miércoles, 15 de enero de 2020

CUATRO POEMAS DE ROLF JACOBSEN

  


  POSTE DE LUZ

 La luz de mi calle está tan glacialmente sola por la noche.
 Las pequeñas piedras del pavimento acuestan sus cabezas
                                                todo alrededor
 donde sostiene el paraguasdeluz sobre ellas
 para que la malvada oscuridad no se acerque.

 Dice: Estamos todos lejos de casa.
 Ya no quedan esperanzas.




 FINAL DEL CAMINO

 Los caminos han llegado a su fin ahora,
 ya no van más lejos, doblan acá,
 ahí sobre la tierra.
 No podés ir más más lejos si no querés
 ir a la luna o a los planetas. Detenete ahora
 a tiempo, y doblá hacia un nido de avispas o una huella
                                                                    [de vacas,
 es igual. Otra cosa.

 No van a ir más lejos como dije
 sin cambiar, el motor a herraduras,
 la palanca de cambios a una rama de abeto
    que sostenés floja en tu mano
 -¿Qué diablos es esto?



 LOS VIEJOS RELOJES

 Los viejos relojes tienen rostros alentadores.
 Son como esos granjeros en los grandes bosques o en las
                                                      [montañas
 Cuya entera existencia contiene cierta calma aceptación
 Como si pertenecieran a otra raza que la nuestra.
 Una raza que ha luchado a través del tiempo para llegar
                                                        [aquí
 Y ha visto su infelicidad encogerse como el pasto
 Durante el período anterior cuando la Tierra era tierra.
 Son invitados con nosotros esta vez y asienten en sintonía
                                         [con nuestra aflicción
 Junto a nuestra cama con su leve sabiduría: está bien,
 Oh sí, oh sí, está bien, está bien.



 LA EDAD DE LAS GRANDES SINFONÍAS

 La edad de las grandes sinfonías
 ya pasó.

 Las sinfonías se alzaban hacia el cielo con real magnifi-
                                    [cencia-
 nubes encendidas de sol con truenos dentro
 sobre los siglos brillantes.
 Cumulus bajo cielos azules. Coriolanus.

 Ahora vuelven a descender en forma de lluvia,
 una banda, lluvia color piedra en todas las longitudes
                        [de onda y los programas
 cubriendo la tierra como un sobretodo mojado, una bolsa 
                        [de ruido.

 Ahora están volviendo del cielo,
 saltan de los rascacielos como granizo eléctrico
 y se filtran en las salas de estar de los granjeros
 y ruedan sobre los suburbios y los océanos de ladrillos
 como un sonido inmortal.
 Una lluvia de sonido,
 "Ustedes millones de esta tierra, abracense."
 como gritos atenuados

 cada día, cada día
 sobre esta tierra que está sedienta y los toma de nuevo
                              [en su interior.


 FUENTE

Robert Bly. The Winged Energy of Delight. Selected Trans-
lations. HarperCollins, 2004.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)

4 comentarios:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Maravillosos poemas. Muchas gracias.

Robert Rivas dijo...

Gracias a ustedes.

Sandra dijo...

Bellísimos.. gracias

Robert Rivas dijo...

Gracias a vos, Sandra, por tu comentario.