre de 2019

UN INOLVIDABLE POEMA DE ROBERT BLY



              MI PADRE A LOS 85

  Sus grandes orejas lo escuchan
  todo.
  Un ermitaño despierta 
  y duerme 
  en una choza debajo
  de sus demacradas mejillas.
  Sus ojos azules, 
  alerta, des-
  ilusionados y recelosos
  se quejan.
  Yo no le traigo
  el mismo tipo de chistes
  que las enfermeras.
  Es un pajarito
  esperando ser alimentado,
  casi puro pico,
  un águila o un buitre,
  del sirviente del Faraón
  justo antes de la muerte.
  Mi brazo descansa
  en la barandilla de la cama,
  con amor nuevo.
  Todo lo que sé
  de los Trovadores
  lo traigo a su cama.
  Ya no deseo 
  ni preciso
  ser avergonzado por él
  nunca más.
  El general de la vergüenza
  lo ha dado de baja
  y lo ha dejado en 
  este pequeño pueblo
  de provincia de Egipto.
  No deseo avergonzarlo
  entonces 
  ¿por qué 
  no amarlo?
  Sus largas manos,
  grandes, venosas, capaces,
  aún son capaces
  de retener lo que él quería.
  ¿Pero es eso lo que
  él deseaba?
  Algún poderoso
  río de deseo
  sigue fluyendo
  a través suyo.
  Nunca nombró
  lo que deseaba,
  y yo soy
  su hijo.




 FUENTE

 Robert Bly. Common Ground. A Gathering of Poems
from the 1985 Marshall Festival. Dakota Territory Press,
1988.

NOTA

¿Cómo no asociar este poema con varios de Sharon Olds
dedicados a su padre, ya sea moribundo o muerto? 
Hay una afinidad en la forma de relacionarse con aquel
que ha sido de cierta manera (violenta, humillante) y que
a la vejez o ante la muerte, se transmuta en otro, reflotan-
do los ocultos sentimientos amorosos.

Versión del inglés: Robert R. Rivas (c)
  

1 comentario:

Carmen Troncoso Baeza dijo...

Amar sin esperar nada, ese dificultoso amor filial en algunos casos, este poema es muy bueno!