Sueño y soñador recorren,
desparejos,
los extensos, sinuosos,
indefinidos
pasillos
que conducen
a la Cámara Glacial.
Pero allí no hay ninguna clase de frío.
En su lugar, el blanco.
Un color que puede simularse a sí mismo
a la perfección.
"Blanco" podría significar
"cuando no se puede distinguir lo simulado
de lo disimulado,
de lo verdadero".
Y ahí están, en su Cámara Glacial,
numerosas, pero no innumerables,
las vitrinas-féretros de Zunql.
Niños, mujeres, hombres, viejos.
En sus trances
¡Cuántos trances distintos,
todos inmóviles, pero
cada uno con su mirada giratoria!
En la Cámara Glacial no hay pensamientos.
No puede haberlos: se borran al iniciarse.
Múltiples pensamientos más allá de la puerta
Flotando, viboreando, intentando
vana y desesperadamente
entrar.
No, no hace frío.
En realidad, no hay allí ninguna clase de temperatura
La Cámara Glacial es perpetuamente blanca,
pero en ese lugar es siempre de noche
Dicen que hay tres clases de sonidos
que brotan de las vitrinas-féretros,
y que ninguno de ellos es audible.
Alguien, un alguien
va cambiando de posición y de ubicación
tanto las paredes, los pisos y los techos,
como las vitrinas-féretros.
Un detalle más:
los cristales ondulan.
A Zunql hay que, infructuosamente,
adivinarlo.
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