domingo, 9 de agosto de 2015

UN POEMA DEL "LOCO" LIMONOV

   


 Salió de la Unión Soviética el mismo año que Alexan-
der Solzhenitsyn, en la primavera de 1974. Sólo que
éste se había convertido en una cuestión de Estado, da-
do que se lo consideraba el escritor más importante de 
su tiempo y la KGB había llegado diez años tarde a ase-
sinarlo. Su obra acerca del Gulag había generado una 
verdadera conmoción, a ambos lados del Muro.
 En cambio, Eduard Limonov consigue, merced a ciertos
conocidos de su padre, ex militante de la checa (la poli-
cía secreta soviética, en términos cotidianos), un per-
miso raramente concedido para migrar a los Estados
Unidos. Limonov es un verdadero marginal, pero no
sólo literariamente hablando. Un tipo sin escrúpulos,
un buscavidas que logró ser secretario de un millonario
en Nueva York, para luego radicarse temporariamente
en París, participar como mercenario en la guerra de los
Balcanes (del lado serbio), volver a Moscú y formar un
grupo cuasi terrorista, y etcétera, etcétera. La posición
política de Limonov (nombre original: Eduard Savenko)
lo ha llevado a confrontar primero con el gobierno de
Yeltsin y, actualmente, con el de Putin. Comanda una
minoría pequeña de jóvenes que mezclan en su ideolo-
gía elementos filo-nazis y comunistas. Según el mismo
Limonov, nueve de esos jóvenes fueron asesinados por
las fuerzas de sguridad y muchos otros están presos.
 En los Estados Unidos Limonov rivalizó con otro poeta
emigrado, el luego premio Nobel Joseph Brodsky. Su
alter ego.
 Resulta que no hace mucho, Emmanuel Carrère, un es-
critor francés descendiente de una madre rusa, empren-
dió la difícil tarea de escribir un libro centrado en un per-
sonaje ruso real, a través de cuya vida recorre buena par-
te del siglo XX en la URSS primero y en Rusia después.
Este libro de Carrère, que ha provocado no pocas polémi-
cas, entre ellas la discusión acerca de la existencia fáctica
del personaje, intenta seguir la alocada trayectoria vital del 
hombre nacido en Jarkov (¡nuevamente Jarkov!, ver co-
mentario de la nota acerca de Larbaud), y que ha llevado
el mal a su zaga como la estela de un cometa. Limonov
tiene 10 años cuando muere Stalin. Ha atravesado varias
Uniones Soviéticas y algunas Rusias. A los 60 es conde-
nado por estas actividades 'cuasi' terroristas y enviado al
campo de trabajo de Engels. Una vez cumplida su conde-
na, prosigue con sus actividades en el margen de la lega-
lidad de un regimen que no se distingue por su compla-
cencia.

 Pero ahora resulta que se me aparece este poema suyo,
y se puede usar esta expresión en un doble sentido, tanto
de su autoría, como de su estilo de vida, en una gran an-
tología de la poesía rusa del siglo XX.
 Así que acá está Eduard Limonov, o su poema. Parece
mucho menos peligroso presentarlo en un escrito que en
persona.


SOSTENDRÍA A OTRO

Sostendría  a otra persona en mis pensamientos
Sólo por un ratito... y después lo soltaría.
Tan raramente uno conoce gente
Que se puede sostener durante media hora en los
                                               pensamientos de uno.
La mayor parte del tiempo soy yo mismo
Cantando canciones de cuna a mí mismo-acariciando-
                                            [golpeándome a mí mismo.
Alzándome para ser besado
Y admirándome a mí mismo desde lejos.
Le echaría un buen vistazo a cada
Dulce pequeña camisa que uso
Acariciaría cada costura en ella
Hasta trataría de ver mi propia espalda
Me estiro y estiro
Pero el espejo ayudaría
Coordinándonos los dos
Vería una marca de nacimiento largamente buscada
La he estado acariciando amorosamente un rato
No, positivamente es imposible
Para mí ocuparme de los otros
El otro -¡¿y qué?!
Su cara planeando a mi lado, sus brazos aleteando
Y algo blanco desapareciendo en alguna parte
Mientras que estoy siempre conmigo mismo.

Versión en inglés de Nina Kossman.








NOTA(S)

 Se me ocurre acudir a otro "loco", en este caso a Thomas
Bernhard. También 'en este caso' a uno de sus mejores tex-
tos, Hormigón. Porque me parece que hay líneas que van 
de un escritor a otro, muchas veces sin conocerse, sin ha-
berse leído. Transcribo esta parte, aunque sea un tanto ex-
tensa (para los tiempos que vivimos, solamente):
 "Y ya muy pronto, temporalmente, no tuve absolutamente
ningún ser humano, todos los demás tenían algún ser huma-
no, yo no tenía ninguno, por lo menos yo sabía que no tenía
ninguno, aunque los otros pretendían continuamente que te-
nían alguno, decían tú tienes a alguien, cuando yo estaba 
completamente seguro de no tener a nadie, y quizá fuera
ese pensamiento el decisivo, el más aniquilador, el de no
necesitar a nadie. Me figuraba que no necesitaba a ningún
ser humano, me lo sigo figurando todavía hoy. No necesita-
ba a nadie y, por consiguiente, no tenía a nadie. Pero como
es natural necesitamos a algún ser humano, porque si no,
nos convertimos inevitablemente en lo que me he converti-
do: difícil, insoportable, enfermo, en el sentido más profun-
do de la palabra, insoportable."
 (...)
 "Por una parte sobreestimamos al otro, por otra lo subesti-
mamos y nos sobreestimamos continuamente a nosotros mis-
mos y nos subestimamos, y cuando deberíamos sobreesti-
marmos nos subestimamos, lo mismo que deberíamos subes-
timarnos cuando nos sobreestimamos."

 En otras palabras, es imposible. Es imposible, pero lo hace-
mos posible. Es imposible estar solo, es imposible estar con
el otro; es imposible lograr una estimación de nosotros mis-
mos -que dure ¿cuánto, unos días, un rato?- y es imposible
sostener en el mismo lugar la estimación que tenemos del
otro y que condiciona la nuestra y así interminablemente.


 Un lector muy interesante, José-Dominique ha agregado,
desde París, una nota muy valiosa a esta pequeña publicación. Sugiero su lectura en la parte de "Comentarios". Las versio-
nes rotan, las miradas cambian lo que ven. A su vez, el que 
mira lo que ha visto otro, también lo hace con el sesgo de su 
rotante mirada. Las miradas se equivocan al rotar, generan
ángulos, ángulos de visión de los cuales creen ser amos, 
cuando en verdad no son sino sus empleados. Pero al me-
nos rotan, como el compás en el mar. Cuando están fijas,
conducen al desastre. A veces propio, muchas más veces
de los demás.


ENTONCES... ¿qué dice Yevgeni Yevtushenko de Limo-
nov? Debo aclarar que lo que transcribo a continuación
tiene 21 años de antigüedad. Mucha agua ha corrido des-
de entonces bajo el Moscova y el Sena (Limonov, según
refiere Y.Y., vive para entonces en París).

 Dice que "Eduard Limonov, nacido en Dzerzhinsk en 1943,
se crió en Jarkov y se ganó la vida en Moscú cosiendo ropa
de hombres. Aunque inédito en la prensa oficial, su poesía
circuló en samizdat [la literatura clandestina de la URSS].
En 1974 emigró junto a su mujer, Yelena Shchapova a los
Estados unidos, donde trabajó en varios extraños empleos
incluyendo uno como casero de un millonario de Nueva
York; decoró su cuarto y la casa de su empleador con pos-
ters de Mao Tse-tung, Che Guevara y un retrato de Mua-
mmar el-Qaddafi. Cuando su poesía no logró encontrar un
editor americano, escribió una memoria confesional, Eto
la-Edichka (Soy yo - Eddie), que se volvió enormemente
controversial en los círculos de emigrados y fue traducido
y muy vendido en inglés. (Su ex mujer, la poetisa Yelena
Shchapova, es la heroína erótica del libro.) Fue una es-
pecie de Trópico de Cáncer y muchas librerías de emi-
grados se negaron a incorporar esta obra. Pero las ventas
del libro le permitieron a Limonov publicar su primera
colección de poemas, Russkoe (Ruso), de la cual un raro
ejemplo de auto-amabilidad fue seleccionado para esta
antología. Luego del fin de la censura a fines de los '80,
la novela de Limonov fue editada en su tierra natal, y él
regresó, escandalosamente famoso. Se unió a la oposición
"rojo-marrón", que pide por la salvación del imperio a
cualquier precio -aún el dictado de una "mano dura"- y 
hasta fue propuesto como miembro del gabinete de un go-
bierno alternativo. El relativo grado de seriedad y de efec-
tismo es difícil de juzgar."

20th Century Russian Poetry. Silver and Steel. An Antho-
logy. Selected, with an introduction by Yevgeny Yevtushen-
ko. Edited by Albert C. Todd and Max Hayward (with Da-
niel Weissbort). Anchor Books, 1994.


 Otro pequeño poema de Limonov, sin título.

 ¡Los pigmeos han tomado la ciudad de Muchacha!
 "Miden cuatro pies de altura", recita la radio.
 Y yo estoy entusiasmado, entusiasmado de que los
           [pigmeos hayan tomado la ciudad de Muchacha!
Me pregunto: ¿se acordarán de violar a todas las muje-
       res grandotas y de quemar después todo el lugar?

 Según algunas lecturas el poema no trata tanto de la violen-
cia criminal aparente, sino que es una alegoría del triunfo
eventual de los 'pequeños' (oprimidos, excluidos) sobre los
'grandes' (poderosos opresores).

Enlaces
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2 comentarios:

José-Dominique dijo...

Hola Robert,
Gracias por esta poema de Limonov, que desde luego, yo no conocia, porque aqui en Francia han traducido 20 de sus libros, pero no sus poemas.
Limonov es un grandisimo escritor, muy mal conocido por el momento fuera de Rusia.
Y el libro de Carrère ha dado una falsa imagen de Limonov, presentandolo como un loco genial, pero marginal, una especie de friki fascistoide.
Nada que ver : en Rusia, hoy, Limonov goza de un prestigio considerable como escritor, pensador y politico.
Ver por ejemplo el libro de la Prof. Monique Slodzian : “Les enragés de la jeune littérature russe” ( Editions de la Différence, 2014) donde explica la influencia de Limonov sobre los jovenes escritores rusos mas importantes de hoy ( Prilepin, Shargunov, Sentchine etc…).
Aqui se puede leer el capitulo en frances :
http://www.tout-sur-limonov.fr/371489334

El site con mas de 100 paginas habla del verdadero Eduard Limonov, no el personaje de Carrère ( principalmente en francés, pero tambien hay varias paginas en espanol, con mucha informacion inedita, fotos, y videos dificiles de encontrar):
http://www.tout-sur-limonov.fr/

Amistades desde Paris,
José-Dominique

Robert Rivas dijo...

Magnífico aporte, José-Dominique. Con este tipo de redes, de extensiones, de relecturas y relaciones, todo se enriquece. Muchas gracias.