En las montañas de la parte sur del estado de Veracruz, en
México, viven (¿vivían?) unos 10 mil indios que hablan en
Sierra Popoluca, una rama del Popoluca de Veracruz, que in-
cluye las tres lenguas de Texistepec, Sayula y Oluta, y que
están vinculadas al Mixe y al Zoque. La civilización occiden-
tal ha ido deshilvanando y disolviendo sus raíces, por supues-
to. El proceso de aculturación, sin embargo, ha sido algo más
lento que en otras regiones. El informe del cual provienen es-
tos mitos y relatos, fue publicado en 1945 por George M Fos-
ter. Los textos conservan, a mi entender, la frescura y la inge-
nuidad de sus orígenes. Es por esa razón que elegí algunos
para reproducirlos aquí.
EL SOL Y LA LUNA
Había una vez una pareja que concibió un hijo. Nombraron
al hijo "Sol" (hama). Pocos años después tuvieron una niña,
muy blanca y hermosa, y la bautizaron "Luna" (poya). Varios
años después los padres murieron dejando huérfanos a sus dos
hijos. Los chicos sufrieron mucho durante varias semanas y al
fin Dios tuvo compasión de ellos y los transportó al cielo. Les
dio la tarea de iluminar la tierra, uno de día y el otro de noche.
EL ECLIPSE
Se dice que el sol es un hombre y que la luna es una mujer
hermosa. El sol ha estado enamorado de la luna desde hace
rato y ya le ha propuesto matrimonio varias veces, pero la lu-
na no está interesada, y no aceptará. Esta situación ha produ-
cido muchas discusiones entre ellos, y mientras se pelean, no
hay luz para la tierra.
LA SEÑAL DE LA MUERTE: LA SIGNIFICACIÓN DE
LOS SUEÑOS
Los Popoluca creen que cuando un individuo sueña con dos
lagartos y una serpiente, no importa qué forma adquieran en
el sueño, es una señal de la muerte. La persona morirá al día
siguiente, o varios días después. Hace ya muchos años esta
creencia fue confirmada. Un hombre que vivía en el pueblo
de Soteapan tuvo su sueño fatal el día anterior a ser golpeado
por la muerte. La mañana siguiente al sueño, la mañana en que
murió, él les contó a su mujer y a sus hijos, que se alteraron
mucho, creyendo que el fin de la vida de su buen padre y mari-
do estaba terminada. Pero, como suele pasar, no faltó un vecino
que les aseguró que no había razones para estar tristes, que esta
creencia no era más que una insignificante superstición de anti-
guos tiempos. Con estas palabras en su oído, el hombre salió
sin ningún temor en absoluto, y le contó su sueño a sus amigos.
Pero cuando regresaba a su casa alrededor del mediodía, sintió
un feo dolor en el corazón, y poco después murió. A causa de
este evento la creencia todavía es mirada con respeto.
Los Popoluca -que es la forma castellanizada de 'popoloca',
un término náhuatl que significa "bárbaros o personas de len-
gua extraña", se llaman a sí mismos NUNTAJ+YI'.
FUENTE
George M. Foster. Sierra Popoluca Folklore and Beliefs.
Univ. of California Press, 1945.
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