1. "¡Y esto en Koktebel, con su mar en ebullición y una
tierra que se resquebraja por el calor. En Koktebel, en donde dormíamos al aire libre, y aún con mayor frecuencia ni si-
quiera dormíamos: mirábamos la columna roja de Júpiter que
se elevaba por encima del agua, o leíamos poemas de la torre
de Max. Desde que Júpiter salía hasta que Venus se ponía..."
["En 1911 fue invitada por Voloshin a Koktebel, en Crimea,
cerca de Fedosia, a la casa que su madre poseía a orillas del
mar, donde solían hospedarse artistas, poetas y pintores, y
en la que reinaba una atmósfera bohemia, culta y nada con-
vencional. Allí conoció Marina a Serguei Efron el 27 de ene-
ro de 1912. Amor a primera vista que los condujo a celebrar
bodas seis meses más tarde. El curso de la vida y muerte de
Marina se decidió a partir de aquel momento: 'Nunca nos se-
pararemos. Nuestro encuentro es un milagro.' 'Nunca podré
amar a otro'." Elizabeth Burgos en el prólogo a Carta a la
amazona y otros escritos franceses.]
2. "De allí - mi corazón, no alegoría, sino anatomía, un órga-
no, un músculo compacto, un corazón que me lleva a galope
montaña arriba dos verstas seguidas - y más, si es necesario,
el mismo que da tumbos y me derriba en el primer giro del
coche. Un corazón no de poeta, sino de caminante. Un cora-
zón caminante que no muere en las escaleras mecánicas y en
los elevadores únicamente porque los deja atrás. El corazón
de todos mis antepasados forestales, desde el abuelo, el padre
Vladímir, hasta el ante-antepasado Iliá."
3. "La ciudad de Alexándrov, en la provincia de Vladímir,
mi provincia, la provincia de Iliá Múromets. De allí, de la
aldea de Talitsa, cerca de la ciudad de Shui, viene el linaje
de los Tsvietáiev. De sacerdotes. De allí -el Museo de Ale-
jandro III en la Voljonka (el dinero era de Máltsev, la idea y
catorce años de trabajo sin remuneración fueron de mi padre),
de allí mis poemas de dos mil versos y los borradores corres-
pondientes -de veinte mil, de allí la cabeza de mi hijo que no
entra en ningún gorro. Todos somos de cabeza grande. Es
nuestro signo distintivo."
(...) "(la poesía me viene de mi madre, como todas mis demás
desgracias)"
4. "Me gustaría reposar en el cementerio de las flagelantes,
en Tarusa, a la sombra de un matorral de saúcos, en una de
aquellas tumbas con una paloma de plata, en donde crecen
los fresones más rojos y grandes de nuestra región.
Pero si esto es irrealizable, si no solamente no puedo repo-
sar allí, sino que aquel cementerio ha dejado de existir, me
gustaría que en alguna de las colinas por donde las Kirilov-
nas venían a vernos a la casa de Pesóchnaia y nosotros íbamos
a verlas a Tarusa, se pusiera una piedra de la cantera de Taru-
sa :
Aquí hubiera debido reposar
MARINA TSVIETÁIEVA"
5. "Si yo ahora escribiera él, es porque escribo de ti, y no
¡a ti! En eso consiste toda la mentira del relato amoroso. El
Amor es necesariamente una segunda persona, que diluye
incluso a la primera. El es la objetivación del amado, aquello
que no existe. Ya que jamás amamos a ningún él, ni lo ama-
ríamos; únicamente tú, -¡suspiro exclamativo!
Y - descubrimiento repentino: confesarme verdaderamente
hasta el fondo del alma; confesarte todo en mí (para mayor
claridad: todo "el pecado" de tu presencia en mí), en mí en-
tera, yo podría -¡únicamente contigo!"
6. "Porque ¿qué es el arte sino el encuentro de las cosas perdi-
das, la inmortalización de las pérdidas?"
7. (Tres textos seguidos, aunque 'independientes')
a) "Ni una sola verdad (del reino de Allá) se convierte en
mentira en el reino de Aquí. Ni una sola mentira (del reino
de Aquí) se convierte en verdad en el reino de Allá.
La verdad es un tránsfuga."
b) "En el Comisariato:
Yo, ingenuamente: "¿Y es difícil eso de ser instructor?"
Mi camarada del Comisariato, estonia, comunista: "¡En
absoluto! Te pones encima de un cajón de basura y gritas, gri-
tas, gritas..."
c) Le prohibieron a la burguesía que utilizara caballos para
quitar la nieva. Entonces, la burguesía, sin pensarlo demasia-
do, alquiló un camello. Y el camello hacía el trabajo. -"¡Bra-
vo! ¡Con cuánto ingenio eludieron el decreto!"
(Lo vi con mis propios ojos en Arbat.)
8. El estado amoroso y la maternidad casi se excluyen el
uno al otro. La verdadera maternidad es viril.
¡Cuántos besos maternales caen sobre cabezas no-infan-
tiles, cuántos besos no-maternales -sobre cabezas infantiles!
El amor maternal apasionado se equivoca de dirección.
9) "¡Para que tuviéramos porqué recordarla! Para alimentar-
nos de una vez -¡para toda la vida! Cómo desde el primero
hasta el último minuto nos daba -¡e incluso nos asfixiaba!-
sin dejar que se asentara, se sedimentar (sin dejar que nos tran-
quilizáramos), nos llenaba e inundaba excesivamente - impre-
sión sobre impresión y recuerdo sobre recuerdo - como a un
baúl en el que ya no cabe nada más (a propósito, el baúl re-
sultó no tener fondo), ¿fortuita o intencionadamente?"
(...)
"(¡Oh, lo inagotable del fondo materno, lo continuo de su en-
trega!) Parecía que mamá se hubiera enterrado viva dentro de
nosotras para la vida eterna. Cómo nos saturaba de cosas invi-
sibles e imponderables, eliminando así para siempre de noso-
tras todo lo ponderable y lo visible."
10) "Pero a las teclas - las amaba: por su negrura y su blan-
cura (¡casi amarillenta!), por su negrura, tan evidente, por su
blancura (¡casi amarillenta!), tan secretamente-triste, porque
unas eran anchas, y otras estrechas (¡ofendidas!), porque era
posible, sin moverse de lugar, ir por ellas como por una escale-
ra, porque esta escalera ¡estaba debajo de mis manos! y de es-
ta escalera surgían de inmediato arroyos helados, heladas esca-
leras de arroyos a lo largo de la espalda, y calor en los ojos..."
11) "Mejor perder a una persona con todo nuestro ser, que
retenerla con una centésima parte.
El estratega después de la victoria, el poeta después del poe-
ma -¿adónde van?- con una mujer. La pasión - es la última
posibilidad del ser humano para expresarse, como el cielo -
es la única posibilidad para la tormenta -de ser.
El ser humano -es la tormenta, la pasión - el cielo que la di-
luye." (Y luego sigue: "¡Oh, poetas, poetas! ¡Los únicos ver-
daderos amantes de las mujeres!"
12) "Dos días y medio ni un bocado, ni un trago. (La gargan-
ta cerrada). Los soldados traen los periódicos -en papel rosa-
do. El Kremlin y todos los monumentos han sido volados. El
56° regimiento. Han sido volados los edificios con los Jun-
kers y oficiales que rehusaron rendirse. 16 000 muertos. En
la siguiente estación -ya eran 25 000. Callo. Fumo. Mis com-
pañeros de viaje, uno tras otro, toman los trenes que van de re-
greso.
Un sueño (2 de noviembre de 1917, de noche).
Huimos. De un sótano sale un hombre con un fusil. Le apun-
to con la mano vacía. -Baja el fusil,- El día es soleado. Esca-
lamos unos pedriscos. S. habla de Vladivostok. Avanzamos
en coche por entre los escombros. Un hombre con ácido sul-
fúrico."
[Los Junkers son los alumnos de las academias militares.]
13) "la antigua lucha del poeta - contra la inexistencia
Soy una página para tu pluma
Todo lo acepto: soy una página en blanco.
Soy el guardián de tus bienes:
Te los devolveré y con creces.
Soy el campo, soy la tierra fértil.
Para mí eres el rayo y el agua de lluvia.
Eres -Dios y Señor, y yo-
Humus - ¡y papel en blanco!
¿Era yo consciente entonces, en el año 18, de que equiparán-
dome con lo más apacible (el humus y el papel en blanco),
nombraba lo más grande: el seno de la tierra (el humus) y to-
das las posibilidades de la hoja en blanco? ¿De que yo, en la
más completa ingenuidad de quien ama, sencillamente me
equiparaba - con todo? ¿Me daba cuenta yo, se daba cuenta
él?"
14) "Si te vas es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.
(...)
"Por calentarle la casa a un Extraño
quemaría mi casa."
15) "también Dios me parecía un terrible sacerdote, pero
aun más terrible por el plateado monte: Ararat. Y los tres
carneros del trabalenguas infantil: "En el Ararat tres carneros
gritaban..." -por supuesto, gritaban de miedo, por haberse que-
dado a solas con Dios.
Dios era para mí - el miedo.
Nada, nada aparte del más muerto hastío, frío como el hielo
y blanco como la nieve, durante toda mi primera infancia en
la iglesia no sentí Nada que no fuera un melancólico deseo:
¿cuándo terminará? y la conciencia desesperanzada: nunca."
16) "¿Sabes qué quiero yo cuando quiero? Quiero oscureci-
miento, aclaramiento, transfiguración. Quiero el máximo re-
lieve del alma ajena y de la mía. Quiero palabras que nunca
escucharé, que nunca más dirás. Quiero lo inaudito. Quiero
lo monstruoso. Lo milagroso."
17) En la frente besar - penas borrar.
Beso la frente.
En los ojos besar - el insomnio quitar.
Beso los ojos.
En los labios besar -dar de beber.
Beso los labios.
En la frente besar -la memoria borrar.
Beso la frente.
18) "Hace poco estábamos sentados ante la mesita. Usted
escuchaba la música, los versos y me escuchaba a mí. Aho-
ra yo estoy en mi casa, sola - y pienso. Y mi primer pensa-
miento es: es ante todo un ser de placer. Oh, no me compren-
da mal; "placer" - conozco el peso de la palabra y el de la co-
sa, y es justamente porque lo conozco que estoy desesperada,
ya que es un mal incurable. Placer, y no: mujeres, caballos y
otros lugares comunes del cuerpo, pero: planta, sonido, luz.
Todo llega hasta usted, pero únicamente a través de la piel
que usted tiene infinitamente profunda, y que me temo le
sirva de alma."
19) "El hombre, después de la mujer; ¡Qué simpleza! ¡Qué
bondad! ¡Qué franqueza! ¡Qué libertad! ¡Qué pureza!"
20) "¿Desea usted su nombre, que aun no conozco? ¿El
amor? No. ¿La amistad? No, tampoco, pero está cerca: el
alma. El alma herida en mí y en todas las otras. Herida por
usted y por todos los otros, eternamente herida, eternamen-
te renaciente, y finalmente invulnerable.
La invulnerable-incurable.
Es ella la que se venga retirándose de usted, ella que lo ha-
bitaba y revestía aun más de lo que lo hace el mar con la ri-
bera - ahora lo encuentro desnudo como la playa con los
restos de mi marea: zuecos, tablas, tapones, residuos, roca-
lla, - mis versos, con los que jugaba como el niño que usted
es - es ella, el alma, la que se venga encegueciéndome hasta
hacerme olvidar sus rasgos, elucidando los verdaderos que
nunca hubiese amado."
Y dos fragmentos de una carta a Boris Pasternak, del 26 de
mayo de 1926.
....Entre disparos - igual que escita;
bailando en trance - cual flagelante:
¡mar!, con cielo en ti me atrevo.
Como a cada verso,
a oscuro silbido;
me detengo,
quedo alerta.
En cada línea - brusca parada;
en cada punto - queda un tesoro.
¡Ojo!, en luz a ti me escindo,
divergente. Triste,
a son de guitarra
me retiemplo,
me rehago.
Abrazo tu cabeza -me parece que es tan grande (por lo
que hay en ella), que siento abrazar toda una montaña,
los Urales. "Las piedras de los Urales" - de nuevo un eco
de la niñez. (Mis padres fueron a los Urales en busca de
mármol para el Museo. La institutriz dijo que durante la
noche las ratas le comieron un pie. Tarusa. Las jlysty [fla-
gelantes]. Mis cinco años. Las piedras de los Urales (es-
pesura) y el cristal del conde Garrach (Kuznetski) - he
ahí toda mi infancia.
No te enfermes.
Y... ¿qué más?
Es todo.
¿Te das cuenta de que me entrego a ti por trocitos?
MARINA TSVIETÁIEVA (Algunos datos biográficos)
Su padre, Iván Vladímirovich Tsvietáiev (1847-1913) fue
un destacado filólogo e historiador del arte, profesor de la
Universidad de Moscú y director del Museo que hoy es el
Museo Pushkin.
Su madre, la segunda esposa de su padre, María Mein, pia-
nista de gran talento, discípula de Rubinstein, muy culta,
hablaba varios idiomas.
Dos hermanos: Valeria y André.
Infancia en Moscú y en Tarusa, próximo a Anastasia (Asia).
Marina nace el 26 de septiembre de 1892.
A los 6 años es inscrita en una escuela musical en Moscú.
El deseo de su madre era que Marina desarrollara el talen-
to musical que ella (María) había tenido que postergar por
su enfermedad (tuberculosis). Pero desde muy temprano a
Marina le interesa mucho más la literatura. Duros combates
con su madre (reflejados en su libro "El Diablo"). Esta mue-
re joven, cuando Marina tenía 14 años (en 1906).
La enfermedad de su madre significó varios viajes al extran-
jero (Suiza, Italia, Alemania), en busca de mejores climas y
tratamientos, Por esa razón, la formación de Marina es, aun-
que pasa breves temporadas por varios liceos, casi totalmen-
te autodidacta.
Su primera publicación reúne versos escritos entre los 15 y
los 16 años.
En 1911, en Crimea, Marina se enamora del estudiante Ser-
guéi Efrón, que pertenecía a una notable familia judía, y que
era un año menor que ella. Seis meses después, contraen ma-
trimonio. En 1912 nace su primera hija, Ariadna (Alia) a
quien su madre convierte en una figura destacada a través de
sus numerosos escritos sobre ella. Fue la mejor compañera y
amiga de Marina.
En 1913, muere su padre.
Hasta 1917, la vida de la familia es acomodada. En ese año
nace su segunda hija, Irina.
Y también en ese año, estalla la Revolución Rusa. Este tre-
mendo acontecimiento parte la vida de Marina en dos: los
24 años previos y los 24 años siguientes, que serían trágicos.
Al estallar la Revolución, su marido forma parte del Ejército
Blanco, luchando en Rusia hasta 1920. Derrotados, los Blan-
cos se refugian en Turquía primero, y luego en Checoslova-
quia. Marina permanece en Moscú, sufriendo privaciones
muy primarias. Muere de hambre su hija Irina a los casi 3
años de edad. En 1922 viaja a Praga, para reunirse con su
marido. En 1925 nace su hijo Gueorgui (Mur), y poco des-
pués viaja a París. Todo ese tiempo sigue escribiendo y pu-
blicando en forma clandestina en la Unión Soviética y en
ediciones reducidas tanto en Checoslovaquia como en Fran-
cia. En 1937 su hija Ariadna regresa a Moscú. Es el año en
el que se inician los procesos políticos (purgas) más duros.
En 1939 regresan ella y su marido a la URSS. 3 meses des-
pués es detenida Ariadna (varios, sucesivos campos de concentración, durante 16 años), y poco después Serguéi,
que ya estaba gravemente enfermo, es detenido y fusilado.
En 1941, en una situación totalmente desesperada, Marina
se suicida. Poco después, su hijo Gueorgui es reclutado -
es el año de la invasión nazi a la URSS- y muere en comba-
te.
El 31 de agosto del '41, ella le había escrito:
Carta a Gueorgui Efrón
Murlyga:
Perdóname, pero en adelante habría sido todavía peor. Es-
toy gravemente enferma, esto ya no soy yo. Te amo enloque-
cidamente. Entiende que no podía seguir viviendo. A papá y
a Alia diles -si los ves- que los amé hasta el último minuto y
explícales que caí en un callejón sin salida.
[En ese momento tanto su marido como su hija estaban dete-
nidos y nada se sabía de ellos]
De "El cuaderno negro", de Nina Berberova.
Febrero
Ha corrido la noticia de que Tsvietáieva se colgó el 11 de
agosto, en Moscú. Nuestra palabra la publicó de manera
estúpida o trivial. Recientemente, al releer un texto en prosa
de Tsvietáieva, di con un pasaje en el que cuenta que alguien,
al verla de espalda, la había confundido con Esenin. Ahora,
es como si los viera a los dos, balancéandose del extremo de
dos cuerdas iguales, él a la izquierda, ella a la derecha, con
sus cabezas rubias, de cabellos de lino cortados rectos, presas
de nudos corredizos, idénticos.
Dicen que Efrón ha sido fusilado. Su hijo, que es miembro
del Partido, está seguramente en el frente. En tales condicio-
nes, ¿cómo no ahorcarse cuando, además, la adorada Alema-
nia Bombardea tu querida Moscú, los viejos amigos, asusta-
dos, se apartan de to, los periódicos te acosan y no hay nada
que comer?
ACERCA DE LA DETENCIÓN DE SU HIJA ALIA
Arrestada el domingo 27 de agosto de 1939, junto a Emilia
Litauer, una comunista francesa de 35 años, huésped frecuen-
te de la casa. Interrogada por la policía secreta. Comenzó a
"confesar" al cabo de un mes en prisión. Entre otras cosas,
que su padre "fue agente del Servicio de Inteligencia Fran-
cés", es decir un doble agente, ya que también lo había sido
de la NKVD (servicio de espionaje soviético). Después de
16 años de pasar por diversos campos de concentración, fue
"rehabilitada" después del XX Congreso del PCUS en el que
Nikita Jruschov leyó el discurso que inició la desestaliniza-
ción. Entonces Alia pudo escribir acerca de esa detención:
"Durante veinte días con sus noches, me golpearon sin piedad
con porras de caucho. Me privaron del sueño (...) me mantu-
vieron encerrada en una gélida mazmorra, malamente abriga-
da, constantemente en pie; y hasta me sometieron a una falsa
ejecución."
Hay que agregar que tanto ella como su padre, cuyos pasos
había seguido en este sentido, eran fervientes comunistas,
razón por la cual ambos regresaron a la Unión Soviética.
Fotos del expediente de la Cheka.
LO QUE DIJO JOSEPH BRODSKY ACERCA DE MARINA
Su sintaxis no tiene precedentes. Esto permitió -o más bien,
forzó- que ella lo dijese todo en sus versos.(...) En principio,
el Calvinismo es una cuestión muy simple: es el hombre rin-
diendo estricta cuenta de sí mismo. Un Calvinista, para de-
cirlo brevemente, es alguien que está constantemente decla-
rando el Día del Juicio contra sí mismo -como en ausencia
de (o impaciente por) el Todopoderoso. En este sentido, no
hay otro poeta como ella en Rusia.
T. no es rebeldía. T. es la declaración cardinal de "la voz de
la verdad divina/contra la verdad terrenal."
La fuente del ritmo es el tiempo. ¿Recuerdas que dije que
cualquier poema es tiempo reorganizado? (...) Y T. es una
de las poetas más diversa en ritmos. Rítmicamente rica y
generosa.
T. es una poeta en muchos aspectos más grande que Auden.
Ese sonido trágico...
Me crucé con la poesía de T. cuando tenía 19 o 20. No la
leí en libros, por supuesto, sino exclusivamente en textos
mecanografiados samisdat (literatura clandestina en la
URSS). Cuando leí "El poema de la montaña", todo hizo
clic. Nada de lo que leí desde entonces en ruso me produjo
una impresión igual.
Si el contenido de la poesía de T. pudiese ser reducido a al-
guna fórmula entonces es esta: "A tu demente mundo/Una
sola respuesta - Me niego." Y lo dice con una satisfacción
palpable: ¡nye-e-t!
En T. la cuestión principal es el sonido.
la musa de la tragedia es femenina, tal como lo son todas
las otras musas
¡Hay que leer los poemas a Sofía Parnok! Cuando se trata
de erótica, ella los supera a todos ahí. (...) "Aprendo el amor
a través del dolor de todo mi cuerpo." (...) En T., el sonido
es siempre el punto central, no importa de qué esté hablan-
do. Y tiene razón.
las mujeres son más sensibles a las transgresiones éticas, a
la inmoralidad psicológica e intelectual. Y la amoralidad
universal es precisamente lo que el siglo XX nos ha ofrecido
en abundancia.
Entrevistador: Efron fue un espía soviético durante los ne-
fastos años estalinistas.(...) pero T., evidentemente, aceptó y
apoyó a Efron con todo su corazón.)
B: Hay un dicho: "El amor es una maldición. podés enamorar-
te hasta de una cabra." T. se enamoró de Efron cuando era
joven -y así para siempre. Lo siguió a Efron como un perro,
como ella misma decía. Esa era la ética de su acto: ser leal
a sí misma. Ser leal a la promesa que dio cuando era una
joven muchacha. Eso es todo.
FUENTES
Libros de Marina Tsvietáieva
Un espíritu prisionero. Prólogo de Irma Kúdrova. Epílogo
de Ana María Moix. Galaxia Gutenberg, 1999.
Cartas a la Amazona y otros escritos franceses. (Introducción
y traducción de Elizabeth Burgos. Epílogos de Heléne Cixous
Traducción de los poemas: Severo Sarduy. Hiperión, 1991.
Una dedicatoria. Fragmentos de las cartas de Marina Tsvie-
táieva a Alexandr Bajraj. Universidad Iberoamericana/ Artes
de México, 1997.
Antología poética. Edición y prólogo de Elizabeth Burgos
Traducción de Lola Díaz. Versión de Severo Sarduy. Hipe-
rión, 1996.
Diarios de la Revolución de 1917. Traducción de Selma An-
cira. Acantilado, 2015.
El poeta y el tiempo. Traducción de Selma Ancira. Anagra-
ma, 1990.
Boris Pasternak, Marina Tsvietaieva, Rainer María Rilke.
Cartas del verano de 1926. Siglo XXI, 1984.
Elaine Feinstein. Anna Ajmátova. Circe, 2007.
Nina Berberoba por sí misma. Circe, 1990.
Solomon Volkov. Conversations with Joseph Brodsky. A
Poet's Journey Through the Twentieth Century. The Free
Press, 1998.
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