En diciembre de 2010, publiqué una serie de poemas de la
-para mí- insuperable Izumi Shikibu. Algo que distingue su
poesía por encima de casi todos los demás poetas (hombres y
mujeres) es que no hace falta elegirlos: son todos bellísimos.
No voy a repetir acá la historia de Izumi, una ferviente ena-
morada de los "hombres incorrectos".
Vivió entre 974 y, tal vez, ya que la fecha de su muerte es
incierta, 1027.
1
Esta noche
mientras cae el granizo
sobre las hojas de bambú
crujiendo, susurrando,
no quiero dormir sola
2
El rocío blanco, un sueño,
esta vida, una ilusión:
todos ellos,
por comparación
duran realmente mucho
3
No existe ningún color
llamado amor
en este mundo,
¡y sin embargo cuan consumadamente
ha teñido mi corazón!
4
Si fuera a olvidarte
a causa de esta infelicidad,
no podría considerar
a este corazón
como propio
5
(A Izumi del Príncipe Atsumichi)
Si yo hablo de amor
pensarás que soy como todos los demás,
pero mi corazón
esta mañana
es incomparable
6
Un cuerpo
pero el corazón deshecho en mil pedazos
muchas
muchas cosas
me afligen
7
Claramente lo notarías:
en mis ojos,
nublados por lágrimas,
la luna del crepúsculo
8
(Dedicado a Naishi, su hija muerta)
¿Por qué te disolviste
en un cielo vacío?
Aún la frágil nieve,
cuando cae,
cae en este mundo
9
Me consolaría verte-
aunque fuera entre relumbres
de relámpagos
en el crepúsculo,
visto, no visto
10
Sin sueños
a lo largo de la noche,
y rompe el día-
entonces los anhelos van
tan lejos como pueden ir los anhelos
11
(Tres personas que pasan a caballo, observando
flores silvestres)
Retenemos las flores
en el pensamiento
mientras pasamos,
abandonándonos
a nuestros impasibles caballos
12
(El protector de Shikibu en la corte era Fujiwara no Michi-
nagam padre de la emperatriz a cuyo servicio estaba Izumi,
y el hombre más poderoso de Japón. Lord Michinaga, vien-
do uno de los abanicos de Shikibu en manos de uno de sus
muchos amantes, lo tomó y escribió sobre él: "Abanico de
una Mujer Flotante". Cuando Shikibu se enteró de esto, a pe-
sar de depender de este despiadado e impredictible destructor
de carreras, le envió, sutilmente, este poema:
Algunos atraviesan en paso del Amor,
algunos no.
A menos que tú seas el vigía aquí,
no es tu derecho
lanzar reprobación
13
¿Realmente
dejaré de ser,
o recordaré
más allá del mundo,
nuestro último encuentro?
14
En una noche
en que la luna brilla
tan intensamente,
los pensamientos impronunciables
del más discreto de los corazones
se hacen visibles
15
En mi soledad
rompo y quemo
pequeñas ramas, chasqueando fuego-
en esta aldea invernal de las montañas,
deseando que aunque sea el humo no parta
16
¿De qué color es
este viento de otoño
que puede teñir
mi cuerpo
con su roce?
17
Si aquel a quien he estado esperando
viniese ahora, ¿qué debo hacer?
El jardín de esta mañana repleto de nieve
es demasiado bello
para que unas pisadas lo estropeen
18
Mirando a la luna
al atardecer,
solitaria, en el medio del cielo,
me conocí completamente,
sin partes olvidadas
19
Amándote
mi corazón puede estallar
en mil pedazos
pero ni uno de ellos
se perderá
20
Te fuiste,
la niebla demorada en el cerco,
y sí,
no podía hacer otra cosa
que quedarme mirando el cielo
21
No hay reposo
para aquel que piensa
en flores jóvenes,
aunque en el corazón
no sople el viento
22
Perdida en mis pensamientos-
hasta la luciérnaga del pantano
parece brotar de mi cuerpo,
como mi alma
23
Usé este cuerpo
añorando
a aquel que no viene.
Es un profundo valle, ahora,
lo que otrora fuera mi corazón.
24
Aunque el viento
sopla terriblemente aquí,
la luz de la luna también se cuela
entre las tablas de madera
de esta casa en ruinas
25
Vivimos en una ensenada
barrida por la marea,
flotando, arrojados.
En tal especie de mundo,
¿por qué aferrarme a colecciones de poemas?
26
¿Habré de dejar esta casa en llamas
de incesante pensamiento
y saborear la única verdad
de la lluvia pura
cayendo sobre mi piel?*
27
(Su último poema)
Salgo de la oscuridad
hacia un camino de oscuridad
iluminada tan sólo por la remota
luna sobre el borde de la montaña
*El poema 26 hace resonar en mí el final de la magnífica
novela de Jean Rhys, Ancho Mar de los Sargazos.
FUENTES
La bibliografía completa figura en la publicación de 2010.
El texto principal del cual proviene la gran mayoría de los
poemas traducidos en esta página es:
Jane Hirshfield/Mariko Aratani. The Ink Dark Moon. Love
Poems by Ono no Komachi and Izumi Shikibu, Women of the
Ancient Court of Japan. Vintage Books, 1990.
Versiones del inglés al castellano: R.R. (c)
3 comentarios:
su profunda sensibilidad nos invade, fresca poesia, gracias Robert
Gracias a vos, Carmen.
Hermosos!
Publicar un comentario