Nansen y su padre visitan diversos abismos.
Nansen fija su mirada en el exterior de los abismos.
Es una mirada con muchas herramientas.
Tiñe, bruñe, afila, burila, pule la cara que le muestra el
abismo.
El padre de Nansen, en cambio, mira del otro lado.
No se sabe, no se sabrá nunca qué ve o, mejor dicho, en
qué interminables tinieblas se pierde una vez y otra, su
mirada.
¿Quién quisiste, quién querrías ser?
¿Y mañana?
[¿En qué mañanas te sumergirás, paquete de pulsiones, de-
seos, ideas, herramientas y toda clase de frustraciones e in-
valideces?]
'Sólo se tiene un cuerpo -entre un abismo y otro abismo'.
"Hace diez años ni siquiera le hubiese respondido", parece
que dijo el padre de Nansen.
Nunca sabemos de qué estamos hablando. Pero no por eso
dejamos ni dejaremos de hablar.
Bueno, sí, dejaremos de hablar.
Ah, era por eso que hablábamos.
Por millares cruzaban la frontera, caminando, andando co-
mo podían; en ese estado en el que la mente se bloquea a
sí misma con pensamientos mutilados, con pensamientos
cerrados, con pensamientos que no van ni traen ni llevan
nada. Cuerpo y mente se obstaculizan uno a otro.
Cuerpo a mente, mente a cuerpo.
"¿Adónde va todo el dolor del mundo?", se preguntó un día
Nansen. "Todo el dolor del mundo", y se dio cuenta de la
inmensidad, de la desproporción de lo que estaba pensan-
do. O diciendo. También reparó en esa diferencia. Las diferen-
cias se iban abriendo ante él como caminos que llegan veloz-
mente a sus encrucijadas y se dividen al cruzarce una y otra
vez, hasta un poco más rápido cada vez.
Pero no retrocedió. Al menos, no ésa vez. Y con una
vez (que ves) -a veces- es suficiente.
¿Peregrinan?
"No son peregrinos, abarrotan los barcos. No están juntos,
están amontonados. Todos sumados son ninguno.
Los demás humanos no saben nada. ¿De qué sirve ser hu-
mano? Se tragedian los unos a los otros."
"Hemos conocido e imaginado a toda clase de cuasiprofe-
tas perdidos en el desierto."
Profetas que nunca llegarían a destino. O que nunca salieron
de él.
Profetas de Dioses sin nombre. Desconocidos para sí mismos.
Con nombres hechos de sedas anudadas, interminables.
Y otros nombres hechos de andanadas, como inagotables
oleajes.
Nombres trastornados por su abismo-si-mismo.
"Conocí en los abismos a pueblos enteros que vivían sobre
el filo de lo real. A cada paso, la hoja de lo real te atraviesa
ida y vuelta. Ahí no existe el tiempo. Se lo sueña. Alcanza,
apenas, para unas pocas inhalaciones, unos escasos latidos,
se acaba enseguida. Con las pieles suspendidas del aire, vo-
ces sorbidas por el infinito, antes de pronunciarse. Silencios
interiores, verdaderos silencios húmedos, silencios de inver-
nadero.
Hasta los latidos son atravesados, ese poco que se respira es
segado por la hoja de lo real."
Fosos, mareas en el fondo de esos fosos.
Nansen y su padre habían presenciado el descenso y el hun-
dimiento del horizonte. Tal vez el fenómeno natural más te-
mible, que en las montañas de Persia habían denominado "la
Zurcha". Cómo toda la realidad se bandea y "nada, nunca
más permanecerá quieto o en su lugar", escribió Nansen, ante
el silencio del padre.
El aullido silencioso.
Por primera vez Nansen comprueba cómo se despega la capa
del lenguaje de las cosas y los hechos. "Se despega y desgaja
y deshace como una feta de milhojas de harina negra..."
"Un mañana como un mar que engulle. Al fondo, fondo fondo
del mar, donde ya no hay ni mareas ni corrientes, ese nido
de quietud abrumadora es el verdadero 'mañana'."
La palabra 'mañanas', todos los mañanas, es un torbellino
que aspira y se traga todo el sentido de un saque.
Ya Nansen no puede mirar a su padre. Teme que la mirada
pase de largo. Que en el lugar en el que se para su padre, no
haya ni cuerpo ni imagen.
Teme que su mirada regrese cargada hasta tal punto de vacío
que lo vaya vaciando a él a su paso.
Una mirada "como una brisa del abismo".
Hay muchas cosas de las que nunca han hablado.
¡Qué raro!
'Traer' lo que está afuera del lenguaje al 'interior' del lenguaje.
Sólo somos intermitentemente.
No se puede recordar todo al mismo tiempo.
Lo contrario sí es posible.
Estamos llenos de músicas apagadas.
El abismo, ¿representación de lo imposible?
Nansen y su padre miran el abismo.
Están de espaldas a nosotros, mirándolo.
La parecita que los separa del abismo
tiene una inscripción.
Si acercamos la cámara/mirada, tal vez podamos leerla
Dice...
dice...
Abyssus Abyssum vocat in voce *
Nansen mira mirar a su padre
Están uno junto al otro
sin tocarse
Nansen piensa
"también bailamos, cantamos, amamos y soñamos
en el borde mismo del abismo".
* "Un abismo convoca a otro abismo."
Sinesio de Cirene (373-414 d.C.), creó un término para esto:
KEUTHMÔNOCHARÈS
"amigo de los abismos"
3 comentarios:
¡Hola !!he leído párrafos bellísimos. Creo que manejas de tal modo las palabras que te das el gusto de jugar con ellas. ¿Felicitaciones !
Muchas gracias, María del Carmen. Me
hacen muy bien tus comentarios.
Es como un cuadro no figurativo.
Cada uno se cuelga de las distintas pinceladas
y vuela con la imaginacion.
Se puede decir mucho pero al escribir lo pensado queda atras.
Hermoso,muy hermoso!!!
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