¡Ah, qué poco se ha traducido a Maj! Y qué maravillas es-
cribe. Ni siquiera existen muchas versiones de sus poemas-
epifanías en inglés. Nació en Lodz, en 1953. Estudió la len-
gua polaca y luego la literatura de esa lengua en la Univer-
sidad de Jaguelónica, en Cracovia. Cuando aún regía la ley
marcial en su invadido país, Maj le encontró una vuelta
a la censura difundiendo en Cracovia una popular revista
oral en forma mensual. Diciendo las cosas, sería la traducción
del título de esa revista oral, que obtendría un premio hono-
rario dado por Solidaridad, el movimiento de liberación po-
laco durante el duro régimen soviético, en 1984.
El poeta, ¿capta la poesía que hay en la realidad, o le insu-
fla poesía a esa misma realidad?
Digo a propósito 'la misma realidad', porque justamente,
nunca es la misma.
¿Es un verdadero hallazgo el de Maj? La mayoría de las
cosas que en un principio creí que eran hallazgos, luego
parecieron probar no serlo. Pero más adelante sí, se convir-
tieron definitivamente en hallazgos.
'VISTO FUGAZMENTE'
Visto fugazmente, desde un tren:
una tarde neblinosa, grises rachas de humo
colgando inmóviles sobre un campo,
la mojada negrura de la tierra, el sol casi
oculto- contra su disco que se consume, allá lejos,
dos pequeñas manchas: mujeres en chales negros,
tal vez regresando de la iglesia, tal vez
una está hablando, un relato cualquiera,
tal vez de amor pecaminoso- sus palabras
distintas y simples, pero que podrían servir
para crear todo desde el comienzo.
Recuerda esto, para siempre:
este sol, la tierra arada, las mujeres,
el amor, la tarde, estas pocas palabras
buenas para empezar, recuerda-
tal vez mañana estaremos
en otra parte
'EN UN BOSQUE DE NOCHE'
En un bosque de noche un fuego: un ondeante círculo
de luz, más allá de él no hay nada
porque estamos aquí, en el medio:
emocionados gritos, cantos, risas...
Ahora la leña se ha terminado, las llamas
expiran. Y nosotros también decimos: el hombre
expira. Y todavía hay algo de fuego
ahí. Después nada: la oscuridad y vemos claramente todo
lo que quedó: nuestros rostros de pronto todos tan
diferentes, curvados sobre este lugar, negros
contornos de árboles, un cielo de algún modo más brillante,
frías estrellas. Y nadie sabe por qué
permanecemos tanto tiempo en silencio
y luego hablamos
en susurros.
'UNA HOJA'
Una hoja, una de las últimas, se soltó de una rama de arce,
´gira en el claro aire de octubre, cae
sobre una pila de otras hojas, se vuelve oscura y quieta. Nadie
admiró su entusiasta batalla con el viento,
nadie siguió su vuelo, nadie la distinguirá ahora
yaciendo entre otras hojas, nadie había visto
lo que yo vi, nadie. Estoy
solo.
'EL SILENCIO EN UNA CASA'
El silencio en una casa donde alguien
está muriendo: susurros, sollozos reprimidos por pañuelos,
puertas que se cierran suavemente. El olor de remedios
que ya no son necesarios, la llama de las amarillas velas
de la Candelaria. Ese
hombre silencioso, mi padre, es un chico
cuya madre está muriendo. Nadie cree aún
en lo que está sucediendo ahora, ya
ha sucedido, imperceptible, pero aún
este silencio. Alguien está sacudiendo una alfombra
en el patio, un auto se pone en marcha, una discusión
en las escaleras, música, una corriente de aire
con olor a pasto ha apagado la vela. Ya nada de acá
le pertenece a ella. No tenemos ya nada
en común con ella, nos quedamos atrás.
Ahora podemos llorar fuerte, más fuerte:
en un constante testimonio
para la vida.
'TARDE EN LA ESTACIÓN CENTRAL DE CRACOVIA'
Tarde en la Estación Central de Cracovia: tres pequeños
mendigos gitanos: con el encanto inconsciente de pequeños
ágiles y alegres animalitos
se escurren entre la multitud, desaparecen, se llaman
en una lengua incomprensible.
No tenés nada en común con ellos, sólo, momentáneamente,
la calidez
de la moneda, la cual- rápido, con cara avergonzada-, apretás
en la pequeña mano
de una orgullosa y auto-confiada niña de cuatro; su
condescendiente sonrisa, una mirada
más vieja que vos, que la memoria: una atontada aprensión
de otra realidad. Ahora ella sale corriendo, ves una trenza
que sube y baja, un pañuelo, plantas desnudas: ella siente
el frío mármol de las escaleras de otra manera, ella ve de
otra manera
una multitud de personas como vos, ella oye pero no entiende
el altavoz
con sus anuncios, y no se da cuenta de lo libre que es,
no se da cuenta
de cómo está respirando: qué ligeramente cancela y rechaza
tu mundo. Después, en un rincón, los tres dividen
ruidosamente el botín; el mayor grita -salen corriendo.
Vos te quedás y entonces de repente, un deseo impresionante:
ser uno de ellos: sentir la humedad y el frío poderosamente
con los pies descalzos,
escurrirse brevemente a través de este pobre mundo foráneo
y regresar, ahora:
¡ahora! urgiendo lo propio en una lengua desconocida,
corriendo,
feliz como un chico
de un Dios
desconocido
Estos poemas son traducción de las versiones al inglés de Adam Czerniawski.
UNA TARDE DE OTOÑO
Una tarde de otoño. Aún aquí se oye
el correr del rutilante Raba.
Miramos las montañas,
mi madre y yo. Qué claro está el aire:
cada oscura pícea del Monte Lubon
se ve claramente como si creciera en nuestro jardín.
Un fenómeno asombroso -asombra a mi madre
y a mí. Yo tengo cuatro y no sé
qué significa tener cuatro. Yo soy
feliz: no sé qué significa ser
ni felicidad. Sé que mi madre
ve y siente lo que hago. Y sé
que como cada tarde
saldremos a pasear
lejos, hasta los bosques, pronto.
De la versión en inglés que hicieran Czeslaw Milosz y Robert Haas.
FUENTES
Michael March (Ed.) Child of Europe. A New Anthology
of East European Poetry. Penguin Books, 1990. (Los cinco
primeros poemas de esta selección)
Czeslaw Milosz. A Book of Luminous Things. An Interna-
tional Anthology of Poetry. A Harvest Book, 1996. ("Una
1 comentario:
Gran descubrimiento
de otro grito epifánico.
Desnudo en el acompañamiento
de la tragedia.
Más querríamos
que nos trasladaras
a tus páginas.
Felicidades.
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