AH MIS QUERIDOS
Todos aparecieron
transparentes
Todos
en espíritu.
Todos
en la inatrapable esencia
de la sombra
Pero vivos.
Vivos dentro de la muerte
como los muertos están vivos
en la vida.
Traté
de contarlos.
El número
se perdió en el vacío
como, en el viento, el número
de las hojas.
Ah mis queridos.
Ah mis odiados.
Lloré
con amor y furia.
Pensé
en mi mente ciega.
Cerré la ventana.
El corazón.
La puerta.
Con una doble vuelta del cerrojo.
POEMA PARA ADELA
Es invierno.
Nevando
Los dedos están blancos.
La mente es blanca.
Mi oscura linterna...
Palomas, pasan
en la helada niebla. Plumbeo-transparente.
Querida Adela, ¿puedes oírme?
Estoy cerca del Fuerte.
Ya estoy adentro de la muerte.
CONDICIÓN
Un hombre solo,
encerrado en su habitación.
Con todas sus razones.
Con todos sus errores.
Solo en una habitación vacía,
hablando. A los muertos.
UNA PRONTA RESPUESTA
El guardabosques
con una sonrisa irónica:
"Cazador, la presa
que persigues nunca la veo."
El cazador,
alzando el rifle:
"Shhh. Dios existe tan sólo
en el momento en que lo matas."
PRUDENCIA DEL GUÍA
Aquí donde hemos venido, los ojos
ya pueden ver bastante alrededor.
Bajemos las mochilas. Empujar ahora
y avanzar de nuevo,
más que sabio
podría, pienso, ser un signo
de estupidez en todos nosotros.
Sabrán que a una cierta altura
-es mortal- la rodilla
se debilita con facilidad.
No nos excedamos. la llanura,
aquí en el altiplano, es más
hospitalaria que en cualquier otra parte; es ideal
de hecho (a mitad de camino,
antes de que la mente se vacíe
de todo) para tomar aire.
Hemos caminado,
alegremente, lo suficiente
como para poder sentarnos ahora.
Bebamos entonces,
con calma, y propongamos un brindis.
¡Pero cuidado! No empecemos
a fanfarronear. Todos nosotros conocemos
los lugares de detención, uno por uno.
Pero también -no nos olvidemos.
nuestra deuda con el futuro.
Desde aquí podemos ver
una pendiente entera. Así que
estamos seguros de una cosa.
Esperemos aquí. ¿Qué sabemos,
todos nosotros, acerca de qué nos aguarda
allí, cuando pasemos la cresta?
Hay variadas
murmuraciones. Voces. Bullicios.
Nada más. Así que antes de aventurarnos
saboreemos juntos
esta inusual seguridad.
Giorgio Caproni nació en Livorno en 1912 y vivió con
sus padres en Génova desde 1922 hasta el fin de la Segun-
da Guerra Mundial. En 1935 se convirtió en maestro de es-
cuela primaria. Llamado a filas en el 39, luchó en el frente
occidental y, en el último período de la guerra, junto a los
partisanos anti-fascistas. Después de 1945 trabajó como
maestro de primaria en Roma, escribiendo durante todos
esos años. Murió en 1990.
Siempre fue considerado un outsider, como poeta, ya que
prescindió del elemento autorreferencial y 'hermético' en
su obra, que estaban totalmente de moda durante los años
de la guerra y los posteriores a ella. Como él mismo dije-
ra: "Siempre he sospechado de una poesía que no menciona
por lo menos un vaso o un cordón de zapatos." También ha-
bló de su "horror" tanto de los juegos sintácticos como de
los juegos de palabras conceptuales.
Versión al inglés: Peter de Ville (lamentablemente en este ca-
so no cuento con la versión original en italiano).
FUENTE
Modern Poetry in Translation. New Series / N° 13
Greece. 1998.
Versión del inglés: Robert R. Rivas (c)
5 comentarios:
Estos poemas no son muy buenos, ¿verdad?
Me hiciste sonreír.
He descansado entre los brazos de mis brazos
ya no dormía
era de noche, verano, invierno, de día
un temblor eterno de pensamientos
miedo, amor, miedo, amor
cierra la ventana, abre la ventana
(DORA MAAR)
Esos sí te gustan, ¿verdad?
Ah Ah Ah
Un amor más intenso
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