Todos esos retratos
Burlonamente, un sritziano muy culto los llamaba
"retrastos".
En más de un Congreso acerca del tema, aparecieron
a menudo los términos "fractos", "retrasattos" y "repro-
tatos".
Es que un rostro fijado para siempre a una imagen
resulta demasiado para la mente. La desborda, en el
sentido en que le empuja las paredes, le revienta el te-
cho, le desfonda los pisos. Una mente común tiene só-
lo un piso, o dos. Pero hay mentes con varios pisos, in-
cluso pisos que se interceptan, que se espiralizan, que
hacen intususcepciones.
Algunos ven, en lugar de rostros retratados y fijos, una
sucesión de gestos, gritos, astucias, reclamos, actitudes,
intrigas, desafíos, rebeliones, vorágines que permanecen
quietas como trampas. Ya era un hecho observable en el
edificio abandonado de Sritza que los escasos individuos
que por una razón u otra debían transitar esos pasillos ta-
pizados regular y metódicamente de retratos de toda clase,
nunca, pero nunca se detenían frente a uno en particular...
y mucho menos aún, acercaban el rostro propio al de la
imagen, como para observar un detalle. Se trata de algo
así como vidas reales puestas en juego, y no de algo figu-
rado e inerte. Son destinos los que hay allí, en cantidades
suficientes para arrasar una ciudad en cuestión de minutos.
¿Lo sabían quienes montaron esa serie? ¿O acaso la serie
se convirtió, por contigüidad, por obra del tiempo, del
tiempo activo/pasivo, el más terrible y real de los tiempos?
¿Una vida encerrada en una mueca? ¿Se puede concebir
algo más arriesgado, más monstruoso que mostrar esos ros-
tros, como si se tratara de hileras definitivas de ausentes?
Aquí no hay salvaguarda alguna por la vía de las palabras.
"¡No vendrá el lenguaje a rescatarnos!"
La ventura, la libertad, las desventuras y las muertes de
esos rostros constituyen un vertiginoso camino en direc-
ción al pasado, al antes de algo, un regreso real a lo real.
Espejo del espejo. El abismo inicial de todo y de nadie.
Seguramente la mayoría de ustedes guarda en su memo-
ria, intacta, esa serie de retratos. Para quienes no han teni-
do acceso, los repito... por última vez.
EN UN EDIFICIO ABANDONADO DE SRITZA
En los amplísimos salones, pasillos, cuartos, sótanos,
oficinas, entrepisos, buhardillas y escaleras por otra
parte vacíos y desiertos...
Retratos de guardias, de vigías, de custodios, de encargados
Retratos de drogados con malta, con borra, con el temible Pinza
Retratos de celosos, de tibios, de impertinentes
Retratos de desairados, de vicarios, de abúlicos
Retratos de macheteros, de censores, de hidrofóbicos
Retratos de sopleteadores, de naúfragos, de fabricantes de tinta
Retratos de cantantes de polka, de compadritos, de sosías
Retratos de otarios, de conspiradores, de otros dignatarios
Retratos de mujeres solicitadas, de solícitas, de solitarias
Retratos de tiempistas, de frenéticos, de olvidadizos
Retratos de tasadores, de piringundineros, de sonámbulos
Retratos de miniaturistas, de abstemias, de solitarias
Retratos de gregarios, de antagonistas, de por el estilo
Retratos de silbadoras, de intuitivos, de antojadizas
Retratos de advertidas, de adventistas, de habituadas
Retratos de obsecuentes, de poceros, de politeístas
Retratos de chúcaras, de cínicas, de dependientes ariscas
No hay comentarios:
Publicar un comentario