SOBRE EL MURO DE UN KZ LAGER
Donde cayeron, ahí permanecerán.
En todo el universo este solo
y único lugar es el solo lugar
que han hecho propio.
Este país huye de ustedes.
Casa, molino, álamo -todo
está luchando aquí con ustedes, como si
mutaran a la inexistencia.
Pero ahora son ustedes los que no se rinden.
¿Los esquilamos? Se volvieron ricos.
¿Los enceguecimos? Nos miran fijo.
Ustedes testifican sin habla.
HARBACH 1944
Sigo viéndolos: un astil
detrás y la luna llena -
son hombres enjaezados al astil.
Es un inmenso carro el que halan.
Están arrastrando un vagón enorme,
que crece al ritmo de la noche,
sus cuerpos se parten bajo las demandas
del hambre, el temblor, el polvo.
Soportan el camino, el horizonte,
los campos de remolachas tiemblan,
pero sólo sienten la tierra agobiante,
el peso de todo.
La piel caída de sus vecinos
parece atascada a la suya,
porque se bambolean por las mismas huellas,
crecientes capas vivas.
Los poblados se mantienen lejos de ellos
y las puertas evitan sus pies.
Las distancias que se les aproximan
vacilan y retroceden.
Asombroso, caminan con el barro hasta las rodillas
en la oscuridad, sonidos sordos
de chanclos repiqueteantes, como si invisibles
hojas alfombrasen el suelo.
[Harbach es un municipio de Alemania]
János Pilinszky nació y murió en Budapest, Hungría.
1921/1981. Es un poeta de inspiración católica. El primero
de los poemas aquí traducidos lo tomé de la página de in-
ternet "Poetry Foundation" (la versión al inglés es de Geor-
ge Gömöri y Clive Wilmer., el segundo es un texto que te-
nía desde hace un tiempo, también en inglés, pero no recuer-
do la fuente.
Poco después leí (encontré) este poema de Elisabeth Lang-
gäser.
PRIMAVERA 1946
¿Así que regresás
Mi dulce Anémona -
Toda estambre brillante, cáliz, corona -
Dándole validez a la devastación,
Como Nausicaa?
Llevada por el viento y arqueándose -
Ola y rocío y luz -
¿Que remolino de alegría al fin
Ha alzado su peso
Desde los hombros curvados por el polvo?
Ahora surjo
Fuera del dominio del sapo -
el brillo rojizo de Plutón aún bajo mis párpados-
Y la espantosa pipa del guía a los muertos
Aún en mis oídos.
He visto brillar el hierro
En el ojo de la Gorgona.
He oído el siseo, el susurro,
El rumor de que ella me mataría:
Era mentira.
Anémona, hija mía,
Dejame besar tu cara: es una cara
No reflejada por las aguas
de Leteo o de Estigio.
E inocente de no o no.
Y mirá, estás viva
Y acá -no hay decepción-
Y callada en la forma en que tocás mi corazón
Sin embargo no rastrillás sus fuegos -
¡Mi niña, mi Nausicaa!
Elisabeth Langgäser nació en 1899 en el sudoeste de Ale-
mania. Su madre era cristiana, su padre, judío. Maestra de
primaria. Conoció a Hermann Heller, también de origen ju-
dío y tuvo una hija de él, en 1929, llamada Cordelia.
Comenzó a escribir poesía. En 1933 conoció y se casó con
Wilhelm Hoffmann, que no era judío. Su casamiento, sin
embargo, permaneció no aprobado, dado que en 1935 las
leyes anti-judías de Nuremberg prohibían cualquier matrimo-
nio inter-racial. En 1941 se obligó a su hija Cordelia a usar
la estrella amarilla. Y en 1944 fue deportada a Theresienstadt.
Y más tarde a Auschwitz-Birkenau. Un año después, a Elisa-
beth se le diagnosticó esclerosis múltiple.
La poesía de Langgäser es casi imposible de hallar en inglés.
(Menos aún en castellano.) El poema que traducimos aquí
fue escrito con motivo de la liberación de su hija al final de
la guerra. La autora murió por complicaciones de su enferme-
dad en 1950.
Nausícaa es la hija de Alcinoo. Cuando ella va al río a lavar
la ropa, se encuentra con Odiseo. Y más tarde se casa con el
hijo de éste, Telémaco.
FUENTE
Eavan Boland. After Every War. Twentieth-Century Women
Poets. Translations from the German. Princeton Univ. Press,
2004.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
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