domingo, 22 de septiembre de 2024

POEMAS DE TRES NORTEAMERICANOS: GARY SNYDER, KEITH WILSON Y TED KOOSER

    KEITH WILSON (1927-2009)


  CREPÚSCULO EN EL FONDO DE MI CASA

                                         San Miguel, NM.


  La larga negra noche

  se mueve por encima de mis paredes:

  en el interior enciende una vela

  una de mis hijas.


  Aún desde acá puedo ver

  los ojos iluminados, el brillante

  rostro de mi niña ante la llama.


  Ya es casi hora de entrar.

  El viento es más fresco ahora,

  las nueces caen, repiqueteando al rodar-


  el techo de chapa de nuestra casa

  vira al platino bajo la luna temprana.

  Los perros ladran y en la casa, vino, risas.


 NOTA

 NM son las siglas del estado de New Mexico.

 No hay datos ni fotos de este poeta. Sí los hay de otro poeta

homónimo, pero con una S. intermedia: Keith S. Wilson.




  TED KOOSER (Iowa, 1939-   )


  



  LUCES TARDÍAS EN MINESOTA


  Al final del tren de carga que rueda alejándose,

  una mano oscilando una lámpara.

  Las únicas luces que quedan en el pueblo

  son de una lámpara que brilla fría en la cárcel,

  y alto en una casa,

  una linterna de cinco pilas 

  conduce a una anciana escaleras abajo al baño

  entre los ojos rojos de sus gatos.




  GARY SNYDER  (San Francisco, 1930-    )


  



  OCTUBRE TARDÍO ACAMPANDO EN LAS

  SAWTOOTH


  La luz del sol trepa el pico nevado

         con un brillo rojizo pálido

  El frío se hunde en el desfiladero

          surgen sombras

  Armando un fuego con varillas de pino

          al pie de un acantilado.

  Bebiendo té caliente de una taza de hojalata

           en el aire frío


  Me pongo un sweater y armo un cigarrillo.

           una hoja

           más allá del fuego

  Destella con la helada del ocaso.



  NOTA

  Sawtooth es un bosque nacional de la Cadena Rocosa, 

en el estado de Idaho.




 Tres poetas de la misma nacionalidad, comunicándose en-

tre sí a través de los paisajes y vivencias del atardecer.


Versiones del inglés: Robert R. Rivas



FUENTE


Czeslaw Milosz. A Book of Luminous Things. An Interna-

tional Anthology of Poetry. A Harvest Book. 1998.

Recuerdo haberlo comprado en una cafetería de Corona del

Mar, en California, recién editado.






  




  

 

sábado, 21 de septiembre de 2024

EL PATINADOR SOLITARIO

  Ahí va

  ahí vuelve

  el patinador solitario


  No, no hay hielo (lo había y en abundancia;

  incluso grandes lagos congelados).

  Este es un barrio

  cuyas calles, por minúsculos artilugios del destino

  están asfaltadas

  con el agregado, y ya entrando en los vagos dominios

  de la predestinación

  de que esas calles son cortadas

  porque van a parar a donde pasa el ferrocarril

  y, justamente ahí, no hay barreras.

  Habría que agregar que de por sí hay poco tráfico 

  y en esas calles mucho menos aún

  lo cual produce una sutil sugestión de libertad


  El sonido (rolido-que-raspa)

  de las ruedas metálicas

  sobre la cubierta asfáltica,

  especialmente al apoyar el patín que va a hacer fuerza

  mientras las piernas reman

  y el deslizamiento, el equilibrio ya naturalizado,

  el movimiento de los brazos

  una danza involuntaria, lindante con la inconsciencia,

  "avanzar, avanzar",

  giro entero, doble giro

  la inclinación del torso

  hace que los brazos parezcan más largos

  tal vez incluso más largos 

  que las piernas


  Patinar se convierte en un acontecimiento único

  en la vida:

  una suerte de formación paralela

  mientras circulan, mezclándose, la sangre y las fantasías,

  los pensamientos y la brisa,

  el presente y las acechanzas


  Otra forma de marcha

  diferente a caminar, trotar, correr

  nadar, cabalgar, volar.

  Des-li-za-mien-to

  cuyo hábito le agrega un andarivel a la vida


  Así como las aletas negras en los pies

  (o su horrible apelativo "patas de rana")

  te hacen nadar a otra velocidad,

  tus pies que corren y corren

    -uno de los mayores placeres de la infancia, 

     ¡qué duda cabe!-

  y luego el agregado de los patines

  y de las aletas negras en los pies

  para ir más rápido, 

  para hacer más amplio el "uno mismo".


  Logra que sus piernas remen de tal manera

  que los patines alcancen su mayor velocidad;

  va hasta el fin de la calle, gira en redondo, vuelve,

  los pensamientos y las fantasías son de la misma sustancia,

  el solitario es imaginado por el movimiento acompasado,

  rítmico, asertivo

  y se deja llevar por él, como en una práctica de hipnosis.


  Una ligera sensación de que no se necesita a nadie

  y una interesante indiferencia

  ante la constatación de que nadie nos necesita

  va tomando el lugar de aquello que solemos llamar

  equívocamente,

  "yo, el mismo".