"Monasterio de San Francisco en las Colinas Sabi-
nas", por Joseph Anton Koch (en 1808). Museo del
Hermitage, San Petersburgo.
(Llegando: "No, el nuestro no es el País de la Magia
Ha oído mal, seguro,
éste es el País de las Máscaras.")
Cómo juegan las palabras
Mágicas máscaras
Juegan y juegan
'Juegan solas'
No se quedan quietas
Tremolan
Algunos dicen que no hay partida alguna sin ellas
Sugieren desdoblan sintetizan trasfunden
Algunos dicen (siempre con palabras) que como tienen
raíces, se hunden en lo real
Y como tienen ramificaciones se elevan y divergen inte-
tando alcanzar todos los cielos
Tienen la facilidad de buscarse o rechazarse entre sí
de combinar de mentar (nombrar/mentir) o mutar (cambiar/
enmudecer)
De transfigurarse en contacto con sus semejantes
¿Seremos nosotros también verbos o pronombres o adjeti-
vos o preposiciones?
Una letra (¡qué nombre tiene, obtiene y sostiene una peque-
ña y obstinada letra!) sincroniza
lo que quiere significar y a la vez
todo lo que no podemos decir
Una letra encierra en su reja todos los significados
y los muestra
sin dejarlos partir
Una letra puede representar el infinito
Y el dorso de esa misma letra puede representar
lo irrepresentable
Pero eso no lo veremos nunca
Entretanto (¡tanto!) alguien con un cuerpo
(a veces una foto hace las veces de ese cuerpo)
hace de ojal por la que el hilo de esa letra
entra y sale del mundo
Ahora digamos que entramos en los patios (y los pathos)
de los latinos
Por un rato
(Habiendo leído a Quignard)
Que nos cruzamos con Catulo*, a su regreso de Bithynia,
esta mañana fresca y soleada de invierno, 56 años antes
de Cristo, en su jardín de la península de Sirmio. Sí, en
el jardín cubierto de olivos, en la parte que hace orilla con
el lago de Garda.
Alfred Tennyson visitará este sitio en 1880, llegando a
remo desde la orilla de Desanzano.
Y el gran Ezra (Pound) escribirá en 1912: "el deleite de
acostarse sobre lo que queda del recibidor de Catulo y es-
pecular el azur que subyace y las colinas que van hasta
Salo y Riva con sus olvidados dioses moviéndose desqui-
ciados entre ellas..."
Y luego vendrá Gilbert Highet, alrededor de 1950, y di-
rá que en este jardín "dondequiera que se posa la mirada
hay colinas de fuertes huesos, y acantilados trepando más
y más alto a los Alpes". Y verá también "las interminables
olas que baten Sirmio, los olivos, torcidos en formas que
semejan esos prisioneros atormentados, lanzando sus bra-
zos salvajemente al aire", y sentiría sobre su rostro "la la-
crimosa violencia del incansable y apasionado viento".
Catulo y sus avatares amorosos. Más bien sexuales. No
muchas veces aparece Lesbia en sus poemas (para mi
sorpresa).
Usar el latín, para que las palabras pesen un poco más y
se hundan en el agua que corre apurada.
El peso dado por un desconocimiento mayor de lo que de-
cimos. Que las hace decir por sí mismas. Como si de esta
manera los significantes corrieran otras suertes.
Decir de nuevo con palabras antiguas. Y, si es posible, ti-
nnitus cieo, hacer resonar.
¿No se produce así una verdadera 'depuración y contracción
del material lingüístico'?
Marguerite Duras habla del 'arrebato'/ 'arrebatada'. Ella lo
describe como la imagen que nos impondrá esta figura de
herida, exiliada de las cosas, que no osamos tocar pero que
nos hace su presa. Y es sorprendente que no lo haya rela-
cionado con otra forma de arrebato que aparece en una de
sus pesadillas más frecuentes: "El mar me fascina y me ate-
rroriza. Desde la infancia me espanta la idea de ser llevada
por las aguas."
Ningún jardín 'puro', el amor. dümösus: lleno de maleza.
omnis corpus partis vidissem, hoc nunc videbam
el cuerpo que había visto, lo veía ahora en todas sus partes
nunc impsum: ahora mismo
¿Cómo no ser uno la medida del tiempo?
Sólo transcurre dentro nuestro. Podríamos llamar "tiempo"
tan sólo aquello que pasa por la memoria
Ese tiempo desconoce las leyes del otro
El otro tiempo, ése del cual hablamos todos, ése es al que
se refiere Catulo:
"Desdichado Catulo, ¡que dejes de hacer tonterías y lo que
ves que se ha destruido lo consideres perdido!"
Entonces hablamos, decimos etiam tunc 'por aquel tiempo'
Para no ser sólo corpori dëservio, esclavos del cuerpo
Y el amor para
(animi stupeo)
tener el alma en suspenso
(etiamnunc)
aún ahora
(adhuc)
todavía
dulce est desipere in loco
in loco: en el momento adecuado
desipere
desiderio ('deseo intenso, congoja, dolor de corazón')
tanto quantum
desiderio
intrincada madeja o panal asidero
doloramores
El amor revolviéndose en su dolor y deseo intenso
Duras: "El amor como deseo de poseer al otro al punto de
querer devorarlo". Indisociables: devoción y devoración
El posible dorso funesto de la consagración
Eso, o los amores ligeros
(Catulo acerca del amor de Quintilia, alguna vez tratado
con ligereza, ahora muy lamentado)
iunctae mano en mano con
Me gusta el sonido de estas palabras
Parecen converger sobre el sentido
vinnula dulce/suave/blanda
tenellula tiernecilla/muy delicada
Pound usa estas palabras para titular un poema suyo:
"Blandula, Tenulla, Vagula". Alude así a un verso de Ae-
lius Espartanius, que refiere cómo el emperador Adriano
despide a su alma: Animula vagula blandula. "Oh pequeña
alma alegre, tú, yéndote lejos..."
El término poundiano que no guarda relación con el poema
latino, es Tenulla, un neologismo que se nota que le agradó
por su resonancia, porque volvió a usarlo en más de una o-
casión.
Mientras continúa la vida como assidus labor
un trabajo incesante
multum manatia fletu 'mojado con copiosas lágrimas'
Nos lleva a la idea del exilis: 'pobre, sin ánimo, insubstan-
cial'
(Ayer leía que Sartre le escribía a su Castor -así la llamaba-
"no puedo estar separado de usted, porque usted es como la
consistencia de mi persona". Sí, le gustaba tratarla de usted.
Algo parecido a expresarse por momentos en latín.)
La vida: vita summa brevis
Una suerte de contabilidad de la vida: 'la breve suma de la
vida nos impide (prohibe) abrir una larga cuenta con la es-
peranza'
La muerte: inferias son las ofrendas funerarias, 'a los espí-
ritus de los idos': leche, vino, miel, un racimo de flores o
un mechón de pelo
La enfermedad de la muerte
Duras cuenta que Peter Handke hizo una película sobre es-
te libro suyo, pero con otra interpretación: "La verdadera
enfermedad de la muerte, para él, entre el hombre y la mu-
jer, no es otra cosa que la falta de sentimiento."
Una vez consumidos los manjares
accisis dapibus
Y mientras tanto, ducere diem ex die diferir de día en día
dulcedo vitae los encantos de la vida
incassum en vano
inaniter inútilmente
quoad? ¿hasta cuándo?
También podríamos recorrer, en esta tarde soleada de invier-
no el patio de la casa de campo de Horacio, la que queda en
las Colinas Sabinas -actualmente llamadas Monte Gennaro-
la villa de 12 habitaciones, con sus atrios, tablinium, tricli-
nium, cryptoportoricus, adquirida poco después de publicar
las Sátiras. Fue Horacio el que inventó el nombre de Leuco-
noe, que significa "mente sencilla, mente-clara".
"No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mi y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses..."
Y seguramente toda ella estaba representada por un rostro,
una vanae imagini,
la semejanza insustancial, la apariencia.
"Y todo esto no es más que locura"
Leukaiphrenes llama Píndaro a la locura, 'juicios o pensa-
mientos blancos'.
Locura
la gaudia mutua los mutuos placeres
Lucarium las fiestas que se celebraban en el bosque sagra-
do
El lucifluus: de esas sombras brota o fluye luz
Otra especie de locura:
Lucet olim amanece en otro tiempo
Quinto Horacio Flaco: "mientras hablamos huye el tiempo"
O
vocum concursio tropel de palabras
Arrebatante pensamiento: ea omnifera
"ella produce las cosas"
Duras, nuevamente: "cuando el amor no se dice, tiene la
fuerza del cuerpo, la fuerza ciega e intacta del goce: queda
la milagrosa aparición de los amantes nimbados de sombra."
Sí, locura
ululatum tollere
lanzar alaridos
vel omnia silere
o bien callarlo todo
Entonces y ahora
de mañana y de tarde
aetatum agere
pasar la vida
o
(parecido)
spe agere
vivir esperando
y
(interea)
entre tanto
este trabajo esta tarea
usque a cunabulis
desde el nacimiento:
graviter ferre opus est
es necesario, se necesita
sentir mucho
que lo que no se puede decir
se diga solo/sólo
amnis exiit
"el río se desbordó"
NOTAS
* Gaius Valerius Catullus, nacido en 84 y muerto alrededor
de 54 a.C. De acuerdo al novelista Apuleius, Lesbia se llama-
ba en realidad Clodia y puede identificársela, sin absoluta
certidumbre, sin embargo, como la hermosa mujer de ese
nombre a la que Cicerón, el enemigo de su hermano Clodius,
atacó violentamente por su vida liberal en su Defensa de Cae-
lius.
En los tiempos de Catullus se seguía la tradición Alejandrina
de ser un narrador simpatizante de los amores de otros (fuen-
te en la que abrevará Pound, como en tantas otras de la anti-
güedad). Pero, además de ello, Catullus será recordado como
un poeta del amor, creando a su vez una forma nueva en la li-
teratura Latina, la liviana, ingeniosa y breve pieza de poesía
que se hacía un lugar entre la épica y la tragedia.
Catullus se inscribe en el movimiento de los Modernos Ale-
jandrinos, a los que Cicerón llamó irónicamente los Neoteri-
ci. Estos parten del gran poeta griego Callimachus (310/05-
240 a.C.) del cual nos hemos ocupado brevemente comentan-
do el que a criterio de muchos estudiosos es el mejor epigra-
ma de la historia.
Catullus ejerció una gran influencia en Virgilio, quien lo
honra en muchos ecos verbales; y éstos vuelven a oirse en
las elegías de Tibullus, Propercio, y Ovidio, así como en la
lírica de Horacio, y en los epigramas satíricos de Marcial.
de
1 comentario:
Un trabajo para leer muy detenidamente.
"Entretanto (¡tanto!) para saborear
y rescatar a M.Duras
Un entramado que provoca efectos
varios.
Escaso espacio para decir mucho.
Gracias
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