Los aborígenes ("desde el principio") australianos cons-
tituyen la cultura continua más antigua del planeta. Han arri-
bado, según prueban los recientes estudios de ADN a la re-
gión denominada Sahul, ¡cuando Nueva Guinea y Australia
aún no se habían separado!, hace entre 50 y 60 mil años. La
hazaña mayor es que tienen que haber recorrido la distancia
que los llevó ahí navegando, cuando siempre se consideró
que el ser humano había alcanzado la técnica necesaria para
navegar miles de años después. En 1770 el hombre blanco
acecha por vez primera este continente: el capitán Cook y su
pequeña flota. Son múltiples los testimonios de la época que
certifican que el capitán Cook bombardeaba desde sus embar-
caciones a los aborígenes de las costas. Para 1788 ya están
llegando los primeros colonos, y se inicia el suplicio de los
habitantes originarios de Australia. Existen varias interpreta-
ciones acerca de la población aborigen existente en ese mo-
mento, y las cifras varían entre los 400 mil y los 900 mil ha-
bitantes. A principios del siglo XX, sólo quedaban cerca de
90 mil. No sólo eran frecuentes las matanzas, sino que a las
enfermedades infecciosas como causa de múltiples muertes,
se le sumó el robo de niños, para ser usados como sirvientes
y mano de obra gratuita entre los colonizadores(1). Esta verda-
dera tragedia humanitaria se extendió de una forma que podría
parecer inverosímil, ya que recién en 1967 y debido a un refe-
réndum, se optó por considerar personas a los aborígenes en
Australia. Y no fue hasta 2008 que el gobierno australiano pi-
dió oficialmente perdón a los mismos. Actualmente hay un
importante movimiento de los aborígenes de toda Australia-
antes de la colonización se hablaban entre 250 y 400 lenguas, además de varios cientos de dialectos en ese amplio territorio.
En el siglo XXI se han reducido a menos de 20 y varias de
ellas se hallan en grave peligro de extinción. La mayoría de
los aborígenes eran cazadores-recolectores, además de ser
semi nómadas. Todos ellos reconocen como lugar sagrado
el Uluru, o Ayers Rock, un inmenso monolito de roca blanda
ubicado en el corazón del árido Territorio del Norte. Ahí es
donde se reúnen los activistas actualmente. La población to-
tal ronda las 550 mil personas. Muy pocos viven en las gran-
des ciudades de Australia. El racismo que han sufrido a lo
largo de los últimos 230 años queda evidenciado por este
dato: tienen 18 veces más posibilidades de acabar en prisión
que la población blanca(2). La inmensa mayoría vive en condi-
ciones de gran marginación y pobreza. Seguramente el hecho
de que los colonizadores declararan a Australia terra nullius,
un término latino que significa 'sin habitantes humanos', y la
inevitable migración de los sobrevivientes a los territorios
más inhóspitos (y Australia está llena de ellos), tiene algo que
ver con la situación actual de los aborígenes.
Las sociedades aborígenes australianas tienen en común
una mitología que sustenta su sistema de vida. Esos mitos
explican la creación del Universo, a la vez que establecen
las reglas de conducta que todos deben seguir; se trata de
revelaciones de verdad absoluta que fundan tanto la vida
social como la secular y ceremonial de los aborígenes.
Para ellos la naturaleza es aquello en lo que se han trans-
formado los dioses, que desaparecieron una vez que la tie-
rra fue creada tal como es. Los más de 400 pueblos distin-
tos que constituyen hoy la cultura aborigen australiana com-
parten estas ideas. Para ellos hubo un tiempo de la creación,
que se denomina "el Tiempo del Sueño". Ese tiempo, a dife-
rencia de lo que se piensa en Occidente, es horizontal en lu-
gar de vertical. En otras palabras, la creación, el Sueño, si-
gue teniendo lugar porque es continua, y se produce en un
presente eterno y real, en lugar de un pasado distante. Asi-
mismo, están convencidos de que se puede ingresar en ese
Sueño, a través de los ritos, los cantos, las narraciones y la
danza. Los padres de la Creación son conocidos como Pri-
mer Pueblo: ellos despertaron en un mundo que carecía de
forma y de contenidos, pero que era transformable. Y eso
hicieron viajando por toda la tierra, trazando rutas sagradas,
a las que se llama "senderos del Sueño". Gracias a ese Primer Pueblo, la tierra quedó impregnada de espíritu, llamado
djang. Ese espíritu tiene su centro: el Uluru.
Como muchos otros pueblos originarios, los aborígenes
australianos piensan que la tierra es una herencia recibida
de los dioses, pero a su vez han heredado la responsabilidad
de cuidar de ese regalo.
La mayoría de estos grupos étnicos ven al sol como una mu-
jer, que provee el calor y la luz al mundo. Al final del día ella
viaja a través de una larga ruta subterránea para iniciar una
nueva jornada a través del cielo. La luna, por otra parte, es
masculina: hace el recorrido inverso al del sol, muere tres
días al mes y es eternamente restituido a la vida.
La astronomía aborigen le otorga una gran importancia a
la Vía Láctea, a la que llaman "un río en el cielo". Asimismo,
tanto Orión como las Siete Hermanas son objeto de varias le-
yendas. También desarrollaron un calendario fruto de sus ob-
servaciones astronómicas, en el cual basan sus rituales totémi-
cos, sus épocas de cosecha (recolección), y sus movimientos
estacionales.
Sus mitos giran alrededor de dos temas fundamentales: los
que se concentran en algún rasgo de la naturaleza o en un
sitio totémico, y los que se conocen como los mitos de viaje,
que son más importantes para ellos, y que se refieren a cómo
los creadores -como Baiami o Daralulun- viajaron cientos de
kilómetros creando la topografía, los animales, los alimentos,
y a la vez decretando los procedimientos de los rituales que
administran la vida social de hombres y mujeres. En muchos
lugares -como la Tierra de Arnhem-, muchos de los creadores
más importantes son mujeres, como Djunkgao y Wawalik.
De todos modos, esta es una somera semblanza del sistema
de creencias de los aborígenes australianos. En realidad, su
mitología y la relación de ésta con la vida real de las personas
es de una complejidad extraordinaria. Peter Weir creó una ver-
sión artística de esta cultura en "La última ola" (1977).
Los niños aborígenes crecen en un ambiente de mucho cui-
dado y afecto por parte de los adultos.
Cuando los varones alcanzan la edad suficiente -el crecimien-
to del pelo en el rostro marca ese momento- deben pasar por
un duro rito de iniciación. Las sociedades originarias se carac-
terizan por imprimir ciertos valores éticos en sus individuos,
y son muy severos en ello. Estos rituales pueden extenderse
durante años, al fin de los cuales el iniciado podrá ocupar un
lugar -secundario todavía- en el consejo tribal.
(1) Se calcula que no menos de 100.000 niños sufrieron este
traspaso cultural, que incluía la prohibición de hablar en sus
lenguas natales.
(2) Esta diferencia es 6 veces mayor que la que se produce en
los Estados Unidos, por ejemplo.
LOS YAORO (AUSTRALIA OCCIDENTAL)
CANTOS
1 Recitado antes de ir a pescar a la playa
El viento se ha calmado.
La playa está bastante seca.
El país yace desierto.
La playa está bastante seca.
¡Ah, marea, estás tiñendo el mar
Las rompientes revuelven el barro!
2 Canto del Cazador cantado mientras arponea
tortugas
Apareces brillando como la sangre sagrada.
Cabalgando arriba y abajo las olas,
Pronto arriba el extranjero.
La tortuga llegó
desde el sur
destellando y reluciendo en las olas,
brillando y rutilando sobre las olas.
LOS BAD (AUSTRALIA OCCIDENTAL)
UN TRÍPTICO ACERCA DEL DUGÓN
1
En Narel el dugón se ha detuvo.
Hacía un sonido fuerte al respirar.
En Narel el dugón fue detenido.
Hacía un sonido siseante al sorber el aire
El dugón
2
La marea se ha retirado, el mar regresará pronto.
La marea baja ha terminado, el flujo regresará pronto.
Un dugón ternero ha venido, un joven dugón ha llegado.
Un joven dugón ha entrado en la bahía, un ternero dugón
[ha llegado.
3
Colgando de la cola de su madre
Abajo en la profundidad del océano
El ternero de dugón nada con su madre.
Con la anciana madre se sumerge.
UN PUEBLO SIN IDENTIFICAR DE LAS ISLAS
BATHRUST Y MELVILLE
CANTO DE UNA MUJER PARA SU MARIDO MUERTO
"¿Por qué vienes aquí cada día a mi tumba?"
"Porque," dice ella, tus postes están pintados y listos.
¡Vamos, levántate de esa tumba!
Te he visto bailando hace un momento,
Sacudiéndote con la danza."
"¿Por qué no vienes conmigo acá?" pregunta él.
"No soy vieja, soy demasiado joven," le responde ella.
"Bueno, te estoy esperando aquí...
Me alegro de que mi esposa viene cerca mío.
Tendrás sed, no puedo darte agua;
Te estoy llevando a un país seco y sin agua."
[Cuando los postes están listos, aclara C.H. Berndt, se los
coloca en posición alrededor de la tumba, y ya se puede
proceder con la danza ceremonial.]
LOS LARAGIA (NORTE DE AUSTRALIA)
UN ANCIANO LARAGIO SE LAMENTA POR EL
PAÍS QUE YA NO LE PERTENECE
Las olas acercándose; olas altas acechando las rocas,
Rompiendo, ¡shi!, ¡shi!
Cuando la luna está alta con su luz sobre las aguas:
Marea primaveral; marea que fluye hacia la hierba,
Rompiendo, ¡shi!, ¡shi!
En sus encrespadas aguas, las jóvenes muchachas
[bañándose.
¡Escucha el sonido que hacen con sus manos mientras
[juegan!
LAMENTO
Un blanco pájaro gidgid caza peces,
atravesándolos con su pico y chillando al volar,
en busca de pesca se lanza sobre la superficie del agua
y los peces se alejan espantados.
"Tú y yo, madre gaviota, nosotros volamos."
El pájaro vio soplar el viento del oeste mientras cazaba.
Y los peces saltaron hacia adelante espantados,
alejándose de su pico, cuando el viento pasó soplando.
LOS MUDBARA (NORTE DE AUSTRALIA)
Rompe el día, los primeros rayos del sol naciente, estiran
[sus brazos.
Despunta el alba, mientras el sol se pone de pie,
Sol naciente, dispersando la oscuridad, encendiendo la tierra.
Con su disco brillando, trayendo la luz del día, mientras los
[pájaros silban y llaman,
Las personas andan por ahí, conversando, sintiendo el calor.
Ardiendo a través de los desfiladeros se alza, marchando ha-
[cia el oeste,
Luciendo su cinturón de cabello humano.
Brilla sobre el coolibah en flor, con sus raíces extendiéndose,
Sus sombreadas ramas expandiéndose.
LOS EUAHLAYI
CANTO DE DESPEDIDA DE UNA MUJER (SUR DE
AUSTRALIA)
Ella nos ha dejado; nunca regresará a nosotros como ha sido.
Nunca más como alguna vez hizo picará la miel,
Nunca más con su palo de cavar extraerá boniatos.
Nos ha dejado; nunca regresará como fue.
Hay muchos mejillones ahora en el río,
Pero ella que yace aquí ya no los extraerá.
Pescaremos como antes el bacalao,
Pero ella que yace aquí no nos pedirá aceite;
Aceite para su pelo, ya no lo querrá.
Nunca más usará un fuego.
Adonde ella va, los fuegos no existen.
Ya que va con las mujeres, las mujeres muertas.
¡Ah, las mujeres no pueden hacer fuegos!
Fruta hay suficiente y semillas de hierbas,
Pero ningún pájaro ni bestia en el cielo de las mujeres.
LOS NARRINGERI (SUR DE AUSTRALIA)
CANTO: EL TREN DE LA VÍA FÉRREA
Ves el humo en Kapunda
El vapor jadea regularmente,
De un vistazo, parece escarcha,
Corre como el agua que corre,
Sopla como el chorro de una ballena.
LOS MURRING (SURESTE DE AUSTRALIA)
CANTO DE UMBARA*
Zozobrando yo golpeando yo
el viento sopla fuerte el mar muy extendido
entre golpeando pegando fuerte golpeando
yo llego corriendo yo golpeando
* Umbara, un Murring, componía sus canciones mientras
andaba a los tumbos entre las olas con su barca.
LOS LORITJA (AUSTRALIA CENTRAL)
CANTO SAGRADO DEL CULTO DEL JACKANGURO*
El jackanguro, el jackanguro
Tiene alas de pájaro, tiene alas de pájaro.
El jackanguro tiene una cresta,
El jackanguro tiene alas de pájaro.
El jackanguro con su cresta lloraba añorando una vagina,
El jackanguro, el jackanguro.
Ah, jackanguro, quédate quieto,
Para de silbar.
El jackanguro se sienta ahí,
Habiendo silbado con los demás.
El jackanguro se sienta ahí,
Después de silbar, se voló.
Voló lejos en el aire, muy lejos,
Después de silbar, se voló.
El pájaro jackanguro vino volando,
Voló en la dirección del sol.
Estoy sentado en la buena higuera, yo, el jackanguro,
Pongo mi flecha en el arroja-flechas.
Él flecha a la lechuza,
Sus flechas hacen ruido mientras pelean.
El lagarto negro corre tambaleante,
No le queda rodilla, no puede correr ahora.
Se alzó un gran humo,
El jackanguro está asando el lagarto.
[*Jackanguro es una traducción literal de 'Jackeroo', un tér-
mino usado por los aborígenes para nombrar a un hombre
blanco que no vive en su comunidad (blanca). Luego los
hombres blancos adoptaron esa nominación para los jóve-
nes aprendices de ovejeros.]
LOS ARANDA (AUSTRALIA CENTRAL; DESIERTO
DE SIMPSON; TERRITORIO NORTE)
CANTO SAGRADO DEL CULTO A LA AVOSETTA*
Las avosettas están viniendo,
Muchas avosettas estaán viniendo.
Las avosettas vienen una después de la otra,
Las avosettas vienen una después de la otra.
Las avosettas se zambullen,
Los gansos tjirkoa se zambullen en el lago.
Las avosettas vuelan hacia arriba,
Los gansos tjirkoa del lago vuelan hacia arriba.
En el lago de sal vuelan hacia arriba,
Los cormoranes del lago vuelan hacia arriba.
Las avosettas son flacas.
Las avosettas son flacas.
Se paran sobre piernas largas,
Las avosettas se paran ahí.
Las avosettas ven el océano,
Haciéndose sombra con sus manos, ven el océano.
Las avosettas ven el océano,
Ven este anchísimo océano.
Las avosettas ven el océano,
Ven las olas verdes del océano.
Las avosettas vuelan sobre las colinas del océano,
Las avosettas vuelan sobre las colinas del océano.
Las avosettas se zambullen en lo mojado,
Las avosettas juegan al pilla pilla.
Las avosettas mueven rápido los huesos del hombro,
Mueven rápido sus alas y sus colas.
[*La avosettas son aves zancudas migratorias.]
[Los cantos de los Aranda muy a menudo están dedica-
dos a diversos animales, ya que se trata de una cultura to-
temica. Eso los convierte en avezados observadores de los
animales que los representan.]
CANTO DEL CLAN DEL UALABÍ
Mastican con sus dientes
Estas semillas de acacia.
Un viento frío corre a través
De los matorrales de hierbas y cañas.
Las acacias tienen capullos blancos.
Los ualabis están vestidos con capullos blancos.
Tienen el lomo arqueado,
con su pelo enhiesto marchan
con el lomo arqueado.
ABORÍGENES DE LA TIERRA DE ARNHEM
CANTO DE PARTIDA Y DE ADIÓS
La vela mayor se sumerge de lado a lado,
Mientras la barca se aproxima desde el sur...
La vela desplegada en el mástil aletea en el viento,
Se yergue y aletea, mientras la barca avanza.
El viento empuja la vela arriba en el mástil,
Y la cabeza del mástil se mueve, sumergiéndose de lado
[a lado.
La vela en el mástil aletea, bailando, y "habla" en el viento...
CANTO DE DOLOR
El fuego está ardiendo en Birginbirgin y en Gamwardla
[y en Nuga,
Quemando al ualabí y al canguro.
Ah, hija mía, hermano, sobrino, nieto, primos,
Vinimos aquí desde nuestro hogar, hija mía, mi nieto.
Viajamos y hasta acá vinimos,
Vinimos a este lugar hostil, hija mía, mi nieto.
¡Mi bebé murió aquí!
Los dos vinimos acá con nuestra criatura, aquí encontramos
[enfermedad.
Mi tierra está muy lejos, acá vinimos,
Viajando de lugar en lugar, hermano mío, el hijo de mi
[hermano.
Llorando lo transporté enfermo.
¿Quién está mirando y observando mientras padre llora?
¡Ah, hija mía, mi hija, mi nieto!
[El ualabí es un marsupial, en realidad un pequeño can-
guro, que no alcanza el tamaño de este último.]
BIBLIOGRAFÍA
Willard Trask. The Unwritten Song. Poetry of the Primitive
and Traditional Peoples of the World. Volume I. The Mac-
Millan Co., 1966.
Denys Thompson. Distant Voices. Poetry of the Preliterate.
Heinemann, 1978.
C.W. Bowra. Primitive Song. Mentor, 1962.
Charles P. Mountford y Ainslie Roberts. The First Sunrise.
Australian Aboriginal Myths. Rigby, 1971.
Ronald M. Berndt. Three Faces of Love. Traditional Abo-
riginal song-poetry. Nelson, 1976.
Ronald M. Berndt. Love Songs of Anrhem Land. Nelson,
1976.
T.G.H. Strehlow. Songs of Central Australia. Angus and
Robertson, 1971. (Inhallable)
Y un detalle anecdótico-simbólico: una moneda, nada menos,
¿qué elemento puede haber más simbólico que ése? Una cara
de la moneda incorpora, al fin, al aborigen australiano. La
otra celebra que la Reina Elizabeth II cumple 50 años de rei-
nado ¡En Gran Bretaña!
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
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