No hace mucho revelé en una breve nota el magnífico descu-
brimiento de Joseph Stroud. El mismo me condujo a conseguir
un ejemplar del libro del cual provienen estas versiones al cas-
tellano. Se notarán las semejanzas y diferencias con los poemas
publicados en "Procedencia", con la traducción de Shira Ru
benstein. Esos poemas constituyen en realidad un libro com-
pleto de Stroud, titulado "Suite for the Common", y presentan
una estructura de seis versos muy especial, que no se repite en
el resto de la obra del poeta nacido en Glendale, California,
en 1943. Sin embargo los temas, el clima, la mezcla de senci-
llez y erudición, aparecen sembrados a lo ancho de su obra.
Creo que Stroud es un amigo poético de Rolf Jacobsen y de
Tomas Tranströmer.
Esta es una breve selección del libro que reúne la mayoría de
sus poemas. Como lo hiciera con los versos de W.G. Sebald,
volveré de cuando en cuando a agregar notas con mis traduc-
ciones de Stroud. ¡La belleza y la plenitud del sentido contra-
atacan!
Básicamente hay dos maneras de traducir. Esta anotación
puede cortar camino en cuanto a cuál de las dos es la mía:
"La traducción literal más torpe es mil veces más útil que la
paráfrasis más bonita." V. Nabokov.
COSIENDO LA CAMISA DE LA DESDICHA
In memorian:
Kelly Stroud
Inconsolable
*
Como si una palabra pudiese nombrarlo
*
Como si el dolor fuese un hacha
*
Como si un profeta pudiese leer el futuro abriendo
el cuerpo
*
Como si un dios entrase y la desparramase en el tiempo
*
Inconsolable
*
Como si la pena y la angustia y la desolación fuesen hilos
*
Como si este poema fuese una aguja
PRIMER CANTO
Aquella mañana de hace mucho tiempo en la granja de Ruth
cuando me escondí en la glicina
y observé a los colibríes. Pensé
que el rubí o el oro que brillaban en sus gargantas
era la sangre melosa de las flores.
Hundían sus punzantes picos
en una corona de pétalos hasta que sus cabezas
desaparecían. Las flores se difuminaban en alas,
y la respiración que yo escuchaba
eran los finos, conmovedores tallos de la glicina.
Esa noche, con la cara apretada contra la ventana,
miré hacia la oscuridad
donde la luna se ahogaba en los sauces
junto al estanque. Mi corazón, piedra sangre,
se dio vuelta. Esa larga noche, la granja,
aquellos pájaros enjoyados, todos esos años idos.
Los caballos parados quietos y enormes
en la negrura de la travesía de la luna.
POSTALES A COLD MOUNTAIN
MERCADO, KUALA LUMPUR
El chico con el cuchillo de carnicero
con un golpe nítido
corta al cangrejo vivo en dos
mitades muertas
derramando aceitosos
huevos brillantes, pequeños soles
Es una pinza grande cerrando
y abriendo
HOTEL COCKPIT*, SINGAPUR
Una voz "...cogeme....sí..." del cuarto de al lado
Una joven pareja australiana que conocí en el desayuno-
el modo en que ella comía el melón, afeitándolo
con una cuchara hasta que la tierna, verde piel
aparecía brillando
TERRITORIO DEL NORTE, AUSTRALIA
En un Land Rover
cincuenta millas al sudoeste de la Tierra de Arnhem
inmensos pantanos, estanques, diez mil aves acuáticas
el gran pool genético
génesis maravilla
de maravillas
* Cockpit: carlinga del piloto.
INDICACIONES
Qué desgastados, rancios, chatos e infructuosos
Me parecen todos los usos de este mundo.
HAMLET
Tomá un avión a Londres.
Desde King's Cross tomá el tren directo a York.
Alquilá un auto y manejá a través del valle del Nidd,
un camino angosto con altos muros de piedra a cada lado,
y pronto estarás en los pantanos. Hay un pub,
Los Vaqueros, que es templado, un cuarto pequeño,
podés pararte ante el mostrador y beber una pinta de Viejo
Peculier.
Por un momento todo estará bien. Estás de vuelta
en un comienzo. Pronto querrás caminar por la región de
Yorkshire,
entre hondonadas, granjas, región de zarzamoras y nubes.
Caminarás horas. Traerás la frescura
de vuelta a tu vida. Esto es cierto. Podés hacerlo.
Aún ahora, sentado ante tu escritorio, preocupándote, afligido
podés mirar a través de Middlesmoor a Ramsgill,
los bosquecillos, las abadías de luces sesgadas, las colinas,
podés mirar a esa figura que camina hacia Scar House,
las mejillas ruborizadas, chorlitos surgiendo delante suyo,
caminando, haciendo su camino, trabajando su vida, paso
a paso, hacia la gracia.
PRIMER BESO
fue con Sonia en el ropero
una mañana de verano sus padres
fueron a trabajar y los chicos vecinos
estaban jugando a la botellita y
Sonia la hizo girar y se detuvo ante mí
así que nos empujaron adentro del ropero
y ahí estábamos en la oscuridad
ahogados entre las ropas colgantes
nerviosos excitados no sabíamos
cómo besarnos sólo rozamos
nuestros labios y nos agarramos uno al otro
antes de abrir la puerta a nuestros
amigos reunidos alrededor
mientras Sonia y yo mirábamos
desde nuestra nueva altura como si
hubiésemos visto algún secreto
allá en la oscuridad entre
los vestidos de la madre y los pantalones
rígidos del padre algo
impronunciable en las ropas sin cuerpo
las mangas vacías y las piernas de pantalón
colgando y frotando contra nosotros
empujándonos más juntos
en el olor perfumado de
su madre el olor a cigarrillo
y a Cuero Inglés de su padre
mientras Sonia y yo nos asíamos y balancéabamos
nuestros ojos bien cerrados como nuestras bocas
en ese primer beso ciego a tientas
entre los fantasmales miembros
que se agarraban y estremecían a nuestro alrededor
RECUERDO
Para Tim
Es el atardecer
sobre el camino en herradura que corre
a través de las Colinas Griffith.
Dos chicos caminan, del
brazo, bajo las ramas de roble,
madroño, y pino.
Son hermanos yendo a casa
antes de que baje el sol.
Caminá con ellos. Mirá
cómo el más pequeño, el menor
estira el tranco para mantenerse
junto al otro. Hablan
bajito,
habiendo pasado el día buscando serpientes
en las colinas detrás de los fardos de heno
hendidos por flechas disparadas por los adultos
por deporte o esperanza. ¿Porqué
se detienen frente a un árbol
donde pululan las abejas?
En las nudosas raíces ven
un lagarto esmeralda con púas
a lo largo de la espalda. No los despierten.
No es ningún sueño mientras sueñan
un reino que permita una bestia tal.
Coronados y dorados, siguen
su camino a casa, un sonido de campanas,
en la inmensa, callada noche.
ABUELO
Ahora te veo
en un pequeño pueblo de California
dormido bajo higueras, el fruto negro
hinchado y maduro. Tu sombra parece
hundirse en el pasto de la mañana mientras los pimenteros
derraman sus hojas como lluvia
o semillas.
Recuerdo que una mañana de verano
nos sentamos en tu porche, las combadas tablas
salpicadas de agujeros y clavos. Los campos
recién cortados. El estanque bordeado de sauces.
Intentaste decirme porqué mi perra marrón
se había comido sus crías.
Era una mañana de abejas.
Vi cómo la luz cantaba sobre sus alas,
un oro suave convirtiéndose tembloroso en música.
Vos debés haber oído, también,
porque cuando me volví, habías caído en un sueño,
tu garganta zumbando de venas.
Entonces oí esa otra música. Las cigarras.
Las ranas verdes. Mis huesos
palidecieron como la savia de los árboles
mientras me soñaba yendo al corazón del estanque.
Me olvidé de todo lo que había aprendido.
Excepto por tu voz. Ahí abajo..
Cantando acerca del hogar, la muerte, un árbol florecido.
NUDOS
Tratando de atarme los cordones, torpe, sin poder entender
su lógica, hurgando, mientras mi padre está ahí parado,
su rabia creciendo sobre un hijo que ni siquiera puede hacer
la cosa más simple por primera vez, ni siquiera puede dirigir
el nudo para que los zapatos no se le salgan- ¿Vos pensás
que alguien te va a atar los zapatos por el resto de tu vida?-
No, contesto, cuarenta y cinco años más tarde, atándome
el zapato,
las manos temblando con este recuerdo. Mi padre
y todos esos años de infancia sin lograr entender
cómo me amaba, un nudo tan apretado que me ha llevado
toda la vida desatarlo.
CALIGRAFÍA
En Cálgari
he visto a un hombre romperle la espalda a un perro.
Hojas sobre una colina blanca.
El momento como ideograma
que no logro traducir.
El árbol absoluto, real
avergüenza mi vida.
Y Pound cantando qué espléndidas las palabras,
como mármol,
persisten a través del tiempo.
Virtù en el torbellino de la muerte.
Caligrafía de lo que las estaciones le dejan
a la mente.
La ciudad en el corazón
en ruinas.
El perro roto en la calle.
Colina blanca.
Hojas.
A HAN-SHAN
1
A menudo en esta vida
pienso en vos-
matrimonio roto, harto del mundo,
haciendo el traicionero viaje
a Cold Mountain.
Te acercaste más que cualquiera de nosotros
a la piedra, el arroyo, la nube.
A la perla de la mente.
Treinta años solo con el silencio,
riscos,
tu risa y tus lágrimas.
El Gobernador que esperaba sabiduría
envió a sus edecanes adelante
portando regalos y medicinas.
Oh Han-shan,
gritando "¡Ladrones! ¡Ladrones!"
antes de desaparecer
dentro de la montaña.
2
He llegado a la edad
en la que vos abandonaste todo-
esposa, hogar, y amigos-
para iniciar la soledad de Cold Mountain.
He venido todos estos años a esta
ignorancia, este fracaso
para completar aún la más simple de las cosas.
Cada día yo comienzo.
Por la noche estoy pasmado de nuevo
ante la página vacía,
mientras otros, casualmente,
construyen su casa.
Llego finalmente al huerto,
ebrio y desnudo en la lluvia
conducido a casa por una chica.
Cold Mountain
Cold Mountain
está dentro mío.
Han-shan es un poeta chino de fines del siglo VIII y comien-
zos del IX. La traducción literal de su nombre es "Cold Moun-
tain": Montaña Fría. Es el paradigma del poeta-recluso en la
montaña, que abandonó su vida familiar y social. Sus poemas
están fundados en la visión del mundo del Budismo Mahayana:
la convicción de que las experiencias de la vida cotidiana, sean
estas dolorosas o pacíficas, arduas o serenas, son la sustancia
de la cual está hecha la iluminación. "No hay, en otras pala-
bras, ningún Camino por fuera del camino de la vida cotidiana."
(Burton Watson, en "The Columbia Book of Chinese Poetry
From Early Times to the Thirteenth Century".)
FUENTE
Joseph Stroud. Of This World. New and Selected Poems
1966-2006. Copper Canyon Press, 2009.
Versiones al castellano: Robert R. Rivas
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