Ahí viene uno -
de allá tan arriba y tan lejos
Se aviene a bajar de la montaña al pueblo
de montaña
largas horas
de marcha
piernas fibrosas ¿de goma?
anticipándose a la caída brutal de la tarde
sobre todo lo existente
para comprar, canjear en una de esas
un puñado de azúcar
una tacita de hojalata
de alcohol de quemar
Así veíamos suceder las cosas
sólo porque éramos jóvenes
y mirábamos
cómo alrededor nuestro
el tiempo, por decirlo así,
sobraba
y era 'mucho' o 'tanto'
lo que todavía íbamos a ver
a ser
a seguir siendo
Todo esto era verdad:
la plaza, el indio ya trepando el sendero
de montaña que lo llevaba a casa,
los olores, el cambiante color del aire,
las sensaciones abriéndose y cerrándose dentro nuestro.
Nuestros cuerpos, por otra parte,
podrían,
en un caso de extrema necesidad,
de ser completamente imprescindible
prestar todavía testimonio de ello.
1 comentario:
La memoria prodigiosa
No hay olvido
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