Cada vez más lejana:
la montaña que no volveré a ver
Santoka Taneda (1882-1942)
Tal vez -el detalle va cobrando importancia- se despertó
en Ulán Bator. Casi se dice a sí mismo: "¡por supuesto!"
Porque ahí es donde cree recordar que es donde se acostó
la noche anterior.
Pero tampoco es cierto, porque de noche, recién llegado,
no conocía ni reconocía nada.
Ahora, con la fuerte luz de la mañana eso que aparecía ante
sus ojos -el fragmento de ciudad que se puede entrever por
una ventana, los ruidos, la gente en movimiento, le pareció
más extraño todavía. Como si se hubiese dormido despierto
y se despertase soñando.
1 comentario:
Muy bueno
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