sábado, 13 de julio de 2024

POEMAS DE ADAM ZAGAJEWSKI

 



AL AMANECER


 Desde la ventanilla del tren al amanecer,

 vi ciudades vacías durmiendo,

 tendidas indefensas sobre sus espaldas

 como grandes bestias.

 A través de las anchas cuadras, sólo mis pensamientos

 y un viento cortante vagaban;

 banderas de lino desmayadas en las torres,

 los pájaros empezaban a despertar en los árboles,

 y en las gruesas pieles de los parques

 brillaban los ojos de gatos perdidos.

 La tímida luz de la mañana, eterna

 debutante, se reflejaba en las vidrieras de los negocios.

 Carruseles, por fin en posesión de sí mismos, giraban

 como ruedas de rezo en sus invisibles fulcros;

 jardines ahumados como las ardientes ruinas de Varsovia.

 El primer furgón aún no había llegado

 al muro marrón del matadero.

 Las ciudades al amanecer no son de nadie,

 y carecen de nombres.

 Y yo, también, no tengo nombre.

 amanecer, las estrellas empalideciendo,

 el tren levantando velocidad.


 (Versión del polaco al inglés: Renata Gorzynski, Benjamin

Ivry, y C.K. Williams.)



 CUANDO LLEGÓ LA MUERTE


 No estaba con vos cuando llegó la muerte.

 El hospital municipal fue tu último hogar:

 cuarto blanco, telarañas, pintura 

 astillada, un tarro de cerezas en conserva,

 un viejo ejemplar de un huecograbado, un tenedor de lata

 al que le falta un diente,  dos vasos.

 En la cama siguiente, un sastre con cáncer.

 Eras tan viejo que los médicos pensaron

 que apenas pesarías

 en los números de la muerte.

 Tan viejo que los chicos de tu cuadra

 te pensaban como otro siglo,

 un imperio encorvándose en la vereda rota.

 Mientras la muerte llegaba, sin embargo, vino la juventud:

 de pronto hablabas el lenguaje de la infancia,

 la pantalla blanca entre vos y los vivos

 era el ala de un planeador.

 El goteo endovenoso murmuró, una paloma

 parada impaciente en el alféizar.

 Estabas hablándolo todo acerca de vos mismo

 desde aquel inhóspito lugar hasta dentro de tu muerte:

 el dandy de dieciocho, el maduro de treinta años de edad,

 el maestro alemán que no tenía camión

 para los indolentes alumnos, el pensionista

 con su larga caminata diaria

 eso puede haber medido al final

 la distancia de la tierra

 al cielo.

 Te regeneraste 

 para tu muerte.

 En el pasillo, las apagadas risas

 de las enfermeras; en la ventana,

 gorriones peleándose por miguitas.


 (Versión del polaco al inglés: Renata Gorzynski, Benjamin

Ivry, y C.K. Williams)




 TRAICIÓN


 El mayor deleite, me doy cuenta,

 está sublimemente escondido en el acto de la traición

 que puede igualarse tan sólo a la fidelidad.

 Traicionar a una mujer, a los amigos, a una idea,

 ver una luz nueva en los ojos

 de sombras distantes. Pero las opciones son

 limitadas: otras mujeres, otras

 ideas, los enemigos de nuestros amigos duraderos. 

 Si tan sólo pudiésemos encontrar alguna otredad

 suficientemente distinta, instalarnos en un país que no tiene

 nombre, tocar a una mujer antes

 de que nazca, perder nuestros recuerdos, encontrarnos

 con un Dios otro que el nuestro.


 (Versión del polaco al inglés: Renata Gorzynski)


Versiones del inglés al castellano: Robert R. Rivas (c)


ADAM ZAGAJEWSKI es uno de los más importantes escri-

tores polacos. Nació en la ciudad de Lvov, en la Ucrania Po-

laca, en 1945. Poeta, novelista y ensayista. Estudió filosofía

y psicología en la Universidad Jaguelónica de Cracovia, y du-

rante la década de los 70 formó parte del movimiento de opo-

sición democrática polaco. En 1976 se unió al Comité de De-

fensa de los Obreros, por lo que su obra fue prohibida. Había

publicado su primer libro de poemas en 1972. Desde 1982 re-

partió su lugar de residencia entre París, donde editó la publi-

cación Cahiers littéraires, y Texas, donde fue profesor en la

Universidad de Houston. Regresó a Cracovia en 2002, dando

clases cada año en la Universidad de Chicago, como profesor

invitado. Murió en Cracovia en marzo de 2021.


FUENTE


J.D.McClatchy (Editor). The Vintage Book of Contemporary

World Poetry. Vintage Books, 1996.




 Uno de mis libros preferidos de Zagajewski. Una sucesión de 

recuerdos, reflexiones e ideas.

 

4 comentarios:

Carmen Troncoso Baeza dijo...

Que hermosa poesía, gracias Robert!

Robert Rivas dijo...

Hola Carmen. Te extrañaba. Gracias.

Carmen Troncoso Baeza dijo...

Amigo siempre leo todo lo que publicas, y es más, vuelvo a releer lo que has escrito en años anteriores, para profundizar en tus escritos que son geniales, pero no me animo siempre a comentar

Robert Rivas dijo...

¡Gracias! Animate. Recibir comentarios es muy importante, para contrapesar la sensación extraña que produce que unas 180 personas en promedio entran al blog por día y nadie comenta nada acerca de las notas.
Un cariño, Robert