Abrió un libro con río
enseguida la casa se llenó de intrusos
que atravesaban las paredes
como si fuesen invisibles
enseguida también y además se prepara un viaje
¿colectivo?
y la gente de la casa
arma valijas
numerosas
y baúles cubiertos de etiquetas
con manglares y serpientes
con placas robadas
de calles que muy posiblemente
hayan dejado de existir
al perder el nombre
mientras tanto giran los clientes
en esas tiendas
sobre pequeñas plataformas
circulares
que los llevan de una punta a la otra
exponiéndolo todo a su mirada
y giran como muñecos
¿y quién está vivo en esas
dependencias que imitan
lo fastuoso
y presentan infinidad de objetos
nuevos y brillosos
que anhelan ser tocados
en su espera codiciable?
mientras la noche
gira afuera como una cinta transportadora
cambiando los personajes
las mujeres de piernas como obuses
los señores que creen saber quesloquebuscan
los autos hacen chirriar las cubiertas
en las cintas de asfalto
manos en los volantes
manos creyentes
¿no dirigen el rumbo, acaso?
en este momento
alguien sale de ese salón iluminado
para arrojarse al tren, al río, a la soledad
inmensa de su cuarto
el cuarto insoportable en su cabeza
todo esto, Señor
todo esto, sí, Señor
¿por qué nos has dado?
y todo el resto
y todos los que duermen
y todos los que sueñan
y todos los que no pueden dormir
y están sentados a la espera
del desistimiento de sus preocupaciones
y están aquellos que se disfrazan una última vez
ante el espejo grande
antes de desparramarse en una cama
que podría ser un bote desmayado
en un océano
de olvido
y de rabia
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