martes, 5 de diciembre de 2023

AL PRINCIPIO

  



Al principio compraba vestigios de nubes noctilacentes

  los últimos ejemplares vivos de insectos al borde de la

       extinción, de las selvas de Manuvana o de los desier-

       tos de Alajili  (ese verde dorado que se perdería de todos

       modos)

  compraba cálices rotos

  fragmentos de tejidos de frases de hombres drogados en

       cobertizos inmundos de Guam

  compraba planos dibujados en papel-de-sombra del sistema 

       capilar del llanto de las bellísimas mujeres párridas

  lascas de gritos de parto o tortura, de gozantes y de deses-

       perados


 Lo paralizó visitar a Kramm:


  Sin envase alguno: fragancias de la 'locura císmica de Ant-

     mejer', de las 'epilepsias eufóricas de Molberg', de la rarí-

     sima 'esquizofrenia para-minoide de Hegmann', de la 'abu-

     lia abismal de Zolz'

  El asiento de la 'Extenuación Instantánea Regia' de Cármora


  Fluctuaciones del aire congelado (los ooxes)

     y fluctuaciones de aire ardiente (las dinias)


  Fogonazos de recorridas bajo luces vibrátiles de re-

       flectores, silbidos ensordecedores de morteros y lluvia

       de gases venenosos en las trincheras enroscadas y retor-

       cidas de la cuenca del Brühl


  Semillas de tormenta de Pritzl (y granadas de semillas tóxi-

        cas de Staubern)


  Rezagos de las mareas migratorias gigantes del mar de Umbia


  Fragmentos del fenómeno de la súbita pulsión fulminante 

      de los verbos Asnamitas


  Botellitas de las linfas de los sentimientos Ujara y también (!)

        de la apatía escarbadora de Galbinen


  Destellos de la mirada de una miríada de minúsculos artró-

       podos destapados por sorpresa en Flinna (1)


  Pedazos del anti-Wunderkammer: fragmentos entremezclados 

      de atrocidades, muchas de ellas invisibles (e impensables), 

      amontonadas en un rugiente Sebratorum


   Manojos de rayos emergentes de los cadáveres enterrados

       hace milenios en los campos de luna llena de Critchka

       regresando al espacio primigenio


  Esquirlas mnésicas de Hallover-Manteca


  Viras de las inapagables voces internas estridulantes de los

       soñadores de Nyudogumo (2)


   Pantallazos de los quemadores de lenguajes de Adholdt, de

       Prizzina y de Gurgu


  Embriones alterados de las teogonías especulares de al- Hia-

       run


  Trozos de la hulla del fondo de la sustancia humana




 NOTAS


 (1)   Probablemente una realidad metafórica. Es muy factible

que se refiera a las innumerables y minúsculas imágenes de 

dioses -egipcios- que sólo los ojos de los muertos podían ver,

pintadas en el interior de los sarcófagos.


 (2)  Sin duda provenientes de los cadáveres metalizados, una

forma rara de embalsamamiento, de la época del hierro, en la 

que los cuerpos se convertían por larguísimos procedimientos 

que pueden haber llevado más de dos generaciones, en cables, 

viras, zunchos, barras, hilos, espirales y columnas de metal 

herrumbrados desde el naranja al violeta del óxido, destinada

a reproducir minuciosamente una idea excéntrica y perfecta del

funcionamiento de un cuerpo humano. La herrumbre es una

obvia metáfora de la sangre. Algunos lo atribuyen al procedi-

miento sagrado descubierto y transmitido por el dios Annubis,

el perro-chacal.

 Una idea, asociable a todo esto, es la de un personaje de una

novela de Wolf Wondratschek: "Es el pensamiento lo que nos

hace mortales."

  

    

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