Esta es una antología de la poesía japonesa de posguerra.
A la riquísima tradición de la poesía japonesa, que siempre
ocupó un lugar en la vida de la gente común, se le ha cruza-
do la Segunda Guerra Mundial, y la consiguiente mestiza-
ción intelectual con la poesía occidental. Los grandes escri-
tores japoneses del siglo XX han sido sin duda sus novelis-
tas: Kenzaburo Oé, Osamu Dazai, Ryonosuke Akutagawa
(que también escribió poesía, pero lamentablemente la úni-
ca versión que ha llegado a las orillas del castellano fue
hecha y deshecha ¡en rima!), Yasunari Kawabata, Yukio
Mishima... y podríamos agregar al genial Kazuo Ishiguro,
aunque haya migrado con su familia a Londres cuando só-
lo tenía 6 años de edad y escriba en inglés, ya que sus pa-
dres son japoneses y sus primeras obras se ubican en su
país natal, incluyendo la que más me ha gustado: Cuando
éramos huérfanos.
Sin embargo esta pequeña antología rescata a varios
poetas japoneses cuya fama raramente ha trascendido las
fronteras de su país. El libro en inglés del cual provienen:
Like Underground Water. The Poetry of Mid-Twentieth
Century Japan, de Naoshi Koriyama y Edward
Lueders, editado por Copper Canyon Press en 1995, reúne
a 81 poetas de esa nacionalidad.
He aquí mis versiones al castellano. En los casos en los
que se señala entre paréntesis la fecha de nacimiento y no
la de muerte es porque no he podido ubicar ese dato. Aque-
llos poetas en los que señalé la fecha de nacimiento prece-
dida de la abreviatura n., están vivos.
NISHIWAKI JUNZABURO (1894-1982)
EL SOL
La campiña en Calmojin produce mármol.
Una vez pasé el verano ahí.
No hay alondras, ni serpientes tampoco.
Sólo el sol se alza del monte de ciruelos verdes
y se sumerge de nuevo en el monte.
Un chico atrapó un delfín en un riachuelo y se reía.
PASTOR EN CAPRI
Aun en la mañana primaveral
mi pipa siciliana produce un sonido de otoño,
rastreando pensamientos de hace varios milenios.
SAGA NOBUYUKI (1902-)
FUEGO
Por favor no lo apagues, nunca-
el fuego que sale de mí hacia vos.
Es el único fuego de mi vida.
Un gran pájaro bajó en picada al hondo valle
entre la muerte y yo y lo arrancó.
Ese pequeño fuego no te exige nada.
Te protege con perfecta abnegación,
obstruyendo el acercamiento de algún otro hacia vos.
Y ahora estás parada rigurosamente desnuda
sosteniendo el fuego en la escalera -
en la interminable escalera que conduce al cuarto de arriba.
YAMONOGUCHI BAKU (1903-1963)
UNA ESCENA SOBRE OKINAWA
En el patio de allá
los gallos de riña siempre están sedientos de sangre.
Cada uno se pavonea
en su jaula,
espabilando sus hombros,
mostrándose bastante confiado,
esperando con impaciencia
por el día en que luchará.
El anciano de la familia Akamine se sienta
al borde de la veranda cada mañana,
sosteniendo su bandeja de tabaco,
y fijándose si los gallos están bien.
Esta mañana, como siempre, está al borde de la veranda.
Su pipa debe de haberse tapado
y la golpea sobre la bandeja.
Los gallos de riña alzan sus cabezas
al unísono
ante el sonido.
AKIYA YUTAKA (1922-)
PAÍS DEL NORTE
En lo profundo de susurrantes bosques cortavientos
la pálida niebla está congelada
en los ojos de un pato salvaje derribado.
Acabo de escribir mi deplorable historia personal,
empapado en la fresca luz de la lámpara.
Durante toda la noche el pato salvaje, no del todo muerto,
bate sus alas en el pasto seco,
y yo sólo sigo revolviéndome en mi cama.
[Asociación inter-japonesa de mi parte. Escribe Kenzaburo
Oé, en Una cuestión personal, una de sus geniales novelas
centradas en el tema de su hijo discapacitado, Hikari Oé:
desnuda y acostada en un colchón de caucho, con los ojos
cerrados como los de un faisán abatido del cielo por un
disparo.]
KURODA KIO (1926-1984)
PELO
Era cerca del invierno
y era después del atardecer.
Ella estaba peinándose el pelo,
negro,
y fluyente,
pero yo no podía verlas ni a ella ni a la noche.
Ella es una con la oscuridad, pensé.
Ella se está peinando el pelo, pensé.
TAMURA RYUICHI (1923-1998)
HOYA
El pueblo de Hoya está ahora
en otoño.
Ahora estoy
en pena.
Mi corazón tiene buena razón y profundamente-enraizada
[causa
para estar en pena.
El sofocante verano ha pasado por fin.
El viento de otoño sopla de una punta de las Llanuras de
[Musahino a la otra.
En este punto de las oscuras Llanuras de Musahino, las
[silenciosas Llanuras de Musahino,
se posa mi pequeña casa.
En esta pequeña casa
está mi pequeño cuarto
En este pequeño cuarto
enciendo una pequeña lámpara
y trabajo con mi estar en pena
hasta que la cada vez más intensa pena de mi corazón
[hecha raíz
en el suelo y crece tan enorme
como el árbol keyaki del lóbrego jardín del fondo.
KIHARA KOICHI (1922-1979)
¿DE DÓNDE VIENES?
¿de dónde vienes?
de una piedra ciega
de los envueltos pétalos de un capullo de rosa sin abrir
¿dónde estás?
delante de un espejo que refleja gente moribunda
delante de un espejo que refleja a aquellos que nacen
¿adónde irás?
a una altura que ni siquiera los aleteantes pájaros alcanzan
a una profundidad que ni siquiera los peces del mar pueden
[sondear
AYUKAWA NOBUO (1920-1986)
DESPUÉS DEL VERANO
1
Un frío viento marino
sopla sobre un frío espejo
2
el cielo es azul y alto y lejano
las gaviotas tal vez
encuentren su propia sombra en las piedras rotas
3
dejando atrás una sonrisa solitaria
una mujer ha partido sin decir adiós
pronto las olas atacarán
y barrerán la figura de un hombre de la orilla
4
tiraré cualquier sueño que tenga
la vida es una sombra que camina
una pisada sobre arenas derrumbadas
el hueso blanco
de un pescado que ha muerto, atrapado por la orilla
5
una vela blanca flota lejos
NAKAI HIDEO (1922-1993)
MÚSICA
Mientras vivía
nunca supe
que lo que tocaba
era una canción tan amable
sólo mi oído sabía
y ahora
sólo mi oído se acuerda
que una vez estuve vivo
y que alguna vez
hasta lo palpé
con mis dedos
NAKA TARO (1922-2014)
PAISAJE URBANO
En la calle silenciosa
no hay ningún sonido seco de zapatos pasando como
[sombras
sobre el pavimento.
Las casas paradas una junta a la otra tienen las persianas
[bajas.
¿Adónde han ido todas las hojas muertas que solían crujir
[en el dorado polvo?
¿Adónde se ha ido el pálido rostro de la mujer enferma y
[demacrada
que solía mirar a la calle todo el día desde el balcón del
[segundo piso?
Las puertas de los edificios marrones permanecen selladas.
Desoladamente, los huesos de las ramas de los árboles tocan
[el cielo.
Dios, ya nadie dice tu honorable nombre.
El mar se derrama amplio sobre los techos de zinc,
y una bandera invisible aletea bruscamente en un capitel.
TANIKAWA SHUNTARO n.1931
ANÓNIMO IV
Sobre el cuerpo de un gato recién atropellado,
cae el sol de la tarde.
El alma podría merodear ahí para siempre,
si así lo deseara.
Pero se aleja flotando en un instante,
dejando tanto,
en silencio...
No podemos terminar de hablar de nada,
no importa cuan pequeño sea.
El contenido del silencio no
es otra cosa que palabras...
el borde de una nube brillando oro...
el señuelo
de la música...
YASUMIZU TOSHIKAZU (1931-)
EL PÁJARO
Ahí va un pájaro,
una criatura atada al cielo,
un objeto obligado a moverse,
una roca arrojada
por una mano maligna
desde el otro lado del mundo.
TAKADA TOSHIKO (1914-1989)
LA PLAYA
Un niño montado en un caballo
cruza la playa.
La cola del caballo
oscila a lo largo del horizonte.
Yo levanto caracoles y los apilo en mis pechos-
mi tumba.
Yaciendo en la arena,
sonrío.
AIDA TSUNAO (1914-1990)
PATO SALVAJE
¿Dijo el pato salvaje,
"Nuca te conviertas en un pato salvaje",
en ese momento?
No.
Desplumamos al pájaro,
quemamos su pelo,
asamos su carne y la devoramos,
y, lamiéndonos los labios,
comenzamos a alejarnos del marjal
donde colgaba una niebla de atardecer,
cuando oímos una voz:
"Todavía podrían mascar
mis huesos."
Miramos hacia atrás
y vimos la risotada del pato salvaje
y su reluciente espinazo.
SUGAWARA KATSUMI (1911-1988)
DEL OTRO LADO DE LA NOCHE
Mientras escucho a los insectos,
parece haber un mundo pacífico
del otro lado de la noche,
y parecen estar viviendo
una vida armoniosa allí.
Yo, también, espero atravesar la oscura noche
a un lugar más radiante.
UNA NOCHE OSCURA
En una habitación en la que no hay nadie más,
mi traje cuelga completamente solo.
Mi propio yo,
todo gastado, cuelga de la pared.
Hasta la luz eléctrica parece tenue esta noche.
TOMIOKA TAEKO n. 1935
SÓLO ENTRE NOSOTROS DOS(*)
Tú harás el té
y yo haré las tostadas.
Mientras tanto
a veces notamos la luna roja y brillante
temprano en la noche,
y a veces recibimos una visita,
que nunca regresará.
Cerramos la persiana y la trabamos,
y hacemos té y hacemos tostadas
y hablamos como de costumbre
acerca de la posibilidad eventual
de que tú me entierres a mí
o de que yo te entierre a ti en el jardín,
y saldremos a comprar comida como de costumbre.
El tiempo vendrá
cuando tú o yo enterraremos
a ti o a mí
y el que permanezca sorberá el té.
Y sólo entonces por primera vez el uno rehusará hablar.
Tu libertad ha sido
como el cuento narrado por un idiota.
TSUJI YUKIO (1939-2000)
FLORES
sobre la pendiente del terraplén
al costado
de la vía del tren
de la Estación Ochanomizu
florecen
muchas pequeñas florecitas amarillas
en primavera
a la mañana
apretando nuestras caras
contra las ventanillas del tren
las miramos
NAKAE TOSHIO n. 1933
UNA CANCIÓN DE AMOR
Quiero comerme a esta mujer,
quiero comérmela entera,
sin nada de azúcar,
sin cocinarla.
Quiero comérmela cruda y viva.
Quiero cortarle la cabeza a esta mujer.
Quiero arrancarle los miembros.
Quiero sacarle los pechos.
Quiero arrancarle el pelo.
Quiero quedármela toda para mí.
Quiero comerme su canción.
Quiero comerme los campos de trigo.
Quiero comerme los árboles.
Quiero comerme las flores de canola.
Quiero comerme la primavera.
Quiero matar a su hombre.
Los peces que nadan en ella, los gusanos que reptan,
las serpientes que culebrean, el diminuto rinoceronte-
sacando todo esto de ella,
quiero dejarla vivir.
Quiero invitar al sol a entrar en esta mujer.
Quiero chupar el espíritu de esta mujer.
Quiero agarrar las nubes.
Quiero capturar el cielo.
Quiero derribar la luna.
Quiero arrancar las estrellas.
Quiero estar con esta mujer.
Quiero protegerla.
Quiero comerme a su padre, madre, y hermanos.
Quiero comerme hasta al dios al que no puedo esperar
[consumir
no importa cuánto coma.
KORA RUMIKO n. 1932
UN SONIDO DEL MAR
Cuando siento llenarse mis dos pechos
silenciosamente,
oigo un pequeño sonido del mar
en la distancia.
El mar fluye desde el otro lado
de la Tierra, tironeado por la luna,
y las olas que ondulan eternamente bañan
mi arenosa playa.
Así permanezco esperando,
esperando para siempre,
a que mi marido y mis hijos vengan corriendo
y jueguen en la orilla de sueño de mi mundo.
KISARAGI SHIN (1920-)
ACERCA DEL TIEMPO
Cuando se alfilerea una mariposa, un arroyo de tiempo
[se detiene.
Pero eso no es todo. Como un arroyo de montaña
rodeando una roca, el otro arroyo de tiempo sigue fluyendo.
El tiempo puede viajar rápido o despacio, angosto o ancho.
Una voz invisible urge, "Apúrate... apúrate... apúrate..."
Pero todo depende de la topografía.
Las matemáticas asumen que el tiempo viaja a una velo-
[cidad uniforme. Así que
las matemáticas se equivocan. El tiempo
puede viajar rápido o despacio. Cuando las matemáticas en-
[tran en juego
todo se vuelve incorrecto.
Una extensión de tiempo puede ser medida con un reloj,
pero su velocidad no puede medirse. Cuando la guerra
proyectada en una película se detiene, un comediante mues-
[tra su rostro
desde un rincón. En ese punto, el tiempo se detiene.
Cuando la noticia es escritas con lápiz sobre papel áspero,
la noticia muere.
Cuando las rotativas se detienen,
revive.
"El muerto es joven para siempre", cree
la pobre madre por sí misma. El mar con algas flotantes
humedece su monólogo.
El tiempo comienza a fluir torrencialmente como lágrimas.
Hay verdad en el monólogo, pero el tiempo no tiene nada
[que ver con el sentimiento
Fluye alrededor de la roca. No se puede hacer nada con la
[topografía.
FUENTE
(*) Una curiosa coincidencia. Después de publicar esta
nota, anoche, comencé a leer los Diarios, 1954-1991 de
Abelardo Castillo, y me encuentro con este par de párra-
fos.
"¿Es, en realidad, el amor más fuerte que la muerte? Ella
copió de Los cuadernos... [se refiere a Los cuadernos y las
poesías de André Walter, de André Gide]... esa afirmación."
"El amor, dice Sartre, es un proyecto humano compartido.
Pero si uno de los amantes se encuentra ante una pared -
la pared de la muerte- que le impide proyectarse hacia el
futuro, ya nada le queda en común con el otro amante cu-
ya libertad de proyectarse continúa avanzando."
Me parecieron interesantes tanto la coincidencia del tema
del poema de Tomioka Taeko, como la pregunta acerca de
si el amor predomina sobre la muerte o ésta sobre aquella,
como también descubrir que en estos tempranísimos escritos
de Castillo (esto lo escribió a los 18 años), hay sembradas
varias joyas.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
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3 comentarios:
Maravillosos poemas. Gracias una vez más.
¿Dónde puedo conseguir más poesía de Sugawara katsumi? Qué maravilloso...Todos en general, pero ese en especial.
Hola. Gracias por tu comentario. Tengo que encontrar el libro para ver si hay más poemas de Katsumi. pero fuera de esta antología que me sirvió de fuente de estos poemas, no podría citarte ningún otro.
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