TOMO ENTRE MIS BRAZOS MÁS
DE LO QUE PUEDO SOSTENER
Tomo entre mis brazos más de lo que puedo sostener
Estoy abrumada por el mundo
una creación de escalerillas, pianos, escaleras
excavadas en la roca
un devorador mundo de dientes donde aún
el simple caracol
le come el corazón a un bosque
como vos y yo hacemos, los que somos humanos, de noche
aún así tomo entre mis brazos más de lo que
puedo sostener.
De "The Goose Bath Poems", 2006.
CÓMO EMPECÉ A ESCRIBIR
1.
Entre mí misma y los pinos de la colina
pasaban pensamientos, como regalos. Desenvolviéndolos,
encontré palabras que yo, no los árboles, conocía
y podía costear: solitaria, suspiro, noche. Los pinos
me habían dado mi yo-misma de siete años,
pero conservaban su propio significado en el cielo.
Ahora, en intercambio de sueños con este mundo remoto
todavía desenvuelvo, identifico los regalos;
y siempre un cansado reconocimiento le da lugar a la
[esperanza
de que pronto podré encontrar una nueva, una con
forma de cumpleaños, una esencia aparte obtenida
sin amenaza ni engaño,
un auténtico vocabulario de lo que es y lo que no.
2.
Las vocales giran como ruedas, la carroza está vacía.
Altas ardientes consonantes encienden la desierta calle.
Desenvolviendo el mundo,
desenvolviendo el mundo
donde los pinos aún dicen solitaria, suspiro, noche
y se rehúsan, rehúsan
y sus agujas de engaño caen en mis ojos,
yo comencé a escribir.
POETAS
Si los poetas mueren jóvenes
le legan dos tercios de su vida a los críticos
para pastar y engordar en
pastos visionarios.
Si los poetas mueren viejos
viven sus propias vidas
escriben sus propios poemas
son su propio podría-haber-sido.
Los poetas jóvenes muertos son preciados cometas.
Los críticos hacen cola con sus carros vacíos listos
[pata el enganche.
Los poetas ancianos vivos
permanecen fielmente camuflados en su propio cielo.
Hasta puede resultar olvidado que han estado brillando
[tanto tiempo.
El recordatorio viene junto con su caída
y extinción dentro de la tierra.
El cielo está vacío, el sol y la luna se han ido,
no hay suficientes luces en la calle, luciérnagas,
bichitos de luz como para iluminar
y durante un tiempo parece que no va a haber más estrellas.
(Poema inédito en vida)
LA TORRE DEL RELOJ
Me he asentado ahora en mi piso.
Coloqué mis libros favoritos en la biblioteca,
Corrí la mesa de trabajo a la privacidad y a la luz.
Hay un cerezo color uva-madura,
un macizo de geranios,
una mujer caminando con zapatos blancos, guantes blancos,
[sombrero blanco.
Una gaviota vuela en círculos alrededor de la torre del reloj.
Sus funerarias alas blancas semejan
trozos de viejas lápidas volando
cuando el viento pasa por la tumba de una ciudad de mar.
CUANDO EL SOL BRILLA
MÁS AÑOS QUE TEMOR
Cuando el sol brilla más años que temor
cuando los pájaros vuelan más millas que rabia
cuando el cielo contiene más pájaros
velas más nubes
brilla más sol
que la palma del amor porta odio,
aún entonces en este fatigado
banquete de los setenta años diré, La-que-espera- el-sol,
La-que-espera-a-los-pájaros, La-que-espera-al-cielo,
No tengo hambre,
llévense mi plato.
JANET FRAME (1924-2004). Es la mayor escritora/escritor
de Nueva Zelanda. Su nombre completo es Janet Paterson Fra-
me Clutha. Novelista, cuentista, poeta y ensayista. Recibió la
Orden de Nueva Zelanda, el más alto honor civil del país.
Tuvo una dramática vida personal. La literatura la salvó li-
teralmente de una muerte psíquica, cuando estando internada
psiquiátricamente se planteó hacerle una lobotomía. Un trata-
miento bestial más entre los muchos que se han usado contra
los que padecían de trastornos mentales. Y la salvación llegó
providencialmente, ya que pocos días antes de su "ejecución",
la primera edición de sus cuentos recibió de manera inespera-
da un premio literario nacional. Más adelante, un psiquiatra
formado en Estados Unidos ( Alan Miller), sostuvo que Janet
nunca había padecido de esquizofrenia.
Su mayor obra en prosa es su autobiografía en tres tomos.
Una síntesis de la misma sirvió de argumento para uno de los
mejores films de la realizadora neozelandesa: Jane Campion.
La película (y el libro que también ha sido editado en castella-
no) se llama Un ángel en mi mesa. Nadie que la haya visto
puede haberla olvidado. El novelista australiano dijo que
los dos primeros volúmenes de esa trilogía estaban "entre las
maravillas del mundo".
Falleció de una leucemia mieloide aguda, a los 79 años de
edad.
Dejó varios libros de cuentos, varias novelas (Cuando canta
el búho, Rostros en el agua, Al margen del alfabeto) y algún
libro infantil como Mona Monim y el olor del Sol.
También escribió dos libros de poemas: The Pocket Mirror,
y The Goose Bath.
Ha sido un placer traducir sus poemas. Siempre al borde de
la magia. Vida y obra profundamente entrelazadas. Una escri-
tora entrañable.