viernes, 7 de febrero de 2020

EL POETA BÚLGARO LYUBOMIR NIKOLOV



   LOS BUEYES DEL ABUELO NIKOLA

  A los bueyes les gusta el pescado.

  Lentamente entramos en la tierra.
  Ellos flotan encima,
  pesada, pesadamente.

 Sus días son las hojas bajo el nogal.
 Sus años son uvas en un barril.

 Ellos tiran de todo:
 el arado,
 la guerra,
 el estado.

 Pueden tirar de una idea ahogada.

 Las herraduras se desgastan.
 Los bueyes no.

 Y yo grito:
 "Eh, Rizhko, Belcho,
 estamos descalzos, los tres.
 La barba incipiente nos pincha.

 Viajemos a través del aire!"



       "TODO EL DÍA"


 Todo el día estuve sacudiendo las nueces. Ya no
 me quedan manos para sacudir otra rama.
 Así que miro como, más liviana que una pluma,
 una hoja amarilleada da vueltas en el aire.
 Da vueltas, ondea por ahí, tiembla
 bajo el sol, ebria de felicidad.
 Mi hoja marchita, qué lentamente estás cayendo,
 qué lentamente estás cayendo,
 qué lentamente cayendo.



  UN ANTIGUO CEMENTERIO EN NEBRASKA

  Los nombres se volvieron apenas legibles
  La piedra ha comenzado a olvidarse.



   MAÑANA

 El universo se ha quedado profundamente dormido
 como una joven abeja en la miel marrón oscuro del 
                                                             [año pasado.
 Pero la graciosa mano de Dios
 toca cada colmena, una por una.

 Y las abejas están zumbando en la rosada oscuridad.
 Sobre el tomillo silvestre cuelga en brillo de niebla azulada.
 Ah, momentos previos al amanecer, cuando la vida
 parece tolerable de nuevo.




 LYUBOMIR NIKOLOV nació en la región de Vidin 
de Bulgaria en 1954. Estudió periodismo en la Universidad
de Sofía. Sus poemas están llenos de frescura, una clase de
frescura que algunos encuentran Oriental.


 El poema "Todo el día", tiene una bella conexión con  el
famoso -si es que se lo puede llamar así, ya que la fama de
los poetas es un título que no cesa de perder valor en el mer-
cado, día a día- poema de Bronislaw Maj, "Una hoja".

 Una hoja, una de las últimas, cayó de una rama de arce,
 va dando vueltas en el claro aire de Octubre, cae
 sobre una pila de otras hojas, se vuelve quieta y oscura. 
 Nadie admiró su emocionante lucha con el viento,
 nadie siguió su vuelo, nadie la distinguiría ahora
 yaciendo entre otras hojas, nadie había visto
 lo que yo vi, nadie, estoy
 solo.


 Los poemas de Nikolov fueron vertidos al inglés por
Ewald Osers; el de Maj fue traducido del polaco al in-
glés por Adam Czerniawski.

 Todos los textos se encuentran en el mismo libro:
 Child of Europe. A New Anthology of East European
Poetry. Edited by Michael March. Penguin, 1990.



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