martes, 26 de julio de 2022

UN CANTO DE LOS AINUS

 



  Los Ainus ("humanos", en su lengua, como suele suceder con 

tantos pueblos originarios) constituyen un pueblo muy antiguo

de la isla Hokkaidô, al norte de Japón. Sus orígenes se remon-

tan a la última glaciación, hace más de 18.000 años. Se los co-

noce como ezo y como utari (que significa "camarada" en ai-

nu), y que es como prefieren ser llamados hoy en día.

 Recién en 2008, el parlamento japonés aprobó la resolución

de reconocerlos como "un pueblo indígena con su propia len-

gua, religión y cultura."

 Su lengua no tiene casi conexión con ninguna otra, según nos

dice Arthur Waley, salvo, tal vez, las lenguas llamadas paleo-

siberianas, pero con características propias. 

 Su religión es animista, es decir, que creen que todo lo existen-

te tiene un kamuy o 'espíritu divino' en su interior. El más im-

portante es la abuela tierra (el fuego), luego vienen los anima-

les terrestres, los del mar y después todo lo demás. No tienen

ni sacerdotes ni chamanes, desempeñando esa función el jefe

de cada aldea, con rituales y ceremonias sencillas. Su mayor

deidad es Huchi, dios del fuego, y creen que sus espíritus son

inmortales y que después de muertos, algunos son recompen-

sados con el cielo y otros con el infierno.

 Actualmente hay entre 50.000 y 200.000 ainus, aunque son

muy pocos los de 'sangre puramente ainu': la mayoría tiene

mezcla de sangre con los japoneses.


 CANTO


 Yo y mi hermano

 Rabiosos dejamos nuestra casa

 Y sobre las fronteras occidentales

 De otra tierra nos dispusimos a vivir.

 Pero nuestra aldea en el Sara,

 Nuestro viejo hogar, no pudimos olvidarlo;

 La comida no pasaba por nuestras gargantas

 Y cuando nos acostábamos para descansar

 Nuestras lágrimas no dejaban de fluir.

 Sobre nuestra nueva comida

 El moho blanco se extendía y extendía;

 Sobre la antigua comida

 El moho negro se extendía y extendía;

 Entonces un día

 Llorando, solo llorando,

 Lo habíamos pasado los dos,

 "Oh, terrible, hermana mía",

 Me dijo mi hermano a mí,

 "Que hayas tenido que llegar a esto.

 Mira, de nuestra vieja casa una imagen,

 Una forma he tallado.

 Ven aquí y mírala."

 Así me dijo;

 Y luego miré bajo mi manga levantada,

 Y en efecto era así.

 En el medio de las brasas

 Estaba la forma, la imagen,

 De la casa en la que habíamos vivido,

 y así estaba tallada:

 Ahí, tal cual siempre había sido,

 Estaba nuestra aldea, y sobre ella

 Un cielo azul iba, un cielo azul venía-

 ¡Ah, qué felicidad, qué alegría!

 Y el largo estirarse

 Del río de nuestra aldea,

 No puede ser otro,

 La boca del río alta,

 Apuntando hacia lo alto;

 La fuente del río baja,

 Hundida hondo y profundo.

 Mientras pasa,

 ¡Qué parejo, qué liso!

 Las puntas de los sauces

 Tan espesos sobre la orilla,

 Las puntas de los arbustos de avellanas

 Tan espesos en las orillas,

 Los juncos todos creciendo

 Tan espesos en la orilla.

 Y los hombres iniciando 

 La cacería matinal, hombres jóvenes

 Arco en mano, flechas en mano,

 Algunos para acá, otros para allá,

 Partiendo por los senderos de la montaña:

 Las jóvenes muchachas,

 Con la hoz en la mano,

 Saliendo a cortar la hierba,

 A lo largo de los senderos de montaña...

 ¡Verlo todo ante mí,

 Ah qué alegría, qué dicha!

 Pero en un ratito,

 Ya que solo eran brasas,

 Desfalleció, y no quedó nada.

 Y desde entonces, siempre,

 Ninguna comida hemos tomado,

 Ningún bocado de comida,

 Sino que solo lloramos y lloramos;

 Así ha sido para nosotros.





FUENTE


Keith Bosley (General Editor). Poetry of Asia. Five Mille-

nniums of Verse from Thirty-three Languages. Weatherhill,

1979.


 Las tres estupendas fotos de los Ainus provienen del libro

"Vanishing Primitive Man", de Timothy Severin. Editado

por Thames and Hudson, en 1973.


Dice el mismo Waley que hubo dos cosas de los Ainus que 

llamaron la atención de los observadores japoneses desde el

siglo XVIII en adelante: "la riqueza de su literatura oral y el

largo de sus barbas. Su literatura incluye historias en prosa,

cantos, baladas y variadas formas de extensos poemas narra-

tivos."





Versión del inglés: Robert R. Rivas (c).


 

 

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