La glosa,
es decir la lengua,
el órgano lengua,
la lengua muscular y húmeda,
la intermediaria entre el fragoroso mundo
de 'afuera'
y el brumoroso interior del cuerpo.
La lengua como idioma:
palabras alguna vez hechas de raíces de gritos
arrancadas de los sueños,
o brotadas del peligro inminente,
o de la algarabía de los órganos.
La lengua predicante,
la lengua-llama que vacila ante la oscuridad
del sonido
¿Pero está, acaso, en los bordes del río de la lengua,
este estiramiento del tiempo,
este vicio amoroso,
este afinamiento de la capa de realidad
hasta volverla transparente
para verte aparecer, del otro lado,
también hasta las raíces esperando
o esperándome?
Las dos orillas de una lengua,
las dos orillas del tiempo
que nos une y separa
una vez más 'como un río'.
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