domingo, 10 de marzo de 2013

INDUCCIONES

 

Se habla bastante hoy en día de los inductores de sueño.
No sabemos a ciencia cierta -porque en este campo la cien-
cia es tan incierta como puede llegar a serlo, y las únicas
certidumbres son las contables y embolsables-, si se trata de
uno de esos eufemismos que tanto pululan nuestra lengua y
nuestra vida 'civilidiana'.
  'Inductores del sueño' suena mucho mejor que 'somníferos'
(a pesar de la raiz griega pheros), sin duda.
  Todos queremos dormir, pero casi ninguno quiere sentirse
dominado por un fármaco o una droga.
  Los inductores de los sueños, en cambio, fueron uno de los
descubrimientos freudianos. Él los llamó 'restos diurnos'.
Fragmentos del día que se filtran en el mundo de la seda y
humo luminoso de los sueños, generando coaliciones y des-
lizamientos, la contínua elaboración que requiere una vida.
  Inductores de la memoria. Voy a necesitar ayuda, acá. Só-
lo se me ocurren dos, poderosos por cierto: la música y los
olores. Trasladadores/trasladantes. El idioma invisible del
ayer aparece en las sensaciones del cuerpo, innegables, com-
pensando sus evidentes desventajas con la realidad presente,
con un sabor concentrado y en ocasiones hasta hipnótico (¡de
nuevo!) que el presente no puede tener.
  Emo/sensa -ciones que despiertan: abren los ojos en tu cuer-
po.
  No hay una sola realidad, eso lo sabemos bien. O deberíamos
saberlo. La diferencia entre la realidad corriente y la de la me-
moria es que la primera es mucho más compartible. La reali-
dad de los recuerdos -agitada por músicas u olores- en cambio,
es más privada, íntima; tiene mucho más que ver con la natu-
raleza de los sueños, no porque sea inconciente, sino porque
abre el canal, habitualmente obturado, entre conciencia e in-
conciente.
  Recibimos los recuerdos como se recibe una carta. Los abri-
mos y entonces ellos se abren en nosotros, desafiando sin ha-
bérselo propuesto, y desairando al mismo tiempo las fuerzas
aparentemente imbatibles de la realidad presente.
  ¿"Realidad ausente"? Un nombre alternativo para los re-
cuerdos. Realidad cargada, 'pregnada', imán que se disuelve
en las aguas del ser. (1)
  ¿No es eso lo que quiso decir Antimero?
  "Ya muchos dicen: la vida está hecha para acordarse de ha-
ber visto."
   Es necesario vivir para recordar.(2)
   ¿Vivir para producir arte?
  Hay un arte que es, al fin, el arte mayor, aunque sea el arte
menos reconocido. Ciertas maneras de vivir, en la ternura,
en la intensidad, en la dulzura, en la entrega o en la perpleji-
dad. 
  Casi invisibles. Arte sin obra. Sus obras sin bordes son las
inductoras de las otras obras -junto con el dolor, la otra gran 
fuente nutriente del arte.
  Vidas que tienen una buena parte de arte casi invisible; arte
percibido por pocos, como el resto del arte, inefable; otra
sustancia, como es una sustancia la de los sueños -sustancia
que se disuelve con la máxima facilidad- la de los recuerdos,
la de la vida conciente y presente y, agrego ahora, la del
arte impalpable de ciertas maneras de sentir, de ciertas mane-
ras de darse, de ciertas maneras en las que sucede el ser.**
  Asocio algo que le respondió Henry James a H.G. Wells
cuando éste lo acusó de haber 'sacrificado su vida al arte'.
"El arte produce vida, interés, importancia", le dijo James.
  Ese arte inefable, que me atrevo a llamar la mayor de las
artes, hace precisamente eso.
  Sin olvidarnos del otro maestro indiscutido de la vida, que
es el dolor.
  
  Hay otros fenómenos de borde. El "deja vu", las intuiciones,
las coincidencias, las confusiones, los fenómenos de des-rea-
lización y de des-personalización, las apariciones, las desapa-
riciones, las alucinaciones, los estados eidéticos -a los que
hay que ponerles la más suave de las atenciones, mientras
que a este arte del que hablo hay que prestarle una concien-
cia exquisita, proporciones justas de atención y de asombro.
  "Vende tu astucia y compra asombro", decía el proverbio
árabe que siempre me encantó.

  Encantamiento.
  Ahí, escondido, hay cierto canto.
  Algo que surge sin intención del 'atman'.**

  Hay personas que están llenas de ese arte mayor, que no ha-
bita ni habitará los museos, el que pasa de largo, el que jamás
obtendrá reconocimiento público, ni tiene forma de ser apre-
hendido. Personas que en general no saben de su saber, ni
dan cuenta de su arte. En su sencillez está envuelta la gracia,
como la semilla en el plumerillo. (*)

  Y, como siempre pasa cuando se quiere expresar algo difí-
cil de expresar, ¡qué sensación de estar diciendo algo eviden-
te, algo que es sabido de sobra por todos! (3)

 Pero... me hizo falta decirlo igual.

  Aunque ya Ezra Pound lo haya escrito en un poema titula-
do "Apparuit":

  "Vestida de áurea trama, delicadamente perfecta,
disipándote como el aire. ¡La tela de tus mágicas manos!
Tú, leve cosa, tú en el paroxismo del ardid, 
¿osaste asumir esta figura?"

  Su creatividad reside
  en haber conservado intactas
  partes escenciales
  de su cr(i-e)atura                 


(1) Expresado en los términos de Djuna Barnes: "los sabios dicen que el recuerdo
del pasado es todo el futuro que nos queda."
(2) Como dice Adam Phillips en "La bestia en la guardería": <Sería como decir
de alguien que sacrifica su vida a soñar porque se pasa el día buscando residuos
diurnos para usarlos mientras duerme>
(3) Con su conocida rebeldía y desfachatez, Karl Kraus postula en cambio, "no es
cierto que solamente el exterior de una mujer cuenta. Las nalgas también son im-
portantes."
* El plumerillo o 'diente de león', un ser aéreo, de múltiples nombres, intentos de
nombres, delicados conservadores de magia.



 **Y también "el ser", aunque sabemos que no hay nada que sea, que todo significa;
"el alma", aunque sabemos que ni 'alma' ni 'Atman', y que 'el corazón' es una be-
lla metáfora sólo casualmente universal. Permítasenos su uso temporario, a la es-
pera de algún hallazgo mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recorriendo inducciones se deduce,se deduce............TANTO
Certeras deducciones? Tal vez...
Y entonces, "las palmas del corazon se agitan atrapadas entre
rejas que inmovilizan y acongojan.
Y entonces cabalga el arte mayor y el dolor maximo.
Exquisita pagina/s,es poco decir.

Robert Rivas dijo...

Muchas gracias por tu bello comentario, q reúne más de un texto en versos combinados...