La ratonera demuestra a cada momento
su pericia: saltar entre los rombos del alambrado
Con el agregado del camuflaje: todo sucede entre
arbustos bajos. La ratonera 'se cubre'.
¿De qué? No lo dirá. Estos seres tienen sus secretos.
Ahí, a un metro,
una pequeña ratonera.
No me resulta para nada absurdo
pensar que la hélice de su pequeña alma
hiciera una pasada por mi cuerpo.
En su cuerpito caben un montón de pequeños
tersos secretos.
¿Son parientes de los gorriones?
¿Hablan el mismo idioma?
¿O acaso el gorrión habla en un dialecto del ratonero
o la ratonera en un dialecto del gorrión?
¿Qué piensan del agua?
No he visto huevos de ratonera
¿Nidos de gorriones?
Tanta vida íntima y escondida.
No creo saber -en ningún lugar de mí-
si alguna vez se preguntarán por el sentido de la existencia.
"¿Somos realmente necesarias las ratoneras?"
El halcón, ¿podría confundirlas con un ratoncito?
Esta cuestión de los nombres puede llevar a graves
malentendidos.
¿Puede la naturaleza, igualmente, ser tan equívoca y
cruel al mismo tiempo?
(Los felinos, en cambio, parecen estar muy bien informados.)
Tal vez por eso sus saltitos son casi continuos
y las paradas breves:
como para picotear una semilla del suelo
y seguir su deshilvanado viaje.
Pía, también, pero sin manera de asegurarse de que su piar
sea diferente de los chillidos de una laucha.
Se arregla -no hay más remedio- con lo que sabe.
El Otro de un gorrión, de una ratonera,
de un ratoncito, en apariencia tan diferentes.
¿Será tan así?
Este es un mundo
hecho
de inefables misterios.
2 comentarios:
Lo busque y pertenece a la familia de los trogloditas, y el poema para mi se hizo epico
¡FIUUU! ¿Tanto? Gracias como siempre, Carmen.
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