1
Espesas nubes bajas
del monzón,
un deleite para este corazón febril.
Temporada de lluvias,
temporada de susurros descontrolados-
¡está regresando el Oscuro!
Ah, inflamado corazón,
Ah cielo rebosante de humedad -
lenguas de rayos primero
y luego truenos,
convulsivas salpicaduras de lluvia,
luego vientos persiguiendo al calor del verano.
Mira dice: "Oscuro,
he esperado,
es hora de llevar mis cantos
de nuevo a la calle."
2
¡Esta infamia, Oh mi Príncipe,
es deliciosa!
Algunos me vilipendian,
otros aplauden,
yo simplemente sigo mi incomprensible camino.
Un sendero delgado como una navaja
pero te encuentras alguna buena gente,
un sendero terrible pero escuchas una palabra verdadera.
¿Volverme?
¿Porque los miserables miran y no ven nada?
Ah el señor de Mira es noble y oscuro,
y los calumniadores
sólo se rastrillan a sí mismos
entre los carbones.
3
Las ciruelas le parecieron
dulces a la iletrada joven de una tribu del desierto.
¡pero qué modales! ¡Para morder cada uno!
Era desgarbada,
De casta inferior, malos modales y sucia,
pero el dios tomó la fruta que
ella había estado chupando.
¿Por qué? Ella sabía amar.
Puede que ella no distinga
el esplendor de la suciedad
pero saboreó el néctar de la pasión.
No conocía ningún Veda,
pero un carruaje la barrió.
Ahora ella retoza en el cielo, apasionadamente
unida a su dios.
El señor de los Tontos Caídos, dice Mira,
salvará a cualquiera
que pueda practicar el éxtasis de esa manera.
Yo misma en un nacimiento anterior
era una joven pastora de vacas
en Gokul.
Versión al inglés: Andrew Schelling
Versión del inglés: Robert R. Rivas (c)
FUENTE
Andrew Schelling. For Love of the Dark One: Songs
of Mirabai. Revised edition, Hohm Press, 1998.
La poesía de la tradición bhakti, de la cual Mirabai es una
de sus figuras más destacadas, comenzó a tomar forma en
la India durante los siglos 8 y 9. Hay documentados cientos,
tal vez miles de poetas pertenecientes a ese movimiento. A
menudo los cantantes-poetas eran miembros de las antiguas
órdenes excluidas de las jerarquías políticas y sociales, y su
aparición pública causaba conmoción tanto en las familias
como en los clanes. Mirabai pertenecía originalmente a una
familia poderosa e influyente, pero después de un matrimo-
nio infeliz, se rehusó a subordinarse a las demandas sociales
y se ganó la hostilidad de la familia del marido. Entonces
abandonó todo y salió descalza a recorrer calles y pueblos
cantando su búsqueda del dios Krishna, dejando atrás el or-
gullo y la riqueza, la religión mediocre, liberándose de la con-
dición servil de viuda que se quiso imponer sobre ella. "Como
en todas las buenas leyendas", dice Schelling, "la suya termina
con su desaparición. Lo único que permaneció -envuelto a los
pies de [una imagen de] su deidad- fueron su túnica y su pelo."
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